VILKANK
Levantarse era sencillo luego de obtener una motivación tan grande y factible como lo había hecho el día anterior. Vilkank nunca se había despertado más lleno de energía que aquella mañana, con una sonrisa se dirigió al sanitario del pequeño hogar asignado que ocupada y cuando estuvo limpio, salió del espacio con los ánimos vivos para seguir con su investigación. Luego de comer el típico desayuno de su procesador de alimentos se aventuró a salir, caminó hasta el centro de investigación donde trabajaba solo para entrar en pánico.
La entrada del lugar estaba clausurada completamente, no había señales de ningún tipo más allá del color rojo en los bordes de la entrada que era la señal para indicar que estaba cerrado. Él miró hacia adentro intentando ubicar a alguien allí, para su suerte Vekina, su jefa, y Borgen, el asistente de la hembra, iban saliendo de la que sería su oficina. Ambos se sorprendieron de verlo allí de pie, no tenía ninguna excusa pensada por lo que prefirió decir la verdad, así que cuando su jefa abrió la puerta con confusión en su rostro dijo lo primero que le vino a la mente.
-Venía a trabajar- ofreció él con una mueca.
-Pensé que para todos era clara la seña roja- se burló Borgen -parece que no todos los que trabajaban aquí son tan inteligentes como se asume.
El hombre claramente lo detestaba. Desde que lo habían asignado a aquella oficina por encima de él y su jefa lo había notado en varias ocasiones gracias a su excelente labor, era como si el macho lo hubiera hecho su competencia directa, aunque para Vilkank no había nada por lo que competir en realidad. Vekina miró con censura a su asistente antes de voltearse hacia él.
-Como comprenderás el edificio fue clausurado por fin- le dijo ella con pena -solo tú y dos trabajadores más seguían viniendo. No sé qué clase de voluntad tienen aunque la admiro, pero nuestro gobierno ha decretado la salida del planeta y ya casi todos se han marchado, es nuestro turno de hacerlo.
-No pensé que sería tan rápido- comentó él.
-Han pasado varios ciclos desde el anuncio- dijo Borgen con obviedad -es mejor que nos apresuremos a tomar un transporte o nos arriesgamos a quedarnos en medio de este desastre.
-Odio la guerra- anunció Vekina con fuerza -tantos estudios y lugares interesantes que nos perderemos solo porque unos imbéciles quieren pelear entre ellos. No puedo creer que el Consejo no esté tomando mejores medidas para detener esta masacre.
-Creo que muchas personas pertenecientes al Consejo consideran que la guerra era inevitable- comentó él -es bien sabido que la rivalidad entre Bilgans y Lumerious tiene casi setenta ciclos universales. Supongo que el CUPU prefiere que la guerra sea aquí, lejos de las galaxias centrales donde los daños podrían ser de valor incalculable.
-Siguen siendo de un valor incalculable- reprochó la hembra luciendo muy molesta -solo que no les importa lo suficiente porque Andrómeda esta al final del espacio conocido, justo en el borde de lo que se considera explorado.
-La explotación también es un factor importante- comentó Borgen -todo el mundo sabe que si en alguno de estos planetas existiera algún material sumamente valioso para la explotación, las consecuencias serían mucho mayores frente al Consejo. La guerra no se estaría dando a lugar, porque el valor de las naciones no lo permitirían.
-Tienes toda la razón- convino la hembra con molestia.
-Pienso lo mismo- aceptó él.
Un silencio los llenó en comprensión de los temas más mencionados en los últimos ciclos, todo el mundo discutía lo mismo mientras recogían sus cosas de los hogares provisionales.
-Como sea, el edificio está cerrado ahora- indicó Vekina -aprovecha de ir a casa a reunir tus pertenencias antes de que nos obliguen a irnos con más vigor del que lo hacen ahora.
-Antes de irme… me gustaría recoger las investigaciones y los datos que recolecté- pidió él con cuidado -me gustaría sentir que no perdí mi tiempo.
-Supongo que está bien- aceptó Vekina luego de unos segundos -esos datos no te servirán en las galaxias centrales, pero sigue siendo de tu propiedad.
-Gracias- ofreció él con una sonrisa.
-Estaremos aquí un rato más asegurándonos de que todo esté sellado y apagado- le explicó ella -así que espero que para cuando pasemos por tu oficina, ya no estés allí.
