—¿Tienes alguna idea de lo que me haces? —le pregunto a Stacy.—Esa pregunta debería estártela haciendo yo a ti. —me reprocha ella como si yo pudiera incidir en ella de la manera en la que ella lo hace en mí.No tiene ni la más mínima idea, pero, siempre que estoy con ella, tengo que hacer mi mayor esfuerzo, recurrir a todas mis fuerzas para evitar parecer un cachorro necesitado. A esta chica yo le daría el maldito mundo si me lo pidiera. Lo único que deseo es que todas estas pesadillas acaben de una vez para poder comenzar a crear y cuidar de nuestra familia.Le palmeo la cara con la mano que me queda libre. Los hermosos labios carnosos que han atormentado cada uno de mis pensamientos están tan cerca que se me hace la boca agua. Desde el momento en que salí de la mansión, he estado pensando en sus labios. Mi otra mano todavía está recorriendo su interior y demonios, vaya si está lista para mí. Me encanta lo receptiva que se muestra siempre conmigo. Nunca he tenido duda sobre lo mu
La frustración me atraviesa y reacciono chocando mi boca contra la suya, ya sea para callarlo o porque he estado necesitando esto desde que lo vi en aquella camilla de hospital cuando sus ojos rogaban por mi atención.Necesito que no hable, no puedo escuchar si voz por mucho mas tiempo, de lo contrario no podré detener esto, no podré coger si diario a escondidas porque sí, por esa razón he cedido a hacer esto. Bien Stacy, síguete mintiendo a ti misma si eso te da tranquilidad. Cuando un gemido de satisfacción sale de mis labios, él reacciona rápidamente y siento el húmedo deslizamiento de su lengua como si estuviera entre mis piernas. La presión extiende un dolor febril hasta mi centro.Agarro su cabello cuando él toma mi trasero. Estoy acostumbrada a que sea él quien tenga el control en la cama, pero estar aquí, encima de él liderando, me hace sentir poderosa. Mi torso se inclina hacia delante buscando más de él mientras nos devoramos el uno al otro, sus caderas bajo las mías y
Mira manos tiemblan mientras arrastro sus bragas por sus muslos muslos. El dolor en mis costillas hace que me quede sin aire ante el mínimo movimiento brusco, así que correrme hace poco fue una mezcla interesante entre placer y tortura, algo que estoy dispuesto a repetir. Stacy se retuerce cuando mi mirada calienta su piel y con la misma rapidez, mi mano desaparece entre sus piernas piernas. Sus dedos se clavan en mi carne, inclinando sus caderas hacia mi mano, moviéndose y restregándose contra ella, pidiendo más. Como sus deseos son órdenes para mí, agarro su cabello mientras torturo su clítoris con mi dedo índice de una manera dolorosamente buena.—Te sientes tan jodidamente bien —ella gime en respuesta. Las tetas sin sujetador están tan cerca de mi boca que tengo que moverla sobre mi regazo sacando mis manos de su interior y dejándola vacía para mantener una apariencia de control. Le empujo el cabello detrás de los hombros desnudos, tocando cada extensión de piel excepto don
Después de la noche tan densa que habían tenido, Xavier se queda sumido en un profundo sueño, entre el cansancio, el estrés y el dolor que tenía después de haber tenido sexo con Stacy, no demoró mucho en cerrar sus ojos.La rubia aprovecha su momento y se levanta sigilosa, toma el diario de la mesita de al lado y, con él en la mano, vuelve corriendo a la seguridad de su propia habitación.Las páginas revolotean cuando las hojea, La caligrafía que tienen en ellas le resulta más que familiar ahora. Lo que tenía ne manos era prácticamente una ventana a todos los pensamientos de Xavier.A la rubia no le quedaba ni la más mínima duda de que las respuestas que estaba pasando por alto debían estar ahí.Sin demoras, abre la tapa y echa un vistazo a la primera página. Esta sería la última oportunidad que tendría de entrar así en la mente de Xavier.“1 de enero de 2024. Poco más de dos meses antes de conocernos en el restaurante” Pensó ella inmediatamente.“Año nuevo, un yo nuevo, al menos así
