—¿Quieres ir a mi departamento a cenar? —preguntó William en cuanto arrancó su auto. Acababan de dejar a James en su departamento, ya no le desagradaba tanto, pero estaba feliz de no tener que soportarlo más—. Considéralo una pre-cita.
Todavía no estaba listo para perder a Lily de vista, el fin de semana había acabado demasiado rápido. Sabía que tenía tiempo, ahora que estaban juntos; pero eso no hacía nada por tranquilizarlo.
—No sabía que eso existía —respondió Lily divertida.
—Claro que sí, es como un ensayo para la cita a la que pienso llevarte pronto.
—Suenas muy seguro de ti mismo. —Ella hizo una pausa antes de hablar otra vez—. No estoy segura, mañana debo de trabajar y mi jefe estará más exigente de lo normal.
Había logrado averiguar más sobre el tal
Lily debería haberse quedado en la cocina, pero había escuchado el cambio de voz de William y no había podido evitar acercarse a averiguar que había cambiado su humor con tanta rapidez. Cuando había estado cerca escuchó la voz de una mujer y trató de contener los celos al pensar que se trataba de alguna de sus amantes.No lo había logrado con demasiado éxito y debido a eso había terminado diciéndole “cariño” y como si fuera poco se había tomado la libertad al acercarse al intercomunicador para deshacerse de la mujer.—¿Estás molesto? —preguntó al ver pasar los segundos sin que William dijera nada.Él solo la observaba en silencio y la comenzaba a hacer sentir nerviosa.—¿Cómo me llamaste?Intentó controlar el sonrojo en su rostro. No esperaba que él se hubiera dado cuenta de
—Eso no salió tan mal —comentó William.Lily y él llevaban una semana saliendo y esa noche se habían reunido con Noah. El hombre era bastante agradable y lo que era más importante se preocupaba sinceramente por ella. Si no fuera porque lo sabía mejor, habría pensado que eran padre e hija.Lily adoraba darle órdenes al hombre respecto a casi todo. Ella tenía las indicaciones sobre la dieta que él debía llevar después de que había sufrido un ataque de infarto y se aseguraba de que la cumpliera.Noah había rodado los ojos cada vez que Lily le había hecho una pregunta al respecto, pero había visto el brillo de aprecio en sus ojos.—No, si no cuentas la discusión sobre si los Jets son mejor que los Giants. —Lily sonrió divertida.—Todo el mundo sabe que los…—No, por favor otra ve
Lily soltó un gemido cuando los labios de William abandonaron los suyos y se deslizaron a lo largo de su cuello al mismo tiempo que sus manos se arrastraban desde su abdomen hasta sus senos. Le retiró el sujetador y comenzó a jugar con ellos. Él le dio un pellizcó a sus pezones antes de acariciarlos con suavidad.Sus manos se aferraron a las sábanas debajo de ella en un intento por aplacar el intenso placer que estaba sintiendo. Las manos de William se sentían como llamas de fuego acariciándola. William se entretuvo un tiempo en sus senos y luego llevo las manos hasta sus bragas para retirárselos. Ella levantó las caderas para facilitarle las cosas.Ella estaba tendida encima de la cama, completamente desnuda, y él aún permanecía vestido. Se sintió cohibida, pero le gustó la mirada de deseo y admiración que él tenía. Nunca antes se
—¡Wow! Esto sí que es —Lily dio un giro observando todo a su alrededor—… hermoso. William había preparado una cena especial en su casa para celebrar su primer año juntos. No estaba seguro de como el tiempo había transcurrido tan rápido. Con frecuencia sentía que había sido apenas el día anterior cuando la conoció. Esa noche era especial y había querido que todo fuera perfecto. Con la ayuda de su madre y la de una organizadora de eventos se había asegurado de adornar el jardín. Tal vez se había excedido un poco con los detalles, pero a Lily parecía gustarle todo y eso era suficiente para calmar sus nervios. Las cosas no habían sido del todo fáciles desde que estaban juntos. Las relaciones nunca lo eran, los problemas siempre existirían, la cuestión era poder superarlos juntos. Uno de los momentos más difíciles había sucedido un par de meses atrás, cuando tuvo que permanecer fuera del país por casi tres semanas. La distancia había sido horrible y casi s
Lily no podía dejar de sonreír. Unos minutos atrás William y ella habían sido declarados marido y mujer, ahora era oficialmente una mujer casada. Aunque William formaba parte de su vida desde un tiempo considerable, sentía que algo había cambiado. El matrimonio era un nuevo nivel de compromiso y quizás la asustaba, pero estaba segura de que harían lo mejor para que todo resultara bien. William la llevó hacia el otro lado del jardín donde alguien había dispuesto las mesas para que disfrutaran del banquete. Había sido decisión de ambos que la boda se llevara en la casa que ambos compartían. Era el lugar perfecto, en especial porque no habían invitado a demasiadas personas, solo las más cercanas. Sus invitados los detuvieron para felicitarlos, pero William no la soltó en ningún momento.—Felicidades, niña &md
Skylar mantuvo la vista al frente ignorando a las otras tres personas que viajaban con ella en el ascensor. Los había visto mirar en su dirección más de una vez con la pregunta clara en el rostro. ¿Qué hacía allí? Casi podía apostar que creían que era parte del personal de limpieza y que se había equivocado de ascensor. Malditos snobs. Bueno, le importaba muy poco lo que ellos creyeran mientras mantuvieran sus pensamientos en su cabeza. Porque estaba segura de que no sería muy educada si le decían algo. Estaba furiosa… No, eso ni siquiera se le acercaba. Su padre había dedicado casi toda su vida a Industrias Hoteleras Harris. Y todo para que un día, después de treinta años sirviendo a ese lugar, sin ninguna justificación, el poderoso John Harris decidiera que ya no necesitaba de los servicios de uno de sus mejores administradores. —Respira —murmuró y los otros la observaron como si se tratara de una loca. Les lanzó una mirada mordaz y todo desviaron la mirada
—¿Quién era esa?Dan no pensaba darle ninguna explicación, no tenía porque hacerlo. Su relación nunca había sido de ese tipo.Se preguntó qué demonios estaba haciendo allí, para comenzar. Ninguna mujer jamás había irrumpido en su oficina y menos de la manera que ella lo había hecho.—¿Qué haces aquí? —preguntó en lugar de responder.El humor de Jenna cambió tan rápido que casi dudó si era la misma mujer que había estado despotricando contra una desconocida minutos atrás. Pensó en Skylar que había tenido la mala suerte de verse atrapada en una situación incómoda. Jenna le dio una sonrisa coqueta y se acercó a él moviendo las caderas seductoramente. Ninguna de esas acciones provocó una reacción en él.—Quer
—¿Estás segura de esto?—No, pero no tengo otra opción.—Seguro que podemos encontrarla entre las dos.—Quizás si tuviera más tiempo.Estaba entre la espada y la pared. Si no hacía algo pronto, perdería su casa.Esa tarde, después de que salió del edificio de Industrias Hoteleras Harris, había recibido una llamada del banco. Se habían puesto en contacto con ella después de que su padre no les respondiera el teléfono. Le habían dejado claro que, si no entregaba el dinero para el lunes, embargarían su casa. Skylar no podía permitirlo, era lo único que les quedaba.Su padre y su hermana menor dependían de ella. Hailey apenas tenía doce años y ya había atravesado tantas cosas para su corta edad. No iba a permitir que ella pasara por más. Sin su madre allí, era su