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Capítulo 5: Nivelaré Nuestro Estatus

Baldassare

La imponente vista de la villa histórica de mi familia, me recibe y oprimo el botón del control; que abre el portón. La Fortalezza se encuentra ubicada en una colina en Taormina, centro.

—Avanza —apuro al portón.

La falta de paciencia es uno de mis mayores defectos y tamborileo los dedos en el volante; esperando que abra el maldito portón.

Intento bloquear a la gacela, pero su voz no sale de mi puto cerebro.

«Limpia tus nudillos», se repite como un coro de una canción.

Los veinte minutos que me eché desde el Ferry a la villa se fueron controlando el impulso de dar marcha atrás. Ella se preocupó por mí y eso causó un revuelo en mi interior.

El problema es que mi famiglia requiere mi presencia y no soy de dar la espalda a mi sangre. Por eso la despedí secamente, usé mi carta de diavolo y la empujé lejos. Soy un bastardo por naturaleza, no me cuesta sacar ese lado, pero con ella…

Joder, esa gacela consigue realzar otro de mis defectos y lo intensifica. «Soy muy obsesivo». La obsesión por el control, por tener todo girando en torno a mi alrededor y según mis reglas; es de vital importancia para mantenerme apacible.

El problema que tengo con la gacela, en tan poco tiempo, es que no sé nada de ella y; eso me deja en desventaja. Lo cual no es aceptable en mi mundo. Un Vitale no puede ser ciego. Así que mi cabeza corre y busca soluciones. La más viable fue rastrearla. Llamé a uno —ignoré su pelea por haberme ido sin notificarle— y ordené que usara las huellas en el despacho para conseguir la identidad de las mujeres. La amiga tocó bastante en mi sofá de cuero y pienso dar con ellas. No me molesté en preguntar, ni siquiera su número. Ellas no son tontas. En el momento en que mis hombres las catearon noté su inteligencia. Ellas fueron entrenadas para no ser detectadas. Solo tenían en su poder dinero en efectivo. Nada de celular e identificación. Eso no es normal. A menos… que no quieras ser encontrada. La gacela tiene ventaja por ahora. Me esforzaré por nivelarla.

Al entrar a la villa, no me extraña que haya mucho movimiento de soldados. La Fortalezza siempre permanece reforzada. Mi madre vive aquí, se niega a irse de su hogar. Mi padre puede tener muchos defectos, pero ama a mi madre desmedidamente. Las personas piensan que un hombre de la mafia no puede ser fiel, ni amar, pero se equivocan. Mi padre, el que gobierna en Messina, tiene en un pedestal a mi madre. El amor existe, soy testigo de ello. Además, hemos sido inculcados a respetar a las esposas. La infidelidad en los Vitale no es bien vista. Derrapo, al lado del auto de mi hermano, el del medio. Mi hermano se llama Christoph y es el chiaccióne “charlatán” de la famiglia. Lo veo abrir la puerta del auto para que baje su novia molestosa.

Aparentemente, llegamos a la par y bajo de un salto. Los alcanzo y su sonrisa de payaso ya está adornando su rostro. Los tres somos muy parecidos y unidos.

—Baldassare —llama mi hermano y su tono socarrón es bien recibido—, el rumor de que una chica te puso en tu lugar llegó a mis orejas —insinúa mientras se acerca con su mujer colgando de su antebrazo.

Ellos dos son una pareja hermosa, que respeto. Felice es alocada y muy metiche, pero la soporto al verla hacer feliz a mi hermano.

—Deja de estar poniendo a hombres a espiarme —reclamo.

Felice observa la pantalla del celular.

—Para tu información ese puño en la quijada… —mi hermano se agacha a mirar el área— fue grabado. Lo han hecho circular. Prepárate que padre lo verá muy pronto.

Demonios, eso será un dolor en el trasero. Mi padre odia los escándalos que no son creados por él.

—Es bella —dice Felice y mi hermano asoma la cabeza en el móvil.

—No más que tú. —Bastardo listo, ella rodea su cuello y se pone de puntita para besarlo.

Aprovecho su derroche de miel y le quito el celular de la mano. Mi cuñada tiene la imagen de la gacela en su móvil y mi cuerpo se activa como si fuera un cable echando chispas. Mis dedos agrandan la foto y me deleito en su posición de combate. La gacela es ágil en el ring. Ella usó la velocidad y me dio dos veces. No olvido la m*****a patada ninja. Primero ardí en llamas al ser impactado; hasta que vi a la gacela. Un Vitale no emplea fuerza con las mujeres. Estoy seguro de que, si hubiera atacado, mi padre aparecería en mi negocio y me molería con sus propios puños. Los pocos problemas que hemos tenido con mujeres han sido solucionados por mi madre y Felice. Llevo por inercia mi mano al mentón y acaricio mi piel. Justo en donde golpeó. Merezco que sus labios borren ese moretón. Recuerdo cómo se deslizó alrededor de mi cuerpo. Los demás pueden creer que una mujer me humilló, pero no lo hizo. La gacela me dio diversión. Lo único que se me vino a la mente fue cómo lucharíamos en la cama.

—Está babeado viendo la foto —añade mi molestosa cuñada y no puedo negarlo.

Navego en su teléfono, ella se acomoda a mi costado y mi hermano en el otro.

—Baldassare, ¿harás lo que creo? —inquiere, asombrado, mi hermano.

Mis dedos abren el chat y envío la imagen.

—Lo hizo. Te lo dije —dice Felice, orgullosa y coloca la palma arriba en el medio—, paga.

—Ganaste —acepta Chris y saca su billetera—, ve de compras mañana. —Le entrega su tarjeta de crédito.

—Malnacidos, —devuelvo el celular a mi cuñada taimada—, ustedes, ¿no tienen nada divertido qué apostar o hacer? —cuestiono.

Felice guarda la tarjeta y el móvil; en su chaqueta de cuero.

—Por supuesto, recreamos el Kama Sutra una tras de otra vez —habla con sensualidad y exasperado cierro los ojos.

Ellos son tan para cuál.

—¿Quién es la chica? —pregunta Christoph, y su tono ha cambiado.

Ahora se presenta mi hermano protector.

Marriam Nieves

Hola, espero que disfruten la historia conmigo.

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