Layan se había acostumbrado a las reacciones impredecible de Priscila, o eso creía él. Lo menos que se le pasó por la cabeza fue que la loba lo fuera a besar y más en su estado. No era que la fuera a rechazar, solo que la forma que ella lo hacía era como si supiera hacerlo y muy bien.
¿Dónde demonios había aprendido tanto?
¿Con quién?
No había sido con él.
Sintió la ola de celos subir junto con la de excitación y ajustó su boca demandante contra de la Priscila e introdujo su lengua buscando la de ella. Su mano apretó la nuca de la loba para no dejarla escapar. Sus sentidos se dispararon cuando sus lenguas se tocaron y
Layan entró por la puerta trasera de su castillo evitando así que el cuerpo desnudo de Priscila que llevaba en sus brazos fuera visible. La desnudez en ellos era algo tan normal como respirar pero de alguna forma sentía que la vista de las curvas y la piel suave de la loba era solo de él. Subió la escalera con cuidado de no despertarla.Priscila dormía contra su cuello tranquilamente, parecía que había perdido el conocimiento en algún momento. Entró a su habitación y la dejó sobre la cama. El ahora corto cabello se desparramó sobre la blanca almohada y no pudo evitar enredar sus dedos en la melena. Definitivamente sería algo que extrañaría mucho. Como que tendría que prohibirle cortarlo, aunque conociéndola de seguro agarraría las tijeras solo por llevarle
Priscila abrió los ojos encontrándose sola en la habitación de Layan. Pestañeó lentamente y se abrazó a la almohada que todavía tenía la fragancia de él. Olía tan bien que la hacía sentirse cómoda. Aún podía sentir su piel hormigueando por el contacto con el lobo y se encontró sonriendo ligeramente.Layan parecía estarle correspondiendo. Después de todo su trabajo no había sido en vano.Se levantó y se metió en el baño. Ese día estaba decidida a lograr parte de su plan y nadie la detendría. Haría lo que fuera necesario para que Litus liberara sus emociones.Entonces recordó las palabras de Layan. Ojos rojos&hellip
Layan era un lobo tolerante, mucho más que otros alfas. Lo había aprendido dada su posición como líder del Consejo. Solo que había pocas cosas que él podía tolerar. Una de ella era que lo suyo no se tocaba. Y menos como aquel alfa lo estaba haciendo con su loba.Todo se volvió negro delante de él y sus instintos despertaron tan violentamente que su parte salvaje, que solo salía de noche últimamente para disfrutar de lo que su enlace tenía para darle, explotó, tomando el control completo de su cuerpo.Y estaba más allá de lo que podía llamarse molestoPriscila nunca había sentido tanto dolor en toda su vida, ni siquiera cuando había comenzado a despertar sus pode
Layan estaba totalmente desubicado ante la reacción que estaba teniendo Priscila y como estaba reaccionando. Realmente se preocupó.-Priscila- la llamó acercando su morro al de ella.Solo no se esperó que ella lo atacara de pronto enterrando sus colmillos hasta la encía en su hocico. La rabia con la que lo miraba era…indescriptible. Aun así Layan no se movió, incluso si le dolía. La sangre corría hasta la yerba manchado tanto sus patas como las de la loba.-Priscila- la volvió a llamar, esta vez forzando el lazo que tenían y que encontró que tenía que poner presión para mantenerla en control. Por eso no entendía por qué ella estaba tan descontrolada.
Priscila se removió ligeramente una vez que su conciencia volvió. Algo la tenía férreamente sujeta sin darle libertad de movimiento. A pesar de haber frío, también había calor, uno cálido y acogedor que la hacía sentir protegida…querida.Abrió los ojos de golpe.¿Sentirse?¿Protegida, querida?Eso era…extraño.Los recuerdos de los últimos acontecimientos la asaltaron y cerró los ojos con fuerza ante la pulsada que azotó su cabeza. El beso de Litus, el dolor en su pecho, cuando cayó sobre Layan y después todo se volvió borroso. Hizo un soni
Litus sintió la puerta que sonaba y no tuve que hacer mucho para saber quién estaba del otro lado de la puerta. El olor que se filtraba incluso del otro lado era bastante potente y era bastante denso.Layan estaba molesto.El alfa abrió la puerta y por supuesto se esperó que el puño del líder del Consejo se estrellara contra su rostro. Más de un hueso crujió en su mejilla más no dijo nada mientras se mantenía sentado en el suelo. Era un alfa, sí, pero estaba tanto en la manada de Layan como había tocado a la loba de él. Que solo lo hubiera golpeado, y bueno casi desgarrado el cuello, era un milagro.Ya lo hubiera mandado a matar y no hubiera pasado nada. Era el líder del Consejo. Pod&iacut
Priscila vio como Layan se alejaba hacia la puerta dado el anuncio del nuevo ataque a otro miembro de la manada. Frunció el ceño. Otra víctima, y ella no acababan de encontrar el atacante. Por primera vez el sentimiento de culpa la atacó y fue algo realmente incómodo y pesado. Estaba tan sumida en sus pensamientos que no se dio cuenta que el alfa había girado de vuelta a donde estaba ella.-Ve a comer algo y a descansar- le dijo él acunando su mejilla llamando su atención.La loba alzó la cabeza para que sus labios fueran sellados por lo de Layan en un beso rápido que la tomó desprevenida, y después si se fue así, sin más.¿Descansar?
Alim abrió la boca al notar con quien había chocado, precisamente con la loba que lo agarró de la parte de atrás del cuello de su ropa para no dejarlo ir.-Quietecito cachorro- Priscila le mostró una sonrisa en lo que se giraba hacia él- Tú y yo tenemos que hablar algunas cosas ¿está bien?- la forma en que la loba lo miró hizo que el chico asintiera con la cabeza.Priscila no le importó mucho la escena que estaban armando. De ella pareciendo casi intimidar al cachorro. No era tiempo de eso.-Vamos a otro lugar- le dijo al cachorro una vez se levantaron- Y no pienses en escapar-Alim alzó su cabeza y para sorpresa de Priscila este le agarró la ma