Jenna entró en departamento y arrojó su cartera por algún lugar, caminando hasta el sofá de tres plazas, se dejó caer en este dando un profundo suspiro. Desde un principio sabía que volver terminaría siendo un dolor de cabeza, lo que no esperaba es que su tormento comenzara tan rápido.
El sonido del teléfono ocupo el espacio de la sala y llama su atención, fijando su mirada en el molesto aparato, decide dejar que el contestador sea quien la atienda.
“¿Dónde te metiste? Rebecca me avisó de lo que pasó en la fiesta”.
La voz de su hermana se escucha desde el contestador, y un nuevo suspiro sale de ella, esperaba poder dormir esa noche tranquila y lidiar con la histeria de su hermana cuando saliera el sol, al parecer fue demasiado pedir que su mejor amiga se quedara en silencio. Levantándose del sofá camina hasta su habitación, solo quiere dormir y terminar el jodido día.
< Jenna paseó su mirada por todas las personas presente dentro del recinto, si bien es cierto que todos los que están allí tienen el dinero suficiente dinero para pagar ese coste por un vestido, pero también sabe que ninguno de ellos era tan tonto como para meterse en una discusión como la que se estaba realizando. Cuando su mirada se fija en su exesposo, no puede evitar que un sentimiento de ira la invada, más al notar como este guarda su teléfono mientras una sonrisa de suficiencia se dibuja en su rostro, claro, debió suponerlo, alguien como Dylan siempre buscaría una forma de demostrar que su posición y dinero están por, sobre todo.
Guardando su sorpresa, Jenna sin decir una sola palabra, se dirige al área del backstage, necesita estar en un lugar donde vi su prima, ni su exesposo, obtuvieran el placer de ver como se altera. Tomando uno de los bocetos que se encuentran sobre la mesa, lo rompe con fuerza.
— Dime por favor que te imaginaste que la hoja es el cuello de la perra de tu prima. — Rebecca cerró la puerta tras de ella y se apresuró a abrazar a su amiga. — ¿Hay alguna posibilidad de hacer jirones ese tonto vestido?
Recibiendo el abrazo de su mejor amiga, Jenna deja salir un suspiro de frustración mientras apoya su frente en el hombro de esta.>
— Alguien recuérdeme porque demonios volví.
Son sus últimas palabras antes de caer dormida presa del cansancio.
***
Los golpes sobre la puerta fueron los que despertaron a Jenna, abriendo un poco sus ojos, se tarda en procesar el sitio en el que se encuentra, una vez que lo hace se levanta y camina con paso adormilado hasta la entrada, al momento de abrir lo hace sin ver previamente de quien se trata, grande fue su sorpresa y desagrado al ver a Dylan parado en el umbral de la casa.
— ¿Qué estás haciendo aquí Dylan?
Jenna se encuentra totalmente despeina, las únicas piezas faltantes de en su traje de la noche anterior son sus tacones y su chaleco, por lo cual ahora puede ver mejor la forma en la cual el body de encaje blanco y el pantalón del mismo tono acentúa a la perfección su cuerpo, aquella imagen le deja claro que al igual que hace años, Jenna se durmió tan pronto como llegó a casa.
— Anoche, no pudimos hablar, así que pensé en invitarte a desayunar.
Aquello tenía que ser una broma, de otra manera, Jenna no encuentra una respuesta lógica para que su idiota ex esté parado frente a su puerta con una invitación tan inverosímil.
— ¿Entiendes el significado de ser exesposos? — al preguntar aquello, Jenna niega levemente antes de dejar salir una risa escéptica.
— Vamos Jen, me lo debes. — apoyándose en el marco de la puerta, Dylan dice aquello mientras le dedica una mirada descarada. — Después de todo me enviaste un documento de divorcio sin darme un aviso previo.
Al escuchar aquello, Jenna cerró su agarre en la puerta, termina lanzando ésta en la cara de Dylan. Puede sentir como su rostro se torna rojo de la molestia que siente.
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— Yo hubiese roto un florero en su cabeza. — Rebecca aún no puede creer la desfachatez que su mejor amiga acaba de contar.
Después de la inoportuna visita de Dylan, Jenna se dio un baño y se dedicó a organizar algunas de las cajas pendientes por desempacar. Cerca del mediodía, la puerta de su casa volvió a ser aporreada con fuerza, dudo bastante en levantarse a abrir, no quiere volver a pasar por el desagradable momento de encontrarse con Dylan, no es sino hasta que escucha la voz de su mejor amiga gritar su nombre, que se apresura a salir del sofá.
Tan pronto como entró en casa, Rebecca no mencionó ni una palabra, simplemente le entregó el diario de ese día, no entendió el porqué de aquello, o fue así hasta que leyó el encabezado de la primera página: <celos y dinero durante gala de beneficencia> son las palabras que coronan una foto tomada durante su intercambio de palabras con Jocelyn durante la subasta. ¿La verdad? No le sorprende que algo así esté pasando, no con la cantidad de prensa que cubrió el evento.
Después de dejar de lado el periódico, prefirió contarle a su amiga sobre la pequeña y desagradable visita de su ex, la reacción de ella, fue exactamente como esperaba que fuera.
— Lastimosamente, aún no los desempaco. — es su simple respuesta antes de comer de su plato de sushi. — y las unas cosas que podían funcionar eran las decoraciones que no pienso malgastar en él.
