En cuanto Leoxi se había levantado de la cama Priscila e había despertado. Siempre ocurría. Le costaba mucho mantener el sueño estando sola a menos que fuera la cama de Layan donde increíblemente él podía irse y aun manteniendo el olor en las sábanas, la de dejaba en una atmósfera embelesadora. Aun así no dijo nada y esperó a que su tío le diera un beso en la mejilla para despedirlo solo con un sonido de la garganta.
Estaba agotada después de todo. No se arrepentía de dormir con su tío solo...que no era lo mismo. Cuando estaba junto a Layan todos sus poderes y voces en su cabeza se quedaban paralizados por lo que apenas cerraba los ojos caía en un sueño profundo y silencioso. Claro, siempre y cuando no era despertada a mitad de la madrugada por cierto lobo salvaje.
<Litus abrió varias veces su boca para después cerrarla sin que saliera ningún sonido cuando por fin pudo hablar.-Estar al lado de Layan tanto tiempo te ha vuelto loca ¿verdad?-Priscila alzó una ceja.-tengo rostro de estar loca o de estar jugando. Hablo en serio. Necesito que liberes mis emociones. Sino lo haces tú buscaré alguna forma de hacerlo. No me importa hacerme daño en el proceso-Litus no lo podía creer. Primero le parecía estar escuchando al mismo Hades hablando. En segundo esta loba le hablaba como si él no fuera un alfa que tuviera autoridad. Estar al lado de Layan definitivamente le estaba haciendo daño.
Layan se había acostumbrado a las reacciones impredecible de Priscila, o eso creía él. Lo menos que se le pasó por la cabeza fue que la loba lo fuera a besar y más en su estado. No era que la fuera a rechazar, solo que la forma que ella lo hacía era como si supiera hacerlo y muy bien.¿Dónde demonios había aprendido tanto?¿Con quién?No había sido con él.Sintió la ola de celos subir junto con la de excitación y ajustó su boca demandante contra de la Priscila e introdujo su lengua buscando la de ella. Su mano apretó la nuca de la loba para no dejarla escapar. Sus sentidos se dispararon cuando sus lenguas se tocaron y
Layan entró por la puerta trasera de su castillo evitando así que el cuerpo desnudo de Priscila que llevaba en sus brazos fuera visible. La desnudez en ellos era algo tan normal como respirar pero de alguna forma sentía que la vista de las curvas y la piel suave de la loba era solo de él. Subió la escalera con cuidado de no despertarla.Priscila dormía contra su cuello tranquilamente, parecía que había perdido el conocimiento en algún momento. Entró a su habitación y la dejó sobre la cama. El ahora corto cabello se desparramó sobre la blanca almohada y no pudo evitar enredar sus dedos en la melena. Definitivamente sería algo que extrañaría mucho. Como que tendría que prohibirle cortarlo, aunque conociéndola de seguro agarraría las tijeras solo por llevarle
Priscila abrió los ojos encontrándose sola en la habitación de Layan. Pestañeó lentamente y se abrazó a la almohada que todavía tenía la fragancia de él. Olía tan bien que la hacía sentirse cómoda. Aún podía sentir su piel hormigueando por el contacto con el lobo y se encontró sonriendo ligeramente.Layan parecía estarle correspondiendo. Después de todo su trabajo no había sido en vano.Se levantó y se metió en el baño. Ese día estaba decidida a lograr parte de su plan y nadie la detendría. Haría lo que fuera necesario para que Litus liberara sus emociones.Entonces recordó las palabras de Layan. Ojos rojos&hellip
Layan era un lobo tolerante, mucho más que otros alfas. Lo había aprendido dada su posición como líder del Consejo. Solo que había pocas cosas que él podía tolerar. Una de ella era que lo suyo no se tocaba. Y menos como aquel alfa lo estaba haciendo con su loba.Todo se volvió negro delante de él y sus instintos despertaron tan violentamente que su parte salvaje, que solo salía de noche últimamente para disfrutar de lo que su enlace tenía para darle, explotó, tomando el control completo de su cuerpo.Y estaba más allá de lo que podía llamarse molestoPriscila nunca había sentido tanto dolor en toda su vida, ni siquiera cuando había comenzado a despertar sus pode
Layan estaba totalmente desubicado ante la reacción que estaba teniendo Priscila y como estaba reaccionando. Realmente se preocupó.-Priscila- la llamó acercando su morro al de ella.Solo no se esperó que ella lo atacara de pronto enterrando sus colmillos hasta la encía en su hocico. La rabia con la que lo miraba era…indescriptible. Aun así Layan no se movió, incluso si le dolía. La sangre corría hasta la yerba manchado tanto sus patas como las de la loba.-Priscila- la volvió a llamar, esta vez forzando el lazo que tenían y que encontró que tenía que poner presión para mantenerla en control. Por eso no entendía por qué ella estaba tan descontrolada.
Priscila se removió ligeramente una vez que su conciencia volvió. Algo la tenía férreamente sujeta sin darle libertad de movimiento. A pesar de haber frío, también había calor, uno cálido y acogedor que la hacía sentir protegida…querida.Abrió los ojos de golpe.¿Sentirse?¿Protegida, querida?Eso era…extraño.Los recuerdos de los últimos acontecimientos la asaltaron y cerró los ojos con fuerza ante la pulsada que azotó su cabeza. El beso de Litus, el dolor en su pecho, cuando cayó sobre Layan y después todo se volvió borroso. Hizo un soni
Litus sintió la puerta que sonaba y no tuve que hacer mucho para saber quién estaba del otro lado de la puerta. El olor que se filtraba incluso del otro lado era bastante potente y era bastante denso.Layan estaba molesto.El alfa abrió la puerta y por supuesto se esperó que el puño del líder del Consejo se estrellara contra su rostro. Más de un hueso crujió en su mejilla más no dijo nada mientras se mantenía sentado en el suelo. Era un alfa, sí, pero estaba tanto en la manada de Layan como había tocado a la loba de él. Que solo lo hubiera golpeado, y bueno casi desgarrado el cuello, era un milagro.Ya lo hubiera mandado a matar y no hubiera pasado nada. Era el líder del Consejo. Pod&iacut