-¿Confiar en ti? - fue Oliver quien se animó a hablar. Sentado en el suelo; en tanto observaba la interacción con una ceja elevada - perdiste incluso a Marcelo que estaba ante tus narices - soltó un bufido - y ahora quieres que confiemos en ti - esa vez, Edgar no lo reprendió; puesto que estaba de acuerdo con sus palabras.
Los puños de Ethan se apretaron, ladeó la cabeza; pero no le respondió. En cambio, regresó la atención a Teo. De pronto, pasos pesados se escucharon bajando de las escaleras cercanas a la puerta. Otro hombre bajó. Vestido de la misma manera que Ethan, su cuerpo grande forrado de un uniforme negro, portando un par de gruesas botas.
-Debo irme - le echó un último vistazo - espérame aquí. Mantente seguro.
Fue ahí donde Teo se dio cuenta de su error - seremos un estorbo en tu trabajo, ¿verdad?.-tú no - señaló con la barbilla - sólo ellos.Sin embargo, su conversación fue tan sutil que nadie más podía escucharlos. Teo guardó silencio y siguió caminando entre las sombras. Las luces de las casas estaban apagadas; incluso la pequeña vivienda de Ernesto se camuflaba en la oscuridad. En el barrio bajo, casi todas las casas eran iguales. Del mismo color y el mismo aspecto; al menos, así era a los ojos de Teo.-Agáchate - escuchó el susurro. Ethan se movió a su espalda. Puso la mano en su cabeza y lo empujó.Los chicos, no tan idiotas, imitaron la postura del m
Los dedos de Teo se ensartaron en la madera. Temeroso, gateó hasta la orilla. Miró al suelo - me caeré - retrocedió un paso.-Apresúrate - la paciencia de Ethan estaba por acabarse; entonces Teo se lanzó con los ojos cerrados. El aire movió sus ropas, enfriando sus mejillas. Esperó estamparse contra el suelo; sin embargo unas fuertes manos lo detuvieron de las costillas. Firmes, sin doblegarse ante su peso - ¿así fue como escapaste de casa? - abrió los ojos y estiró las piernas para pararse.No respondió a la pregunta. Dado que en ese momento no pensó al saltar y la manera que cayó al suelo fue humillante. Giró la cara, ocultando el rubor. Luego, sintió que su mano fue apretada. La casa contraria no tenía puerta hacia el patio; en cambio, para e
Ethan, como si nada, regresó la atención al interior del sótano. Las manos de Teo temblaban, respiró profundamente antes de mirar de nuevo al interior. El tipo vació todos los botes en el suelo, a los pies de los viejos, formando un camino hasta el fuego. Mientras Oscar se dirigió a la entrada y desapareció en las gradas. El hombre estaba a punto de dejar caer la última gota sobre la fogata. Cuando, Marcelo, enojado gritó - ¡ya vasta!.Al mismo tiempo, se escuchó un quejido por el otro lado - ¡ah! - se oyó un ruido fuerte y más quejidos - ¡golpéalo… - Justo después, alguien cayó desde la cima de las gradas directo al suelo de abajo. Oscar se levantó de inmediato y corrió hacia el otro lado - ¡rápido!, ¡hay que escapar! - cuando iba a mitad del camino, agreg&o
-El fuego ya es muy intenso - los ojos de Ethan tenían una oscuridad profunda, comparada con la noche - el que entre ahí, no podrá salir - incluso su voz contenía una frialdad que Teo nunca había escuchado.De pronto, algo tronó. Como el sonido de un árbol rompiéndose. Luego, se escuchó el golpe de algo desplomarse - parece que el techo del sótano no pudo aguantar - La sangre de Teo se esfumó de su cuerpo, dejándolo helado - Es un problema menos - la voz del viejo era tranquila.Teo se giró - Debo suponer que esto fue un plan tuyo - su padre afirmó.El viejo sacó el aire, cansado - ¿a estas alturas te das cuenta?.-lo sospeché desde que no vi a tu fiel
