Los árboles tras las banquetas se agitaban con el viento. Al final del puente, también habían árboles al lado izquierdo que se movían de un lado a otro - Es silencioso, ¿no? - llegó corriendo; mientras Oliver se acercaba a la fuente - A esta hora los niños ya no andan haciendo ruido por todos lados.
Teo intentó recuperar el aliento. Cansado por la poca actividad física que se vio obligado a hacer - ¿no es peligroso estar aquí a esta hora?, por eso los niños no salen - dijo acezando. Sus pulmones ardían.
Cerca de la fuente, Oliver se giró - No - dijo con una mueca de poca preocupación, con las manos colgando descuidadamente a sus costados - Sólo les dicen eso para asustarlos. Relájate - movió los hombros al frente con la última pala
El hombre dio otro paso más. Como si se acercara de manera cautelosa para no asustarlo. La mano en su hombro se apretó - no son tan seguras como otros afirman - su altura era imponente. Incluso estando al final del puente podía igualarse a Teo.Teo cerró la boca. Tenía un punto en contra - Tú debes conocer muy bien estas calles, ¿no? - el hombre no respondió - Estoy con mis amigos, creo que no hay tanto peligro.Los ojos del señor se desviaron hacia atrás - Se ven muy valientes - había una pizca de sarcasmo en su tono. Luego, regresó la vista a Teo.Entonces, Oliver bajó la mano - nosotros hemos paseado todas las noches por aquí. Podemos defendernos de cualquier peligro - se puso al lado de Teo - si nos disculpas, seguirem
Toda la noche estuvo intrigado. No sabía en qué momento sus padres recibirían la noticia o si sus intenciones eran que él mismo dijera la verdad. Se revolvió en la cama sin conseguir dormir, hasta que escuchó las aves cantar desde fuera de la puerta. El sol comenzó a alumbrar a través del material casi transparente. Agotado mentalmente, se levantó. Abrió las puertas de par en par y se dirigió al lado derecho por el pasillo que había enfrente de su habitación.Su casa, alejada de la principal, tenía su propio cuarto de baño. Llegó a un par de puertas de madera, separada por un pequeño espacio. Tomó el pomo del de la izquierda, lo giró y empujó. Toda el área era elegante y bien cuidada; así que la puerta ni siquiera rechi
A su espalda, escuchó los recipientes que colocaban en la mesa; mientras observaba las hojas del árbol moverse. La última parte del patio apenas se lograba ver. Sólo la cima de la pared del fondo quedaba descubierta. De pronto, un golpe lo sobresaltó. Los platos se rompieron produciendo un sonido crujiente al despedazarse. Rápidamente se volteó. Su madre estaba parada junto a la mesa, con la vista en el suelo y una mano cubriendo su boca. Pedazos de porcelana se esparcían en sus pies, junto a un bulto de alimentos calientes.Teo se acercó - ¿qué pasó? - puso una mano en la espalda de su madre; en tanto le sujetaba el brazo que tenía elevado con la otra.-Se resbaló de mis manos - se descubrió un poco la boca para luego volverla a cubrir.
