-¿has dormido bien? - su padre le preguntó.
-Sí - sonrió - aunque anoche me quedé estudiando hasta tarde.
-¿a sí?, ¿cómo han estado las clases?.
-Muy bien, me parecen bastante interesantes - tomó los cubiertos - ¿iremos a un lugar en especial hoy?.
Su padre se aclaró la garganta; en tanto partía lo que estaba en su plato - Sabrás que hoy no iremos de paseo, ¿verdad?.
Teo levantó los ojos - ¿entonces? - sintió cierta ansiedad.
-Bueno - su padre no lo miró - Sabrás que al tener más privilegios, también adquieres más responsabilidades - las manos de Teo se mantuvieron fijas a cada lado del plato - te asignaré nuevas tareas. Dependiendo de tu desempeño, veremos si eres digno de marcharte a otro lugar - los ojos oscuros del señor se enfocaron en él - ¿crees poder mantener las clases junto con tus tareas?, no te cargaré mucho; pero depende de lo que tú desees.
-¿qué pasa si no quiero hacerlo?.
-Naturalmente, no tendrás derecho a marcharte aunque ganes el examen.
Su corazón dio un brinco - Lo haré - declaró. Deseaba tanto esa oportunidad que no podía dar un paso atrás aunque tuviera que atravesar cualquier obstáculo.
-Ya que estás dispuesto, nos iremos después de comer.
Los puños de Teo se apretaron en los cubiertos. Mentalizándose para lo que lo esperaba. Sabía que no iba a ser fácil; pero no esperaba tener que lidiar con más que los exámenes. Al contrario de sus pensamientos, su padre le preparó obstáculos, aún habiendo dado el consentimiento verbal. Era consciente de su preocupación y de lo poco dispuesto que estaba para dejarlo ir. No obstante, Teo se lo había trazado como una meta que cumplir, era el siguiente paso para lograr la grandeza.
Al salir de casa su madre le encomendó a su padre cuidarlo mucho. Se marcharon con la promesa de volver temprano. Toda la cuadra antes de llegar a la academia era un área comercial. Con puestos de comida, de fruta y verdura; así, también habían oficinas donde los hombres se reunían a hablar de negocios. Al llegar a un par de puertas de madera negra, su padre se detuvo a saludar a todas las personas que se acumularon enfrente.
Todos eran hombres de alto estatus. Teo sonrió, abrazándose; mientras su padre se entretenía al abrir la puerta. Justo enfrente de ese lugar, había un restaurante, el cual tenía una entrada estrecha y no se podía ver lo que había en el interior. Observó con curiosidad. El área no se veía del todo limpia; así que dudó que a alguien fuera a interesarle ingresar a un lugar tan extraño. Sin embargo, mientras miraba, de repente un tipo salió de ahí.
Sus miradas se cruzaron cuando el hombre se paró en la puerta y notó una mirada en él. Teo se sobresaltó. Avergonzado desvió la mirada; pero no pudo evitar voltear a ver la espalda cuando el señor se fue alejando. En ese instante, el hombre giró la vista. Sus ojos se conectaron justo cuando su padre lo llamó - Teo, apresúrate.
Se giró, pasó por el camino que los señores desocuparon para su padre. Unas de las puertas negras se pegó a la pared del lado derecho. Entró al patio que dirigía a la oficina. Dentro, un escritorio se colocaba al fondo de la gran habitación. Con estantes con documentos importantes al lado derecho y sofás cómodos del lado izquierdo. Teo se acercó frente al escritorio; mientras su padre lo rodeaba para sentarse en la silla detrás - ¿qué debo hacer? - le preguntó.
La silla rechinó al ser depositado un gran peso sobre ella - Hoy escucharás todos los problemas que hay que resolver. Después, te asignaré los que serán tu cargo - sus ojos negros lo observaron de pie, luego agregó - no hay otra silla aquí, quédate a mi lado mientras pido que te traigan una.
-Está bien - rodeó el lugar y se colocó a un lado de su asiento.
Pronto, un hombre entró. Recto, con los hombros anchos; pero la barbilla baja. Como si temiera alzar la vista enfrente de su padre - Pasa, toma asiento - la voz de su padre cambió a una más ronca. Su ceño se endureció, resaltando una figura digna de respeto - ¿Qué noticias me traes?.
