Capítulo ~4~

Valentino.

Estaba satisfecho por lo que acaba de hacer. Cuando Mi hombre de confianza me llevó la información de investigación sobre Maya, quedé asombrado.

Realmente no tenia padres, era huérfana, creció en un convento que estaba en construcción, pero que se construyó de poco a poco gracias a un tal Igor él Don italiano, lo llamaba, dejaba mucho dinero según por los niños, sin embargo su plan con el tiempo era reclamar ese dinero que invertio en la casa hogar por medio de Maya, la joven de 20 años, al parecer era una mujer que varios hombres desean.

Vaya incluyéndome a mi, pero en mi mundo es prohibido conectarse sentimientalme con una humana. Sea amorosa o parental.

Dejo a un lado mis pensamientos dispersos para enfocarme en la narrativa que Emilio comparte sobre Maya cuando era una bebé recién nacida y abandonada, me imagino que por sus verdaderos padres.

—Al parecer, la dejaron en una caja cerca del convento cuando era apenas una bebé La Hermana Llamada Lourdes la crió, pero nunca supieron quién fue la persona que la abandonó allí. Al pasar los años Lucrecia se encariño y llevaba ropas, comidas, pero no hubo oportunidad de adoptarla. Es ahí donde entra el Don Igor, el cual amenaza con demoleder la casa hogar si adoptan a Maya.

Maldito degenerado, estaba obsesionado con la chica desde que era una niña.

Pero Lucrecia, ella.

—Tienes más información sobre ese tipo y como llego al convento aparte de las personas que la abandonaron.

Muevo la cabeza intrigado. Ningún informe menciona el paradero de la persona que la dejó en el convento, aparte de como ese miserable conoce de ella. O como llego al convento.

Dejo los papeles a un lado, me levanto de la silla y miro hacia el jardín. Parece que esta noche no ha salido.

—Emilio, tal vez esta obsesión termine cuando encuentre a mi luna.

—Sí, señor, es lo más probable.

—La deseo tanto, Emilio ninguna humana a llamado mi atención como esta chica. Sabes las leyes de mi mundo. Sin embargo solo saciare mi sed...

—Solo no permita que entre en su corazón mi lord— Niego sumergido en este dilema.

—Encuentra más información sobre ella. Además, no te olvides de buscar pistas sobre los Camaleones. Tengo un mal presentimiento sobre ese clan que ha tomado raíces en este mundo...—Miro desesperado hacia afuera, necesito verla.

—Como usted diga, señor... me retiro.

Cuando Emilio se va, me quedo sumergido en mis pensamientos sobre esa chica. Mi cuerpo la reclama desesperadamente.

"A como usted quiera"—esa frase sigue resonando en mi mente. Estoy dispuesto a hacer cualquier cosa por ella, pero sé que debo darle tiempo. Pronto habrá luna Roja y sé que necesitaré partir a Mystralón para la batalla con los monstruos que reaparecen con la Luna Roja.

***

Semanas después.

Observo a los accionistas mientras conversan en la franquicia de la Empresa, pero mi mente sigue ocupada en la forma en que mandé a cazar a esos desgraciados que intentaban infiltrarse en nuestro territorio en Las Vegas. Una sonrisa se forma en mi rostro al recordar cómo suplicaban por sus vidas y mencionaban a los traidores. Seis de ellos están aquí en esta oficina, conspirando para derrocar mi empresa y comprar acciones. No tienen idea de con quién están lidiando.

Al salir de la empresa, Emilio me esperaba en el coche, salió para abrir la puerta. Al entrar, me miró con seriedad antes de pasarme la tableta en la que aparecía la imagen de Igor Lombardo, uno de los muchos mafiosos de Italia. Este individuo posee clubes nocturnos e incluso un prostíbulo de alta gama, todo legal. Las fotos que mostraba datan de años atrás, cuando frecuentaba el reformatorio, aparentando ser un donador de buena fe.