-Está bien- convino él.
Se apresuró a dirigirse a su oficina, entró en el lugar solo identificando las cosas que le harían falta. Tomó los prototipos de comunicación que había adaptado para enviar mensajes al planeta llamado tierra, algunos escáneres y sondas de exploración, los mapas y toda la información que había recolectado sobre el planeta, su especie y su comportamiento social. Haría algo que nunca antes se hubiera imaginado que haría: robaría a la compañía que le daba trabajo. No se sentía mal por eso, sin embargo, era con un buen fin que lo hacía.
Metió todos los aparatos en una bolsa, que para su suerte eran pequeños y corrió a la entrada del edificio. No se despediría de Vekina o Borgen, prefería que ninguno se diera cuenta de lo que hacía, además no era como si fueran a extrañarlo de todos modos. Salió del establecimiento sin ver atrás, llegó a su hogar asignado sin aliento y se encerró dentro con velocidad, todavía era demasiado temprano para establecer comunicación con Alisa, la mujer de la tierra por lo que en cambio llamó a su hermano. Velkank le contestó con el ceño fruncido, su rostro aparecía en el holograma de su aparato comunicador.
-Vilkank, ¿qué sucede?- Fueron las primeras palabras de su hermano. Lo vio buscar un lugar calmado en el puente central de transporte en el planeta.
-Necesitamos acelerar nuestros planes- anunció él sabiendo que su hermano montaría en cólera.
-¿Qué?- Se quejó Velkank como sabía que haría -ayer te dije que necesitaba al menos siete ciclos para estar listo, ¿y hoy me dices que tengo que apurarme?
-El edificio de investigación fue clausurado hoy- explicó él -no creo que falte mucho más para que suceda lo mismo con las viviendas asignadas, es solo cuestión de tiempo.
Su hermano juró con estrés antes de comenzar a planificar, podía verlo en sus ojos.
-Tendré que convencer a Raknik de que se haga cargo de mi trabajo esta misma tarde- le dijo Velkank -espero lograrlo porque de eso depende que nuestro plan avance.
-Lo harás- afirmó él sin sentir la esperanza que proclamaba en esas palabras.
-Espero que sí- convino su hermano -tu encárgate de toda la información y de que tengamos lo necesario para que puedas bajar hasta el planeta.
-Ya lo tengo- ofreció él -no me enorgullece, pero lo tomé de la oficina.
Velkank reía con fuerza.
-Mi hermano, el científico y ladrón, ¿quién lo diría?- Se burló.
-No iba a irme sin eso- soltó Vilkank -y no creo que lo extrañen, hasta donde pude ver nadie va a llevarse nada. Lo dejarán allí para que se pierda con el tiempo.
-Entonces no tenemos nada de qué preocuparnos- simplificó su hermano -déjame intentar conseguir lo necesario y te llamo de nuevo. Eres la única persona que podría apresurar lo imposible.
-Es lo que hacemos los científicos- respondió él con una sonrisa antes de que la comunicación se cortara.
Él se recostó en su lecho unos segundos, el estrés que sintió iba dejando su cuerpo lentamente para dar paso a ese momento de concentración total que lo había ayudado en su trabajo tantas veces. Pensó en su viaje y en lo que necesitarían de la tecnología en ese momento, reunió las piezas hasta que estuvo conforme. Una vez que eso estaba listo, reunió todas las sondas y mapas que necesitaría para ver el suelo terrestre, tomó también la pieza más importante de su equipo: un escáner de visión que lo haría verse como un habitante natural de la especie humana, al menos mientras la batería estuviera cargada.
Tendría que ver como mantendría su fachada si en el planeta no había métodos de carga que pudiera utilizar, por lo que le había dicho Alisa, parecía ser así. También podría tratarse solo de las comunicaciones, pero lo dudaba mucho. Tendría que averiguarlo y ese enigma lo tenía mucho más emocionado de lo que se había sentido en largos ciclos. Esperaba con ansias la llamada de su hermano y al mismo tiempo no dejaba de preparar el equipo necesario.
Fue más tarde que la llamada de Velkank llegó. Él corrió a atenderla.
