Ella se mordió el labio, al darse cuenta de que había tomado una decisión de manera impulsiva, no había pensado que Alberto, estaba dentro esperando terminar su turno, para poder celebrar su cumpleaños, pero la noche estaba avanzando, había estado sola y aburrida.
- ¿Podríamos tomar esa copa, después de cambiarme? - señalo el desastre que era su ropa. Sus mejillas se tiñeron de rojo
- Sólo iremos a mi casa por ropa y luego puedo llevarte a donde tú quieras – respiro profundo antes de aceptar y salir detrás del desconocido, mientras escribía un corto mensaje para su novio. El aire frio de la noche le hizo estremecerse, observo el perfil del hombre mayor, era totalmente un desconocido cuestionando momentáneamente su cordura
- Bruno Torrebiarte – se presentó, como si pudiera leer la mente de la chica frente a él
- Ángela Beltrán – Bruno, le sonrió en respuesta, mientras se preguntaba si podía ser hija de alguno de sus amigos, su ropa era de marca y su gusto por la moda no podía discutirse. Negó por un momento, esto no era típico de él, debía culpar a su cita fallida de esa noche y los tragos que se había tomado. La sonrisa que Ángela le dedico, causó revuelo en tu interior, hacia tanto tiempo que se había permitido sentir algo más que deseo físico por una mujer, su tiempo se había invertido en los negocios, hasta el día de hoy, su corazón latió fuerte cuando su mano tomó las de la chica.
Ángela sonrió de una manera tan sexy que hizo su cuerpo doler, trato de ignorar las emociones que provocaban en él, abrió la puerta del copiloto de su Aston Martin DB11, color gris plata. Ángela, sonrió mientras él rodeaba el auto, había decidido su destino, seduciría a Bruno Torrebiarte, sin importar el costo, estaba cansada de vivir en la pobreza, cansada de esperar llegar a ser una profesional en Economía mientras su estómago dolía de hambre.
Bruno, condujo su auto, hasta su casa, la pista estuvo desierta, lo que le permitió mirar de perfil a su acompañante, tenía un bello rostro, su maquillaje no era en absoluto exagerado, parecía más natural, su vestimenta, tampoco era tan llamativa, pero de buen gusto, se preguntó nuevamente si no estaría llevándose a la hija de alguien conocido, amigo, socio o incluso la hija de algún enemigo comercial
Ángela, contuvo la respiración al entrar por las rejas de la casa de Bruno, en su vida nunca había visto algo tan impresionante, sin embargo logro que la impresión no se reflejara en su rostro, no cuando se supone que ella estaba acostumbrada a esto y más, no podría explicar que su ropa de marca era producto de un delito.
- Tienes una casa impresionante – Bruno, sonrió mientras abría la puerta del coche, para que ella pudiera salir
- Gracias – musitó, se sentía nerviosa, Bruno, era realmente un desconocido, estaba arriesgando mucho, más bien todo con tal de salir de la miseria.
- Tus padres pueden molestarse si llegas tarde – Bruno, inserto la llave en la puerta principal, se adentró un poco lo suficiente, para encender las luces. Si por dentro la casa era preciosa, por dentro, todo gritaba dinero, el enorme ventanal, daba al jardín, los sofás grises, con almohadones a juego, la mesita de centro en madera y vidrió, las lámparas colgantes y de piso, tenía la impresión de que fueron bañados en oro, por supuesto era solo su impresión
- ¿Ángela? - Bruno, deseaba cambiarse la ropa, el silenció de la chica, evito que saliera a su habitación
- Perdón ¿Qué me decías? – se regañó mentalmente, debía parecer una chica tonta, que no tenía idea de nada
- te preguntaba sobre tus padres – se aflojo la camisa ante la mirada atenta de Ángela
- No te preocupes, no tengo padres
- Siento lo de tus padres – él, le mostro el camino hacía el pequeño bar en una esquina de la sala
- Gracias, sucedió hace muchos años, he aprendido a vivir sola, tengo un trabajo y también estudio Economía – se acomodó en el lujoso sofá, fue tan suave que casi le hizo suspirar
- Aun así, lo lamento, subiré a cambiarme la ropa y luego podremos ir por esa copa – Ángela asintió, mientras el subió por las escaleras de mármol con el barandal hecho de madera color chocolate, suspiró, nunca en su vida había estado siquiera en la puerta de una casa como la de Bruno.