La brisa paró al amanecer. Mojando el árbol del patio. A través de sus hojas, una gota se deslizó cayendo hacia abajo, pasando de rama en rama. De pronto, el árbol se agitó levemente haciendo que la gota se desviara del camino, dirigiéndose al suelo; sin embargo, su trayectoria fue bloqueado y en cambio, cayó sobre una cabeza cubierta por cabellos húmedos.El joven chico sostenía, entre sus manos, un libro. Protegiéndolo de la brisa con su cabeza agachada. Al sentir la gota deslizarse por su cabello, se sacudió, mandando un ciento de gotas a volar alrededor. Estaba tan concentrado en la lectura que no fue consciente del tiempo hasta que amaneció. Estuvo haciendo huelga desde la noche anterior; así que no entró a casa a pesar del clima húmedo y se distrajo por completo cuando empezó su nuevo libro.-Teo - una voz suave lo llamó desde un lado.Por costumbre, siempre respondió a su llamado - ¿Sí?.Desde las orillas del patio, su madre lo llamó - Ven a desayunar.Sin pensarlo dos veces, r
Corrió emocionado hasta que encontró a la gente agrupada en la calle. El sudor se acumuló en su frente, no sólo por el ejercicio; sino que también por los nervios que lo invadían. Paró justo antes de introducirse en la multitud, asesando. Algunas personas tenían caras conocidas, vistas en reuniones algunas veces. De repente, escuchó - ¿Teodoro? - sus ojos se abrieron, buscando el sonido.-Ah, es cierto, es él - por un lado, dos personas salieron de entre la multitud - ¿no es un milagro o será una alucinación? - uno de ellos bromeó.-Oh, chicos - Teo los saludó.Se acercaron uno a cada lado y los dos pusieron una mano en sus hombros - No te has escapado de casa, ¿verdad? - con pesadez, recibió las palmadas de los dos chicos que tenían una gran sonrisa en el rostro.-Claro que no - sonrió, arreglándose la ropa - me han dado permiso de asistir a clases.-¡Qué bien! - el de la izquierda, vestido con un traje cafés, dio otra palmada - estarás en nuestro grupo.El otro, con camisa gris y pa
Los dos jóvenes se vieron entre sí, luego miraron a Teo - Mis padres me obligaron - sus voces se mezclaron, convirtiéndose en una sola. Los dos se vieron de nuevo y rieron.Teodoro se sorprendió - ¿en serio no les importa ni un poco estar aquí?.Oliver bufó - ¿para qué?, prefiero estar en la calle que aquí sentado.-Cualquier lugar es mejor que este - agregó Edgar. Después, el de ropa gris lo miró - ¿y tú por qué has venido?.-Cierto - exclamó el otro - es muy extraño que tus padres te dejen salir, ¿también te obligaron?.Teo meneó la cabeza - No, logré convencerlos para que me permitieran asistir. Quiero conocer otros lugares. Si gano el examen me dejaran ir.Los ojos de Oliver se abrieron - Oh, te irás lejos y aún así te patrocinarán el viaje - suspiró, poniendo una mano en el suelo para apoyar su peso en ella - A mi me amenazaron con que si no venía aquí, dejarían de darme dinero.Edgar colocó una mano en el hombro de Oliver, sonriendo - Realmente eres mi hermano. Mis padres me han
La señora sonrió - Es algo bueno - luego, sus ojos se desviaron al espacio vacío entre Teo y la puerta - ¿regresaste acompañado? - preguntó con calma - ¿tus amigos están aquí?.El aire se escapó de sus pulmones - No, he vuelto solo.La señora lo vio, con la espalda erguida - Abre la puerta - pidió.Teo exhaló suavemente a escondidas. Después abrió, caminando; en tanto empujaba la puerta. No se atrevió a negarse porque sería extraño; así que se paró a un lado, descubriendo el interior del cuarto. Desde la entrada, los ojos de su madre pasaron por cada rincón de la habitación. El corazón de Teo palpitó en su pecho, temeroso que descubriera la mentira. Los ojos recorriendo en un círculo hasta posarse en el joven parado estático sosteniendo la puerta a su espalda.La señora lo miró sin decir nada - ¿pasa algo? - preguntó, conteniendo los nervios.La señora negó, desviando la mirada. Tomó los extremos de su vestido, girando para marcharse - Creo que vi mal - volteó la cabeza, dedicándole