Karina se había quedado impávida, mirando el teléfono, añorando en lo más profundo de su corazón, que la llamada no hubiese sido cortada, sino que se tratara de un problema con las líneas, y que él devolviera la llamada. «No seas ilusa», se dijo, «Sabes que no es así», siguió martirizándose en sus pensamientos, diciéndose que había cortado la llamada porque la odiaba, porque le desagradaba profundamente, le repugnaba le había dicho, sus palabras se repitieron como un martillo golpeando un clavo, pero estás solo producían más heridas en su corazón.
El señor Omar salió con todo lo que le permitían sus piernas Al lugar donde se había desvanecido su hija, pero el administrador y algunos de los trabajadores de la hacienda, abrieron el portón de la entrada y salieron rápido a recogerla, totalmente nerviosos, uno de ellos la levantó y la llevó adentro, mientras otro se encargaba de las maletas y otro de la niña y el padre.La acostaron en un sofá, buscaron alcohol y la pusieron a olfatearlo para hacerla volver en sí. Su rostro estaba totalmente pálido, y sus labios amoratados, todos se asustaron al verla totalmente descompensada. Los nudillos de su mano estaban sangrando, lastimados por la fuerza que había ejercido intentando romper el candado.Cuando abrió los ojos los miró a todos extrañados, quiso levantarse con premura, pero enseguida un mareo le impidió la
Martín se quedó observando a Dara con molestia, le irritó sobre manera su actitud.—Si, yo soy muy ingenuo, fácil de engañar y tú si eres toda una experta en detectar engaños y trasfondos. ¿Sabes que me decepciona? Que aún con todo lo que vivimos nosotros, no hayas aprendido nada. Marino nos ayudó a que aclaráramos nuestra situación y aún Karina acabándote de conocer te dio un voto de confianza, te aconsejó, se hizo tu aliada. Una semana despuésMarino se encontraba en su apartamento jugando con Tara, ambos sentados en el suelo, mientras las muñecas estaban sentadas en un juego de comedor en miniatura, la niña le pasaba una pequeña tacita que presuntamente era té.—Toma papi, ati esta tu té—extendió su y luego se levantó, le dio un beso a su padre y se volvió a sentar. Había transcurrido una semana y Karina había sido dada de alta, entre Dara y Martín la convencieron para que se regresara con ellos a La Italianera, tanto insistieron que a la mujer no le quedó otra que aceptar, por más excusas que puso, entre ellas que debía atender a su padre, le dijeron que no estaba en condiciones de atender a nadie debido a su estado de salud. Incluso contrataron a una persona para que atendiera al señor Omar, mientras ella se fue a la casa con ellos.Cuando llegó a la casa, los recuerdos se agolparon en su mente, cada corredor, cada espacio le recordaba a Marino, incluso la habitación donde la hospedaron, era la misma que compartieron durante muchas noches. El olor a desinfectante y a limpio, le hizo llegar a la conclusión de que la habían limpiado recientemente, las sábanas de la cama matrimonial perfectamente tendidas sin una sola arruga, miCAPÍTULO 45. INMINENTE FINAL
CAPÍTULO 46. ¿HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE?
Dara marcaba de manera urgente al teléfono de Marino, de su padre, hasta al de su madre, con quien no había tenido contacto en las últimas semanas, pero todo era infructuoso. Se sentía impotente, al no poder resolver, Martín la vio estresada y se le acercó por detrás abrazándola.—¡Debes calmarte! No vas a poder remediar nada, si pierdes el control de esa manera—la recriminó.—Se casó con ella, ahora su bebé va a crecer le
Al día siguiente, los llevaron a Filadelfia y tomaron un vuelo con destino a La Asunción, Dara por su temor a viajar a través de ese medio de transporte, se tomó una pastilla para dormir, por lo cual durmió durante todo el trayecto con la buena suerte que los niños apenas subieron al avión, fueron al encuentro de Morfeo. No así Karina, que sentía una gran inquietud al hacer ese viaje, sin embargo, por acompañar a Dara, había enviado a los resquicios más profundos de su mente sus temores, aunque era inevitable que por fracciones de segundos estos quedaran de manifiesto.Después de una hora y quince minutos, habían lle
Karina se sintió agredida ante sus palabras y por instinto llevó su mano a su vientre para protegerlo. La mirada de Marino siguió su mano y la posó allí y aunque ella intentó cerrarse el abrigo para cubrir su prominente vientre, la evidencia de su estado había quedado exhibido ante el hombre, cuyo rostro palideció notoriamente y al parecer perdió las facultades del habla.Sin embargo, en Karina pasó lo contrario, su rostro se encendió del enojo que comenzó a escaldar en su interior como lava ardiente y con una voz más melosa de su tono normal expresó con burla — No estarás tan complacido cuando añ
Karina no podía creer que la mujer que tenía frente a sí, fuera Amarantha, siempre se la había imaginado muy hermosa, deseable, tipo una femme fatale, pero ahora la persona que estaba delante de ella tenía grandes ojeras, el rostro demacrado, totalmente consumida, desmejorada y a decir verdad, no entendía ¿Qué hacía allí? ¿Por qué estaba en esa condición?”, su sorpresa era tanto, que su estado era de completa consternación y aunque cuando se enteró de que se casaría con Marino sintió en su interior mucha rabia en contra de ella, para ser sincera y hasta cierto punto, no le deseó lo mejor; lo que la hizo sentir en ese instante como una persona egoísta; pero, observarla así con ese semblante, la dejó enteramente sin palabras y aunque quiso disimular su impresión con una media sonrisa, lo que estaba pensando fue notorio.