Layan era un lobo tolerante, mucho más que otros alfas. Lo había aprendido dada su posición como líder del Consejo. Solo que había pocas cosas que él podía tolerar. Una de ella era que lo suyo no se tocaba. Y menos como aquel alfa lo estaba haciendo con su loba.
Todo se volvió negro delante de él y sus instintos despertaron tan violentamente que su parte salvaje, que solo salía de noche últimamente para disfrutar de lo que su enlace tenía para darle, explotó, tomando el control completo de su cuerpo.
Y estaba más allá de lo que podía llamarse molesto
Priscila nunca había sentido tanto dolor en toda su vida, ni siquiera cuando había comenzado a despertar sus pode
Layan estaba totalmente desubicado ante la reacción que estaba teniendo Priscila y como estaba reaccionando. Realmente se preocupó.-Priscila- la llamó acercando su morro al de ella.Solo no se esperó que ella lo atacara de pronto enterrando sus colmillos hasta la encía en su hocico. La rabia con la que lo miraba era…indescriptible. Aun así Layan no se movió, incluso si le dolía. La sangre corría hasta la yerba manchado tanto sus patas como las de la loba.-Priscila- la volvió a llamar, esta vez forzando el lazo que tenían y que encontró que tenía que poner presión para mantenerla en control. Por eso no entendía por qué ella estaba tan descontrolada.
Priscila se removió ligeramente una vez que su conciencia volvió. Algo la tenía férreamente sujeta sin darle libertad de movimiento. A pesar de haber frío, también había calor, uno cálido y acogedor que la hacía sentir protegida…querida.Abrió los ojos de golpe.¿Sentirse?¿Protegida, querida?Eso era…extraño.Los recuerdos de los últimos acontecimientos la asaltaron y cerró los ojos con fuerza ante la pulsada que azotó su cabeza. El beso de Litus, el dolor en su pecho, cuando cayó sobre Layan y después todo se volvió borroso. Hizo un soni
Litus sintió la puerta que sonaba y no tuve que hacer mucho para saber quién estaba del otro lado de la puerta. El olor que se filtraba incluso del otro lado era bastante potente y era bastante denso.Layan estaba molesto.El alfa abrió la puerta y por supuesto se esperó que el puño del líder del Consejo se estrellara contra su rostro. Más de un hueso crujió en su mejilla más no dijo nada mientras se mantenía sentado en el suelo. Era un alfa, sí, pero estaba tanto en la manada de Layan como había tocado a la loba de él. Que solo lo hubiera golpeado, y bueno casi desgarrado el cuello, era un milagro.Ya lo hubiera mandado a matar y no hubiera pasado nada. Era el líder del Consejo. Pod&iacut
Priscila vio como Layan se alejaba hacia la puerta dado el anuncio del nuevo ataque a otro miembro de la manada. Frunció el ceño. Otra víctima, y ella no acababan de encontrar el atacante. Por primera vez el sentimiento de culpa la atacó y fue algo realmente incómodo y pesado. Estaba tan sumida en sus pensamientos que no se dio cuenta que el alfa había girado de vuelta a donde estaba ella.-Ve a comer algo y a descansar- le dijo él acunando su mejilla llamando su atención.La loba alzó la cabeza para que sus labios fueran sellados por lo de Layan en un beso rápido que la tomó desprevenida, y después si se fue así, sin más.¿Descansar?
Alim abrió la boca al notar con quien había chocado, precisamente con la loba que lo agarró de la parte de atrás del cuello de su ropa para no dejarlo ir.-Quietecito cachorro- Priscila le mostró una sonrisa en lo que se giraba hacia él- Tú y yo tenemos que hablar algunas cosas ¿está bien?- la forma en que la loba lo miró hizo que el chico asintiera con la cabeza.Priscila no le importó mucho la escena que estaban armando. De ella pareciendo casi intimidar al cachorro. No era tiempo de eso.-Vamos a otro lugar- le dijo al cachorro una vez se levantaron- Y no pienses en escapar-Alim alzó su cabeza y para sorpresa de Priscila este le agarró la ma
En comparación con su cuerpo grande, Priscila se sentía pequeña, delgada, solo rellena en las partes indicadas, aunque parada era esbelta y con su carácter y porte parecía ser aún más alta. Pero tenerla entre sus brazos temblando, con lágrimas en los ojos era algo realmente nuevo para el alfa Layan.-Tranquila cachorra que ya estamos llegando- le dijo él mientras la envolvía entre sus feromonas mientras atravesaban los pasillos del castillo.Él era conciente de la fragancia de ella y que era más fuerte que antes. No era estúpido. Estaba exudando feromonas para llamar a un lobo macho. Instinto básico cuando las lobas entraban en celo. Lástima que ella ya tenía quien era el dueño de su celo. Así que con sus feromonas alrededor de ella no solo a calmaba, sino que también marcaba su cuerpo con su olor para que ninguno más se acercara.<
-Espera Ah...aquí no--Ya estamos a esta altura, así que qué importa el lugar- un gemido grave.-Pero estamos en pleno pasillo. Y si nos ven--Ahuyenté a todos con mi olor. Déjate llevar mi reina--Hades- Nebraska protestó tensándose contra él.El alfa la tenía contra la pared, sus piernas enrolladas alrededor de su cintura, con el vestido todo levantado, mientras la penetraba profundamente.-Si mis hijos nos atrapan te voy a castigar duramente- ella apretaba la camisa entre sus puños en su espalda casi desgarrando la tela con sus uñas.Su boca abierta contra su cuello intentando contener los gemidos. El olor que exudaba de la glándula de su esposo era delicioso y a pesar de sus protestas se sentía más excitada de lo normal. Quizás porque habían cambiado de ambiente o podían ser atrapados en cualquier momento.-Si ellos nos ven solo les diré que su padre les está haciendo otro hermanito y que su madre está de acuerdo. No c
Oh…ese delicioso aroma.Delicioso, potente, atrayente, embriagador. De una hembra llamando a un lobo macho para aparearse. Y en ese caso Layan era ese lobo.Gruñó fuerte haciendo vibrar su pecho. Solo podía salivar ante la estimulación de cada fibra de su cuerpo. El pequeño cuerpo sobre el de él que se movía suavemente, pero hacía la ficción entre sus partes más sensibles aún más erótica e irresistible.Se relamió los labios donde sus colmillos los pinchaban. Los ojos del alfa ya no eran para nada azules. Su pupila en un pequeño punto rodeado de un iris totalmente dorado. La impresión del inicio se había esfumado, ahora solo quedaba una cosa, el celo que su loba le había prometido.Levantó su brazo y tiró de la nuca de Priscila hacia abajo mientras se elevaba en su antebrazo. Su nariz se enterró en