Lily soltó un gemido cuando los labios de William abandonaron los suyos y se deslizaron a lo largo de su cuello al mismo tiempo que sus manos se arrastraban desde su abdomen hasta sus senos. Le retiró el sujetador y comenzó a jugar con ellos. Él le dio un pellizcó a sus pezones antes de acariciarlos con suavidad.
Sus manos se aferraron a las sábanas debajo de ella en un intento por aplacar el intenso placer que estaba sintiendo. Las manos de William se sentían como llamas de fuego acariciándola.
William se entretuvo un tiempo en sus senos y luego llevo las manos hasta sus bragas para retirárselos. Ella levantó las caderas para facilitarle las cosas.
Ella estaba tendida encima de la cama, completamente desnuda, y él aún permanecía vestido. Se sintió cohibida, pero le gustó la mirada de deseo y admiración que él tenía. Nunca antes se
—¡Wow! Esto sí que es —Lily dio un giro observando todo a su alrededor—… hermoso. William había preparado una cena especial en su casa para celebrar su primer año juntos. No estaba seguro de como el tiempo había transcurrido tan rápido. Con frecuencia sentía que había sido apenas el día anterior cuando la conoció. Esa noche era especial y había querido que todo fuera perfecto. Con la ayuda de su madre y la de una organizadora de eventos se había asegurado de adornar el jardín. Tal vez se había excedido un poco con los detalles, pero a Lily parecía gustarle todo y eso era suficiente para calmar sus nervios. Las cosas no habían sido del todo fáciles desde que estaban juntos. Las relaciones nunca lo eran, los problemas siempre existirían, la cuestión era poder superarlos juntos. Uno de los momentos más difíciles había sucedido un par de meses atrás, cuando tuvo que permanecer fuera del país por casi tres semanas. La distancia había sido horrible y casi s
Lily no podía dejar de sonreír. Unos minutos atrás William y ella habían sido declarados marido y mujer, ahora era oficialmente una mujer casada. Aunque William formaba parte de su vida desde un tiempo considerable, sentía que algo había cambiado. El matrimonio era un nuevo nivel de compromiso y quizás la asustaba, pero estaba segura de que harían lo mejor para que todo resultara bien. William la llevó hacia el otro lado del jardín donde alguien había dispuesto las mesas para que disfrutaran del banquete. Había sido decisión de ambos que la boda se llevara en la casa que ambos compartían. Era el lugar perfecto, en especial porque no habían invitado a demasiadas personas, solo las más cercanas. Sus invitados los detuvieron para felicitarlos, pero William no la soltó en ningún momento.—Felicidades, niña &md
Skylar mantuvo la vista al frente ignorando a las otras tres personas que viajaban con ella en el ascensor. Los había visto mirar en su dirección más de una vez con la pregunta clara en el rostro. ¿Qué hacía allí? Casi podía apostar que creían que era parte del personal de limpieza y que se había equivocado de ascensor. Malditos snobs. Bueno, le importaba muy poco lo que ellos creyeran mientras mantuvieran sus pensamientos en su cabeza. Porque estaba segura de que no sería muy educada si le decían algo. Estaba furiosa… No, eso ni siquiera se le acercaba. Su padre había dedicado casi toda su vida a Industrias Hoteleras Harris. Y todo para que un día, después de treinta años sirviendo a ese lugar, sin ninguna justificación, el poderoso John Harris decidiera que ya no necesitaba de los servicios de uno de sus mejores administradores. —Respira —murmuró y los otros la observaron como si se tratara de una loca. Les lanzó una mirada mordaz y todo desviaron la mirada
