Stacy se dispone a encender el auto cuando un golpe en su ventanilla la toma completamente por sorpresa haciendo que se sobresalte en gran medida.Al girar su cabeza hacia el lugar procedente del golpe, se encuentra a Xavier haciéndole señales para que bajara el cristal. Ella se queda pensativa por unos segundos, si continuaba molesto, no sabía lo que le haría. En estos momentos no sabía qué esperar de él, pero, finalmente, por el amor que le tenía, la bajó.—¿Qué quieres? —le pregunta con la voz más neutral que puede poner cuando todo lo que desea es explotar y preguntarle por qué tenía que ser un maldito loco. —No me dejes, Stace, no lo hagas corazón. Podemos hablar sobre esto, podemos discutirlo, Antes hemos tenido problemas y los hemos solucionado, esta vez no tiene que ser diferente —la voz de Xavier es casi una súplica y su rostro solo refleja el dolor que está sintiendo en medio de su pecho. El dolor físico se ha borrado por completo del cuerpo de él, ahora todo lo que sient
Stacy tiene los nudillos blancos de tanto apretar el volante cuando llega a la mansión. Entra sigilosamente por dónde mismo se había ido. Le había prometido a Xavier que regresaría y, aunque en verdad no tenía planeado hacerlo, no le había quedado otro remedio. Lo que menos necesitaba ahora era lidiar con él.Cada conversación, cada intercambio que ambos tenían, le resultaba a ella extremadamente doloroso. Lo amaba como no había amado a nadie y saber que no podía hacerlo, y que no podían estar juntos la mañana lentamente. Sin perder el tiempo, dije a toda prisa hacia su habitación donde no pierde ni un solo segundo. Agarra un bolso y mete ropa dentro de él mientras todo su cuerpo tiembla de pies a cabeza. Ella está decidida y quiera o no Javier irse con ella y ayudarla en ese momento, ella lo haría, no podía quedarse ahí por mucho más tiempo. Estaba corriendo contra el reloj, en una lucha contra el tiempo. Stacy mete un poco más de cosas dentro del bolso y cierra la cremallera, mie
La respiración de Stacy está más agitada que nunca en su vida. Su corazón palpita a un ritmo que no es para normal y cada parte de su cuerpo se encuentra temblando horrorizada por lo que acaba de hacer.—¡Dios mío! ¿Está respirando? —se pregunta a sí misma mientras observa fijamente el cuerpo inmóvil en el suelo sucio de la sala de su casa.El lugar es un completo desastre. Los pedazos de vidrios rotos se esparcen por todo el suelo, el cuerpo de su padre yace boca abajo en la dura madera mientras un enorme charco de sangre se acumula alrededor de su cabeza, esparciéndose poco a poco y manchando todo lo que toca.“¡Ay, Dios mío, Dios mío! ¿Qué demonios he hecho?”. Se pregunta aterrada y lo que quedaba de la botella de cerveza resbala de su mano cayendo hacia el piso y llenando la habitación del eco del estruendo.—Stacy, tienes que salir de aquí ya. Tengo un poco de dinero ahorrado. No es mucho, pero al menos es algo. Cógelo y vete de aquí corriendo.La voz ronca de Celeste, la madre d
Una semana antes.Stacy va camino hacia la única mesa ocupada de la cafetería ignorando el teléfono que suena a sus espaldas. Lleva una bandeja con una única taza de café al hombre que está sentado con aire misterioso.Está impecablemente vestido de pies a cabeza y Stacy nunca lo había visto antes. Por eso y la forma en la que está vestido, es evidente que o bien anda de visita, o bien acaba de mudarse al pueblo de los mil demonios.Los ojos grises del mismo brillan cuando ella llega con el café. Por más que lo desea, no puede dejar de mirarla, no sabe por qué, pero esos ojos verdes con destellos amarillos lo han invadido y ahora no quiere salir de sus profundidades.—Negro como mi alma. Es perfecto —dice él y le da un sorbo al café sin dejar de mirarla aún. Sus ojos se arrugan en las comisuras cuando sonríe— Muchas gracias. No te imaginas de qué forma una buena taza de café puede enmendar un día horroroso.—De nada —responde ella tímida, la forma en la que él la observa la amedrenta
