Maya.
Mientras observaba el cielo oscuro, iluminado por la brillante luna, me puse de pie en el césped y comencé a danzar, con la mirada fija en el resplandor lunar. Esta extraña costumbre, arraigada desde mi infancia, siempre me ha intrigado. Sin embargo, al notar una figura en el balcón, cesé mis movimientos abruptamente. Era el señor Valentino, observándome con su mirada penetrante. Su presencia siempre despierta un torbellino de emociones en mí, aunque me resulta desconcertante experimentarlo. —Maya estúpida—me recriminé mentalmente, sumiéndome en un sentimiento de indignidad.
Dejo de mirar hacia el balcón y decido entrar a la mansión, pero detengo mis pasos al ver al Señor Valentino en el lumbrar de la puerta. ¿En que momento llego aqui?... Él me sonrió antes de acercarse a mí.
Me sorprendió con su cabello recién mojado y un aroma a perfume lujoso, lucía notablemente atractivo.
—Te gusta apreciar la luna llena— comentó con amabilidad.
—Si señor, disculpe que este merodeando por su Jardín sin su permiso.
—No te preocupes, pequeña. Eres bienvenida aquí siempre que lo desees. Pero¿cómo has venido a trabajar aquí?— preguntó con curiosidad.—¿Cómo te llamas?—Nuevamente preguntó con amabilidad.
—Mi nombre es Maya, señor— respondi nerviosa por su cercanía.
El señor Valentino sonrió, haciendo que mi corazón latiera aún más rápido.
—Lucrecia me contrató—Dije a lo que él asintió, pero luego me miró con curiosidad
—¿Y tus padres?—
Una sonrisa triste se dibujó en mi rostro —No tengo padres, soy huérfana. Crecí con las monjas en un reformatorio—respondi sin quitar la mirada de el.
—Lo siento, puedes estar aquí la veces que quieras.
—Gracias señor Valentino —Agradezco apenada...
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Al adentrarme en la habitación contigua a la cocina, la tensión que sentía cerca del Señor Valentino se hizo evidente. A pesar de los rumores que circulaban sobre él, describiéndolo como un hombre arrogante y poco afable, con una rigidez en su trato y poco dado a la conversación, me di cuenta de que tal vez esas percepciones eran injustas.
Cambiando de tema, me embargaba la angustia por lo que estaba ocurriendo en el convento. Los hombres que me buscaban amenazaban con arrebatarle el Orfanato a las monjas... y todo parecía ser mi culpa. Bajé la cabeza, desorientada y sin saber qué hacer. Sentía la urgencia de encontrar una solución para detenerlos y proteger a las monjas de sus constantes intimidaciones y acechos.
Al día siguiente llegó al Orfanato con determinación, sin embargo mi confianza se desvaneció cuando me encuentro con los hombres de Igor Lombardo. Aque magnate el cual las hermanas le deben una inmensa cantidad de dinero el cual pensaron que fue para beneficio del Orfanato, no obstante todo era una tregua para atraparme y querer obligarme a irme con él. Ese italiano haría lo posible por tenerme a la fuerza.
Intentó persuadirlos para que le dieran más tiempo para reunir el dinero, pero uno de ellos sacó una pistola, amenazando con disparar si no accedía a sus demandas.
—Si no vienes con nosotros, ellos morirán— me advirtieron fríamente—Te has comprometido a salvar este lugar y a esas viejas. Por lo tanto, pagarás con tu cuerpo, seras la mujer del Don.
Conmocionada y a punto de gritar, intente resistirme, pero los hombres me tomaron con violencia. A pesar de mi intento de morder la mano de uno de ellos, recibi una bofetada que me hizo retroceder. Al ver la amenaza de hacerle daño a uno de los niños, me obligó a calmarme, aunque en mi mente bullía la necesidad de encontrar una solución...
—Dame tiempo, Porfavor. Esta semana hare lo posible por pagar, dile al Italiano que no puedo ser su mujer.
—No es necesario —Rugio una fuerte voz a mi espalda.
Mi corazón se acelero al ver que era el señor Valentino. Sus ojos estaban fijos en mi... podía ver su molestia, giro su rostro hacia los hombres y molesto se acercó a ellos.
—¿Cuanto le debe ella, pagaré todo? Que sea la última vez que vienen con amenaza a este lugar. No permitiré que intenten llevarse a la chica a la fuerza.
Qué hombre tan admirable.
—Usted no debería involucrarse en este asunto. No creo que pueda cubrir la gran inversión del Don —replica uno de los tipos, mirando despectivamente al Señor Valentino.
Valentino estalla en carcajadas ante el comentario del hombre. Su determinación me deja boquiabierta.
—Puedo pagar eso y mucho más... dile a ese tal Don que puede enviar su número de cuenta americana de inmediato, o bien, que me contacte.
Los mafiosos observan al Señor Valentino con hostilidad. El chófer se acerca a ellos y les entrega una tarjeta. Ellos aceptan y luego me miran a mi por un segundo para después hablarle a Valentino.
—¿Quién es usted? Conoce a esta Chica—pregunta el tipo alto y fornido que aún me sujeta con fuerza.
