ALISA
Tres horas después y junto a sus suministros ellos emprendían el viaje de regreso a casa. Alisa conducía por lo que en el momento en que un pequeño cuerpo se cruzó en su camino pisó el freno casi causando un accidente.
-¿Qué sucedió?- Preguntó Harry asustado -¿está bien señor Oslo?
-Estoy bien niño, soy viejo no frágil- contestó el hombre -¿qué sucedió niña Alisa?
-Yo no estaría de acuerdo- contestó Harry al anciano lo que le valió una mirada de reprimenda.
-Creo que una niña se cruzó en mi camino- dijo ella al fin.
Bajaron del auto ella y Harry solo para estar seguros, allí a un lado de la carretera y llorando estaba una niña de cuatro o cinco años.
-Hola, cielo- dijo ella acercándose -¿dónde están tus padres?
-¿Cómo te llamas?- Preguntó Harry.
-Mi nombre es Molly- explicó la pequeña entre llantos.
-¿Y tus padres?- Repitió ella.
La niña comenzó a llorar con fuerza para luego subir sus hombros en el gesto universal de desconocimiento. Ellos buscaron en los alrededores hasta que una mujer comenzó a enloquecer de pronto, gritando el nombre de la pequeña. Unos minutos después llegaba a su lado.
-Gracias- dijo la mujer llorando.
-No hicimos nada- dijo Harry -solo esperamos aquí.
-No la dejaron sola, eso es suficiente.
Un hombre de pelo oscuro llegó entonces corriendo, abrazó a la mujer y la niña con fuerza. Los tres se veían sucios, cansados y bastante delgados.
-Mi nombre es Alisa- se presentó ella por cortesía -es un gusto, ya tenemos que irnos.
-Nosotros somos Mildred, Joseph y la pequeña Molly- contestó la mujer -gracias de nuevo.
La familia comenzó a alejarse cuando su amigo habló.
-¿Necesitan que los lleven?- Preguntó.
-Gracias- dijo el hombre viéndolos -pero llegamos hace unos días. Con las últimas lluvias y luego de los terremotos nuestra casa cedió, se derrumbó completamente, así que intentaremos entrar al refugio.
-El refugio está lleno desde hace meses- explicó ella con pena -muchas personas se quedan afuera y les entregan comida, pero tienen que dormir en el piso.
Los ojos de Mildred y Joseph se apagaron un segundo con decepción, la desesperación era notoria.
-Estaremos bien- terminó Joseph con una falsa sonrisa.
-Vengan con nosotros- ofreció Harry de pronto, tomándola por sorpresa.
Su amigo caminó hasta donde estaban los suministros de la familia junto a dos maletas pequeñas y los subió al auto. El señor Oslo se presentó y si poder negarse ella condujo hasta la residencia. Dejaron al anciano en silencio para dirigirse a su hogar. Estacionaron el auto y bajaron las cosas.
-Pueden caminar a la entrada y esperarnos allí- dijo ella una vez que estuvieron fuera.
Los esposos se miraron unos segundos antes de asentir. Tomando sus cosas se alejaron con la niña.
-¡¿Estás loco?!- Casi gritó ella una vez que estuvo sola con Harry -¿o solo perdiste la cabeza?
-Necesitaban ayuda Alisa- se defendió Harry de inmediato -tú los viste, sucios y hambrientos. Tiene una niña pequeña, ¿qué querías que hiciera?
-No traerlos aquí- refutó ella molesta -por mucho que quiera ayudar no estoy a favor de traer extraños, pueden ser ladrones o asesinos para lo que sabemos.
-No lo son.
-No lo sabes- masculló ella -y ese es el problema.
-Mira, esta casa es inmensa, tiene diez habitaciones y nosotros solo estamos utilizando tres- explicó Harry -podemos dejarlos en la habitaciones lejanas, cerca de la cocina si eso te hace sentir más segura.
-No lo hace, pero ni modo.
Ellos se dirigieron a la casa entonces, allí en la entrada estaba la familia esperando.
-¿Eres una princesa?- Preguntó Molly de pronto.
-Ella nos preguntó si este era un castillo- explicó la madre con una sonrisa incómoda.
-No, yo solo soy la amiga- dijo Alisa riendo y luego señaló a Harry -él es el príncipe.
La niña abrió la boca asombrada para tenderle las manos a Harry. Él la cargó con una sonrisa.
-¿Puedo ser princesa?- Le preguntó Molly en un susurro no tan susurro.
La inocencia de los niños era maravillosa.
-Claro que sí, preciosa- respondió Harry riendo -desde hoy eres la princesa Molly y este es tu castillo.
La niña aplaudió emocionada y eso los hizo reír a todos. Entraron a la casa llamando a Tiana que corrió al escucharlos, esta se detuvo sorprendida al ver a los extraños.
-Tiana te presento a la familia…- comenzó Harry.
-Jiménez- lo salvó Joseph.