Bruno, escogió algo no tan formal, jeans y una camisa negra tipo polo, que resaltaba su tono de piel.
Ángela, se paseó por la sala, observando cada detalle, imaginándose lo que sería vivir en una cosa como esas, tener tarjetas de crédito, gastar sin miedo por que llegará el día de mañana. Continúo su inspección por unos momentos, hasta que los pasos de Bruno le indicaron que había vuelto.
- ¿Y bien? ¿Has decidido a dónde quieres ir? – Ángela, se giró para verlo, se veía realmente guapo con su ropa menos formal su chaquete de cuero BLANKNYC, en tono color negro hacía resaltar su cremosa piel ¿Cuántos años tendría? Se preguntó
- Si no te importa ¿podemos beber ese trago aquí? – de repente se le antojo mucho la idea de quedarse en casa, Bruno, no tendría oportunidad de poner los ojos en alguna otra chica.
- Por supuesto, ¿Qué te sirvo? ¿Whisky, Vodka, Tequila? – ofreció mientras, observaba a su invitada, sus ojos se habían teñido de tristeza
- Un tequila estaría bien – no había bebido ninguna de las tres opciones, así que se decantó por el tequila
- ¿Te sucede algo?, noto cierto aire de melancolía en tus ojos – ella, levanto la mirada, mientras él servía el tequila
- Hoy es mi cumpleaños y desde que mis padres murieron, siempre he estado sola, aunque este rodeada de gente como hoy en el Antro, no estaba acompañada de nadie – mintió
- Vamos a celebrarlo – Bruno, se acercó con la bandeja de tequileros, limón y sal como acompañante
- ¿Harías eso por mí?
- Por supuesto, podemos beber esta ronda aquí y luego ir a otro sitio – Ángela, sonrió antes de responder
- Es tarde, cerca de las dos de la mañana – señalo el reloj – dudo que algún sitio este abierto – imitó a Bruno y bebió el tequila en un solo trago, sus ojos ardieron ante el fuego que sintió en su garganta, dejo de respirar momentáneamente
¿Estás bien? – Bruno, pudo notar sus ojos llorosos
- Sí, creo que fui muy deprisa - no tenía otra cosa que decir
- Porque este cumpleaños sea distinto – ambos levantaron un chupito más, brindaron antes de beber, el segundo resulto ser más tolerable, bebieron un par de chupitos más antes de que se preguntara ¿si la echaría de su casa? No sabía siquiera la ubicación de la casa de Bruno, conseguir un micro a esa hora sería imposible, volver su mugrienta habitación, ni siquiera quería pensarlo.
Bruno, no se alteró cuando Ángela se acercó a él, su pierna rozaba con la suya
- ¿Qué sucede? – el calor del cuerpo de la chica, sumado a sus tragos, calentaron su cuerpo de una manera casi dolorosa
- Estar contigo, no es algo que hubiese podido imaginar, cuando abrí los ojos esta mañana, pero sin duda ha sido el mejor encuentro que he podido tener, gracias Bruno – tenía que despedirse o al menos fingiría despedirse, estaba deseando que ese hombre la invitara a su cama
- No suelo frecuentar esos lugares, tenía una cita, pero nunca llegó, ¿podríamos pensar que ha sido cosa del destino?
