-Estás preciosa. – Giré ante la voz de Ethan.
Solté un bufido, mientras mis pies se sentían incómodos sobre esa monstruosidad llamada tacón.
No me importaba mi aspecto, ni siquiera mi incomodes, solo me importaba lo que pasaría dentro de algunos minutos, cuando tuviese que bajar las escaleras tomada de la mano de Ethan, y con la mirada de todos sobre mi.
Miré hacia el suelo, rezando para que Ethan no adivinase mis pensamientos, - deberíamos bajar.
Los nervios parecieron acrecentar en mi vientre, mientras escuchaba esas palabras.
No estaba preparada. No quería escuchar sus críticas que me hacían sentir inferior.
No me malinterpreteis, amaba ser humana. Pero en este mundo era la presa fácil, y a nadie le complacía que la presa fuese reina en un futuro.
-Yo…, no estoy lista, - levanté mi mirada, encontrándome con un confundido Ethan.
Él avanzó unos pasos hacia mi, y yo no mostré la intención de retroceder, aunque por un momento quise hacerlo por instinto. Y ni siquiera sabía por qué. Era Ethan, ¡por Titania! Nunca tendría intenciones de lastimarme.
Su mirada se posó sobre mis temerosos ojos, dedicándome una sonrisa comprensiva, - amor, debes bajar conmigo. Serás la reina, y la reina nunca debe mostrar debilidad.
Parpadeé, sin comprender sus palabras.
Yo siempre mostraría debilidad, solo por el hecho de ser humana ya era un punto en mi contra. No era tan rápida, ni tan fuerte, y desde luego no tenía súper habilidades. Yo era débil en esos conceptos, así que lo que me pedía era imposible de conceder.
Además, estaba el hecho del constante recordatorio de que había muerto, advirtiéndome de que eso podría volver a suceder.
Y aunque supiese pelear cuerpo a cuerpo, eso no servía de nada si un fae utilizaba sus poderes contra mi. Así que, era débil en muchos sentidos, y ser reina solo sumaría enemigos que quisieran demostrar esa debilidad.
Pero, a pesar de eso, forcé una sonrisa en mis labios pintados de carmín, - si, es cierto, cariño. Perdón.
Rodeé su nuca con mis brazos, mientras le dedicaba una embelesada sonrisa con la finalidad de tranquilizarlo.
Él bajo su mirada a mis labios un instante, y dejó un casto beso en ellos, - resérvame un baile luego para acabar con esto, porque ahora mismo no debería bajar con los labios pintados yo también.
Reí ante el pensamiento de un Ethan con los labios pintados de carmín, pero rápidamente deshice esos pensamientos ante el sentimiento de culpa repentino.
Atacarán esta noche.
Recordé las serias palabras de la náyade llamada Aqua, pero también recordé el emisor de esos mensajes. La corte Oscuridad.
De veras que quise decirle a Ethan, pero no iba a arruinar esta reunión solo por las palabras de una náyade que ni siquiera pertenecía a esta corte. No iba a ser así de paranoica.
Ethan me miró con la pregunta escrita en sus facciones, y cuando le asentí, él tomó mi mano, y apretándola, salimos de la habitación.
Al salir nos encontramos con varios guardias, entre ellos Edward, a quien le dediqué una cordial sonrisa que por supuesto no respondió. No me resultaba extraño, Edward siempre había sido seco y profesional, y más aún si su rey se hallaba delante. Para él responderme una sonrisa era como besarme o algo así, cosa que nunca entendería.
Caminamos unos segundos más, hasta hallarnos en la cúspide de las escaleras, cosa que hizo revolver mi estómago como si estuviese en el pico de una enorme montaña mientras contemplaba las inmensas alturas.
Sabía que abajo nos esperaría Tyler, y que segundos después recibiríamos a la corte Oscuridad, cosa que aún tenía esperanza de que no pasase.
Bajé los escalones con el terror adherido en cada paso, recordándome lo que se avecinaba esta noche.
Nadie me quería con Ethan, nadie me quería siquiera viva. Y eso desde luego no era un gran consuelo.
Y aquí, con este vestido sumamente apretado, y estos tacones altísimos, me sentía como una vaca directa al matadero.
El ruido de mis tacones contra cada escalón resonó en mi cerebro incluso después de llegar al final de las escaleras, como un zumbido que me dispersaba de la realidad.
-¿Helena? – sacudí mi cabeza al escuchar una voz que por unos momentos pareció muy lejana, pero que sin embargo, era Tyler a apenas unos pasos de mi.
Vislumbré la preocupación pasar por su rostro, mientras Ethan me daba un reconfortante apretón en la mano.
-Si, estoy bien. Solo que la comida no me ha sentado muy bien.
Por la mirada que Tyler me dedicó, sabía que mentía. Sabía que yo ni siquiera había comido esta tarde.
Pero no me contradijo, mientras se colocaba al lado de Ethan, con una postura recta y majestuosa que sin duda demostraba que él era un fae, ya que la elegancia natural era parte de ellos.
