Acomode mi ropa, después de probarme un par de cosas, salí del vestidor, camine hacia la dependienta, deje la ropa sobre el mostrador, alegando que nada me complacía, me dirigí hacia la salida con una sonrisa sexy en mi rostro hacía el guardia de seguridad, cuando la alarma sonó tuve que correr tan rápido como mis pies me lo permitieron. No era la primera vez que me veía obligada a robar, conocía muy bien mi ruta de escape, hoy había sido ropa, algunas veces, robaba comida, zapatos, era mi modo de vida, pese a que tenía un trabajo de medio tiempo, no me alcazaba absolutamente para nada más que para pagar la matrícula de la Universidad y el cuarto tamaño de una caja de zapatos en el que vivía.
Acelere el paso, cuando me di cuenta que los guardias del Centro Comercial venían tras de mí, creí que se cansarían luego, pero por lo visto, tenían otros planes así que corrí lo más rápido que pude, cuando los perdí de vista entre a la panadería mientras fingía comprar, apenas vi que se alejaron, sonreí una vez más había logrado escapar. Sabía que no siempre tendría suerte y que un día me pondría las manos encima, ese día estaría perdida.
Camine hacia mi casa, bueno si a eso le podría llamar casa, vivo en una pequeña habitación de alquiler, no tenía muebles, solo contaba con un catre, viejo y duro donde dormía, la cocina, casi nunca la utilizaba, carecía de lo necesario para incluso llamarle cocina, la vieja estufa casi nunca era encendida, porque no tenía dinero para el gas.
Deseaba muchas cosas que no tenía, había llegado de un pueblo remoto, perdido en algún lugar de mi país, no tenía familia, amigos o quien se preocupara por mí, ha sido así desde que tenía alrededor de doce años, escape muchas veces de personas con “buenas intenciones” de ayudarme, sabía que nada era gratis en la vida, y si tenía que elegir entre complacer o robar para poder comer, prefería robar, antes que darles lo que ellos querían de mí, pero estaba cansada, muchas veces me pregunte lo que sería ceder a sus intenciones si con eso lograba poner un techo decente sobre mi cabeza, pero no me atreví nunca dar el paso.
Sobre todo cuando conocí a Alberto, un chico mayor por un año, estudiábamos en la misma universidad, nos conocimos accidentalmente cuando venía con prisas, sin querer chocamos, termine en el piso, después de eso nos hicimos amigos y tres meses después acepte embarcarme en una relación sentimental con él, desde entonces ha pasado alrededor de cinco meses, los mejores cinco meses de mi vida, sentía que a alguien le importaba y no dude en entregarle mi amor, más no mi cuerpo, era lo único que podía llamar mío de verdad.
Alberto, tiene una solvencia económica estable, trabajaba en un Antro de prestigio en el centro de la Ciudad, a pesar de que llevamos cinco meses, nunca he sido capaz de hablarle sobre mi situación económica, le he mentido, diciendo que no tengo necesidad de trabajar y como siempre voy bien vestida, él nunca ha dudado de mí. Sé qué pensarán que no merezco a un chico como Alberto, pero es lo que hay y es lo que soy, quiero a Alberto, más nunca estaré preparada para revelarle mi secreto.
Hoy me ha invitado a celebrar mi cumpleaños, me ha pedido que asista a su lugar de trabajo, como era de suponerse, debía esperar a que entregara su turno, no podía molestarme, no debería, pero no puedo evitarlo, el que tenga un buen trabajo, un buen sueldo está bien, pero enserio ¿tenía que trabajar hoy? Como fuera entré a la ducha a darme un baño, era un verdadero milagro que hubiera agua hoy, estaba harta de la vida que llevaba, soñaba con otro nivel de vida, donde no tuviese que preocuparme por lo que comería al día siguiente o de pagar la renta el fin de mes, tenía un retraso, estaba segura que el dueño del edificio aparecería pronto en mi puerta para cobrarme, necesitaba dinero, necesitaba dejar de ser pobre, pero a menos que me ganara la lotería lo veía imposible, sobre todo porque no tenía dinero ni para probar mi suerte.
