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CAPÍTULO 4 ALGO QUE NO DEBÍA

Lo odio, lo odio al infeliz.

Tengo que pasar cinco horas encerrada en la biblioteca, afortunadamente mi abuelo está presente, no he podido tener a gusto mi explosión y arranques para gritarle la sarta de cosas que necesito gritarle, estúpido profesor de pacotilla

— Identifica la métrica del siguiente poema “Al que trato de amor, hallo diamante y soy diamante, al que de amor me trata, triunfante quiero ver al que me mata y mato al que me quiera ver triunfante”

— Endecasílabo—gruñí.

— Según la poética de Aristóteles.

— Lo épico es objetivo, describe historias fantásticas o reales de dioses y hombres. Lo lírico es subjetivo, expresa emociones y sentimiento y o dramático se puede representar —recité.

— ¿A qué figura retórica pertenece el siguiente enunciado?  “la lluvia como finísimas flechas afinadas caía rompiendo la vidriera”.

— Símil

— El siguiente fragmento del escritor Rubén Darío: “Este era un rey que tenía un palacio de diamantes, una tienda hecha del día y un rebaño de elefantes, un kiosco de malaquita, un gran manto de tisú, y una gentil princesita, tan bonita, Margarita, tan bonita, como tú” Es de una obra que pertenece al:

— Modernismo

—Eres bastante impresionante, ma petite.

—Gracias.

—Impresionante —masculló el bastardo, cerró la carpeta y se recargo en el escritorio.  No hice contacto visual —Tus profesores anteriores debieron ser bastante buenos.

—Ninguno que mereciera la pena, eran unos holgazanes.

—Phoebe siempre ha cambiado de profesores, nunca ha tenido uno que llenara sus expectativas.

—¿Y cuáles son sus expectativas, señorita?

—Ninguna que usted cumpla.

—Cómo ve —dijo mi abuelo, levantándose del sillón y doblando el periódico a la mitad —, mi nieta es un hueso duro de roer.

—Ya veo —murmuró el bastardo —. Trabajaré duro para cumplir las expectativas de la señorita.

—Le recomiendo mucha paciencia —mi abuelo colocó una mano en mi cabeza —, tiene el mismo carácter de su abuela y créame, es un milagro que no haya recurrido a los ansiolíticos.

—Muchas gracias, abuelo.

Él soltó una risa y sacudió mi cabello.

—Bien petite, tendré que salir por un par de días, te veré el lunes en el colegio a primera hora.

—¿Te vas? —pregunte impactada.

—Tranquila, iré a Suiza para unos asuntos, prometo traerte muchos regalos.

Fruncí los labios, maldición.

Mi abuelo salió de la biblioteca y cruce mis brazos en el pecho.

—Bien, ahora pasemos a algo ligero ¿conoces el cálculo diferencial?

—No soy imbécil.

—¿Cómo dije que tenías que contestar? — Me quedé callada, odiándolo cada vez más—, no escucho—mantenía un tono de voz aterciopelada y eso me hizo erizar.

—Conozco el Cálculo diferencial —gruñí.

Se removió de su lugar y se acercó más a mí.

—Si vuelve a golpearme, gritaré.

—No hay necesidad —volvió a hablar en ese tono —, no lo haré sí sé que aprendiste la lección.

—Usted y sus putas lecciones, dedíquese a lo que tenga que hacer y déjeme en paz.

—Ese no es el vocabulario de una señorita.

—A la m****a eso —me levante de mi silla —, si usted vuelve a poner una mano encima de mí, le juro que se arrepentirá para toda su vida, será muy apreciado por mis abuelos, pero usted pierde en todo esto, así que le sugiero que se dedique a lo que tenga que hacer y después desaparezca de mi vista.

Lo reté con la mirada, no dijo nada, simplemente me miró con su eterno semblante neutral, se retiró las gafas.

—Espero total y completa obediencia como respuesta, disciplina y educación de etiqueta, si usted, no cumple con esos términos, bueno, tendré que hablar con ciertas personas, para —cabeceó y sonrió un poco, eso me hizo tragar en seco —, bueno, escuché que le gustaría tomar los votos religiosos.