-La familia Jiménez- continuó Harry -Joseph, Mildred y la princesa Molly aquí conmigo.
-Soy una princesa- aclaró Molly feliz.
-Un gusto- musitó Tiana y luego se acercó a la niña con una sonrisa -eres bella como una princesa.
-Ellos van a quedarse con nosotros- afirmó Alisa.
Unas horas más tarde y luego de la cena, la familia dormía en su habitación. Tiana había golpeado a Harry por su imprudencia, pero todos habían llegado a la misma conclusión, la familia Jiménez no era una amenaza por los momentos. Se habían quedado dormidos casi inmediatamente luego de ducharse y comer, incluso la pequeña Molly que era enérgica como ella sola, eso hablaba de lo cansados que habían estado.
-Eres un bobo Harry- se quejaba Tiana por última vez.
-Iré a la sala- anunció ella.
-Todos los aparatos están conectados- explicó Tiana -esperamos aquí las noticias.
Ella asintió y se dirigió a la sala de café de la casa. El lugar estaba repleto de cables y conexiones, era allí que se cargaban todas las lámparas que se usaban en la casa. Luego de todos los desastres, la electricidad había quedado anulada junto a todos los sistemas satelitales o por el estilo. Con la recuperación del gobierno y el sistema de suministros se había reestablecido, pero por todos los daños cada ciudad tenía solo dos horas de luz al día. Era por eso que ella se dedicaba esas horas a la búsqueda de información, además de cargar todos los aparatos electrónicos.
Como todas las noches, ella encendió la computadora y esperó a que la conexión a internet se estableciera. Era sumamente lenta, pero al menos servía. Investigó en todos los sitios de noticias que pudo sin obtener nada nuevo. Misiones de rescates, nuevos desastres, estadísticas de muertes, cosas que ella ya sabía. Hasta que un anuncio surgió, la NASA había encontrado explosiones de energía inmensos en la galaxia más cercana a nosotros, al parecer Andrómeda podía ser la causante de todo lo que estaba sucediendo en la tierra, esas sí eran nuevas noticias.
Eran tan grandes las ondas de energía y luz que despedía que los cambios generales que esto producía afectaba al tercer planeta del sistema solar, incluso con toda la protección que ofrecía Júpiter, era devastador. Alisa no podía siquiera imaginar lo que sería vivir aquello estando tan cerca, la ansiedad y el terror cruzaron su cuerpo solo de imaginarlo. Una explicación larga que ella no entendía demasiado pretendía explicar con claridad cómo cada efecto y fenómeno golpeaba los campos protectores de la tierra junto a la atmosfera creando el desastre que se percibía ahora.
Ella siguió leyendo atentamente hasta llegar a la publicidad final de la página web. Revisó sin mucha atención los enunciados hasta que uno extraño llamó su atención con fuerza. Era un simple recuadro blanco, por lo que no parecía publicidad antigua. Ella leyó asombrada la oración sencilla allí escrita “Puedo explicar todo lo que sucede, ¿hay alguien allí?” y sin saber por qué ella accedió al anunció sin esperar demasiado.
VILKANK Todo se estaba saliendo de control. No sabía cómo las cosas habían llegado a ese punto, pero el estado de emergencia era permanente en todos los planetas poblados cercanos, dentro de la galaxia Andrómeda. Vilkank era un simple científico, uno que se había dedicado a un trabajo que le encantaba y que por alguna razón el Consejo Universal de Planetas Unidos había decidido financiar a pesar de la delicada situación política de aquella galaxia y que ahora explotaba, literalmente, en el rostro de todos los implicados. No por nada, desde hace ciclos, dos de las especies más nombradas e influyentes en el universo estaban en pico de guerra. Fue por esa razón que cuando la galaxia Andrómeda estuvo en todas las lecturas científicas cincuenta ciclos atrás, resultó ser un gran anuncio para quienes estudiaban nuevas estrellas y planetas con especies inteligentes, como él. Era conocido que el Consejo, mejor llamado CUPU, derrochaba muchos de sus r
ALISA Alisa estaba realmente sorprendida. De verdad había pensado que aquella persona que se comunicaba con ella era un extraño creyente de los aliens, pero su información parecía tan real que quería creerle. Decidió darle la oportunidad de probarle que no era un engaño o una broma estúpida, esperaría a que se comunicara con ella nuevamente y comprobaría cada pieza de información que le diera. Tal vez si lograba hacer un contacto real con la NASA, podría ayudarlo a compartir la información que estaba recogiendo. Había dicho que era un científico, podía ser una persona con años de estudios que veía lo que los demás no podían. En una hazaña mucho más grande de lo que hubiera imaginado, pasó bastante de su tiempo intentando obtener un contacto directo y real con la NASA, alguien debía estar atento a la información, pero justo cuando parecía que iba a conseguirlo la luz se cortó. Ella maldijo más fuerte de lo que pretendía, porque pronto sus ami