Me vestí, con la ropa que había robado por la tarde, había perdido la vergüenza hace un tiempo atrás, no todos teníamos la dicha de nacer en una familia estable o incluso tener una familia, soy huérfana y aunque eso no me justifica, no tuve guía de nadie en mi vida. Comí el único trozo de pan que tenía, estaba duro e incluso mohoso, tenía varios días guardando las raciones que Félix, el panadero había sacado para que los perros se los comieran, sonreí ante lo que era mi vida, pelearme incluso con un perro por la siguiente ración. Si al menos tuviese un trabajo con suelo decente, pero era casi imposible con la situación económica que se vivía en el país, era por eso que invertía cada centavo en mi educación, porque era la única manera de cambiar mi destino a menos que…
Vi mi reflejo en el espejo roto y opaco que venía incluido con la habitación, la falda de corte campana, quedaba sobre mi rodilla, no era lo suficientemente corto, para dar la impresión de ser una fulana y eso me gustaba, mi blusa pegada a mi cuerpo, con un escote decente, para quien viera pudiera imaginar lo que había dentro. Salí de mi habitación, hoy quería olvidar todo era la primera vez que celebraría mi cumpleaños en más de ocho años desde que mis padres murieran, tome la micro, pagar los servicios de un taxi, es un lujo que nunca podría darme, tendría para comer dos o tres días con eso, así que el recorrido fue largo hasta la zona viva, llegue alrededor de una hora y media después a la dirección que Alberto me dejó, el hombre de la puerta me dejo entrar apenas le dije que era una invitada de Alberto, el ambiente estaba aún tranquilo, eran apenas las nueve de la noche, pero tendría que esperar en el lugar por lo menos dos horas, hasta que Alberto, tomará un descanso o entregara su turno.
Alberto, me sonrió tan pronto me acerque a la barra
- Hola, ¿llegue temprano? – pregunté, recibiendo una cerveza, le di un pequeño sorbo, mientras veía a mi alrededor, era la primera vez que estaba en un lugar como este.
- Nunca, preciosa, lo siento, tengo que trabajar – se disculpó, asentí, porque el sonido de la música se hizo escuchar, gire sobre el banco donde estaba sentada y me dispuse a observar a los chicos de dinero que estaban en lugar, botellas del mejor licor, cervezas e incluso tenía la impresión que había polvo blanco en el lugar.
Suspire por enésima vez, eran pasada de las once de la noche y Alberto no había tomado un solo descanso, el lugar estaba abarrotado para esa hora, temía que no habría festejo.
- Lo siento cariño, no tendré el descanso habitual, mi compañero de turno se ha enfermado y tuvo que irse, tendré que trabajar hasta el cierre – sonreí
- Está bien, no te preocupes – dije, mientras por dentro me sentía, cansada y frustrada, había estado sentada por más de dos horas y media sin moverme siquiera, observando nada más.
- Iré a los servicios – dije mostrando hacía el lugar, para que me entendiera la música había subido de volumen, mi tímpanos parecía que se romperían, incluso la sensación extraña en mi pecho, odiaba los lugares cerrados con tanto bullicio, había estado tan emocionada que se me había olvidado
Camine, decepcionada, pero trate de comprender a Alberto, saque el móvil que me había regalado por mi cumpleaños, había estado pidiendo mi número, casi morí de vergüenza, no tenía uno, así que dije que me lo habían robado y que no tenía tiempo ni ganas de comprarme otro, excusas, todas eran excusas.
Caminar entre la gente para lograr llegar a los servicios parecía misión imposible, los chicos se empujaban entre si lamente llevar la cerveza en la mano, cuando sin querer alguien empujo mi espalda y la vacié sobre el hombre frente a mí
- Lo siento – musite rápidamente, mientras levante la cabeza para ver al hombre alto frente a mí, parecía mayor, mucho mayor a cualquier chico en el Bar.
