CAPÍTULO IV

“Casi todos podemos soportar la adversidad, pero si quereis probar el carácter de un hombre, dadle poder.- Abraham Lincoln”

Antes de poder abrir siquiera mi boca, Ethan se apresuró a apretar mi mano y a responderle a la princesa.

-No es mi juguete, Aïcha. Y si vuelves a dirigerte a ella, hazlo con respeto, o sino lo consideraré traición a la corte de Luz.

Ella abrió los ojos sorprendida, mientras su madre soltaba una sonora risa.

Tómalo perra.

La reina no parecía para nada ofendida, en todo caso, divertida. -¿En serio entrarías en guerra por una humana? – Ethan pareció titubear, cosa que hizo que mi pecho se oprimiese en espera de su respuesta.

-No es una humana, es mi futura prometida. – Ethan sonó tan seguro al decir aquellas palabras que estuve a punto de saltar sobre él.

Sin poder evitarlo, una sonrisa satisfecha decoró mis labios.

La princesa, que parecía realmente estupefacta ante esa información, no tardó en hablar, - no puedes casarte con una humana. Ella no puede ser reina de una especie a la que no pertenece, por no decir que el linaje ni siquiera sería feérico, serían como bastardos.

Sus palabras estaban bañadas en un veneno tan puro que casi me entraron ganas de estremecerme.

Ella realmente me despreciaba.

Y, aunque por un momento quise que Ethan hablase, decidí que era mi deber enfrentar a aquella arpía.

-No creo que eso te incumba demasiado cuando no estamos hablando de la corte Oscuridad. Hoy se os ha convocado para algo que no tiene nada que ver con lo referente a mi matrimonio con Ethan. – Le dediqué una mirada neutral a la princesa, esperando parecer lo más segura posible de mis palabras a pesar de las miradas de todos sobre mi. – Y me gustaría que fueseis más madura, y nos centrásemos en el motivo principal de esta reunión.

Ella alzó una ceja, y cuando estuvo a punto de hablar, la detuve, - dejemos el tema de mi relación con Ethan aparte. Ya que nuestro matrimonio, y el linaje será asegurado, a pesar de tu maravillosa contribución contra mi, claro.

Le sonreí falsamente, mientras sentía como Tyler reía levemente, y Ethan esbozaba una sonrisa mientras acariciaba mi mano con su pulgar.

Iris rió de pronto, haciendo a su hija ruborizarse, - es inteligente y audaz, de eso no cabe duda.

La reina me miró tras sus palabras, dedicándome una mirada feroz.

Fruncí el ceño desconcertada por el comportamiento de Iris, ya que ella normalmente apoyaría a su hija en la misión de ridiculizarme.

Y entonces, confirmando mis palabras, continuó hablando, - aunque te aconsejo que no le hables así a mi hija. O eso también será considerado traición.

En ese instante quise contestarle y mostrarle cuan audaz podía ser, pero Ethan apretó mi mano como advertencia.

-Bueno, vamos a hablar del tema principal, como bien ha dicho Helena.

Aïcha, ante la mención de mi nombre, le dedicó a Ethan una sonrisa ladeada, - Gracias por decirme su nombre, tesoro.

Y yo, al escuchar ese apodo salir de sus asquerosos labios, estuve a punto de empezar a correr hasta ella y clavarle la daga que llevaba escondida en la cara interna de mi muslo.

Pero simplemente no lo hice porque no sería yo quien comenzara una guerra. Y además, debía ser más madura que eso.

Así que simplemente apreté mis labios hasta convertirlos en una fina línea, y contuve mis ganas de estrangularla.

Estrangular.

No sabía por qué, mientras Ethan nos conducía al enorme comedor, esa acción sonaba tan familiar para mi.

¿Me habían estrangulado?

No, no que yo recordara. Pero, tal vez…

Tal vez en la prueba me hubiesen estrangulado.

-Y…, bueno, ¿qué es de lo debemos hablar esta noche tan sumamente importante?

La voz de Iris resonó por el enorme comedor, al que ni siquiera recordaba como había llegado.

Iris se sentó en una de las cabezas de la mesa, con sus hijos a sus dos extremos.

Ethan hizo lo mismo, pero en este caso, yo y Tyler estábamos a sus lados.

No sabía a donde habían ido los guardias de la corte Oscuridad, además de los que se hallaban ahora mismo detrás de la reina, yo sabía que había mas. Además de los esclavos humanos.

Ese solo pensamiento hizo revolver mi estómago, quitándome las pocas ganas de comer que me quedaran.

Miré hacia Ethan, esperando su respuesta, aunque él parecía desinteresado mientras le dedicaba una engañosa sonrisa a la reina.

-Primero comamos. – La voz de Ethan parecía cortés y amable, aunque yo sabía que tenía miedo. No podía arriesgarse a meter la pata y acabar con el débil tratado de paz que mantenían las cortes. Tenía que hacerlo por sus padres. El rey Oberón y la reina Titania.

Sí, las obras de William Shakespeare y las leyendas humanas eran ciertas, al menos en parte.

Oberón y Titania murieron hacía décadas en una guerra que supuso el fin del tratado de paz entre Luz y Oscuridad. Ya que, en cambio a lo que cuentan las leyendas, las cortes se llamaban Luz y Oscuridad, no Invierno y Verano.

Y después de años de luchas, batallas y muerte, entre ellas las de los reyes de ambas cortes, sus herederos tuvieron que tomar el mando. Ante eso, Ethan e Iris, tuvieron que firmar un tratado de paz para no acabar con sus ya dañadas cortes en el intento de otra guerra.

-O al menos esperemos al vino, porque hoy debo emborracharme. – Detuve mi retahíla de pensamientos ante las decididas palabras de Tyler, y estuve a punto de soltar una carcajada.

Ethan, en cambio, si rió. Y Tyler estuvo a punto de seguir hablando pero antes de poder escuchar sus palabras, las doncellas se acercaron para servir los platos.

En ese momento, una doncella se acercó a mi con una enorme olla, y al servir la sopa un poco del contenido cayó en mi vestido, haciéndome sisear ante el calor repentino.

-Perdone mi insolencia señora, - asentí y miré a la mujer pelirroja con amabilidad.

Años antes mi madre estuvo en su lugar, así que nunca trataría como inferior a alguien del servicio.

Esta pareció sacar un paño de su vestido, y empezó a limpiar el estropicio que era ahora mi ropa.

Los ojos de la doncella se abrieron por algo parecido al miedo y una sombra cruzó por su rostro.

Fruncí el ceño ante su extraño comportamiento e incluso me planteé en apartarla, pero ella parecía desesperada mientras limpiaba mi vestido con rudeza y rapidez, cosa que no entendí en un principio, hasta que sentí algo afilado apuntando hacia mi estómago.

Exhalé bruscamente por el miedo, y de pronto noté como la mujer era bruscamente lanzada hacia atrás, y un bonito rostro me miró con salvajismo desde su lugar.

Las exclamaciones de Aïcha y sus madre se escucharon claras, mientras Ethan y Tyler volcaban sus sillas hacia atrás con rapidez para levantarse.

Kilian, el heredero de Oscuridad, se hallaba donde antes había estado la doncella y antes de poder pensar en lo que acababa de ocurrir, los gritos comenzaron.

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