Los sillones estaban topados a la pared. El señor se sentó, con las manos apretando sus rodillas - Me temo que no son buenas noticias las que traigo - miró de lado a su padre. Temeroso de la reacción que este pudiera tener - La sociedad que formamos no está dando muchos frutos, hay una pérdida considerable con…
-¿No has sido capaz de administrar bien los recursos? - el hombre fue interrumpido por una voz gruesa - ¿cuantos errores has cometido?.
El hombre se frotó las manos en las piernas - No es culpa mía. Hay problemas con los recursos…
-Te recuerdo que la mayor parte del dinero en juego es mío. No vengas a informarme de los problemas que yo mismo me he dado cuenta que hay - su padre enderezó la espalda - en su lugar, resuélvelos inmediatamente antes de que retire mi capital.
El hombre bajo la cabeza. Sus manos se deslizaron hasta las rodillas y las apretó - Sí, comprendo.
-Sí no tienes nada más que decir, retírate.
El hombre se levantó con la cabeza baja. Caminó encogido hasta la entrada; pero al cruzar la puerta, su postura se recompuso al toparse con los demás que esperaban en el patio. Infló el pecho y alzó la barbilla. Dentro de esas personas, la mayoría era de su estatus o inferior, sólo su padre estaba un paso por arriba de él; no obstante, eso se debía a la pequeña sociedad que habían formado. Eso no incluía los otros negocios que el hombre podía tener aparte.
Su padre suspiró, recostándose en el respaldo de la silla; mientras el siguiente entraba. Cuando el otro llegó a la puerta, volvió a enderezarse, puso las manos en el escritorio y entrelazó los dedos con las piernas separadas bajó el escritorio. Su padre mostraba autoridad con todos los que trataba; pero era consciente que podía relajarse cuando estaban solos.
Después de un par de horas de tratar asuntos triviales, las piernas de Teo ya dolían por estar tanto tiempo parado. Se movió inquieto, intentando relajarlas - en un momento descansaremos - le informó su padre.Por la puerta, entró un hombre alto y serio. Teo lo reconoció como el tipo que vio afuera; pero el hombre no dijo nada cuando entró y escaneó toda el área. Tenía un cuerpo robusto, cubierto por un traje completamente negro. Dio pasos hacia los libreros y barrió la vista lentamente. Teo se quedó paralizado en el lugar. El hombre no saludó al entrar y no dijo nada al salir. Después, un señor mayor pasó en su lugar, apoyándose en un bastón con la espalda curvada, tratando de mantener la mejor postura posible, con una mano tras la espalda - Disculpa que mi guarda espaldas te haya importunado - a pesar de la vejez la alegría aún marcaba sus rasgos.-Descuida - su padre se paró. Dio un paso al lado; sin embargo, el viejo levantó una mano, deteniéndolo - Has cambiado de nuevo, ¿no te si
Debido al repentino encuentro con su madre, cuando llegó al salón, las puertas ya estaban abiertas. Todas las personas ya habían entrado; por tal motivo, corrió a la entrada. Puso un pie en las gradas cuando escuchó - Mira, ahí está - la voz se le hizo conocida; así que volteó. Sus compañeros se acercaban desde la pared al otro lado de la calle - ¡Teo! - Oliver corrió hasta él; mientras Edgar caminaba con más calma - ¿tuviste problemas? - habló con falta de aire al estar cerca - ¿por qué te retrasaste?.Teo se terminó de voltear - Mi madre me entretuvo hasta que se me hizo tarde.Los ojos de Oliver se ampliaron - ¿se dio cuenta que estábamos ahí?.-Tal vez sí - dijo nada más; pues no pudo saber los verdaderos pensamientos de su madre.-Bueno, entonces será complicado salir a divertirnos esta noche - Oliver bajó la vista; en tanto se acariciaba la barbilla con una mano.Teo abrió la boca - yo… - Dudó, con miedo de ir y ser descubierto.-Jóvenes - de pronto, una voz profunda se escuchó d
Al sentarse, los chicos pidieron algunas cosas que él nunca había escuchado antes. Sólo cuando la mujer se fue, tuvo el valor de levantar la vista de nuevo. Aunque los sofás rodeaban la mesa entera, los tres se sentaron en uno mismo. Con la vista hacia la parte interna del lugar. Los otros lugares estaban ocupados, el bullicio de la gente aumentaba conforme se iba llenando el bar.Pronto, la señora regresó. Teo, trató de mantener la vista en el rostro; mientras limpiaba sus palmas sudorosas en su pantalón. Parecía tener entre treinta años o más; pero su rostro estaba bien cuidado. Con las curvas de sus labios pintadas de carmesí. Ojos negros enmarcados por largas pestañas y una nariz corta. La señora se agachó para depositar, las bandejas en sus manos, en la mesa. Sacó las bebidas poniéndolas frente a