- Ha sido un accidente – su voz era gruesa, muy atractiva, pero lo que más me llamo la atención fue la ropa que llevaba, Dolce Gabanna era una de las marcas más caras, mordí mi labio, ¿qué haría si el hombre pedía que pagará los servicios de lavandería? Difícilmente podría permitírmelo
- Permíteme ayudarle – tomé su mano y entre a los servicios, el no opuso resistencia y camino con ella.
- ¿Eres consciente que estamos en el servicio para hombres? – no, no había sido consciente de nada, me preocupe demasiado por la mancha que no me di cuenta a donde había entrado.
- Yo, lo siento, ¿podrías limpiarla? – pregunte tratando de encaminarme hacía fuera
- No tiene caso, déjalo así, en todo caso agradezco tu buena intención, pero esta arruinado
- Realmente lo siento, ¿hay algo que pueda hacer por usted? – pregunte cruzando los dedos y mordiéndome el labio involuntariamente, ante la idea de que pidiera pagar la tintorería para el traje
- No hace falta, en todo caso agradezco tu sentido de responsabilidad – sonreí aliviada, por su respuesta, sin embargo el Rolex en su muñeca, llamó mi atención, el hombre no era cualquier hombre.
- Te invito una copa – dijo después de un momento de silencio
- Yo – no sabía que responder, Alberto estaba dentro y negarme sería demasiado ya le había arruinado el traje
- ¿Estás sola? – Preguntó ante mi duda – si estas acompañada no hay problema – sonrió y se encamino a la salida
- Estoy sola - dije sin pensarlo más...
Ella se mordió el labio, al darse cuenta de que había tomado una decisión de manera impulsiva, no había pensado que Alberto, estaba dentro esperando terminar su turno, para poder celebrar su cumpleaños, pero la noche estaba avanzando, había estado sola y aburrida.- ¿Podríamos tomar esa copa, después de cambiarme? - señalo el desastre que era su ropa. Sus mejillas se tiñeron de rojo- Sólo iremos a mi casa por ropa y luego puedo llevarte a donde tú quieras – respiro profundo antes de aceptar y salir detrás del desconocido, mientras escribía un corto mensaje para su novio. El aire frio de la noche le hizo estremecerse, observo el perfil del hombre mayor, era totalmente un desconocido cuestionando momentáneamente su cordura- Bruno Torrebiarte – se presentó, como si pudiera leer la mente de la chica frente a él- &A
Ángela, se removió en la suavidad de la cama, nunca en su vida había dormido tan cómodamente, abrió sus ojos para ver la lujosa habitación donde se encontraba, trato de recordar lo que sucedió en la madrugada, pero recordaba poco, levanto la sabanas para ver su cuerpo, cubierto con su ropa del día anterior, no sabía si eso era bueno o malo para sus planes, ahora con la luz del día y su mente despejada, la idea de conquistar a Bruno Torrebiarte se reafirmó en su mente, era esto lo que deseaba, vivir de esta manera, no tener que preocuparse por levantarse a la hora, para salir a su trabajo de miedo tiempo mal pagado, comiendo pan de varios días, estirando los centavos para pagar alquiler y matricula, estaba cansada, a pesar de su situación había trato de vivir sin tener que vender su cuerpo por tres pesos, pero esto era totalmente diferente, Bruno no era el dueño de una panad
La tarde finalmente termino, estaba desesperada, esperaba el mensaje de Bruno, para salir corriendo, no quería encontrarse con Alberto. El sonido de su móvil hizo que revisara rápidamente, era un mensaje de su novio- “también te amo” – tecleó rápidamente, mientras bajaba las escaleras, el móvil volvió a sonar- “Estoy fuera” – camino más rápido para ir al encuentro de Bruno.- “Voy bajando”- “Lo lamento, no podré verte hoy, tengo un proyecto con mis compañeros, te amo” – envió el mensaje, le estaba mintiendo, pero no quería renunciar a Alberto sin saber a dónde llevaría esto que empezaba con Bruno, borró el mensaje, antes de salir del edificio y coloco en modo silencio su móvil.- Hola &ndas
