Dejando a los trillizos bajo el cuidado de Aria, y de varias lobas niñeras que Ethan había contratado, él y Cloe decidieron tomarse un respiro de todo lo que tenía que ver con el mundo sobrenatural. Aunque ellos mismos eran parte de ese mundo, anhelaban disfrutar como una pareja humana, sin la carga de responsabilidades, sin profecías ni destinos marcados. Solo ellos dos, sin más.Ethan había planeado todo con precisión. Un viaje a la zona costera, donde un velero los esperaba listo para zarpar. Cloe estaba encantada; nunca antes había navegado en alta mar, y la idea la emocionaba como una niña. Cuando lo vio a bordo bajando las velas con destreza, no pudo evitar preguntar: —¿Y el capitán? —inquirió, recorriendo con la mirada la cubierta en busca de alguien más.Ethan le dedicó una sonrisa traviesa antes de señalarse a sí mismo.—¿Acaso las mujeres no sueñan con que sus esposos sean los capitanes sexis?Le guiñó un ojo con una seguridad arrolladora. Cloe soltó una carcajada cristal
Años después, cuando los niños habían alcanzado los diez años, la verdad sobre Alirya finalmente salió a la luz: no solo era una semidiosa, sino que también albergaba en su interior un alfa supremo, una entidad poderosa y ancestral que despertaba asombro y respeto en todos a su alrededor. El viento gélido de Alaska soplaba con fuerza sobre la vasta extensión nevada, haciendo que los copos de nieve danzaran en el aire como pequeños fragmentos de estrellas. Los niños reían emocionados mientras corrían descalzos sobre la nieve, deslizándose con agilidad de lobo. Samira y Teresa se divertían a su lado como si fueran niños de su edad.Ethan observaba a sus hijos con orgullo, lleno de amor y satisfacción. A su lado, Cloe abrazaba su abrigo de piel, sintiendo cómo el frío intentaba atravesarlo sin éxito. Thalia, quien ya era toda una adolescente, se aferraba a su mano, observando con fascinación a su familia.—¿Puedo correr con ellos? —preguntó con entusiasmo.—Thalia ellos son tus h
1- Despertar de los poderes de la semidiosa. Elyria, envuelta en un vestido plateado de seda, se miró al espejo sintiendo que algo no andaba bien. Su loba estaba inquieta, pero decidió ignorar esa sensación y enfocarse en lucir hermosa. Justo en ese momento, Cloe se paró detrás de ella y le sonrió a través del reflejo, antes de colocarle en el cuello un fino y elegante collar. Sus ojos brillaban con amor y orgullo.—No puedo creer que hayas crecido tanto. Aún recuerdo cómo corrías a mi lado siendo una pequeña cachorra —dijo Cloe con el pecho henchido de felicidad.Elyria giró un poco la cabeza y tomó la mano de su madre entre las suyas, dejando un beso en el dorso con ternura.—Te amo, mamá —susurró con una sonrisa.Se puso de pie, mirándola fijamente a los ojos antes de decir con emoción: —Hoy haré que mis hermanos tengan el mejor cumpleaños de todos.Con un último vistazo al espejo, salió casi corriendo de la habitación.Elyria localizó a sus hermanos entre la multitud y, sin duda
Habían pasado días desde que el poder de Elyria fue sellado, días en los que la sensación de no pertenecer a ningún lado crecía como una espina en su pecho. No era parte de la manada, ni del mundo de los humanos. Pero, ¿por qué no intentarlo? ¿Por qué no alejarse y vivir como una chica común? Si ya no podía ser la semidiosa que todos codiciaban, tal vez podía ser simplemente Elyria.Con una naciente determinación, caminó hacia la sala de reuniones, donde suponía que Ethan estaba reunido con los otros alfas. Su plan era esperar a que terminara, para hablar con él en privado y exponer su decisión. Sin embargo, al llegar, su curiosidad la traicionó. Se detuvo frente a la imponente puerta de madera y, al escuchar el murmullo acalorado del otro lado, no pudo evitar pegar el oído.—Yo soy el más capacitado para ser su esposo ¡La princesa merece ser luna de una manada poderosa y llena de recursos! —afirmó una voz masculina con arrogancia.Elyria contuvo el aliento. La única princesa en esa