Stacy se dispone a encender el auto cuando un golpe en su ventanilla la toma completamente por sorpresa haciendo que se sobresalte en gran medida.Al girar su cabeza hacia el lugar procedente del golpe, se encuentra a Xavier haciéndole señales para que bajara el cristal. Ella se queda pensativa por unos segundos, si continuaba molesto, no sabía lo que le haría. En estos momentos no sabía qué esperar de él, pero, finalmente, por el amor que le tenía, la bajó.—¿Qué quieres? —le pregunta con la voz más neutral que puede poner cuando todo lo que desea es explotar y preguntarle por qué tenía que ser un maldito loco. —No me dejes, Stace, no lo hagas corazón. Podemos hablar sobre esto, podemos discutirlo, Antes hemos tenido problemas y los hemos solucionado, esta vez no tiene que ser diferente —la voz de Xavier es casi una súplica y su rostro solo refleja el dolor que está sintiendo en medio de su pecho. El dolor físico se ha borrado por completo del cuerpo de él, ahora todo lo que sient
Stacy tiene los nudillos blancos de tanto apretar el volante cuando llega a la mansión. Entra sigilosamente por dónde mismo se había ido. Le había prometido a Xavier que regresaría y, aunque en verdad no tenía planeado hacerlo, no le había quedado otro remedio. Lo que menos necesitaba ahora era lidiar con él.Cada conversación, cada intercambio que ambos tenían, le resultaba a ella extremadamente doloroso. Lo amaba como no había amado a nadie y saber que no podía hacerlo, y que no podían estar juntos la mañana lentamente. Sin perder el tiempo, dije a toda prisa hacia su habitación donde no pierde ni un solo segundo. Agarra un bolso y mete ropa dentro de él mientras todo su cuerpo tiembla de pies a cabeza. Ella está decidida y quiera o no Javier irse con ella y ayudarla en ese momento, ella lo haría, no podía quedarse ahí por mucho más tiempo. Estaba corriendo contra el reloj, en una lucha contra el tiempo. Stacy mete un poco más de cosas dentro del bolso y cierra la cremallera, mie
La respiración de Stacy está más agitada que nunca en su vida. Su corazón palpita a un ritmo que no es para normal y cada parte de su cuerpo se encuentra temblando horrorizada por lo que acaba de hacer.—¡Dios mío! ¿Está respirando? —se pregunta a sí misma mientras observa fijamente el cuerpo inmóvil en el suelo sucio de la sala de su casa.El lugar es un completo desastre. Los pedazos de vidrios rotos se esparcen por todo el suelo, el cuerpo de su padre yace boca abajo en la dura madera mientras un enorme charco de sangre se acumula alrededor de su cabeza, esparciéndose poco a poco y manchando todo lo que toca.“¡Ay, Dios mío, Dios mío! ¿Qué demonios he hecho?”. Se pregunta aterrada y lo que quedaba de la botella de cerveza resbala de su mano cayendo hacia el piso y llenando la habitación del eco del estruendo.—Stacy, tienes que salir de aquí ya. Tengo un poco de dinero ahorrado. No es mucho, pero al menos es algo. Cógelo y vete de aquí corriendo.La voz ronca de Celeste, la madre d
Una semana antes.Stacy va camino hacia la única mesa ocupada de la cafetería ignorando el teléfono que suena a sus espaldas. Lleva una bandeja con una única taza de café al hombre que está sentado con aire misterioso.Está impecablemente vestido de pies a cabeza y Stacy nunca lo había visto antes. Por eso y la forma en la que está vestido, es evidente que o bien anda de visita, o bien acaba de mudarse al pueblo de los mil demonios.Los ojos grises del mismo brillan cuando ella llega con el café. Por más que lo desea, no puede dejar de mirarla, no sabe por qué, pero esos ojos verdes con destellos amarillos lo han invadido y ahora no quiere salir de sus profundidades.—Negro como mi alma. Es perfecto —dice él y le da un sorbo al café sin dejar de mirarla aún. Sus ojos se arrugan en las comisuras cuando sonríe— Muchas gracias. No te imaginas de qué forma una buena taza de café puede enmendar un día horroroso.—De nada —responde ella tímida, la forma en la que él la observa la amedrenta