Alim abrió la boca al notar con quien había chocado, precisamente con la loba que lo agarró de la parte de atrás del cuello de su ropa para no dejarlo ir.
-Quietecito cachorro- Priscila le mostró una sonrisa en lo que se giraba hacia él- Tú y yo tenemos que hablar algunas cosas ¿está bien?- la forma en que la loba lo miró hizo que el chico asintiera con la cabeza.
Priscila no le importó mucho la escena que estaban armando. De ella pareciendo casi intimidar al cachorro. No era tiempo de eso.
-Vamos a otro lugar- le dijo al cachorro una vez se levantaron- Y no pienses en escapar-
Alim alzó su cabeza y para sorpresa de Priscila este le agarró la ma
En comparación con su cuerpo grande, Priscila se sentía pequeña, delgada, solo rellena en las partes indicadas, aunque parada era esbelta y con su carácter y porte parecía ser aún más alta. Pero tenerla entre sus brazos temblando, con lágrimas en los ojos era algo realmente nuevo para el alfa Layan.-Tranquila cachorra que ya estamos llegando- le dijo él mientras la envolvía entre sus feromonas mientras atravesaban los pasillos del castillo.Él era conciente de la fragancia de ella y que era más fuerte que antes. No era estúpido. Estaba exudando feromonas para llamar a un lobo macho. Instinto básico cuando las lobas entraban en celo. Lástima que ella ya tenía quien era el dueño de su celo. Así que con sus feromonas alrededor de ella no solo a calmaba, sino que también marcaba su cuerpo con su olor para que ninguno más se acercara.<
-Espera Ah...aquí no--Ya estamos a esta altura, así que qué importa el lugar- un gemido grave.-Pero estamos en pleno pasillo. Y si nos ven--Ahuyenté a todos con mi olor. Déjate llevar mi reina--Hades- Nebraska protestó tensándose contra él.El alfa la tenía contra la pared, sus piernas enrolladas alrededor de su cintura, con el vestido todo levantado, mientras la penetraba profundamente.-Si mis hijos nos atrapan te voy a castigar duramente- ella apretaba la camisa entre sus puños en su espalda casi desgarrando la tela con sus uñas.Su boca abierta contra su cuello intentando contener los gemidos. El olor que exudaba de la glándula de su esposo era delicioso y a pesar de sus protestas se sentía más excitada de lo normal. Quizás porque habían cambiado de ambiente o podían ser atrapados en cualquier momento.-Si ellos nos ven solo les diré que su padre les está haciendo otro hermanito y que su madre está de acuerdo. No c
Oh…ese delicioso aroma.Delicioso, potente, atrayente, embriagador. De una hembra llamando a un lobo macho para aparearse. Y en ese caso Layan era ese lobo.Gruñó fuerte haciendo vibrar su pecho. Solo podía salivar ante la estimulación de cada fibra de su cuerpo. El pequeño cuerpo sobre el de él que se movía suavemente, pero hacía la ficción entre sus partes más sensibles aún más erótica e irresistible.Se relamió los labios donde sus colmillos los pinchaban. Los ojos del alfa ya no eran para nada azules. Su pupila en un pequeño punto rodeado de un iris totalmente dorado. La impresión del inicio se había esfumado, ahora solo quedaba una cosa, el celo que su loba le había prometido.Levantó su brazo y tiró de la nuca de Priscila hacia abajo mientras se elevaba en su antebrazo. Su nariz se enterró en
Vaya sorpresa.Procesar lo que había dicho Priscila no fue un proceso fácil. Sobre todo, porque supuestamente él que era el que había puesto las trabas desde el inicio había sido el impulsor de toda aquella situación.–¿Qué yo dije qué?– volvió a preguntar como si todavía no pudiera creer lo que su loba había dicho.Priscila se removió contra él perdiendo fuerzas nuevamente y sintiendo como su conciencia se perdía en la bruma de deseo de su celo. Su cuerpo dolía ante la necesidad y sus músculos se tensaban.–Mira que…eres idiota…para lo que te…conviene– jadeó y mordió el cuello de Layan sacándole un gemido– Todo es…tu culpa…así que no…me rechaces…otra vez– tras eso soltó un gemido lastimero y envolvió sus brazos a
Ella es mía…No me la vas a guitar.El gruñido de un lobo resonaba molesto, violento, sacudiéndose porque no podía salir.***Layan abrió los ojos y su cabeza palpitó severamente. Se llevó la mano a su frente y corrió el cabello en su rostro. Acababa de tener un sueño extraño. Apenas podía recordarlo, pero aún quedaba la sensación de una voz grave y algo familiar resonando en su cabeza.No entendía que había sido eso. Era extraño, pero por alguna razón se sentía incómodo. Quién demonios era aquello que le estaba reclamando lo que era suyo.Abrió los ojos para encontrar el techo de su cuarto encima de él. La luz se filtraba suave a través de las cortinas. Había dormido mucho después de tratar el celo de su loba. Estaba seguro que ya todo
Si, la estaba retando. Esa persona estaba jugando con ella. Pero no más.Priscila se giró rápido hacia el cuarto y buscó dentro del bolsillo de su pantalón aquello que le habían regalado para suprimir el celo. Al menos si estaba afuera estaría a salvo temporalmente. No quería que nadie más tocara su nuca, solo Layan y para eso tenía que tomar medidas extremas.Tocó esa zona. La cuidaría a toda costa porque ella era de Layan. Así que sin dudarlo tomó la píldora y la tragó.Extrañamente no sucedió nada. Bueno, eso era positivo. Así que no lo pensó más y volvió a la ventana y efectivamente esa persona estaba aún allí y notando que ella lo iba a seguir se mandó a correr.-Ni pienses que escaparás tan rápido- ella gruñó y se lanzó desde aquella altura te
-Ma, ma, ma…ayúdame…--Pa, ayúdame…--Yo no hice nada…--No soy un monstruo-Nebraska abrió sus ojos de golpe y se sentó en la cama sudando frío, temblando y con los ojos llenos de lágrimas. Hades a su lado se sentó también asustado por el estado de su esposa y la envolvió entre sus brazos.-Amor que ocurre- la acarició intentando calmarla, pero aunque no sollozaba las lágrimas corrían por el rostro de su loba.Nebraska agarró con sus dos manos temblante una de las manos de Hades como soporte.-Mi hija Hades. Soñé con ella. Creo que…me está llamando…nos está llamando- su voz era vacilante- Siento que algo le pasó a Priscila- y comenzó a llorar.Hades la estrechó fuerte entre sus brazos y le sobó la espalda. Era mitad de la madrugada y sab&iac
El pecho de Priscila latía debocado. Layan sabía de Liam. Tanto que ella lo había ocultado y él simplemente se había enterado, pero por quién.Litus, era único que sabía. Ella se lo había dicho después de asegurarse que portaba una de las manillas hecha por su cabello y las piedras de sangre de omegas. Esa era una de las razones por las que pensó que eran Antoin y su hermano. De los dos a los que tenía de sospechosos eran los únicos que no portaban las manillas lo que impedía que Liam entrara en sus conciencias.Pero ahora realmente no sabía quién era el verdadero culpable. Antoin estaba muerto, y la persona que había visto antes de colapsar era una persona adulta. Y no podía recordar su olor, era como si estuviera escondido.Pero ahora Layan.-¿Estás bien? ¿No te duele la cabeza? ¿Eres tú?- ella