Su padre se quedó pensando por un tiempo corto, apoyó los codos en la mesa con las manos unidas topando a su boca. Luego, separó los labios, moviendo las manos para el frente - Déjalo en la fila, no le des privilegio a nadie. -Está bien - asintió; al tiempo en que el señor al que le tocaba el turno caminó hacia la entrada. Teo lo vio extender una mano hacia adentro y encorvarse un poco antes de decir - Pase adelante. Le cederé mi turno. Es el primero - Teo no lograba ver al hombre de afuera, ni puedo escuchar su voz cuando el señor volvió a insistir - No se preocupe, intercambiaré lugar con usted. Puedo esperar un poco más. Teo no esperó más tiempo, así que entró. Se colocó a un lado de su padre; mientras escuchaba el disturbio del exterior. Luego, su padre elevó la voz - ¡siguiente! - fue una orden contundente utilizando un tono que nunca usaba con su hi
Respiraba con la boca abierta. Sus ojos estaban cerrados. Una mano apretaba un costado de su cara - Despierta - la voz se distorsionó en sus oídos. Conforme fue calmando la respiración, estuvo más consciente del entorno. Sus piernas estiradas en el suelo; mientras que la parte superior estaba recostada sobre algo duro pero cómodo - Abre los ojos - la voz siguió hablando cerca. Cerrando la boca, depositó todo el esfuerzo en sus párpados. Las pestañas se separaron, creando una pequeña línea de luz, difícil de soportar. Pudo ver una cara desde su ángulo lateral, girada hacia él. Muy cerca - Eso es, ya estás mejor - el hombre parpadeó una vez, lentamente - Quédate recostado hasta que seas capaz de levantarte - le dijo después. Teo movió los labios; pero las palabras fueron sólo aire que se escapaba de su boca - ¿qué pasó?. Sin embargo, Ethan estaba lo suficie
-Primero, informaré a Óscar de mi decisión. Después te asignaré al lugar - se levantó, empujando la silla con las piernas - Volvamos a casa. Tu madre nos espera - Caminó de lado, saliendo tras el escritorio. Llegó cerca de Teo, levantó una mano. Teo se giró para que su padre pasara la mano a su hombro, dándole un medio abrazo - tienes que descansar antes de ir a estudiar. Cuando empieces a trabajar, ya no tendrás tanto tiempo libre. -Sí, lo sé - caminaron unidos. Sus cabezas estaban cerca, haciendo parecer que los cabellos negros de ambos eran uno solo - haré lo mejor que pueda, verás que soy capaz - el hombre estiró los labios, mostrando la blanca dentadura en una gran sonrisa. Al regresar a casa, su madre ya tenía listo el almuerzo, servido en la mesa. Ella estaba sentada, viendo hacia el balcón, esperando a que regresaran. Al escuchar sus pasos se giró. Sus gestos cambiaron de sorpresa a tra
A la mañana siguiente se levantó a bañarse apresurado. El frasco de jabón se juntó con los otros dos que había dejado abandonados. Corrió con prisa, deslizándose en sus pies mojados. Se cambió listo para empezar la nueva tarea. Su padre le había terminado de informar el día anterior. Le dio la dirección, el resto de instrucciones y el problema a resolver. Estaba nervioso y emocionado. Sus pies se movían sin querer a una velocidad alocada. Se saltó el desayuno y salió corriendo directamente a la calle. Tenía que dirigirse a la gran bodega del otro lado del parque. Caminó por muchos lugares, llegó a la fuente y cruzó el puente. Mirando de izquierda a derecha; mientras se ubicaba, se topó con don Marcelo caminando en su dirección. Teo se hizo a un lado. El viejo somataba el bastón al andar. Paró un momento y lo saludó con una sonrisa - Buen día. -buen día - el viejo de inmediato siguió. Atrás de é
En fin, Teo meneó la cabeza, teniendo todo en mente. Regresó a su escritorio y jaló la silla metida. Se acomodó, con la espalda recta y los pies firmes en el suelo. Puso la mano en el estante y abrió la gaveta. Los papeles estaban ordenados metidos en sobre pulcros y nuevos. Habían registros desde hacía un año, el cual, fue el momento donde el negocio comenzó a funcionar. Sin embargo, incluso esos sobres parecían nuevos; de igual manera, la tinta que marcaba la fecha no estaba corrida ni desgastada. Teo tomó el sobre del fondo. La tapadera de estos no estaban selladas. Las puntas sobresalía con números escritos. Lo jaló de una esquina, sacándolo con cuidado. Lo puso en el escritorio y cerró la gaveta. Luego, pasó una mano lentamente por la cima. Se sentía delgado, suave y sin olor. Entonces, metió el dedo pulgar y el índice para sujetar los papeles de dentro. Con cuidado los deslizó. Los sacó del sobre sosteniéndolos en el aire. Eran