—Has investigado bien —comenté mientras observaba las imágenes—. ¿Qué sabes sobre Maya? ¿Tienes alguna idea de por qué está detrás de ella?

—No puedo decir con certeza, pero podría ser que desea prostituirla o, tal vez, esté obsesionado con ella —respondió Emilio con cautela—. Comenzó a visitar el convento cuando ella tenía diez años, pero aún no sabemos cómo llegó a conocer ese lugar de las monjas.

Suelto un suspiro cansado y le entrego la tableta a Emilio, antes de comenzar a reflexionar detenidamente sobre qué hacer con esta creciente obsesión por Maya.

***

Al llegar a mi mansión, llamo a Lucrecia a mi oficina. Mientras espero su llegada, me sirvo un vaso de coñac.

—Mi señor Valentino, me ha llamado.

—Lucrecia, ¿cuántos años has estado trabajando para mí Familia? —pregunto mientras remuevo el licor en mi copa.

—Más de 300 años, mi señor.

—Qué bien, pensé que habías olvidado que eras parte de mi familia.

—No, mi lord, usted sabe que conozco nuestro linaje y que he estado en este mundo moderno junto a sus padres.

Giro para mirarla y noto que evita mi mirada. Sin embargo, quiero saber cómo conoce a Maya y por qué quiso adoptarla. Aunque está prohibido involucrarse demasiado con los humanos.

—Bien, Lucrecia, te he llamado para saber cómo conociste a Maya y por qué quisiste adoptarla cuando era una niña.

Lucrecia tapa su boca sorprendida y frunzo el ceño, esperando una respuesta.

—Solo sentí pena por ella —dice Lucrecia, bajando la cabeza.

—Lucrecia, conoces las leyes de nuestro mundo —le recuerdo, mientras ella asiente temerosa.

—Mi lord, perdóneme —pide, con voz apesadumbrada.

—El problema no soy yo, el problema es que los demás clanes se enteren de que nos estamos involucrando demasiado con los de este mundo. Podemos hacerlo, pero no podemos permitir que entren en nuestros corazones. Incluso enamorarse de un humano está prohibido.

—Solo quería protegerla, nada más —insiste Lucrecia.

—Recuerda que a los humanos no se les puede marcar.

—No tenía pensado hacerlo con ella, se lo juro. Maya ganó mi corazón y sé que en nuestro mundo es una ley incumplible permitir que un humano conozca nuestra identidad —admite Lucrecia con sinceridad.

—Exacto, pero necesito saber más de ella. Maya tiene un aura que provoca el deseo de saber más. Necesito conocer quiénes fueron sus padres o qué causa esta necesidad... Veo que también sentiste algo similar.

Lucrecia me mira a los ojos y puedo percibir la duda en su mirada, sé que está ocultando algo.

—No sé qué sucedió, solo iba al convento y la vi allí, nada más, vivir entre humanos hace eso, quizás.

—Lucrecia, si en nuestro mundo se impone una ley, se debe cumplirse. Pero no entiendo qué te llevó a ese convento donde están los humanos.

A pesar de todas las advertencias y restricciones impuestas por nuestra sociedad secreta para el mundo moderno, no puedo evitar sentirme atraído por Maya, como si estuviera destinado a cruzar caminos con ella.

—Mi lord no tengo más respuestas, solo fue eso, lastima.

Puedo notar que miente.

—Puedes retirarte—Ella asintió sin mírame.

Lo que no entiendo es, ¿Qué me impulsa a desentrañar los misterios que rodean a esta chica aparentemente ordinaria? Cada encuentro con ella despierta una avalancha de emociones contradictorias, desde la intriga hasta la fascinación, y me deja ansioso por descubri Su presencia en mi vida desafía todas las normas establecidas, provocando un torbellino de conflictos internos que me consume día y noche.

Lo que debo hacer es descargar esta sed y listo.

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