- Podemos – Ángela, se acercó lo suficiente como para dejar un beso en la comisura de los labios de Bruno, quien contuvo la respiración ante tal acto
- Ángela – él se apartó un poco, lo suficiente para hablar sin verse tentado a tomar sus labios entre los suyos
- Lo siento – se disculpó mordiéndose los labios, temiendo arruinar su única oportunidad
- Puedes quedarte a dormir esta noche, te llevaré a casa mañana por la mañana – no había sido fácil tomar el control de sus emociones, deseaba tomarla entre sus brazos, hacerla suya, sus labios eran una tentación, pero él no era un chiquillo y era consiente que la diferencia de edades entre ellos podría ser un problema el día de mañana.
- ¿Contigo? – sus ojos empezaban a cerrarse, el alcohol empezaba a dominar sus sentidos
Bruno, la cogió entre sus brazos, cuando ella se desvaneció, intuía que no tenía experiencia con el tequila, sonrió, era prácticamente una niña que bien podría ser su hija “pero no lo es” le gritó su conciencia, la recostó en una de las habitaciones de invitados estuvo tentado de quitar la ropa de su cuerpo para que pudiera dormir comoda, pero se abstuvo, no sería lo correcto, la chica parecía demasiado inocente y e no sería un pervertido abusando de ella y su estado, cubrió su cuerpo con las sabanas, le dejo un beso en la mejilla, apago la luz y la dejo sola…
Ángela, se removió en la suavidad de la cama, nunca en su vida había dormido tan cómodamente, abrió sus ojos para ver la lujosa habitación donde se encontraba, trato de recordar lo que sucedió en la madrugada, pero recordaba poco, levanto la sabanas para ver su cuerpo, cubierto con su ropa del día anterior, no sabía si eso era bueno o malo para sus planes, ahora con la luz del día y su mente despejada, la idea de conquistar a Bruno Torrebiarte se reafirmó en su mente, era esto lo que deseaba, vivir de esta manera, no tener que preocuparse por levantarse a la hora, para salir a su trabajo de miedo tiempo mal pagado, comiendo pan de varios días, estirando los centavos para pagar alquiler y matricula, estaba cansada, a pesar de su situación había trato de vivir sin tener que vender su cuerpo por tres pesos, pero esto era totalmente diferente, Bruno no era el dueño de una panad
La tarde finalmente termino, estaba desesperada, esperaba el mensaje de Bruno, para salir corriendo, no quería encontrarse con Alberto. El sonido de su móvil hizo que revisara rápidamente, era un mensaje de su novio- “también te amo” – tecleó rápidamente, mientras bajaba las escaleras, el móvil volvió a sonar- “Estoy fuera” – camino más rápido para ir al encuentro de Bruno.- “Voy bajando”- “Lo lamento, no podré verte hoy, tengo un proyecto con mis compañeros, te amo” – envió el mensaje, le estaba mintiendo, pero no quería renunciar a Alberto sin saber a dónde llevaría esto que empezaba con Bruno, borró el mensaje, antes de salir del edificio y coloco en modo silencio su móvil.- Hola &ndas
Se removió inquieta en su lugar, no podía apartar las imágenes de Bruno y ella enredados haciendo el amor hasta el amanecer, sus cuerpos sudados, un fin de semana lleno de placer. Levanto su brazo un reloj Lady Datejust, adornaba su muñeca, mordió su labio al recordar el momento exacto en el que Bruno, se lo dio como un regalo de cumpleaños, esta era la vida que deseaba, a la que no estaba dispuesta a renunciar, no volvería a dormir en una cama dura jamás, mucho menos por preocuparse de lo siguiente que comería, hoy había tenido un delicioso desayuno, al volver a la habitación por sus cosas para asistir a la Universidad se encontró con un lindo Jeans celeste, una blusa de tirantes en color blanco y una linda chaqueta negra, Bruno tenía un justo exquisito y ella podía acostumbrase fácilmente, para rematar su mañana, la llevo hasta la puerta de la Universidad en un Porsche T