—¿Sabes? Yo nunca he sido fan de hacer las cosas tan básicas y sencillas, así que vamos a convertir esto en algo más que un tonto juego de fiesta —continúa diciendo Xavier sin esperar una respuesta de parte de ella.Stacy lo observa atentamente mientras saca cuatro billetes de cincuenta dólares de su cartera y los alinea sobre la mesa.—¿Podrías explicarme exactamente en qué consiste el juego y por qué estás sacando dinero? —le pregunta ella finalmente alzando una de sus cejas.—Fácil, tienes que contarme dos cosas tuyas que sean ciertas y una falsa, obviamente yo tengo que adivinar cuál es la falsa. Si logras engañarme en algo, te irás con cien dólares.Los ojos boscosos de la rubia se entrecierran cuando se clavan en el dinero que hay encima de la mesa.—¿Y el resto del dinero?—Fácil también. Te diré mis dos verdades y mi mentira. Si adivinas correctamente, los otros cien dólares son tuyos.—¿Y ya está? Parece demasiado sencillo.—A menos que te interese añadir términos adicionales
Stacy se aleja de Xavier y se dirige a la barra para llevarle el menú al nuevo cliente. Su compañera de trabajo y mejor amiga, Kate está apoyada en la barra mientras consulta su celular.—No te preocupes, yo me encargo —le dice Stace.—¿Estás segura? Puedo encargarme de este si quieres volver a hacerle el amor con los ojos al galán de allá —le responde Kate divertida refiriéndose a Xavier.—No estaba haciendo nada de lo que acabas de decir. No seas ridícula, solo estaba…Kate deja el celular y levanta la vista para observar a su amiga a través de sus largas pestañas para luego hacerle una seña que le indica que mire hacia atrás.Stacy no puede evitar mirar a Xavier y este levanta una de sus cejas mientras bebe su café. —Lo ves, sí hacen el amor con los ojos, él no te los ha quitado de encima desde que saliste de su mesa.—Bueno, como tú digas. De momento voy a atender al nuevo cliente que parece que quiere asesinarnos con la mirada ¿Soy solo yo o ese tipo también te hace sentir un po
Stacy coloca las bolsas en el suelo y cruza los brazos sobre su pecho mientras respira hondo. Sabe que es necesario que mantenga la calma pase lo que pase. No es un hombre normal, lo supo desde el momento en el que entró al restaurante. Algo en sus expresiones y en su forma de ser la mantiene alerta.—Creo que olvidaste que esta es la puerta de servicio, no se puede entrar por aquí, además, ya está cerrado —le dice ella calmada, pero con voz firme.—Menos mal que no estoy aquí para comer entonces —la afirmación del hombre suena más a una amenaza.Al escucharlo, ella se aleja un paso, pero él es más rápido y la agarra firmemente de la muñeca, sujetándola con fuerza.—¡Suéltame! —le ordena ella.—No hasta que consiga lo que quiero.Un millón de horrores pasan por la mente de Stacy, pero se mantiene fuerte y los aparta, necesita tener la cabeza despejada para pensar con claridad.—¿Qué es exactamente lo que quieres? —le pregunta ella.El hombre la mira de arriba abajo lascivamente mientr
Las cosas no podían estar más locas de lo que ya estaban. En una misma noche, Stacy había conocido a Xavier, un hombre extrañamente misterioso e interesado en darle una propina exagerada solo por conocerla; otro hombre la había intentado asaltar y el mismo Xavier había aparecido para rescatarla como si hubiese sido sacado de un cuento de princesas ¿Qué más podía sucederle?Lo mínimo que podía hacer ella era prestarle los primeros auxilios y atender el corte que él se había hecho en su mano.Por mucho que se lo repetía para sus adentros, había otra razón por la que estaba haciendo eso, Xavier le atraía y, su parte curiosa, necesitaba conocer más sobre él.Él par de ojos grises la siguió hasta la cocina del restaurante sin decir una sola palabra. Stacy rebusca en una de las alacenas hasta encontrar el botiquín.—Supongo que tengo suerte de que seas una estudiante de enfermería ¿eh? —dice él siendo el primero en romper el hielo.Stacy le da un asentimiento con su cabeza, pero no dice nad