—Deja a la chica y resolvemos esto de una vez. Es lo último que te diré —responde Valentino con voz amenazante. El hombre me suelta bruscamente y me alejo de ellos para acercarme a una de las monjas, que se nota asustada, al igual que los niños.
Valentino habla con los tipos sin temor, mientras tanto veo a algunos pequeños algo asustados.
—Maya, Dios mío, pensé que te llevarían con Don Igor. Lamento que estés pasando por todo esto por nuestra culpa —me dice la Hermana Lucía, acaricio su mejilla, ya mojada por las lágrimas.—¿Conoces a ese señor? —pregunto, limpiándose las lágrimas.
—No te preocupes, conozco a ese señor, el dueño de la mansión en la que trabajo.
—Gracias al cielo, pequeña —susurra Lucia. Asiento dedicándole una sonrisa y le indico que entre al convento con los niños. Veo que los tipos se van, pero no sin antes dirigirme una mirada amenazante.
—Señor Valentino, muchas gracias —le digo, observándolo detenidamente. Mi corazón palpita fuerte, su mirada es fría pero parece contener muchas cosas no dichas. Ahora estoy en deuda con él y no sé si será algo bueno.
—¿Estás bien? —asiento apenada— Me llamo Valentino, no vuelvas a llamarme Señor.
—Lo siento, señ... Valentino. Le pagaré lo que hizo por nosotros.
—¿Cómo lo harás? —pregunta con una sonrisa de lado que provoca miles de chispas en mi sistema nervioso, acerca su mano en mi mejilla la cual aun duele por la bofetada de hace un rato.
—A como usted quiera—Logre decir sin ser consciente de lo que dije.
¿Ahora en que rayos estoy metida?
Valentino.Estaba satisfecho por lo que acaba de hacer. Cuando Mi hombre de confianza me llevó la información de investigación sobre Maya, quedé asombrado.Realmente no tenia padres, era huérfana, creció en un convento que estaba en construcción, pero que se construyó de poco a poco gracias a un tal Igor él Don italiano, lo llamaba, dejaba mucho dinero según por los niños, sin embargo su plan con el tiempo era reclamar ese dinero que invertio en la casa hogar por medio de Maya, la joven de 20 años, al parecer era una mujer que varios hombres desean.Vaya incluyéndome a mi, pero en mi mundo es prohibido conectarse sentimientalme con una humana. Sea amorosa o parental.Dejo a un lado mis pensamientos dispersos para enfocarme en la narrativa que Emilio comparte sobre Maya cuando era una bebé recién nacida y abandonada, me imagino que por sus verdaderos padres.—Al parecer, la dejaron en una caja cerca del convento cuando era apenas una bebé La Hermana Llamada Lourdes la crió, pero nunca
Maya.Mis uñas eran víctimas constantes de mis nervios. Desde aquel entonces, no he vuelto a verlo, ni he sabido nada del señor Valentino. Lo peor fue haber dicho que hiciera lo que quisiera conmigo. Claramente, me estaba entregando a él en bandeja de plata. Después de todo, el Don, quien sabe qué podría hacer conmigo, llevaba años acosándome y rogándome que fuera a vivir a su mansión, cosa que jamás hubiera hecho ni por necesidad. Ahora, resonaba en mi cabeza la frase que le dije al señor Valentino.―Como usted quiera. Vaya, qué tonta he sido. Seguro piensa que soy una fácil... En fin, haría lo que fuera. Después de todo, él me ayudó en ese momento crucial. Fue como un ángel apareciendo justo cuando esos matones planeaban llevarme a la fuerza, y para colmo, querían lastimar a los pobres niños inocentes, incluyendo a las monjas. Dejo de lado mis pensamientos al escuchar la puerta de la habitación abrirse. Lucrecia se acerca a mí, su rostro serio, ¿qué estará pasando?―Mi pequeña, creo
ValentinoEra una experiencia increíble sentir los labios suaves e inexpertos de Maya. Esta chica despierta sensaciones delirantes en mí, un deseo ardiente de poseerla. Esta noche confirmó que no me es indiferente y estoy decidido a hacerla sentir bien mientras aún persigo mi propia luna. La necesito, y cuanto antes sea mía, mejor. Pero al mismo tiempo, siento la responsabilidad de protegerla. Maya se está infiltrando en mi piel sin ser consciente del peligro que corre. Solo espero que no salga lastimada, ya que es simplemente una humana que no debería estar vinculada con un hombre lobo como yo. Sería fatal para ella adentrarla en mi mundo, en lo que realmente soy.Por otro lado, tengo asuntos pendientes en Mystralón. Necesito averiguar qué está sucediendo con los clanes. Emilio me informó sobre un mensaje que requiere mi atención urgente, por lo tanto le mando un mensaje.Me recuesto en la acolchada silla y reflexiono sobre los clanes oscuros. ¿Qué pretenden? ¿Qué buscan? ¿Y qué harán