Y antes de poder pensar más, o de incluso poder vomitar los restos de comida que quedaran en mi agotado organismo, las enormes puertas se abrieron por sí solas.
Tomé una respiración entrecortada, y aunque barajé la opción de fingir un desmayo, sabía que solo me ridiculizaría gratuitamente.
Y entonces, de la puerta aparecieron varias figuras, que indiscutiblemente eran faes.
La reina era fácil de distinguir, ella rezumaba arrogancia y poder. Su belleza era abrumadora, a pesar de que debía tener más de 40 años. Su vestido oscuro como el mismo anochecer se ceñía sobre ella casi como un manto estrellado, realzando su palidísima piel que parecía porcelana. Su largo pelo negro apenas se distinguía del vestido, así que no pude saber si lo que rozaba en suelo era un manto o un pelo realmente largo.
La princesa, a su lado, también fue fácil reconocerla, sobre todo por la proximidad a su madre.
Su largo cabello blanquecino caía sobre ella despreocupadamente, hasta terminar en su estrecha cintura, sus ojos azules eran tan claros que inclusive tenían toques blancos, cosa que me hizo dudar de que su visión fuese buena. Y además, para culminar, su delgado y esbelto cuerpo se tallaba por un hermoso vestido con toques azulados que parecía resaltar sus ojos.
M****a, ella sí parecía una jodida reina.
Pero antes de poder sentir la amarga sensación de celos resurgir de la boca de mi estómago, distinguí al heredero de Oscuridad.
Él me miraba. De hecho, él parecía ver a través de mi, mientras me analizaba con esos ojos tan oscuros como el carbón.
Por un momento me sentí cohibida ante su profunda mirada, pero antes de poder pensar en algo más, me fijé en su aspecto.
Su cabello azabache como el de su madre, parecía ser gemelo de sus ojos, y su bronceada piel hacía incluso resaltar más su belleza inhumana.
Me fijé en que algunas hebras de su cabello se contemplaban castañas, pero antes de poder seguir observando, una mirada más pesada cayó sobre mi.
-Así que tu eres el juguetito humano de Ethan, ¿Cómo te llamas, humana?
Alcé una ceja, sintiendo la rabia turgente en mi, mientras me giraba hacia la princesa de la corte Oscuridad.
“Casi todos podemos soportar la adversidad, pero si quereis probar el carácter de un hombre, dadle poder.- Abraham Lincoln”Antes de poder abrir siquiera mi boca, Ethan se apresuró a apretar mi mano y a responderle a la princesa. -No es mi juguete, Aïcha. Y si vuelves a dirigerte a ella, hazlo con respeto, o sino lo consideraré traición a la corte de Luz. Ella abrió los ojos sorprendida, mientras su madre soltaba una sonora risa. Tómalo perra. La reina no parecía para nada ofendida, en todo caso, divertida. -¿En serio entrarías en guerra por una humana? – Ethan pareció titubear, cosa que hizo que mi pecho se oprimiese en espera de su respuesta. -No es una humana, es mi futura prometida. – Ethan sonó tan seguro al decir aquellas palabras que estuve a punto de saltar sobre él. Sin poder evitarlo, una sonrisa satisfecha decoró mis labios. La princesa, que parecía realmente estupefacta a
“ℂuando te vi me enamoré, y tu sonreiste por que lo sabías. "-¡Proteged a la realeza! – Los gritos en un segundo tomaron el castillo, sumiéndolo en la peor de las catástrofes.Y mientras alguien tiraba de mi brazo, mis pensamientos siempre eran los mismos.Yo podía haber evitado esto. Yo lo sabía.Y alguien de la corte Oscuridad también, e iba a averiguar quien era.-¡Helena! ¡Muévete!Mi mirada estaba observando al hombre que me gritaba a esas palabras, pero mi mente estaba tan lejana que apenas percibía el bullicioPero entre esa enorme niebla mental que me abrumaba, un solo pensamiento me hizo mantenerme cuerda.Melanie.Mi hermana también estaba aquí, pero ella estaba desprotegida.-Mi hermana. Tengo que buscarla.Mi voz estaba entrecortada y temblorosa debido al miedo, mientras me levantaba con ayuda de Kilian de la silla.Él ni siquiera me respondió, y yo tampoco se lo exigí.Por un instante me preg
“Todo hombre alimenta un secreto sueño que no es la bondad ni el amor, sino un desenfrenado deseo de placer y egoismo. – Grabriele D' Annunzio”Entonces los guardias abrieron las puertas de la habitación que compartía con Ethan. Ante mi apareció la enorme estancia, y erguido sin un solo rasguño, me recibió mi futuro prometido. Las puertas volvieron a cerrarse con un sordo ruido, y entonces, exhalé enfadada, -¿Quién crees que eres para hacerme venir contra mi voluntad? ¡A mi, Ethan! ¡A la persona que se supone que amas! Mis gritos tronaron en la habitación, acallando el silencio que aguardaba segundos antes. -Mi hermana no aparecía, ¿sabes? ¡Y tu guardia estuvo a punto de dejarla para salvarme a mi! Y no solo eso, ¡en mitad de todo esto vinieron tus guardias y no tú a buscarme, y podías haberlo hecho por que apuesto lo que sea a que has estado todo el tiempo aquí! Solté el aire que había contenido al grit
