Lo odio, lo odio al infeliz.
Tengo que pasar cinco horas encerrada en la biblioteca, afortunadamente mi abuelo está presente, no he podido tener a gusto mi explosión y arranques para gritarle la sarta de cosas que necesito gritarle, estúpido profesor de pacotilla
— Identifica la métrica del siguiente poema “Al que trato de amor, hallo diamante y soy diamante, al que de amor me trata, triunfante quiero ver al que me mata y mato al que me quiera ver triunfante”
— Endecasílabo—gruñí.
— Según la poética de Aristóteles.
— Lo épico es objetivo, describe historias fantásticas o reales de dioses y hombres. Lo lírico es subjetivo, expresa emociones y sentimiento y o dramático se puede representar —recité.
— ¿A qué figura retórica pertenece el siguiente enunciado? “la lluvia como finísimas flechas afinadas caía rompiendo la vidriera”.
— Símil
— El siguiente fragmento del escritor Rubén Darío: “Este era un rey que tenía un palacio de diamantes, una tienda hecha del día y un rebaño de elefantes, un kiosco de malaquita, un gran manto de tisú, y una gentil princesita, tan bonita, Margarita, tan bonita, como tú” Es de una obra que pertenece al:
— Modernismo
—Eres bastante impresionante, ma petite.
—Gracias.
—Impresionante —masculló el bastardo, cerró la carpeta y se recargo en el escritorio. No hice contacto visual —Tus profesores anteriores debieron ser bastante buenos.
—Ninguno que mereciera la pena, eran unos holgazanes.
—Phoebe siempre ha cambiado de profesores, nunca ha tenido uno que llenara sus expectativas.
—¿Y cuáles son sus expectativas, señorita?
—Ninguna que usted cumpla.
—Cómo ve —dijo mi abuelo, levantándose del sillón y doblando el periódico a la mitad —, mi nieta es un hueso duro de roer.
—Ya veo —murmuró el bastardo —. Trabajaré duro para cumplir las expectativas de la señorita.
—Le recomiendo mucha paciencia —mi abuelo colocó una mano en mi cabeza —, tiene el mismo carácter de su abuela y créame, es un milagro que no haya recurrido a los ansiolíticos.
—Muchas gracias, abuelo.
Él soltó una risa y sacudió mi cabello.
—Bien petite, tendré que salir por un par de días, te veré el lunes en el colegio a primera hora.
—¿Te vas? —pregunte impactada.
—Tranquila, iré a Suiza para unos asuntos, prometo traerte muchos regalos.
Fruncí los labios, maldición.
Mi abuelo salió de la biblioteca y cruce mis brazos en el pecho.
—Bien, ahora pasemos a algo ligero ¿conoces el cálculo diferencial?
—No soy imbécil.
—¿Cómo dije que tenías que contestar? — Me quedé callada, odiándolo cada vez más—, no escucho—mantenía un tono de voz aterciopelada y eso me hizo erizar.
—Conozco el Cálculo diferencial —gruñí.
Se removió de su lugar y se acercó más a mí.
—Si vuelve a golpearme, gritaré.
—No hay necesidad —volvió a hablar en ese tono —, no lo haré sí sé que aprendiste la lección.
—Usted y sus putas lecciones, dedíquese a lo que tenga que hacer y déjeme en paz.
—Ese no es el vocabulario de una señorita.
—A la m****a eso —me levante de mi silla —, si usted vuelve a poner una mano encima de mí, le juro que se arrepentirá para toda su vida, será muy apreciado por mis abuelos, pero usted pierde en todo esto, así que le sugiero que se dedique a lo que tenga que hacer y después desaparezca de mi vista.
Lo reté con la mirada, no dijo nada, simplemente me miró con su eterno semblante neutral, se retiró las gafas.
—Espero total y completa obediencia como respuesta, disciplina y educación de etiqueta, si usted, no cumple con esos términos, bueno, tendré que hablar con ciertas personas, para —cabeceó y sonrió un poco, eso me hizo tragar en seco —, bueno, escuché que le gustaría tomar los votos religiosos.
