Capítulo 86
Para Lucía, cualquier cosa que se dijera o hiciera parecía ser una excusa para ocultar algo. Después de una espera de aproximadamente cuarenta minutos, apareció el mensaje de Gabriel.

—Baja —escribió él, siendo directo y conciso.

—Anda, ve corriendo a los brazos de tu amado —dijo Lucía con un gesto despreocupado cuando vio que Ana se levantaba, sin darle tiempo a decir nada.

Ana solo pudo suspirar con resignación, pensando que a veces sería mejor si la gente mantuviera la boca cerrada.

Abajo, Gabriel esperaba apoyado contra su auto, su abrigo negro acentuando su figura esbelta. Al escuchar los pasos, levantó la cabeza que mantenía ligeramente inclinada, revelando sus rasgos refinados y atractivos bajo el cabello negro, mientras sus lentes con montura dorada le conferían un aire distinguido y elegante.

—¿Señor Urquiza, necesitaba verme? —preguntó Ana cortésmente, conteniendo su asombro ante su presencia.

—Carlos me pidió que viniera por ti.

Ana guardó silencio, recordando que Carlos hab
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