MayaSentí nerviosismo cuando Lucrecia me informó que esta noche el señor Valentino deseaba llevarme a cenar. No reveló muchos detalles, pero intuí de qué se trataba.Durante días, me he preguntado si él tiene alguna persona a su lado, alguien con quien compartir su vida. Es apuesto, posee un carácter dominante y, sobre todo, es un magnate cuya riqueza supera incluso la de los reyes del país.―Mi niña, fue un error traerte a esta mansión. No tengo idea de qué planea el señor contigo ―me advierte Lucrecia con preocupación.―No te preocupes, estoy bien. Es solo que le caí bien e incluso está ayudando a las hermanas y a los niños. Fui a verlos y estaban muy felices ―respondí, sorprendida por la generosidad de Valentino.Realmente me sorprendió ver a los niños tan alegres, rodeados de regalos, comida y camas cómodas. En apenas unos días, Valentino cumplió con todo lo que le pedí, y eso solo aumenta mi deseo por él. Sé que lo hace por mí, es diferente a Igor, quien me quizo comprar; en camb
Capitulo subido de tono +18ValentinoContemplaba con admiración el cuerpo desnudo de Maya, sintiendo cómo su perfección me envolvía por completo. Aunque ella estaba avergonzada con los ojos cerrados, pero para mi es una fuente de fascinación irresistible. La idea de marcarla para poseerla cruzó mi mente, no obstante la rechace de inmediato. Sabía que convertirla en mi esclava, como hacían algunos solitarios desesperados, era una línea que no podía cruzar. Los otros clanes nunca lo aceptarían; los híbridos eran tabú, y cualquier indicio de su existencia podía desatar una guerra.Dejé de lado cualquier pensamiento para concentrarme por completo en la belleza que tenía justo enfrente de mí.—Abre los ojos- pedi suavemente. —Quiero que veas todo lo que está por venir.—Me da vergüenza que me veas así—respondió nerviosa.Rió apartando sus manos de su rostro, me acerco para besarla con pasión, embriagado por su aroma y la suavidad de su piel. Desnudos, nos fundimos en un abrazo piel con pie
Maya Despierto con una sonrisa tonta en los labios, el recuerdo de la noche anterior aún esta fresco en mi mente. Buscó a Valentino con la mirada, pero note que él no estaba en la cama. En su lugar, lo veo de pie junto a la ventana, observando el amanecer.Eran las 6 de la mañana y me sentía cansada y adolorida, pero también plena y satisfecha por lo que habíamos compartido. Con un suspiro de contento, me incorporó en la cama acomodandome entre las sábanas.—Hola —salude con voz suave, captando la atención de Valentino.Él se giró hacia mi, con una sonrisa enigmática en los labios.—Buenos días, preciosa —respondió, acercándose a la cama con pasos lentos y seductores.Lo observó cómo se acercaba a mi, sintiendo una mezcla de excitación y anticipación.Valentino se unió junto a mi en la cama, para luego entregarnos nuevamente a la pasión, pero esta vez era diferente, más intenso que la noche anterior. Cada contacto era como un fuego que nos consumía, dejándonos sin aliento y ansioso p
ValentinoEstaba absorto en un pensamiento sobre Maya. Desde aquella noche que pasamos juntos, no he logrado sacarla de mi mente. Su calor, su fragancia, se han infiltrado en mi ser, haciéndome aún más necesitado de ella. No puedo entender que me está pasando incluso me siento desanimado.No puedo evitar revivir cada instante compartido, cada sonrisa, cada mirada por parte de ella. Cada vez que cierro los ojos, su imagen se materializa ante mí, y el eco de su risa resuena en mis oídos. Me encuentro anhelando su presencia, ansiando el momento en que pueda sentir de nuevo su cercanía. Sin embargo, a pesar de mis esfuerzos, su recuerdo persiste, envolviéndome en una bruma de nostalgia y deseo.—Maya es solo una humana de la cual debo alejarme lo antes posible— Susurro para mi mismo.No puedo permitirme seguir con esto. No obstante, es algo inevitable e inexplicable. A pesar de mis esfuerzos por apartarla de mis pensamientos, su presencia sigue envolviéndome, como un imán que me atrae hac
ValentinoDespués de aquel encuentro tan intenso e íntimo con Maya, la llevé a su habitación y la dejé allí, ya que estaba dormida. La observé por un momento y noté un tatuaje en su muñeca, de hecho, eran varios. A pesar de haberla conocido hace semanas, apenas me doy cuenta de los tatuajes ahora. Con un suspiro, decido que debo irme, ya que en unas horas regresaré a Mystralón.Antes de partir, me acerco y le doy un beso en la mejilla. Lo que estoy sintiendo no debería ser bueno, sin embargo, es inevitable.Salgo de la mansión y me dirijo hacia el bosque, donde Gabriel y Emilio me esperan.—Hola, señor Valentino —saluda Gabriel, a lo que yo respondo con un gesto de saludo.—Mi lord, debemos partir, está por anochecer en Mystralón.—Vamos —digo, mirando a mi alrededor. No sé qué es, pero siento una sensación extraña. Negando con la cabeza, entramos al portal que nos llevará directamente a nuestro mundo.Abro los ojos al escuchar a las aves chillar en mi mundo. Aún no estaba oscureciendo