Suspiró cansada, había por fin terminado de lavar su ropa ¡a mano! – no podía darse ningún lujo por el momento, se repetía, su obsesión por Bruno, estaba aumentando había visto su mensaje disculpándose, no había respondido enseguida, se había levantado cerca de las cinco de la mañana, hoy no tenía clases hasta después del almuerzo, así inicio trazando su plan, tenía una semana para salir de su mugre vivienda, una semana para enamorarlo…Después de darse un baño escogió un vestido casual de tirante que amoldaba su impresionante figura, no sabía si, su cuerpo era natural o era el resultado de los días de ayuno forzados, sobreviviendo a base de agua, reviso su monedero tenía el pago de la tarde de ayer, suspiro, haría algo suicida con ese dinero, pero valdría la pena si tenía resultados, su est&
Después de que el chofer de la empresa la dejara en las puertas de la universidad se concentró, en sus clases, moría de hambre, no había probado más que una botella de agua y un bollo, pero sabía que había valido la pena…- Hola amor – Alberto le dio un susto, estaba concentrado recordando el rostro de placer de Bruno, su juventud era una de las cosas que tenía a su favor e iba a usarlo- Hola – saludo, no fue el tono cariñoso de siempre, Alberto era su novio, pero…- Por más que trates de ocultarlo, no podrás – esas palabras le hicieron girar en su dirección, ¿se había dado cuenta? ¿Lo sabía?- ¿Qué? – la duda se instaló en ella, pero si tuviera que elegir entre Bruno y Alberto, debía disculparse con él y marcharse, Bruno era lo que ella necesitaba- Estás mo
Volvieron a la Casa de Bruno, apenas entraron, Bruno, la tomó de la cintura y la atrajo hacia su cuerpo, el beso fue demandante, su lengua pedía permiso para entrar y ella no se lo negó, su cuerpo estaba en llamas, esto no era parte del plan, pero no podía contenerse, bastaba con que Bruno, tocara sus puntos sensibles para estar deseosa de más, Bruno, era su primera vez y ella parecía una adicta, deseando en todo momento su próxima dosis.Se separó al darse cuenta, pero no fue por mucho tiempo, Bruno, la condujo a su habitación, no era la habitación de invitados donde había dormido la primera noche, ni donde habían hecho el amor todo un fin de semana, no, no era esa habitación, Bruno la condujo a la habitación principal, su corazón latió fuerte, esto tenía que significar algo, tenía que significar que no volvería a su cuarto inmundo nunca
La primera semana de su nueva vida paso tan rápido que se lamentó no poder hacer que fuera lento para disfrutar cada bendito segundo de lo que estaba viviendo, no iba a engañarse, si Bruno, llegaba a darse cuenta que lo estaba engañando, la echaría sin contemplación, así que su cabeza empezó a fabricar planes y más planes para evitarlo, lo primero sería hablar con Gustavo y darle fin a su relación, no lo había visto en toda la semana, Zacarías la llevaba y traía a casa todo los días, la noches pasaba entre las sabanas de Bruno, no tenía queja el sexo era fantástico y los lujos algo de lo que no podía cansarse. Bruno, había dicho que tenía una sorpresa para ella, el fin de semana, así que trato de prepararse, asistiría a su última clase de la semana, no tenía que preocuparse por su beca, dentro de poco tendr&iacu
Estaba impresionada con la belleza de Río Dulce, nunca antes había viajado excepto el día que dejo su pueblo en el oriente del país cuando tenía quince años, no había tenido oportunidad de ver las maravillas que existía en su país.- ¿Has estado aquí antes? – Bruno, se había sorprendido de que la fascinación en los ojos grises- No, no había tenido la oportunidad, es hermoso, gracias Bruno – se acercó, cruzo sus manos detrás del cuello del mayor y beso sus labios, no era un beso pasional como los que intercambiaban, no era un beso de seducción, era un beso ¿de qué? No lo sabía con exactitud y tuvo miedo, mucho miedo de analizar lo que sentía, así que se limitó a disfrutar sin pensar, sin dudar más.La Cabaña de madera, con el techo de paja, las lámparas estilo colon