Se removió inquieta en su lugar, no podía apartar las imágenes de Bruno y ella enredados haciendo el amor hasta el amanecer, sus cuerpos sudados, un fin de semana lleno de placer. Levanto su brazo un reloj Lady Datejust, adornaba su muñeca, mordió su labio al recordar el momento exacto en el que Bruno, se lo dio como un regalo de cumpleaños, esta era la vida que deseaba, a la que no estaba dispuesta a renunciar, no volvería a dormir en una cama dura jamás, mucho menos por preocuparse de lo siguiente que comería, hoy había tenido un delicioso desayuno, al volver a la habitación por sus cosas para asistir a la Universidad se encontró con un lindo Jeans celeste, una blusa de tirantes en color blanco y una linda chaqueta negra, Bruno tenía un justo exquisito y ella podía acostumbrase fácilmente, para rematar su mañana, la llevo hasta la puerta de la Universidad en un Porsche T
Suspiró cansada, había por fin terminado de lavar su ropa ¡a mano! – no podía darse ningún lujo por el momento, se repetía, su obsesión por Bruno, estaba aumentando había visto su mensaje disculpándose, no había respondido enseguida, se había levantado cerca de las cinco de la mañana, hoy no tenía clases hasta después del almuerzo, así inicio trazando su plan, tenía una semana para salir de su mugre vivienda, una semana para enamorarlo…Después de darse un baño escogió un vestido casual de tirante que amoldaba su impresionante figura, no sabía si, su cuerpo era natural o era el resultado de los días de ayuno forzados, sobreviviendo a base de agua, reviso su monedero tenía el pago de la tarde de ayer, suspiro, haría algo suicida con ese dinero, pero valdría la pena si tenía resultados, su est&
Después de que el chofer de la empresa la dejara en las puertas de la universidad se concentró, en sus clases, moría de hambre, no había probado más que una botella de agua y un bollo, pero sabía que había valido la pena…- Hola amor – Alberto le dio un susto, estaba concentrado recordando el rostro de placer de Bruno, su juventud era una de las cosas que tenía a su favor e iba a usarlo- Hola – saludo, no fue el tono cariñoso de siempre, Alberto era su novio, pero…- Por más que trates de ocultarlo, no podrás – esas palabras le hicieron girar en su dirección, ¿se había dado cuenta? ¿Lo sabía?- ¿Qué? – la duda se instaló en ella, pero si tuviera que elegir entre Bruno y Alberto, debía disculparse con él y marcharse, Bruno era lo que ella necesitaba- Estás mo
Volvieron a la Casa de Bruno, apenas entraron, Bruno, la tomó de la cintura y la atrajo hacia su cuerpo, el beso fue demandante, su lengua pedía permiso para entrar y ella no se lo negó, su cuerpo estaba en llamas, esto no era parte del plan, pero no podía contenerse, bastaba con que Bruno, tocara sus puntos sensibles para estar deseosa de más, Bruno, era su primera vez y ella parecía una adicta, deseando en todo momento su próxima dosis.Se separó al darse cuenta, pero no fue por mucho tiempo, Bruno, la condujo a su habitación, no era la habitación de invitados donde había dormido la primera noche, ni donde habían hecho el amor todo un fin de semana, no, no era esa habitación, Bruno la condujo a la habitación principal, su corazón latió fuerte, esto tenía que significar algo, tenía que significar que no volvería a su cuarto inmundo nunca
La primera semana de su nueva vida paso tan rápido que se lamentó no poder hacer que fuera lento para disfrutar cada bendito segundo de lo que estaba viviendo, no iba a engañarse, si Bruno, llegaba a darse cuenta que lo estaba engañando, la echaría sin contemplación, así que su cabeza empezó a fabricar planes y más planes para evitarlo, lo primero sería hablar con Gustavo y darle fin a su relación, no lo había visto en toda la semana, Zacarías la llevaba y traía a casa todo los días, la noches pasaba entre las sabanas de Bruno, no tenía queja el sexo era fantástico y los lujos algo de lo que no podía cansarse. Bruno, había dicho que tenía una sorpresa para ella, el fin de semana, así que trato de prepararse, asistiría a su última clase de la semana, no tenía que preocuparse por su beca, dentro de poco tendr&iacu