Paré el ataque, sintiendo el sudor recorrer mi piel en una agobiante sensación.
Mi pierna se elevó intentando golpear su rodilla para desestabilizarlo, pero él se apartó a tiempo, aprovechando mi movimiento para tomar mi pierna y empujarme hasta hacerme caer al suelo.
El impacto me recibió con fuerza, sacando el poco aliento que quedaba en mis pulmones.
Pero sin perder el tiempo, antes de que él pudiese abrir la boca para burlarse de mi desastroso ataque, me levanté en un salto perfectamente equilibrado, y rápidamente le aticé un puñetazo en la boca de su estómago, para que así perdiese el aliento de golpe, como yo segundos antes.
Él, sorprendido por mi ataque sorpresa, empezó a toser repetidas veces intentando estabilizar su respiración, y entonces, aproveché ese momento para tomar la daga que escondía en mi bota de cuero alta, y me puse detrás de él, con la daga amenazadoramente colocada en su cuello.
En ese momento, mientras sentía el ardor de mis músculos cansados, unos aplausos resonaron por la habitación de entrenamiento.
-Maravillosa jugada. – Giré mi cabeza, mientras apartaba la daga del cuello de mi amigo, y observaba al dueño de esa voz.
Tyler, el mejor amigo de Ethan, se aproximó hacia mi mientras aplaudía sonriente, - eres muy buena luchadora, Helena.
Sonreí hacia Tyler, mientras miraba de soslayo para comprobar que Liam estuviese bien. Este simplemente asintió hacia mi profesionalmente, y salió de la habitación.
Liam era uno de los guardias del castillo, al que Ethan le había ordenado enseñarme a luchar hacia meses, justo después de mi mágica resurrección.
-Si, bueno, hago lo que puedo. - Él alzó sus cejas.
-No diría solo eso, acabas de vencer a un fae siendo humana. Eso es extraordinario.
Sonreí agradecida, mientras apartaba algunos mechones de pelo que habían escapado de mi tirante cola de caballo, - bueno, deja de halagarme y cuéntame como te va todo.
-Todo va bien allá fuera, como siempre. Pero tú deberías ir a buscar a tu novio que está a un segundo de matar a un guardia.
Fruncí el ceño, mientras notaba una gota de sudor recorrer mi pecho, haciéndome recordar el nefasto aspecto que debía tener, - pero, ¿por…?
Entonces se escuchó el estruendo.
El rostro de Tyler se oscureció, y me miró significativamente mientras echaba a correr pasillo abajo.
Sin pensarlo mucho lo seguí por el castillo, mientras mi cerebro trabajaba rápidamente en averiguar qué podía causar el enfado de Ethan, sin encontrar resultado.
Giré una esquina, mientras los ruidos cada vez se intensificaban más, como señal de que estábamos cerca.
Después de recorrer unos cuantos pasillos más, llegamos a las puertas de la sala del trono, y al abrirlas, solo pude retener un grito ahogado.
-¡Cállate! – Ethan, pareciendo iracundo, estaba agarrando a un guardia del cuello, haciendo que este apenas pudiese ya respirar.
El cuello de Ethan estaba sufriendo tanta tensión que sus venas marcadas palpitaban amenazando con explotar.
Él, pareció sentir que estábamos allí, y mirando de reojo nos vió a mi y a Tyler, cosa que lo hizo suspirar y dejar caer sin compasión al guardia al suelo.
Sin pensar siquiera, corrí hacia el guardia, intentando averiguar si estaba bien.
Al llegar a él me agaché rápidamente y no tardé demasiado en saber que el guardia simplemente había perdido la consciencia. Tenía pulso, gracias a Titania.
Me impulsé hacia arriba, y sintiendo la ira arraigar en mi, me giré hacia Ethan, - ¿qué haces? ¡Podías haberlo matado! Es una maldita persona, Ethan.
Él, hiperventilando por la furia, entrecerró los ojos, - no lo entiendes, ese bastardo es un traidor.
Fruncí el ceño, desconcertada, - ¿por qué? ¿Qué ha hecho?
Tyler suspiró, entrometiéndose en la conversación, - ha estado ayudando a las brujas.
-¿Qué? ¿Qué brujas? ¿De qué habláis? – mi voz se sentía aguda y extraña en mis labios, presa de la impresión.
Ethan gruñó, mientras se paseaba de un lado a otro por la sala, hasta detenerse frente a su enorme trono.
Sus grandes manos se clavaron con fuerza en este, mientras su mandíbula se apretaba hasta hacer chirriar sus dientes.
Joder, estaba realmente enfadado.
Suavicé mi expresión, mientras Ethan se giraba de nuevo hacia nosotros.
Él, al ver mi semblante culpable por gritarle, tomó una bocanada de aire y pareció tranquilizarse.
-Hay más mundos, estrella. Además de este y del humano, hay otros mundos en los que habitan todo tipo de criaturas. Algunos tienen líderes, otros simplemente se rigen por lo que quieran ese día. Y, nuestro mundo vecino, Haryon, regido por la brujería, pero habitado por más especies, está decidido a proclamar que ellos son más poderosos que nosotros.
