Escucho…
Aullidos lobunos que resuenan en mi cabeza, alguien tararea una melodía, suena a tranquilidad. Alguien canta una canción de cuna, su voz me atrapa y no me deja querer despertar, me lleva a lo más profundo de mi sueño, suena hermosa. Es otro idioma que desconozco. Pero sus arrullos me tranquilizan. Es más, me dejo dormir por ellos, buscando su consuelo, su arrullo…
Alguien canta con más dulzura, su voz penetra en mi sueño de tal manera que me hace acomodar mi cuerpo, a pesar de sentir el cuerpo de mi mate, quiero a alguien más. Otro ser.
En algún momento mis ojos despegan sus párpados, parpadean hasta aclarar mi vista y poder enfocar mí alrededor. Siento algo picudo en mi espalda, la brisa helada agita mi ropa y cabello, pero no siento frío. A mi vista, hay un cielo estrellado, una hermosa Luna llena. Tan grande, que sentía que pod&iacut
Isabella—¿Muerto?Mi mente rememoró esa escena y un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. —Luego de eso, mi voz se perdió por unos días. El Alfa me encomendó a su hijo para que cuidara de mí, según él, para que no saliera lastimada —Siento cierta tensión por parte de Erick, creo que no le agrada saber que mi antiguo mate estuvo vigilando cada acción mía—. Pero, poco después no soporte llevar las cosas así, yo no estaba… bien. El me detestaba, pero su lobo me amaba y no soportaba ver como todo se volvía tóxico —Agitada por la declaración me giro y observo su rostro, ambos nos vemos a los ojos—. Lo rechace, fui yo quien terminó con eso.—¿Tú? Pero creí que… habías dicho…—Se lo que dije —Aclaré de in
IsabellaComo loca estaba comenzando a guardar todo lo que traía conmigo el primer día que llegué a esta manada. En mi mochila iba los cambios de ropa, recuerdos y alguna que otra poción que Are me regaló. Según ella, las necesitaría.Erickson estaba de pie en el umbral de la puerta de brazos cruzados y sólo teniendo la absoluta atención en mí. Seguía nerviosa, anoche después del desmayo desperté desorientada, pero volví en mis cinco sentidos al recordar todo. Llamé de nuevo a mi madre y le dije que regresaría al sig
Mi imagen de una bienvenida cálida y llena de alegría fue opacada por el ambiente que se creó después de ver al chico que tengo a mi lado izquierdo. Todo estaba tenso. Mis padres no dijeron nada, el Alfa y su hijo tampoco. Me acerqué otros dos pasos y fue suficiente para que mi madre se acercara corriendo y me abrazara como sólo ella sabía hacerlo. Acepté gustosa su gesto. Papá no tardó en unirse, entre los tres suspiramos al tenernos cerca. Fue como recobrar vida en ese instante. Mi familia, la tenía de vuelta.—Los extrañe.—Nosotros a ti hija —Dijo mamá. Me apretaron más sacando el aire de mis pulmones y sonreí por eso—. Mucho.—Demasiado. —Corrigió papá. Reí al verlos así, tan emocionados al igual que yo.—Ah —Me aleje, recordando que traía conmigo a Erick. Gire mi r
MaxwellLas veces que fui testigo de los castigos de mi padre en mi niñez, quede traumado en la forma cruel que castigaba. Sus métodos más sutiles eran desgarrar trozo por trozo la piel con un cuchillo de cocina, hasta cortar dedos lentamente. Obviamente la manada no se daba cuenta de nada, sólo sabían que las personas osadas que desafiaban su ley no volvían. Comencé a pensar lo peor cuando está mañana Isabella le alzó la voz en medio del desayuno.Nunca había visto a Dimitri tensar la mandíbula y contener la ira ante semejante humillación, lo peor, en su propia casa. Isabella estaba ganando un lugar en el calabozo y, no el mejor.—Cázala, secuéstrala, manipula ¡O ve con una maldita bruja! Pero a esa chiquilla malcriada la quiero de nuestro lado ¡Ya!Caminaba como León enjaulado por toda su oficina, la rabia er
IsabellaUna palabra dirige mi vida últimamente:estrés.Entre el colegio, deberes impuestos por el Alfa, ocultar mi identidad, salida con mis padres -aunque aquí me estresa el no llegar a tiempo para pasarla juntos-. ¡Sobre todo mantener al Alfa en su lugar! Ese hombre causa más problemas de los que pensé.Justo ahora me encuentro en el patio, sentada en una silla frente a la mesa del jardín, se había vuelto mi lugar para las tareas y pasarla con Erickson. Apenas habían pasado unas semanas desde que estamos aquí y eran las mejores. Dejando de lado la intromisión del Alfa en mi vida. Algún día le daré su merecido.—¿Qué tal todo? —Preguntó Erick acercándose. Había llegado recién, según me comentó antes de irse, mi madre le invitó para charlar. Comenzaba a ll
Mi cabeza daba vueltas, el hedor a humedad y hierbas se coló por mi nariz causando mi despertar inmediatamente. Al abrir los párpados, los muros de piedra desgastados fue lo primero que vi. Esto era parecido a un calabozo antiguo. Los barrotes eran nuevos, no cabía duda, pero las paredes junto con el lugar apestaban a viejo.Levante mi cuerpo de donde estaba tumbado, camine alrededor en círculos sólo para detectar olores y darme una idea de donde estaba metida. No había nada más que bosques bañados del rocío, humedad en la tierra y paredes. Eso y el olor a cazador, la sangre seca impregnada en sus cuerpos me decía que había más de cinco docenas alrededor de este lugar. Quiz&aacu
IsabellaNo he comido en días, mi cuerpo está débil, esos hombres vienen cada noche a inyectar un líquido espeso y doloroso de color rojo, parecido a la sangre coagulada. Después de cada inyección término retorciendo mi cuerpo del calor que me invade, quedo paralítica por minutos y después caigo en un sueño profundo.No tengo la menor idea de cuantos días han pasado, a pesar de ver el sol y la noche, no tengo claro el tiempo que paso dormida. No sé dónde estoy, no sé qué me hacen, no sé qué me espera, no sé nada y no puedo hacer nada. Me volví tan patética en tan poco tiempo. Sólo deseo volver a él...—Erick... por favor... ayúdame...Me cansé de rogar por el cada que despierto. Me duele todo, duele incluso mi alma. Comienzo a caer en picada. No puedo ni con mi
Maxwell—Tercia de ochos... —Saque mis cartas y las mostré, Erick sonrió burlón. Era mala señal para mí.—Tercia de... ¡Ases!—¡Oh vamos! Cruce mis brazos sobre mi pecho bufando por mi pérdida, otra vez. Mi compañero de juego sólo sonrió y se regocijo con el dinero ganado. Sí, no era divertido cuando no apostaba.
Último capítulo