—¿Quién era esa?Dan no pensaba darle ninguna explicación, no tenía porque hacerlo. Su relación nunca había sido de ese tipo.Se preguntó qué demonios estaba haciendo allí, para comenzar. Ninguna mujer jamás había irrumpido en su oficina y menos de la manera que ella lo había hecho.—¿Qué haces aquí? —preguntó en lugar de responder.El humor de Jenna cambió tan rápido que casi dudó si era la misma mujer que había estado despotricando contra una desconocida minutos atrás. Pensó en Skylar que había tenido la mala suerte de verse atrapada en una situación incómoda. Jenna le dio una sonrisa coqueta y se acercó a él moviendo las caderas seductoramente. Ninguna de esas acciones provocó una reacción en él.—Quer
—¿Estás segura de esto?—No, pero no tengo otra opción.—Seguro que podemos encontrarla entre las dos.—Quizás si tuviera más tiempo.Estaba entre la espada y la pared. Si no hacía algo pronto, perdería su casa.Esa tarde, después de que salió del edificio de Industrias Hoteleras Harris, había recibido una llamada del banco. Se habían puesto en contacto con ella después de que su padre no les respondiera el teléfono. Le habían dejado claro que, si no entregaba el dinero para el lunes, embargarían su casa. Skylar no podía permitirlo, era lo único que les quedaba.Su padre y su hermana menor dependían de ella. Hailey apenas tenía doce años y ya había atravesado tantas cosas para su corta edad. No iba a permitir que ella pasara por más. Sin su madre allí, era su
Dan observó a Skylar alejarse. Sus caderas se balanceaban como si estuvieran siguiendo el ritmo de alguna canción. Sus tacones repiqueteaban en el suelo a cada paso. Estaba muy diferente de cómo se había presentado en su oficina esa tarde. Su cabello dorado caía libre por su espalda y la ropa casual había sido remplazada por un vestido color plata que resaltaba todas sus curvas y apenas la cubría más allá de sus nalgas.Era una mujer sexy, de eso no cabía duda.Se preguntó qué es lo que había estado haciendo ella en un lugar como ese y vestida de aquella manera. Solo se le ocurría una posibilidad. Una vez al mes el club organizaba una subasta, que según su punto de vista era una completa estupidez. Solo una manera en la que algunos hombres buscaban subirse el ego.—Ella es bastante sexy —dijo James repitiendo sus propios pensamientos.&mdas
—Gracias por traerme. Agarró la manija de la puerta para bajarse. —¿Qué estás estudiando? —preguntó Dan deteniéndola. Casi ignoró y se bajó de todas formas. Necesitaba un tiempo a solas para asimilar lo que él le había dicho y el hecho de que no había posibilidad de que su padre recuperara su trabajo. —Administración de empresas —dijo al fin—. Voy en mi tercer año, aunque debería estar en mi último año. Tuve que dejar los estudios por un tiempo cuando mi madre… —Se interrumpió al darse cuenta de que estaba diciendo más de lo que debería. Siempre prefería mantenerse reservada sobre sus asuntos. No quería, ni necesitaba la compasión de nadie—. Como sea, ya me tengo que ir. No tengo mucho tiempo. —¿Estarías interesada en trabajar para mí? Lo miró como si le hubiera salido otra cabeza. No podía entender cómo funcionaba la cabeza de ese hombre. —¿Hablas en serio? —Siempre lo hago. —¿Cuál es el truco? —Ninguno.
Skylar quería compartir su felicidad con alguien y mientras viajaba de regresó a casa, le envió un mensaje a su amiga para pedirle que se encontraran cerca de su casa. Ella respondió en seguida diciendo que la vería allí. Lo más probable es que todavía estuviera preocupada por ella. La noche anterior había regresado al departamento de su amiga totalmente derrotada, creyendo que había arruinado la única oportunidad de salir adelante. Llamó también a su actual jefe para decirle que dejaría de trabajar para él. Debido a que no tenía un contrato formal, no esperaba que hubiera ningún problema aún con tan poca antelación, pero él la sorprendió al decirle que era un alivio porque tenía en mente prescindir de sus servicios en los próximos días y no sabía cómo decírselo.Pese a que Da