-Me costó muchos créditos que tendrás que pagarme si resulta que este planeta no es una joya valiosa- fue lo primero que dijo su hermano -pero logré convencer a Raknik. Ahora solo tengo que secuestrar un transporte espacial completo, tal vez uno de estilo militar.
-No puedes hacer eso, Velkank- negó él sorprendido -podrías terminar en la cárcel.
-¿Y cómo crees que vamos a viajar hasta este dichoso planeta de lo contrario?- Argumentó su hermano.
-¿No hay otra forma?- Intentó él sabiendo la respuesta.
-No una que nos sirva en tan poco tiempo- afirmó su hermano con una mueca -es eso o nada. En momentos como este nadie notará que hace falta un transporte, asumirán que se ha marchado con los residentes que vuelven a sus planetas. Estaremos bien por un tiempo.
-Es esa duda temporal la que me asusta- siguió Vilkank.
-¿Quieres hacer esto o no?- Soltó su hermano luciendo molesto.
-Claro que quiero, pero no a costa de tu seguridad- explicó él -eso es algo que no me perdonaría, sabes que no puedo. El riesgo es muy alto.
-Y estoy dispuesto a tomarlo si tú también lo estás- afirmó Velkank con una sonrisa traviesa -nos iremos como dos pobladores y regresaremos como embajadores del Consejo. Tendremos tantos créditos que no alcanzarán para gastarlos en todos los ciclos de vida que tengamos, eso es todo lo que sé.
Él no pudo evitar reír con la emoción latente de su hermano.
-Bien, muy bien- aceptó él -solo intenta no ponerte en demasiado riesgo.
-Lo intentaré- afirmó Velkank -la cárcel no está en mis planes, créeme.
Él cortó la comunicación y esperó que su hermano pudiera cumplir con su palabra sin ponerse en tanto riesgo. La preocupación llegó a su mente hasta que su aparato de comunicación sonó con una nueva notificación y corrió para contestar.
ALISAAlisa no sabía que pensar. Después de una noche intranquila se había levantado para saludar a sus amigos, Tiana tenía el desayuno listo como todas las mañanas y Harry se vestía con un nuevo traje que las hizo sonreír. Era bueno que alguien mantuviera los ánimos, incluso aunque su amigo era uno de los más afectados por todo lo que estaba sucediendo, al menos intentaba conservar la cordura y la esperanza usando todas las herramientas a mano. Desayunaron sin decir demasiado hasta que la familia Jiménez se unió a ellos.La pequeña Molly corrió hacia Harry con una sonrisa inmensa en el rostro y le preguntó sobre la ubicación de su tiara. El argumento de la pequeña era que si resultaba ser una princesa verdadera, entonces tendría que tener una tiara, eso los hizo reír a todos. Harry se llevó a la pequeña e
VILKANK Todavía no podía creer que estuvieran haciendo aquello, correr a través de un puente de carga interplanetario para que nadie los notara en el momento en que se subieran a una nave militar, una que robarían, para poder viajar hasta la galaxia cercana. Si le hubieran dicho que eso realmente estaría pasando, Vilkank se hubiera reído en el rostro del tipo que claramente había perdido la razón, en ese momento sin embargo, se sentía como si eran ellos los que habían perdido la cabeza. Él esperaba que su hermano tuviera razón y que llegaran a la nave militar antes de terminar encerrados en una nave de contención junto a los delincuentes que se movían hasta sus planetas de origen en una muy mala forma. Ese ciclo había comenzado tranquilo, luego de los mensajes de comunicación con Alisa había resuelto que era necesario ir al planeta más rápido de lo previsto, al parecer el anillo de escombros que destrozaría el pequeño planeta se estaba volvi
VILKANKSin embargo, no detuvo a su hermano cuando conectó el aparato a la nave. Se registraron entonces miles de señales provenientes de la tierra, pero no parecía como si ninguna fuera capaz de acceder a sus datos. Un poco más calmados absorbieron toda la información que estaba disponible en las redes de comunicación, era impresionante como las imágenes que encontraron mostraban al planeta y su belleza antes de que la guerra iniciara cambiándolo todo, incluso en una galaxia distinta.Su hermano gritó y celebró cuando leyeron todos los productos que se cosechaban en el suelo fértil del planeta, algo que no se había descubierto desde hace demasiado tiempo como para contarlo. Para el Consejo y la población general solo existían dos planetas registrados que tuvieran una tierra fértil donde cultivar comida real, y por supuesto solo las persona