—Yo nunca...
—Pero puedo ser bastante convincente —sonrió un poco más. Abrí la boca ¿Qué m****a? —. Piénselo, Phoebe—mi nombre en su voz parecía ácido.
—Quiero estrangularlo.
—Y yo de vuelta —rodeo los hombros.
Lo miré fijamente, me había acorralado, bastardo maldito, me senté de nuevo en la silla del escritorio.
Soltó una risa ligera, ganaste esta vez, infeliz.
—Ahora, repetiré la pregunta ¿Conoce el cálculo diferencial?
Me mordí el labio inferior y apreté los puños.
—Pienso que la orden de las Carmelitas descalzas le quedaría perfecto...
—Sí, profesor.
—¿Cómo dijo?
Bastardo, eso dije.
—Sí, profesor.
—Bien, eso creí.
Después de dos horas de contestar ejercicios sin pausa, hice a un lado las hojas de los ejercicios y me recargué en el escritorio esperando que el bastardo los revisara.
Para ser un bastardo hijo de perra, era un hombre atractivo, parecía que rebosaba calma, astucia e inteligencia, pero también ejercía una energía bastante imponente, de piel dorada, cabello oscuro y ligeramente rizado, lo tenía corto y peinado hacia atrás dándole ese aire fresco y varonil, unos lindos pómulos altos, un mentón fuerte, tenía hoyuelos, lo cual no había visto cuando sonrió estúpidamente, tenía pestañas largas, incluso desde aquí podía verlas tras las gafas.
Tenía unas manos delgadas de largos dedos, como manos de músico, se llevó una de sus manos al mentón, el movimiento de encoger su brazo hizo que resaltase un poco más sus bíceps bajo la camisa blanca.
Era un bastardo bastante atractivo.
Pensé en chicos desde mis doce años, los veía de revistas o en la televisión, incluso en NY, cuando asistí al colegio, me había vuelto loca por Josh Min, el chico más guapo y popular, pero, no estuve el tiempo suficiente para poder acercarme a él.
Me consideraba bastante bonita, llamé la atención de muchos chicos, pero ninguno interesante.
Solo esperaba que, en este colegio encontrara a algún chico interesante, quizá alguien tan guapo como este bastardo, pero sin ser lo irritante. Este bastardo era joven, pero aún no sabía cuántos años tenía, sabía que no pasaba de los treinta, quizá ¿25? No, se veía más joven, quizá como mi hermano Eugene.
Aun así, alguien como él no estaría mal, alto y de ojos esmeraldas, incluso sus labios eran interesantes, muy seductores, ahora mantenía los labios entre abiertos y eso lo hacía verse bastante atractivo, ¿cómo sería besarlo? ¿Cómo podía ser mi primer beso?
Nunca había besado, pero... besar a alguien como él... besarlo
Entonces...sucedió, todo fue bastante borroso y no entendí nada.
De pronto, pensé en sus labios y ya estaba sobre su regazo, como si algo en mi estuviese hipnotizado, pasé mis brazos alrededor de su cuello y entonces acerque mi boca a la suya, era suave, caliente y húmeda.
Sentí entonces sus fuertes manos a mi alrededor, apretujándome a él haciendo que su colonia me inundara los sentidos, sentí un escozor en mis mejillas y un calor en mi cuerpo. Había un instinto en mí que no sabía que tenía y moví mis labios y él los suyos, me sentí extraña, no era una sensación desagradable, era, era algo... ¿lindo?
Sus manos pegaron mi cintura hacia él, su pecho en mi pecho y...
Lo alejé de golpe, lo miré a los ojos completamente sorprendida y fuera de trance. Estaba sofocada.
—Pho...
Salté de su regazo y corrí lejos de la biblioteca hasta mi habitación encerrándome. ¿Qué carajos hice?
Puse uno de mis vinilos y cerré con pestillo.
