-¡Hey, sigue despierto! - aunque su visión era borrosa y estaba mareado pudo ver la figura de uno de los hombres señalándolo.
Luego, otro golpe en la nuca lo dejó inconsciente. Un tiempo después abrió los ojos. El sonido del agua cayendo llegó a sus oídos. Estaba tirado de lado sobre el suelo de rocas. Largas piernas de dos personas se movieron frente a él - ¿con una será suficiente? - tenía las manos sujetas tras las espalda; incluso sus pies estaban inmóviles.
-¿qué están haciendo? - levantó el cuello lo más que pudo.
Las piernas dieron un salto - se despertó - dijo uno.
-Qué importa - habló el otro con la voz compri
Ethan se acercó. Sus cejas afiladas denotaban frialdad. En la mejilla derecha había una mancha que parecía sangre. Al verlo, Edgar bajó las manos de su camisa - ¿vendrá a amenazarnos de nuevo? - susurró Oliver.-Cállate - Edgar recompuso la cintura para quedar frente a Teo.Mientras la figura cortaba la distancia, Teo se fue escondiendo tras las piernas de Edgar. Tenía una apariencia humillante y deseaba esconderse de él. Los puños de Ethan se balanceaban cerrados a sus costados. Detrás de él, a una distancia considerable, apareció otro tipo con la misma vestimenta y el mismo porte. Con un rostro serio como si estuviera enojado con la vida.Ethan llegó primero, esquivó a Edgar y se paró a un lado. Lo m
Parado frente a las puertas cerradas, su padre lo fulminaba con la mirada; mientras Ethan dio un giro como si fuera un soldado y se colocó, con las manos atrás, firme junto a la pared. Teo se acercó. Escuchó los zapatos raspar el suelo por detrás; pero los chicos aún no se habían ido. La sangre en la nuca se había coagulado, quedando tiesa sobre su piel, formando líneas duras. Cualquier dolor se esfumó, reemplazado por el retumbar del corazón y la sangre corriendo por sus venas en torrentes apresurados.Cuando estuvo a tres pasos de distancia, se detuvo. Su padre respiraba agitado. Sus fosas nasales se abrían y cerraban; en tanto, las manos en puños temblaban. Al tenerlo cerca, dio un paso al frente y alzó la palma. Teo giró la cara, cerrando los ojos; pero una mano en su barbilla lo obligó a regresar el cuel
-Estoy de acuerdo en eso - extendió la mano, cerrando el trato. Teo no pudo ni reprochar la decisión - es tarde, no lo haré perder más el tiempo. Haré llegar sus honorarios por la mañana.-Gracias por su preocupación. Entonces me retiro - guardó sus cosas, se despidió de cada uno y se fue.Enseguida, su padre se sentó en el sofá frente a ellos. Tenía una mirada fija; pero parecía haber culpa en sus ojos. Juntó las manos, luego, cerró los ojos por un largo tiempo. Cuando los volvió a abrir, habló lentamente - Cuando vi que estabas de nuevo con esos chicos, creí que ellos eran los incitadores para escaparte - sus cejas seguían más alzadas de lo normal.Al escucharlo, su madre, a un l
La sangre que manchaba su cara había sido limpiada. La tensión que demostró por la noche, se esfumó - ¿a qué te refieres? - preguntó simplemente.-a cuando te ofendí en el restaurante - sus dedos se apretaron - dije algo que te molesto.Ethan no vaciló, manteniendo la vista fija en sus ojos - no sé de qué hablas.Teo inhaló - Bien, si no quieres ser sincero está bien - Bajó las manos y las limpió en su pantalón - supongo que mi comentario fue imprudente. De cualquier manera, me disculpo.El silencio inundó el lugar; mientras Ethan se concentraba en sus ojos como si fuera la única cosa que juzgar en la habitación. De pronto, Ethan abri&oac
Teo se sentó - no quiero que le pase algo por mi culpa. Sólo quiso agradecer el favor dándome las llaves.-Estaré alerta - Ethan se levantó.De inmediato, Teo se paró también - ¿ya te vas?.-Sí, debes dormir - salió del espacio de la silla para luego meterla bajo la mesa - también, recuerda comer bien. Has perdido mucho peso desde que te conocí.Teo apretó los labios, avergonzado - ¿por dónde saldrás?. Alguien puede verte desde el balcón por el muro del fondo.Ethan fue a la puerta - tendré cuidado - abrió y salió al pórtico
El aire estaba quieto, dejando las hojas en paz. El libro se quedó varado durante el día, en una página desconocida. Llevaba mucho tiempo soportando frío, viento y sol. Lo olvidó ahí la noche que hizo huelga para lograr asistir a clases. Como lo terminó de leer, no se preocupó en recogerlo. En ese momento, se convirtió en parte del paisaje.-¿Has decidido trabajar de día? - rompió el silencio.-Sí. Por la noche no hay mucho que hacer; así que no habrá problema si no estoy - su perfil era firme. Sentado con las piernas dobladas y la espalda recta; mientras mantenía las manos en las rodillas como si estuviera meditando.-¿te irás rápido? - Teo imitó su forma de poner las piernas - Qu
La brisa paró al amanecer. Mojando el árbol del patio. A través de sus hojas, una gota se deslizó cayendo hacia abajo, pasando de rama en rama. De pronto, el árbol se agitó levemente haciendo que la gota se desviara del camino, dirigiéndose al suelo; sin embargo, su trayectoria fue bloqueado y en cambio, cayó sobre una cabeza cubierta por cabellos húmedos.El joven chico sostenía, entre sus manos, un libro. Protegiéndolo de la brisa con su cabeza agachada. Al sentir la gota deslizarse por su cabello, se sacudió, mandando un ciento de gotas a volar alrededor. Estaba tan concentrado en la lectura que no fue consciente del tiempo hasta que amaneció. Estuvo haciendo huelga desde la noche anterior; así que no entró a casa a pesar del clima húmedo y se distrajo por completo cuando empezó su nuevo libro.-Teo - una voz suave lo llamó desde un lado.Por costumbre, siempre respondió a su llamado - ¿Sí?.Desde las orillas del patio, su madre lo llamó - Ven a desayunar.Sin pensarlo dos veces, r
Corrió emocionado hasta que encontró a la gente agrupada en la calle. El sudor se acumuló en su frente, no sólo por el ejercicio; sino que también por los nervios que lo invadían. Paró justo antes de introducirse en la multitud, asesando. Algunas personas tenían caras conocidas, vistas en reuniones algunas veces. De repente, escuchó - ¿Teodoro? - sus ojos se abrieron, buscando el sonido.-Ah, es cierto, es él - por un lado, dos personas salieron de entre la multitud - ¿no es un milagro o será una alucinación? - uno de ellos bromeó.-Oh, chicos - Teo los saludó.Se acercaron uno a cada lado y los dos pusieron una mano en sus hombros - No te has escapado de casa, ¿verdad? - con pesadez, recibió las palmadas de los dos chicos que tenían una gran sonrisa en el rostro.-Claro que no - sonrió, arreglándose la ropa - me han dado permiso de asistir a clases.-¡Qué bien! - el de la izquierda, vestido con un traje cafés, dio otra palmada - estarás en nuestro grupo.El otro, con camisa gris y pa