Mis brazos se cruzaron, mientras intentaba asimilar la información, - básicamente quieren invadirnos.
Ethan asintió, mientras Tyler atraía de nuevo mi atención, - si. Y por eso mismo ese hombre ese un traidor, ya que estaba ayudando a las brujas a pasar a este mundo.
Pasé mi lengua por mis labios, notándolos extremadamente secos, mientras mi ceño no hacía más que fruncirse, -pero por lo que tengo entendido, nadie más que alguien que haya nacido en este mundo puede venir aquí, así que es imposible que lleguen a pasar.
-No lo sabemos, son brujas, joder. Podrían hacer un hechizo con sangre de fae o algo así. Y tampoco puedo arriesgarme. – Dijo Ethan, pareciendo desesperado.
Miré al suelo, intentando pensar algo que lo consolara, y justo cuando me iba a acercar a abrazarlo, Tyler habló.
-Pensaremos algo, además, no es seguro que puedan hacer algo así. Y de todas formas, tenemos más poder que las brujas. Sólo hay que ver que somos el único mundo con una sola especie, somos los más poderosos.
Ethan asintió, retirando sus manos del trono, luciendo más apaciguado.
- Si, lo sé, pero de todas formas debemos estar alerta, e informarnos más sobre la situación,- asentí, comprendiendo sus palabras. Y estaba conforme con las medidas, hasta que prosiguió hablando, -por eso mismo he llamado a la Reina de Oscuridad, y a sus hijos.
Gruñí para mis adentros.
La Reina de Oscuridad, Iris, era una mujer gruñona y altiva, y la única otra gobernante de los faes.
Este mundo se organizaba en dos cortes, para mantener su perfecto equilibrio. La corte Oscuridad, y la corte Luz, de la que Ethan era rey.
Pero no era la Reina quien me preocupaba, era su hija, Aïcha.
Ella era preciosa, pálida como la nieve y con un largo y sedoso cabello platino.
Pero, aunque fuera hermosa, eso me daba más bien igual, lo que me importaba eran las miradas que le echaba a Ethan. Unas miradas que prometían más que amistad.
Y además, estaba el hecho de su posición como princesa, ya que las princesas que no eran herederas normalmente se comprometían con el príncipe de la otra corte, para conformar una alianza de Luz y Oscuridad. El orden perfecto, y lo que todo el mundo feérico deseaba.
Eso era lo deseaban Aïcha y su madre, deshacerse de mi para así poder colocar a Aïcha en el trono de Luz, y a su heredero, Killian, en el trono de Oscuridad.
Cosa que solo sucedería sobre mi cadáver
Los hermosos rayos de sol calaron bajo mi piel, cobijándome bajo sus amarillentas alas. Rodeé mis hombros con mis manos, teniendo la necesidad de acercarme más a la luz. Cosa que sonaba cómica, ya que la misteriosa mujer que me visitó hacía semanas me llamó Hija de la Oscuridad. Y a mi siempre me había atolondrado el embriagador calor. -Helena, ¿puedes pasarme una piedra? – Miré hacia mi hermana.Melanie estaba radiante esta tarde, mientras nos sentábamos a orillas de un lago enorme, con ella al lado mia, y a pesar de su mirada lúgubre, su vestido la hacía ver hermosaNuestros días en la corte de Luz se resumían a pensar en formas entretenidas de pasar la tarde en un castillo sin salida.Al principio no sonaba tal mal, pero cuando llevabas toda tu vida recluida en ese mismo castillo, ordenada para servir, al final cansaba. Sin embargo, lo mio nunca fue servir a otros. De hecho, en el pasado, mi hermana incluso hizo mis turn
-Estás preciosa. – Giré ante la voz de Ethan. Solté un bufido, mientras mis pies se sentían incómodos sobre esa monstruosidad llamada tacón.No me importaba mi aspecto, ni siquiera mi incomodes, solo me importaba lo que pasaría dentro de algunos minutos, cuando tuviese que bajar las escaleras tomada de la mano de Ethan, y con la mirada de todos sobre mi. Miré hacia el suelo, rezando para que Ethan no adivinase mis pensamientos, - deberíamos bajar. Los nervios parecieron acrecentar en mi vientre, mientras escuchaba esas palabras. No estaba preparada. No quería escuchar sus críticas que me hacían sentir inferior. No me malinterpreteis, amaba ser humana. Pero en este mundo era la presa fácil, y a nadie le complacía que la presa fuese reina en un futuro.-Yo…, no estoy lista, - levanté mi mirada, encontrándome con un confundido Ethan. Él avanzó unos pasos hacia mi, y yo no mostré la intención de retroce
“Casi todos podemos soportar la adversidad, pero si quereis probar el carácter de un hombre, dadle poder.- Abraham Lincoln”Antes de poder abrir siquiera mi boca, Ethan se apresuró a apretar mi mano y a responderle a la princesa. -No es mi juguete, Aïcha. Y si vuelves a dirigerte a ella, hazlo con respeto, o sino lo consideraré traición a la corte de Luz. Ella abrió los ojos sorprendida, mientras su madre soltaba una sonora risa. Tómalo perra. La reina no parecía para nada ofendida, en todo caso, divertida. -¿En serio entrarías en guerra por una humana? – Ethan pareció titubear, cosa que hizo que mi pecho se oprimiese en espera de su respuesta. -No es una humana, es mi futura prometida. – Ethan sonó tan seguro al decir aquellas palabras que estuve a punto de saltar sobre él. Sin poder evitarlo, una sonrisa satisfecha decoró mis labios. La princesa, que parecía realmente estupefacta a