VILKANK Levantarse era sencillo luego de obtener una motivación tan grande y factible como lo había hecho el día anterior. Vilkank nunca se había despertado más lleno de energía que aquella mañana, con una sonrisa se dirigió al sanitario del pequeño hogar asignado que ocupada y cuando estuvo limpio, salió del espacio con los ánimos vivos para seguir con su investigación. Luego de comer el típico desayuno de su procesador de alimentos se aventuró a salir, caminó hasta el centro de investigación donde trabajaba solo para entrar en pánico. La entrada del lugar estaba clausurada completamente, no había señales de ningún tipo más allá del color rojo en los bordes de la entrada que era la señal para indicar que estaba cerrado. Él miró hacia adentro intentando ubicar a alguien allí, para su suerte Vekina, su jefa, y Borgen, el asistente de la hembra, iban saliendo de la que sería su oficina. Ambos se sorprendieron de verlo allí de pie, no tenía nin
ALISAAlisa no sabía que pensar. Después de una noche intranquila se había levantado para saludar a sus amigos, Tiana tenía el desayuno listo como todas las mañanas y Harry se vestía con un nuevo traje que las hizo sonreír. Era bueno que alguien mantuviera los ánimos, incluso aunque su amigo era uno de los más afectados por todo lo que estaba sucediendo, al menos intentaba conservar la cordura y la esperanza usando todas las herramientas a mano. Desayunaron sin decir demasiado hasta que la familia Jiménez se unió a ellos.La pequeña Molly corrió hacia Harry con una sonrisa inmensa en el rostro y le preguntó sobre la ubicación de su tiara. El argumento de la pequeña era que si resultaba ser una princesa verdadera, entonces tendría que tener una tiara, eso los hizo reír a todos. Harry se llevó a la pequeña e
VILKANK Todavía no podía creer que estuvieran haciendo aquello, correr a través de un puente de carga interplanetario para que nadie los notara en el momento en que se subieran a una nave militar, una que robarían, para poder viajar hasta la galaxia cercana. Si le hubieran dicho que eso realmente estaría pasando, Vilkank se hubiera reído en el rostro del tipo que claramente había perdido la razón, en ese momento sin embargo, se sentía como si eran ellos los que habían perdido la cabeza. Él esperaba que su hermano tuviera razón y que llegaran a la nave militar antes de terminar encerrados en una nave de contención junto a los delincuentes que se movían hasta sus planetas de origen en una muy mala forma. Ese ciclo había comenzado tranquilo, luego de los mensajes de comunicación con Alisa había resuelto que era necesario ir al planeta más rápido de lo previsto, al parecer el anillo de escombros que destrozaría el pequeño planeta se estaba volvi
VILKANKSin embargo, no detuvo a su hermano cuando conectó el aparato a la nave. Se registraron entonces miles de señales provenientes de la tierra, pero no parecía como si ninguna fuera capaz de acceder a sus datos. Un poco más calmados absorbieron toda la información que estaba disponible en las redes de comunicación, era impresionante como las imágenes que encontraron mostraban al planeta y su belleza antes de que la guerra iniciara cambiándolo todo, incluso en una galaxia distinta.Su hermano gritó y celebró cuando leyeron todos los productos que se cosechaban en el suelo fértil del planeta, algo que no se había descubierto desde hace demasiado tiempo como para contarlo. Para el Consejo y la población general solo existían dos planetas registrados que tuvieran una tierra fértil donde cultivar comida real, y por supuesto solo las persona
VILKANKEl momento complicado del viaje había llegado. Tenía dos ciclos completos viajando en el espacio hacia la tierra, desde que la investigación inicial les había dado esperanzas Velkank no había dejado de buscar datos que los ayudaran en el proceso de reconocimiento y aunque agradecía que alguien lo estuviera ayudando en el trabajo también le daba demasiada presión. Comprender que la vida de su hermano, su madre e incluso del compañero Raknik dependía de las frutos de aquella exploración era demasiado para manejarlo. Por esa razón había tenido que recluirse en su habitación algún tiempo para poder desprenderse de la presión.Su hermano aligeraba también esa carga, hablaba de los humanos como un tesoro tan grande como los recursos naturales y aunque ambos comprendían que no funcionaba de la misma manera él sa
VILKANKSu hermano encendió una de las pantallas holográficas centrales y comenzó a mostrarle sus descubrimientos. Le enseñó datos sobre los recursos de la tierra junto a los problemas climáticos que el planeta enfrentaba por la explotación inconsciente de las riquezas, eso los preocupó a ambos. Vieron los diversos climas y especies de animales no inteligentes, los paisajes con datos de su posible creación natural, historia sobre viejas civilizaciones e incluso historias de sus dioses y guerras. Todo era impresionante y tan útil como los datos que leía en ese momento sobre la interacción social entre humanos, fue en ese instante que la pantalla cambió rápidamente sin que él pudiera ver la información completa.-¿Qué sucedió?- Preguntó él y su hermano frunció el ceño con culpabilidad -&