He pensado que lo sucedido fue un sueño, un sueño aterrador, extraño y algo real.Nadie dijo nada al día siguiente, todo fue completamente normal, así que he pensado que tengo razón y me convencí de que así fue, un sueño. Al verlo he comenzado a avergonzarme de mi, ¿la pubertad toco a mi puerta muy tarde? No entiendo la horda de hormonas que me han llegado, tengo mucho calor cuando estoy cerca de él, el pecho me palpita cuando me observa.Tal vez sea la presión de todo esto, por tal motivo no tengo energía para pelear con alguien, el fin de semana como el sábado por la mañana solo estuvimos en clase hasta el mediodía y me dejo en paz el resto del fin, solo lo vi entre las comidas.Me escondí de él todo el tiempo, jugué un poco con Percy, Roy y Chantal, una pequeña yegua blanca con manchas café. Después fui con Oscar y Cecil al campo de lavanda, aprendí a cortar las flores y el proceso de guardado, por tal motivo demoramos el resto del sábado.Para el domingo salí desde temprano de la
Estoy enfurruñada en el asiento trasero del auto, de alguna manera el clima combina con mi estado de ánimo, hay lluvia intensa ¿qué clase de loco tirano hace que asistas a clases a las siete de la mañana a medio verano?El transcurso de la casa al colegio es muy corto, solo han pasado diez minutos y Charly se detiene en una amplia rejilla que va hacia un sendero.—¿Nerviosa? —preguntó el bastardo junto a mí, debíamos venir juntos a la escuela, lo tenía pegado como una garrapata desde que tomamos el almuerzo.—Diría que ansiosa.—¿Ansiosa?—Quiero irme de aquí.En cuanto pronuncié aquellas palabras una edificación antigua de piedra apareció en mi visión, un escalofrío me recorrió la espalda.—Te ves linda—dijo con la mirada clavada en un libro en su regazo.
El día terminó con mi nula participación en el club de debate, podía retar a las personas que yo quisiera, pero entrar al club de debate era sumamente desgastante.Para la hora de salida Charly nos esperaba, tanto a mi abuelo y a mí, como a la tía Sophi y el insufrible bastardo, para entonces había dejado de llover.—¿Cómo te pareció el primer día de clases? —preguntó Sophi entusiasmada, se había sentado frente a nosotros, junto al bastardo.—Solo quiero participar en gimnasia y equitación.—Excelentes disciplinas—aprobó mi abuelo—, aunque fue una decepción no probar la equitación.—Siempre puedo practicar con Roy o Percy.Mi abuelo pasó un brazo por sobre mis hombros y me atrajo hacia él.—Estás cansada.—Si—cerré los ojos y me acurruqué en su pecho con olor a humo.Mi tía llenó el silencio con un parloteo con el bastardo, a quien escuché poco y con voz abrumada.Erick se detuvo frente a la casa.—Creo que dejará de llover—me dijo mientras me ayudaba a salir.—Una lástima.Caminé hac
Otro día de colegio, estoy parada frente a la puerta de la clase de Aritmética ¿Quién inicia con esas clases tan temprano?Hoy hace un poco de calor, afortunadamente no tengo que traer el uniforme de la capa.El saco se ve lindo, pero la camisa me asfixia un poco, inhalé fuerte y abrí la puerta, la clase estaba callada, veinte pares de ojos se giraron hacia mí, acribillándome.—Pasé, pasé señorita...—Chevallier—dije y entregué los papeles.—¿Phoebe o Belle?—Ambos.—Es un nombre muy largo, escoja uno.—Phoebe.—Bien, Phoebe este es tu libro, toma asiento, justo en medio de aquella clase, había una silla vacía, me di cuenta que, detrás de mí, estaba Gabriel, quien sonrió anchamente al verme.—Hola, Belle.Tome asiento, la clase ya