—Preciosura, te lo diré directo y sin rodeos. Queremos venderte —dijo uno de los maleantes, con una sonrisa torcida mientras él y sus cómplices rodeaban a Elyria. Cada vez que intentaban acercarse, ella lanzaba golpes desesperados con el palo que tenía en las manos, aferrándose a la única arma que la separaba de un destino aterrador.—¿Venderme? ¡Ustedes venden personas! ¡Son unas escorias! —gritó, sintiendo cómo su mundo se estremecía. El peligro era real. Ya no era un juego, ni un mal sueño del que despertaría en su hogar. Esta era la cruel realidad de la vida fuera de la manada. Incluso sintió que tal vez su deseo de independencia había sido solo un acto impulsivo y no un verdadero sueño.Las lágrimas de desesperación rodaban por sus mejillas mientras su pecho subía y bajaba con una respiración errática. Se sentía acorralada, indefensa. Las risas de los cuatro hombres retumbaban en su cabeza, burlonas, crueles, disfrutando de su miedo."Emmy… Emmy…" Su mente clamó desesperadame
Elyria dio un respingo al reconocer la voz de uno de sus trillizos.—Hermano… —murmuró con el rostro pálido, y cuando vio al otro, sintió el peso de su linaje sobre ella.Eryon la miró con el ceño fruncido, mientras su porte de Alfa Supremo irradiaba autoridad.—Hueles a humanos y a un alfa. ¿En qué lío andas metida, Elyria? —la reprendió, con voz grave y dominadora.A pesar de que sus habilidades seguían selladas, Elyria no dejaba de ser un alfa suprema y, aunque en su sangre llevaba el mismo poder que sus hermanos, tembló.—Yo… yo no ando en nada —balbuceó, desviando la mirada hacia el sendero por donde Gregor se había marchado.Sus hermanos no parecían convencidos, pero no la presionaron más.—Padre y madre nos enviaron a buscarte —informó Eryon con tono seco.Elyria sintió un torbellino de emociones. Sabía que era su deber volver, que ellos tenían razón en estar preocupados. Pero su mente y su instinto estaban en otro lado… con él. Con Gregor.El alfa rubio había dejado su huella
Tan pronto como Elyria pronunció el nombre de Gregor, el aire en la sala pareció tensarse. Y los alfas presentes internaron miradas cargadas de desdén antes de soltar gruñidos de desaprobación. Incluso Cloe y Ethan fruncieron el ceño ante la mención de aquel nombre.—Ese alfa del que habla la princesa no es más que un líder débil, con un territorio tan insignificante que provoca risa —espetó uno de los alfas con desprecio, mientras apretaba los puños.—Es cierto —secundó otro, con el tono cargado de burla—. No es nada en comparación con nosotros. Princesa, piénselo bien. Convertirse en la luna de un alfa como él solo hará que se ridiculice. Alguien con su poder merece mucho más.Las palabras despectivas colmaron la paciencia de Elyria, quien dio un paso al frente con la mirada encendida de rabia.—Prefiero ser la luna de un alfa con un territorio pequeño que de uno que solo me ve como un maldito trofeo para presumir poder. Se debaten entre ustedes quién es el más "digno" de tenerme,
Sintiéndose segura de que pronto partiría a la manada de Gregor, Elyria no dejaba de insistirle a Cloe con inquietud.—Si vuelvo a verme en un aprieto como el de antes, ¿cómo podré quitarme los brazaletes? —preguntó por enésima vez, con el ceño fruncido y una impaciencia que delataba su temor.Cloe negó con la cabeza.—Es imposible, Elyria. Desiste de esa idea —sentenció, con un tono que oscilaba entre la preocupación y la severidad—. Y deja de pensar en Escocia. Lo único que lograrás es ponerte en peligro. Yo soy la única que puede ayudarte a controlar tu poder.Elyria soltó un bufido, desviando la mirada hacia la ventana, como si con ello pudiera ignorar la advertencia.Cloe suspiró y suavizó su tono.—Si tanto quieres entrenar, podemos buscar una zona despejada del bosque. Quitaremos los brazaletes poco a poco, hasta que aprendas a manejar tu fuerza divina sin poner en riesgo a los demás.—No —Elyria la cortó de inmediato—. No lo necesito.Antes de que Cloe pudiera replicar, una si