—Yo nunca...

—Pero puedo ser bastante convincente —sonrió un poco más. Abrí la boca ¿Qué m****a? —. Piénselo, Phoebe—mi nombre en su voz parecía ácido.

—Quiero estrangularlo.

—Y yo de vuelta —rodeo los hombros.

Lo miré fijamente, me había acorralado, bastardo maldito, me senté de nuevo en la silla del escritorio.

Soltó una risa ligera, ganaste esta vez, infeliz.

—Ahora, repetiré la pregunta ¿Conoce el cálculo diferencial?

Me mordí el labio inferior y apreté los puños.

—Pienso que la orden de las Carmelitas descalzas le quedaría perfecto...

—Sí, profesor.

—¿Cómo dijo?

Bastardo, eso dije.

—Sí, profesor.

—Bien, eso creí.

Después de dos horas de contestar ejercicios sin pausa, hice a un lado las hojas de los ejercicios y me recargué en el escritorio esperando que el bastardo los revisara.

Para ser un bastardo hijo de perra, era un hombre atractivo, parecía que rebosaba calma, astucia e inteligencia, pero también ejercía una energía bastante imponente, de piel dorada, cabello oscuro y ligeramente rizado, lo tenía corto y peinado hacia atrás dándole ese aire fresco y varonil, unos lindos pómulos altos, un mentón fuerte, tenía hoyuelos, lo cual no había visto cuando sonrió estúpidamente, tenía pestañas largas, incluso desde aquí podía verlas tras las gafas.

Tenía unas manos delgadas de largos dedos, como manos de músico, se llevó una de sus manos al mentón, el movimiento de encoger su brazo hizo que resaltase un poco más sus bíceps bajo la camisa blanca.

Era un bastardo bastante atractivo.

Pensé en chicos desde mis doce años, los veía de revistas o en la televisión, incluso en NY, cuando asistí al colegio, me había vuelto loca por Josh Min, el chico más guapo y popular, pero, no estuve el tiempo suficiente para poder acercarme a él.

Me consideraba bastante bonita, llamé la atención de muchos chicos, pero ninguno interesante.

 Solo esperaba que, en este colegio encontrara a algún chico interesante, quizá alguien tan guapo como este bastardo, pero sin ser lo irritante. Este bastardo era joven, pero aún no sabía cuántos años tenía, sabía que no pasaba de los treinta, quizá ¿25? No, se veía más joven, quizá como mi hermano Eugene.

Aun así, alguien como él no estaría mal, alto y de ojos esmeraldas, incluso sus labios eran interesantes, muy seductores, ahora mantenía los labios entre abiertos y eso lo hacía verse bastante atractivo, ¿cómo sería besarlo? ¿Cómo podía ser mi primer beso?

Nunca había besado, pero... besar a alguien como él... besarlo

Entonces...sucedió, todo fue bastante borroso y no entendí nada.

De pronto, pensé en sus labios y ya estaba sobre su regazo, como si algo en mi estuviese hipnotizado, pasé mis brazos alrededor de su cuello y entonces acerque mi boca a la suya, era suave, caliente y húmeda.

Sentí entonces sus fuertes manos a mi alrededor, apretujándome a él haciendo que su colonia me inundara los sentidos, sentí un escozor en mis mejillas y un calor en mi cuerpo. Había un instinto en mí que no sabía que tenía y moví mis labios y él los suyos, me sentí extraña, no era una sensación desagradable, era, era algo... ¿lindo?

Sus manos pegaron mi cintura hacia él, su pecho en mi pecho y...

Lo alejé de golpe, lo miré a los ojos completamente sorprendida y fuera de trance. Estaba sofocada.

—Pho...

Salté de su regazo y corrí lejos de la biblioteca hasta mi habitación encerrándome. ¿Qué carajos hice?

Puse uno de mis vinilos y cerré con pestillo.

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