El comedor estaba rebosante, aunque me imaginaba los platillos diferentes, estos eran dignos de un gurmet, pinche unos cuantos guisantes de manera distraída, Kim y Gabriel charlaban animadamente.—¿Belle? —llamó Kim.—¿Hum?—Preguntaba ¿de dónde vienes?—Creo que le parece aburrido—bromeó Gabriel masticando su carne.Solté una risita, disimulando.—Nací en Paris, pero los últimos dos años viví en Nueva York.—¿En serio? —saltó Kim desde su silla —, nunca he ido ¿Cómo es?—Increíble —quería relajarme, de verdad lo deseaba, desvié mis pensamientos de lo ocurrido con el bastardo y me centré en la conversación, estaba tratando de hacer amigos —. Nunca he conocido una ciudad con tanto acceso a una buena cantidad de dulces.Ambos soltaron risillas, después de eso entendí que debía dejar de lado las preocupaciones, me encogí mentalmente de hombros, Aidoneo Rossetti había terminado sucumbiendo al mismo lastre que mi familia.—¡Mira! Es la señorita Perrieta, debo ir a preguntar algo, ahora vue
El abuelo se quedó en Paris.Dormité un poco hasta que la canción Baby I love your Way me despertó, me estiré en el sillón del auto y miré hacia la ventana, hacia algo de sol, con un atardecer muy lindo.No pude evitar hacer muchas compras, demasiado estrés acumulado lo ameritaba, así que ahora mi uniforme tal vez está en una de las tantas bolsas, entre Dior, Ellese, Kappa, CH, no pudo estar segura.De lo que si estaba segura, era de parar un buen trato en el salón y cambiarme el horrible uniforme por unas lindas botas gogo blancas, una mini falda negra hasta el muslo y un top blanco de manga larga, mi alma descanso cuando mi cabello recibió el tratamiento adecuado, ahora se veía brillante, con vida, incluso había descubierto el nombre del tono de mi cabello “Bronde” e hicieron maravillas con él, su movimiento, lento, liso, suave, terminaron por adornarlo con un peinado a una coleta media y algo abultada y un moño blanco, era una buena idea para mi cita de mañana.Después de la ardua
—Creí que nunca saldrías. —También lo pensé—contesté con un hilo de voz. Me había cambiado tan rápidamente, desesperada por salir de ese lugar y que el torrente de mis pensamientos se detuviera. Opté por un flojo vestido celeste y deportivas blancas, hice un intento mediocre por copiar el peinado de ayer, aunque no quedó como esperaba fue soportable. Cuando pude, arrastré a Gabriel lejos de la casa, ahora recorríamos el largo campo de lavandas. —En realidad no es aquí donde quiero llevarte. —Creí que nos pondríamos a cortar un par de flores—solté una risa. —Podemos quererlo si quieres. —No, está bien, ¿Dónde vamos? —¿Nunca has ido a la villa? —Jamás —Bueno, Belle, prepárate para experimentar una tarde lejana de los lujos. Recorrer el camino del capo de lavandas hacia la Villa Lumière fue toda una travesía, la bicicleta de Gabriel tenía dos asientos, alargada de un rojo brillante con una canastilla en la parte trasera. Nos caímos un par de veces en el camino, debo admitir
Han pasado tres días desde que salí con Gabriel.Tres días en lo que he evitado a toda costa al bastardo.El sábado Gabriel y yo regresamos justo antes de que se oscureciera, a lo cual, Aidoneo y Cecil no habían regresado, pero tampoco quise saber lo que había pasado con ellos.El domingo era mi día libre, así que desde temprano me pegué a las faldas de Blanche y la acompañé a Marsella para las compras, Cecil no nos acompañó, quiso visitar a su familia en Saint Tropez. Así que regresaos por la noche a la casa, a lo cual, con éxito, tampoco lo vi.El lunes por la mañana me vestí temprano para engullir mi almuerzo y terminar a tiempo cuando él bajó para tomar el suyo.Hice una apuesta con Tate y si lo vencía en un juego de papel o tijera me dejaría ir al frente por tiempo indefinido, le preocupaba tanto mi aprobación que se dejó convencer de ello y gané.Así que el lunes logré evitar a Leonard en el camino, a excepción de su clase antes del almuerzo, estuve evitándolo tanto que su mirad