VILKANKEl momento complicado del viaje había llegado. Tenía dos ciclos completos viajando en el espacio hacia la tierra, desde que la investigación inicial les había dado esperanzas Velkank no había dejado de buscar datos que los ayudaran en el proceso de reconocimiento y aunque agradecía que alguien lo estuviera ayudando en el trabajo también le daba demasiada presión. Comprender que la vida de su hermano, su madre e incluso del compañero Raknik dependía de las frutos de aquella exploración era demasiado para manejarlo. Por esa razón había tenido que recluirse en su habitación algún tiempo para poder desprenderse de la presión.Su hermano aligeraba también esa carga, hablaba de los humanos como un tesoro tan grande como los recursos naturales y aunque ambos comprendían que no funcionaba de la misma manera él sa
VILKANKSu hermano encendió una de las pantallas holográficas centrales y comenzó a mostrarle sus descubrimientos. Le enseñó datos sobre los recursos de la tierra junto a los problemas climáticos que el planeta enfrentaba por la explotación inconsciente de las riquezas, eso los preocupó a ambos. Vieron los diversos climas y especies de animales no inteligentes, los paisajes con datos de su posible creación natural, historia sobre viejas civilizaciones e incluso historias de sus dioses y guerras. Todo era impresionante y tan útil como los datos que leía en ese momento sobre la interacción social entre humanos, fue en ese instante que la pantalla cambió rápidamente sin que él pudiera ver la información completa.-¿Qué sucedió?- Preguntó él y su hermano frunció el ceño con culpabilidad -&
VILKANKLa lanzadera se movía por el espacio a un ritmo lento, era casi desesperante para la energía emergente que sentía en el cuerpo. La emoción se filtraba en cada uno de sus poros y no podía mantenerse quieto en la silla mientras la tierra se aproximaba con cada poco que se acercaba. Era impresionante, hubo un momento de tensión cuando la nave atravesó la atmósfera, sintió como golpeaba el muro invisible antes de que la velocidad comenzara a aumentar a un ritmo apresurado, en una pausa inquietante la lanzadera se detuvo antes de recuperar su velocidad anterior. Se sentía un poco más pesado, imaginaba que la atmósfera de la tierra era un poco más intensa de lo que había experimentado con anterioridad.-La atmósfera del planeta es más densa de lo que estamos acostumbrados- se escuchó la voz de Velkank confirmando sus pensami
VILKANKTomó sus cosas y emprendió el viaje con más velocidad de la que había esperado, había tantas cosas que esperaba conocer, que esperaba comprender una vez que pudiera ver a Alisa en la realidad de su hogar. Tenía tantas ganas de ayudar a aquella especie y a aquel planeta que había sacado de las sombras antes de que dejara de existir en su totalidad, necesitaba tener esperanzas de que la información que recolectara ayudara a enviar un mensaje al Consejo para que pudieran tomar medidas reales sobre la amenaza inminente sorbe el planeta tierra. Caminaba con más velocidad, pero no sentía el cansancio, solo quería llegar a ese punto que se marcaba en sus mapas.Fue intenso, pero logró llegar al lugar. Una inmensa cerca de metal cubría la entrada a lo que parecía un complejo de hogares tan grandes como aquellos de las galaxias cercanas reservados
ALISALlevar a Víctor Porter a la cocina fue toda la hazaña, porque aunque sus ojos estaban llenos de tensión, confusión y un poco de inocencia, el hombre era inmenso. Nunca antes había conocido a un hombre tan alto, juraba que el tipo podía llegar a medir más de dos metros, lo que era muchísimo para su metro sesenta y dos. Todo el mundo daba la impresión de que estaba confiado, pero ella sabía que todos estaban asustados. Nadie había llegado a la casa en mucho tiempo y mucho menos había atravesado las puertas de aquella residencia lujosa, eso solo los hacía preocuparse por la seguridad de todos.Se sentaron en la mesa de la cocina, Josep y Harry intentaban lucir amenazantes, pero frente a Víctor resultaba casi gracioso. Tiana caminó hasta su lugar favorito antes de servir bebidas para todos, su amiga caminó con los vasos en la mano