Volvieron a la Casa de Bruno, apenas entraron, Bruno, la tomó de la cintura y la atrajo hacia su cuerpo, el beso fue demandante, su lengua pedía permiso para entrar y ella no se lo negó, su cuerpo estaba en llamas, esto no era parte del plan, pero no podía contenerse, bastaba con que Bruno, tocara sus puntos sensibles para estar deseosa de más, Bruno, era su primera vez y ella parecía una adicta, deseando en todo momento su próxima dosis.
Se separó al darse cuenta, pero no fue por mucho tiempo, Bruno, la condujo a su habitación, no era la habitación de invitados donde había dormido la primera noche, ni donde habían hecho el amor todo un fin de semana, no, no era esa habitación, Bruno la condujo a la habitación principal, su corazón latió fuerte, esto tenía que significar algo, tenía que significar que no volvería a su cuarto inmundo nunca
La primera semana de su nueva vida paso tan rápido que se lamentó no poder hacer que fuera lento para disfrutar cada bendito segundo de lo que estaba viviendo, no iba a engañarse, si Bruno, llegaba a darse cuenta que lo estaba engañando, la echaría sin contemplación, así que su cabeza empezó a fabricar planes y más planes para evitarlo, lo primero sería hablar con Gustavo y darle fin a su relación, no lo había visto en toda la semana, Zacarías la llevaba y traía a casa todo los días, la noches pasaba entre las sabanas de Bruno, no tenía queja el sexo era fantástico y los lujos algo de lo que no podía cansarse. Bruno, había dicho que tenía una sorpresa para ella, el fin de semana, así que trato de prepararse, asistiría a su última clase de la semana, no tenía que preocuparse por su beca, dentro de poco tendr&iacu
Estaba impresionada con la belleza de Río Dulce, nunca antes había viajado excepto el día que dejo su pueblo en el oriente del país cuando tenía quince años, no había tenido oportunidad de ver las maravillas que existía en su país.- ¿Has estado aquí antes? – Bruno, se había sorprendido de que la fascinación en los ojos grises- No, no había tenido la oportunidad, es hermoso, gracias Bruno – se acercó, cruzo sus manos detrás del cuello del mayor y beso sus labios, no era un beso pasional como los que intercambiaban, no era un beso de seducción, era un beso ¿de qué? No lo sabía con exactitud y tuvo miedo, mucho miedo de analizar lo que sentía, así que se limitó a disfrutar sin pensar, sin dudar más.La Cabaña de madera, con el techo de paja, las lámparas estilo colon
- ¿Qué milagro trae al pequeño de la familia a casa? – Alina, sonrió mientras saludaba a su hermano, lo amaba como a un hijo, había sido ella quien terminara de criarlo tras la muerte de sus padres- Alina, ¿Cómo estás? – saludó a su hermana, no entendía cómo podía ser tan cariñosa con él y tan agria con Barbará que era su hija- Extrañándote, ¿Cómo está Bruno?, hace tiempo que no se digna a visitar la casa familiar, Enrique no ha podido comunicarse con él, parece tener el móvil desconectado- No me sorprende, sobre todo ahora que tiene novia – espetó molesto- ¿Cómo?- Una chica que podría ser su hija, no entiendo a Bruno, después de lo sucedido con Carlota, no sé cómo puede confiar en ella- No puede ser tan joven, Bruno t
- “Lo siento, realmente lo siento tanto Alberto, habría querido decirte esto en persona, pero no puedo más, yo no puedo continuar en esta relación, te apreció mucho, pero creo que no te amo, lo suficiente” – con dedos temblorosos envió el mensaje, lágrimas escaparon de sus ojos, los recuerdos desde que se conocieron la primera vez, su amistad después de eso y luego su relación, había sido muy lindo, pero no podía continuar engañándose, no podía engañarlo más tiempo, Bruno estaba metiéndose en su corazón de una manera alarmante, pero no era tonta para reconocer que si un día, descubriera la verdad posiblemente la echaría de su lado como ella lo hacía ahora con Alberto, pero quería intentarlo, quería creer que estaba a tiempo de ganarse el amor y el respeto de Bruno, no por dinero, sino constr
Se había decidido por un vestido largo en color azul, media campana, con tela de encaje para la blusa, el escote dejaba una buena parte de su pecho a la vista, pero nada que pudiera tomarse como inmoral , después de todo no sabía a lo que tendría que enfrentarse esa noche, observó su reflejo en el espejo, realmente le quedaba fantástico, se fijó en el precio de la etiqueta, valía al menos diez sueldos de su antiguo trabajo, de repente se sintió apenada, no entendía el motivo, no era la primera vez que Bruno pagaba su vestuario, pero si era la primera vez que ella lo elegía.- ¿Está segura que puede pagarlo? – la vendedora preguntó con un tono de voz molesto, era el tercer vestido que probaba, pero el que le había robado el aliento, Bruno estaba fuera no había tenido oportunidad de verla con ninguna prenda que se había probado.- ¿Perd&oacu
— Ángela – giro su cuerpo al escuchar la voz de Alberto, a su espalda— Alberto – susurro tan bajo que llego a dudar que la hubiese escuchado siquiera— ¿Podemos hablar? – quería negarse— Por supuesto, ¿podemos ir a la cafetería? – Zacarías la esperaba en el auto, le había enviado un mensaje hace diez minutos, así que escribió un y corto mensaje avisando sobre su retraso— ¿Cómo estás? - ¿Qué podía responder? Estaba bien, pero no feliz del todo— Bien y ¿tu? – no quería extender la conversación, tenía que volver a casa— ¿Por qué Ángela? – ella sabía que él preguntaba por su ruptura— Es lo mejor Alberto, te quiero, pero me temo que no lo suficiente para permanecer a tu lado – se
Los susurros y murmullos de los presentes eran tan claros como si lo gritaran, las miradas estaban sobre ellos, pero no les importo, nadie podía opinar o dirigir sus vidas, la fiesta transcurrió entre la falsa moral que muchos pregonaban y otros cuantos admirados de la belleza que tenía Bruno como pareja. Mientras él se sintiera completamente orgulloso de su mujer, las opiniones salían sobrando sobre todo porque muchos de ellos terminaban debiéndole uno que otro favor.—¿Cansada? — negó—No ¿y tú? — sabía que su día había sido difícil, firmas y contratos, papeles aquí y haya.—Puedo soportarlo un momento más —aseguró. Mientras observaron caminar a Barbará y Juan Carlos hacía ellos—Tío, un gusto verte —Estaba incomoda, la mirada de Ángela, sobre ella, odiaba el he
Ángela aparto las sabanas y corrió al baño. Vomito hasta que sintió que ya no podía más. ¿Qué le sucedía? Era la cuarta mañana consecutiva que esto sucedía, casi no había cenado la noche anterior, echaba de menos a Bruno, nunca imaginó que la separación sería tan difícil para ella, añoraba el calor de su cuerpo junto al suyo, desayunar por las mañanas. Se cepillo los dientes, lavo su rosto, el reflejo del espejo la asusto, tenía ojeras y estaba pálida. Culpo a Bruno por hacerse extrañar tanto, se ducho y bajo a desayunar, un poco de pan tostado y naranjada no fue capaz de comer un solo bocado más, tenía que presentarse a clases, su profesor le había dado oportunidad de presentar el examen que había perdido por culpa de Alberto. En esos momentos sentía que lo odiaba.—Señora &iqu