CAPÍTULO 27

En dos patrullas los policías subieron a regañadientes a los cuatro hombres y se marcharon de inmediato. Un oficial se quedó junto a Gema y sus padres.

—Lastimosamente este tipo de delitos son castigados con multas y si no se consiguen pruebas que los hagan culpables, saldrán libres luego de una hora. Por ahora deben acompañarme.

El oficial los observó a todos atentamente y guió hacia la patrulla. Parecía que los tres habían visto un muerto, estaban tan pálidos como un papel. Se dirigieron hacia una estación de policía de Londres para dar declaraciones.

—¿Conoce usted a alguno de estos señores? —El oficial interrogó.

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