“ℂuando te vi me enamoré, y tu sonreiste por que lo sabías. "-¡Proteged a la realeza! – Los gritos en un segundo tomaron el castillo, sumiéndolo en la peor de las catástrofes.Y mientras alguien tiraba de mi brazo, mis pensamientos siempre eran los mismos.Yo podía haber evitado esto. Yo lo sabía.Y alguien de la corte Oscuridad también, e iba a averiguar quien era.-¡Helena! ¡Muévete!Mi mirada estaba observando al hombre que me gritaba a esas palabras, pero mi mente estaba tan lejana que apenas percibía el bullicioPero entre esa enorme niebla mental que me abrumaba, un solo pensamiento me hizo mantenerme cuerda.Melanie.Mi hermana también estaba aquí, pero ella estaba desprotegida.-Mi hermana. Tengo que buscarla.Mi voz estaba entrecortada y temblorosa debido al miedo, mientras me levantaba con ayuda de Kilian de la silla.Él ni siquiera me respondió, y yo tampoco se lo exigí.Por un instante me preg
“Todo hombre alimenta un secreto sueño que no es la bondad ni el amor, sino un desenfrenado deseo de placer y egoismo. – Grabriele D' Annunzio”Entonces los guardias abrieron las puertas de la habitación que compartía con Ethan. Ante mi apareció la enorme estancia, y erguido sin un solo rasguño, me recibió mi futuro prometido. Las puertas volvieron a cerrarse con un sordo ruido, y entonces, exhalé enfadada, -¿Quién crees que eres para hacerme venir contra mi voluntad? ¡A mi, Ethan! ¡A la persona que se supone que amas! Mis gritos tronaron en la habitación, acallando el silencio que aguardaba segundos antes. -Mi hermana no aparecía, ¿sabes? ¡Y tu guardia estuvo a punto de dejarla para salvarme a mi! Y no solo eso, ¡en mitad de todo esto vinieron tus guardias y no tú a buscarme, y podías haberlo hecho por que apuesto lo que sea a que has estado todo el tiempo aquí! Solté el aire que había contenido al grit
“Somos facilmente engañados por aquellos a quienes amamos. – Molière”-¿Qué? Eso es imposible. Las brujas no han podido entrar a este mundo.Kilian alzó una ceja, mientras se giraba hacia Tyler, - veo que tenéis a la humana como un simple adorno adorable.Fruncí el ceño, ofendida por sus palabras.-Primero, no soy un adorno. Y segundo, no me vuelvas a llamar adorable.Kilian parpadeó y mientras posaba su vista en mi parecía que era la primera vez que se percataba de mi presencia.-Perdona, pero, ¿en qué momento hemos pasado a tener la confianza como para que me hables así?Bufé, hastiada, - justo en el momento en el que has llegado y te has entrometido en una conversación privada.Tyler carraspeó, notablemente abrumado, - bueno, señora, príncipe, buenas noches.Él hizo una
“La verdad rara vez es pura, y nunca simple. -Oscar Wilde”-Señora, ¿está bien?Aparté mi fija mirada del escritorio, y la fijé en la doncella.Separé mis entreabiertos labios, y mientras tragaba saliva las mismas palabras bailaban en mi cabeza.-Las brujas vinieron a por ti, preciosa.-Si Helena se entera de esto nunca me perdonaría.Y aún así, a pesar de eso, lo echaba tanto de menos…-¿Señora?Mi perdida mirada se giró hacia ella, y disipando la niebla que atormentaba cada pensamiento, hablé, - si, estoy bien.Ella asintió con una sonrisa, -ah, y otra cosa. Llame al príncipe Kilian, dile que es urgente.Noté como la doncella frunció el ceño durante unos instantes, y la sospecha deslumbró en sus ojos.Pero, sin decir nada más, se giró musitan
“La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener. -Gabriel García Márquez”Parpadeé lentamente, mientras mis pupilas se asimilaban a la oscuridad. Las mantas me cubrían dándome calor, como un refugio escondido, y mientras los porrazos en la puerta despertaban mis agotados sentidos, supe al instante quien era. Aparté las múltiples mantas de mi cobijo, y apoyé mis descalzos pies en la fría madera, mientras me preparaba mentalmente para lo que iba a pasar a continuación. Me abrigué con una bata de terciopelo, mientras me acercaba a la puerta aporreada. Abrí esta, mientras un suspiro tembloroso salía de entre mis labios, y mi organismo se agitaba por nerviosismo. -Amor. Las palabras golpearon contra mi como una puñalada, mientras los azules ojos de Ethan me recibían. Por un instante estuve a punto de saltar a sus brazos y perdonarle cada fallo que cometió. Estuve a punto de pe