Los árboles tras las banquetas se agitaban con el viento. Al final del puente, también habían árboles al lado izquierdo que se movían de un lado a otro - Es silencioso, ¿no? - llegó corriendo; mientras Oliver se acercaba a la fuente - A esta hora los niños ya no andan haciendo ruido por todos lados.Teo intentó recuperar el aliento. Cansado por la poca actividad física que se vio obligado a hacer - ¿no es peligroso estar aquí a esta hora?, por eso los niños no salen - dijo acezando. Sus pulmones ardían.Cerca de la fuente, Oliver se giró - No - dijo con una mueca de poca preocupación, con las manos colgando descuidadamente a sus costados - Sólo les dicen eso para asustarlos. Relájate - movió los hombros al frente con la última pala
El hombre dio otro paso más. Como si se acercara de manera cautelosa para no asustarlo. La mano en su hombro se apretó - no son tan seguras como otros afirman - su altura era imponente. Incluso estando al final del puente podía igualarse a Teo.Teo cerró la boca. Tenía un punto en contra - Tú debes conocer muy bien estas calles, ¿no? - el hombre no respondió - Estoy con mis amigos, creo que no hay tanto peligro.Los ojos del señor se desviaron hacia atrás - Se ven muy valientes - había una pizca de sarcasmo en su tono. Luego, regresó la vista a Teo.Entonces, Oliver bajó la mano - nosotros hemos paseado todas las noches por aquí. Podemos defendernos de cualquier peligro - se puso al lado de Teo - si nos disculpas, seguirem
Toda la noche estuvo intrigado. No sabía en qué momento sus padres recibirían la noticia o si sus intenciones eran que él mismo dijera la verdad. Se revolvió en la cama sin conseguir dormir, hasta que escuchó las aves cantar desde fuera de la puerta. El sol comenzó a alumbrar a través del material casi transparente. Agotado mentalmente, se levantó. Abrió las puertas de par en par y se dirigió al lado derecho por el pasillo que había enfrente de su habitación.Su casa, alejada de la principal, tenía su propio cuarto de baño. Llegó a un par de puertas de madera, separada por un pequeño espacio. Tomó el pomo del de la izquierda, lo giró y empujó. Toda el área era elegante y bien cuidada; así que la puerta ni siquiera rechi
A su espalda, escuchó los recipientes que colocaban en la mesa; mientras observaba las hojas del árbol moverse. La última parte del patio apenas se lograba ver. Sólo la cima de la pared del fondo quedaba descubierta. De pronto, un golpe lo sobresaltó. Los platos se rompieron produciendo un sonido crujiente al despedazarse. Rápidamente se volteó. Su madre estaba parada junto a la mesa, con la vista en el suelo y una mano cubriendo su boca. Pedazos de porcelana se esparcían en sus pies, junto a un bulto de alimentos calientes.Teo se acercó - ¿qué pasó? - puso una mano en la espalda de su madre; en tanto le sujetaba el brazo que tenía elevado con la otra.-Se resbaló de mis manos - se descubrió un poco la boca para luego volverla a cubrir.
Su padre se quedó pensando por un tiempo corto, apoyó los codos en la mesa con las manos unidas topando a su boca. Luego, separó los labios, moviendo las manos para el frente - Déjalo en la fila, no le des privilegio a nadie. -Está bien - asintió; al tiempo en que el señor al que le tocaba el turno caminó hacia la entrada. Teo lo vio extender una mano hacia adentro y encorvarse un poco antes de decir - Pase adelante. Le cederé mi turno. Es el primero - Teo no lograba ver al hombre de afuera, ni puedo escuchar su voz cuando el señor volvió a insistir - No se preocupe, intercambiaré lugar con usted. Puedo esperar un poco más. Teo no esperó más tiempo, así que entró. Se colocó a un lado de su padre; mientras escuchaba el disturbio del exterior. Luego, su padre elevó la voz - ¡siguiente! - fue una orden contundente utilizando un tono que nunca usaba con su hi