“Somos facilmente engañados por aquellos a quienes amamos. – Molière”-¿Qué? Eso es imposible. Las brujas no han podido entrar a este mundo.Kilian alzó una ceja, mientras se giraba hacia Tyler, - veo que tenéis a la humana como un simple adorno adorable.Fruncí el ceño, ofendida por sus palabras.-Primero, no soy un adorno. Y segundo, no me vuelvas a llamar adorable.Kilian parpadeó y mientras posaba su vista en mi parecía que era la primera vez que se percataba de mi presencia.-Perdona, pero, ¿en qué momento hemos pasado a tener la confianza como para que me hables así?Bufé, hastiada, - justo en el momento en el que has llegado y te has entrometido en una conversación privada.Tyler carraspeó, notablemente abrumado, - bueno, señora, príncipe, buenas noches.Él hizo una
“La verdad rara vez es pura, y nunca simple. -Oscar Wilde”-Señora, ¿está bien?Aparté mi fija mirada del escritorio, y la fijé en la doncella.Separé mis entreabiertos labios, y mientras tragaba saliva las mismas palabras bailaban en mi cabeza.-Las brujas vinieron a por ti, preciosa.-Si Helena se entera de esto nunca me perdonaría.Y aún así, a pesar de eso, lo echaba tanto de menos…-¿Señora?Mi perdida mirada se giró hacia ella, y disipando la niebla que atormentaba cada pensamiento, hablé, - si, estoy bien.Ella asintió con una sonrisa, -ah, y otra cosa. Llame al príncipe Kilian, dile que es urgente.Noté como la doncella frunció el ceño durante unos instantes, y la sospecha deslumbró en sus ojos.Pero, sin decir nada más, se giró musitan
“La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener. -Gabriel García Márquez”Parpadeé lentamente, mientras mis pupilas se asimilaban a la oscuridad. Las mantas me cubrían dándome calor, como un refugio escondido, y mientras los porrazos en la puerta despertaban mis agotados sentidos, supe al instante quien era. Aparté las múltiples mantas de mi cobijo, y apoyé mis descalzos pies en la fría madera, mientras me preparaba mentalmente para lo que iba a pasar a continuación. Me abrigué con una bata de terciopelo, mientras me acercaba a la puerta aporreada. Abrí esta, mientras un suspiro tembloroso salía de entre mis labios, y mi organismo se agitaba por nerviosismo. -Amor. Las palabras golpearon contra mi como una puñalada, mientras los azules ojos de Ethan me recibían. Por un instante estuve a punto de saltar a sus brazos y perdonarle cada fallo que cometió. Estuve a punto de pe
“El corazón fue hecho para ser roto- Oscar Wilde “Mis pies parecían pesados sacos mientras intentaba seguir el ritmo de mis acompañantes, quienes no intentaron ni por un solo segundo aminorar su paso, por lo que la diferencia de distancias era notoria. Ahora, mientras corría sin aliento intentando no ser atrapada, era consciente de mi absurda decisión. Si, Ethan me estaba ocultando algo, y sí, probablemente esta sería la primera vez que pisara alguna franja de tierra fuera de Luz. Pero, ¿eso merecía la pena a cambio de una enorme pelea, y probablemente poner en riesgo mi relación con Ethan? ¿Solo por pisar territorio desconocido asumiría las consecuencias de un castigo?No, probablemente con la mente fría no lo haría. Pero mientras corría, sudorosa y confundida de la razón por la cual había llegado a esto, estaba segura de que ya no podía retroceder. -Helena, ¡cuidado! – fruncí el ceño ante la alterada voz de Kilian, mientras miraba sobre mi ho
Mis ojos apenas se habían acostumbrado a la oscuridad del castillo cuando, al girarme, encontré justamente a la persona que estaba buscando. -¿Cómo sabías que te estaba buscando? – Pregunté mientras me giraba hacia Kilian. El príncipe se encontraba apoyado en una impoluta pared con una burlona sonrisa decorando sus rojizos labios. - ¿Quién ha dicho que lo supiese? Bufé, irritada por sus respuestas. Respuestas que realmente, no resolvían ninguna pregunta. – ¿Por qué sino estarías esperando? Kilian alzó una ceja, - ¿por qué el amor, con la venda en los ojos puede, siendo ciego imponer sus antojos? Fruncí mis labios, totalmente perdida ante su nueva respuesta. - ¿Qué? Él simplemente rió, separándose de su cómoda posición contra la pared. – Shakespeare. El creador humano de las historias que nos narran. Rodé los ojos ante su engreída respuesta. Él realmente tenía buena memoria literaria, pero debería ser un poco más humilde. -Sé qu