Perdón por el retraso, pero aquí está el nuevo capítulo.
Debido al repentino encuentro con su madre, cuando llegó al salón, las puertas ya estaban abiertas. Todas las personas ya habían entrado; por tal motivo, corrió a la entrada. Puso un pie en las gradas cuando escuchó - Mira, ahí está - la voz se le hizo conocida; así que volteó. Sus compañeros se acercaban desde la pared al otro lado de la calle - ¡Teo! - Oliver corrió hasta él; mientras Edgar caminaba con más calma - ¿tuviste problemas? - habló con falta de aire al estar cerca - ¿por qué te retrasaste?.Teo se terminó de voltear - Mi madre me entretuvo hasta que se me hizo tarde.Los ojos de Oliver se ampliaron - ¿se dio cuenta que estábamos ahí?.-Tal vez sí - dijo nada más; pues no pudo saber los verdaderos pensamientos de su madre.-Bueno, entonces será complicado salir a divertirnos esta noche - Oliver bajó la vista; en tanto se acariciaba la barbilla con una mano.Teo abrió la boca - yo… - Dudó, con miedo de ir y ser descubierto.-Jóvenes - de pronto, una voz profunda se escuchó d
Al sentarse, los chicos pidieron algunas cosas que él nunca había escuchado antes. Sólo cuando la mujer se fue, tuvo el valor de levantar la vista de nuevo. Aunque los sofás rodeaban la mesa entera, los tres se sentaron en uno mismo. Con la vista hacia la parte interna del lugar. Los otros lugares estaban ocupados, el bullicio de la gente aumentaba conforme se iba llenando el bar.Pronto, la señora regresó. Teo, trató de mantener la vista en el rostro; mientras limpiaba sus palmas sudorosas en su pantalón. Parecía tener entre treinta años o más; pero su rostro estaba bien cuidado. Con las curvas de sus labios pintadas de carmesí. Ojos negros enmarcados por largas pestañas y una nariz corta. La señora se agachó para depositar, las bandejas en sus manos, en la mesa. Sacó las bebidas poniéndolas frente a
Los árboles tras las banquetas se agitaban con el viento. Al final del puente, también habían árboles al lado izquierdo que se movían de un lado a otro - Es silencioso, ¿no? - llegó corriendo; mientras Oliver se acercaba a la fuente - A esta hora los niños ya no andan haciendo ruido por todos lados.Teo intentó recuperar el aliento. Cansado por la poca actividad física que se vio obligado a hacer - ¿no es peligroso estar aquí a esta hora?, por eso los niños no salen - dijo acezando. Sus pulmones ardían.Cerca de la fuente, Oliver se giró - No - dijo con una mueca de poca preocupación, con las manos colgando descuidadamente a sus costados - Sólo les dicen eso para asustarlos. Relájate - movió los hombros al frente con la última pala
El hombre dio otro paso más. Como si se acercara de manera cautelosa para no asustarlo. La mano en su hombro se apretó - no son tan seguras como otros afirman - su altura era imponente. Incluso estando al final del puente podía igualarse a Teo.Teo cerró la boca. Tenía un punto en contra - Tú debes conocer muy bien estas calles, ¿no? - el hombre no respondió - Estoy con mis amigos, creo que no hay tanto peligro.Los ojos del señor se desviaron hacia atrás - Se ven muy valientes - había una pizca de sarcasmo en su tono. Luego, regresó la vista a Teo.Entonces, Oliver bajó la mano - nosotros hemos paseado todas las noches por aquí. Podemos defendernos de cualquier peligro - se puso al lado de Teo - si nos disculpas, seguirem
Toda la noche estuvo intrigado. No sabía en qué momento sus padres recibirían la noticia o si sus intenciones eran que él mismo dijera la verdad. Se revolvió en la cama sin conseguir dormir, hasta que escuchó las aves cantar desde fuera de la puerta. El sol comenzó a alumbrar a través del material casi transparente. Agotado mentalmente, se levantó. Abrió las puertas de par en par y se dirigió al lado derecho por el pasillo que había enfrente de su habitación.Su casa, alejada de la principal, tenía su propio cuarto de baño. Llegó a un par de puertas de madera, separada por un pequeño espacio. Tomó el pomo del de la izquierda, lo giró y empujó. Toda el área era elegante y bien cuidada; así que la puerta ni siquiera rechi
A su espalda, escuchó los recipientes que colocaban en la mesa; mientras observaba las hojas del árbol moverse. La última parte del patio apenas se lograba ver. Sólo la cima de la pared del fondo quedaba descubierta. De pronto, un golpe lo sobresaltó. Los platos se rompieron produciendo un sonido crujiente al despedazarse. Rápidamente se volteó. Su madre estaba parada junto a la mesa, con la vista en el suelo y una mano cubriendo su boca. Pedazos de porcelana se esparcían en sus pies, junto a un bulto de alimentos calientes.Teo se acercó - ¿qué pasó? - puso una mano en la espalda de su madre; en tanto le sujetaba el brazo que tenía elevado con la otra.-Se resbaló de mis manos - se descubrió un poco la boca para luego volverla a cubrir.
Su padre se quedó pensando por un tiempo corto, apoyó los codos en la mesa con las manos unidas topando a su boca. Luego, separó los labios, moviendo las manos para el frente - Déjalo en la fila, no le des privilegio a nadie. -Está bien - asintió; al tiempo en que el señor al que le tocaba el turno caminó hacia la entrada. Teo lo vio extender una mano hacia adentro y encorvarse un poco antes de decir - Pase adelante. Le cederé mi turno. Es el primero - Teo no lograba ver al hombre de afuera, ni puedo escuchar su voz cuando el señor volvió a insistir - No se preocupe, intercambiaré lugar con usted. Puedo esperar un poco más. Teo no esperó más tiempo, así que entró. Se colocó a un lado de su padre; mientras escuchaba el disturbio del exterior. Luego, su padre elevó la voz - ¡siguiente! - fue una orden contundente utilizando un tono que nunca usaba con su hi
Respiraba con la boca abierta. Sus ojos estaban cerrados. Una mano apretaba un costado de su cara - Despierta - la voz se distorsionó en sus oídos. Conforme fue calmando la respiración, estuvo más consciente del entorno. Sus piernas estiradas en el suelo; mientras que la parte superior estaba recostada sobre algo duro pero cómodo - Abre los ojos - la voz siguió hablando cerca. Cerrando la boca, depositó todo el esfuerzo en sus párpados. Las pestañas se separaron, creando una pequeña línea de luz, difícil de soportar. Pudo ver una cara desde su ángulo lateral, girada hacia él. Muy cerca - Eso es, ya estás mejor - el hombre parpadeó una vez, lentamente - Quédate recostado hasta que seas capaz de levantarte - le dijo después. Teo movió los labios; pero las palabras fueron sólo aire que se escapaba de su boca - ¿qué pasó?. Sin embargo, Ethan estaba lo suficie