— No puedo creer de verdad que su idiotez llegue a tanto. — dando un trago a su cerveza, Rebecca mueve los palillos frente a la cara de su anfitriona. — “me enviaste un documento de divorcio sin darme un aviso”, ¿qué quería? ¿Qué le hicieras una fiesta y apagaras una vela por cada infidelidad de la que tenías la prueba?
Esas últimas palabras le hacen reír, en el pasado quería llorar cada que se acordaba de todas las pruebas de infidelidad que JB, Becca y Dánae le entregaron en su misión de hacerla abrir los ojos sobre el tipo de bastardo con el cual estaba casada, pero ahora, puede decir que aprendió a reírse de la situación, más aún cuando Dylan y Jocelyn se casaron.
— Lo que quisiera saber es, ¿cómo consiguió tu dirección?
— Es Dylan Riedel, el señor que todo lo puede.
Aquella respuesta hace que Rebecca deje salir un bajo bufido, odia que la familia Riedel siempre obtenga lo que quiere.
— ¿sabes? Si nuestra querida Jocelyn dio el grito al cielo al ver la similitud de tu vestido con el de la colección de LUXURY, no quiero imaginar el grito al cielo que dará cuando se entere de que abrirás tu propia casa de modas para competir con ellos.
— No quiero competir con ellos, — es simple respuesta de Jenna. — solo quiero rehacer mi vida, y trabajar es parte de ello.
El sonido del teléfono cortó la conversación de las dos amigas, volviendo a dejar al contestador hacer el trabajo, la voz que llenó el espacio, deja más en claro su punto.
“Hola Jenna, soy JB. Anoche desapareciste de la fiesta y no pudimos terminar nuestra conversación, si estás libre, me gustaría invitarte a cenar…”
El mensaje siguió un poco más, terminando con JB dejando su teléfono para que le respondiera.
— ¿JB?
— No es lo que piensas, idiota. — Jenna se apresura a negar las locas ideas que sabe deben estar pasando por la cabeza de su mejor amiga. — JB siempre ha sido un buen amigo.
— Claro, y sus sentimientos por ti son solo de amistad. — el tono mordaz de Becca, hace que Jenna la empuje levemente con su pie. — ¿Qué? Eres la única persona que siempre ha dicho que son solo amigos, pero para nadie es secreto que JB Riedel nunca te vio como amiga.
— Tonterías. — responde restando importancia. — solo estás viendo cosas. JB siempre ha sido mi amigo, y sin importar lo ocurrido con su hermano, siempre será solo eso, un buen amigo.
Jocelyn arrugó el diario tan pronto como terminó de leer la nota de sociales en la cual se ve involucrada por segundo día consecutivo y dejó salir una maldición por lo bajo. Hace ya tres años que está casada con Dylan y la prensa aún se refiere a ella por su apellido de soltera, en cambio, a su idiota prima, si la menciona como la “ex señora Riedel”.— ¿Qué puede tenerte de ese humor tan temprano? — es la pregunta de Dylan al entrar en la sala.Fijando su mirada en la figura de su esposo, Jocelyn ve como este solo lleva un chándal negro y zapatillas deportivas, la ausencia de camisa, deja ver su marcada figura. La toalla en sus hombros que usa para secar el sudor deja claro que acaba de terminar su rutina de ejercicios mañaneros. Aunque aún siente el desagrado por el molesto reportaje, un gran placer se instala en ella al saber que aquel hombre que es capaz de despertar los más bajos instintos de cualquier mujer, es totalmente suyo, y mejor aún, se lo quitó a su prima sin que esta lle
— ¿Perdón?JB no sabe a qué vienen esas palabras, pero conociendo a Jenna, sea cual sea la razón, es claro que la contraria está totalmente molesta.—Primero Dylan, luego tu padre y ahora tú, — dice con un tono defensivo. — ¿en qué momento ingresé mi dirección en el portal de interés turístico alemán?Saber que su padre y hermano estuvieron allí altera a JB, nada de lo que esos dos pudieran hacer o decir a Jenna tenía que ser bueno, no lo fue en el pasado, y sabe que tampoco lo será ahora. Su rostro mostró el claro desagrado que siente, sin decir nada a la chica, simplemente se gira y se encamina a su auto, colocándolo en marcha, toma rumbo a la casa de su hermano.Jenna no sabe qué decir, es cierto que el saber que su dirección parece ser de dominio público entre los Riedel no le causa gracia, pero tampoco quería sonar tan grosera como para que JB se marchara de aquella forma. Negando un poco, cierra la puerta y no le da mayor importancia, lo mejor será que termine de desempacar.**
— ¿Qué quieres decir con bancarrota?Jenna no puede creer lo que su padre le está diciendo, en su cabeza no cabe la idea de que la empresa familiar esté al borde del cierre.— Quiere decir exactamente lo que estás entendiendo.Dejando la carpeta de documentos sobre el escritorio de la oficina, el padre de Jenna toma asiento y la observa fijamente, aquella decepción en los ojos de su hija es una tristeza aún más pesada que la perspectiva de perderlo todo.—Pero… ¿Por qué no me avisaste que esto está pasando?, pudiste llamarme y hubiese vuelto de inmediato.Jenna da vueltas por el pequeño espacio y aquello solo hace crecer la exasperación. No sabe que le estresa más en ese momento, el espacio asfixiante de 3x6, el sonido incesante de las máquinas de corte y costura o el saber que su padre estaba por perderlo todo y ella estaba en total desconocimiento de este hecho.— ¿Y qué querías que te dijera? - es la pregunta de su padre. — “Jenna tienes que volver y dejar la exitosa carrera que es
— ¡Tienes que estar jodiendome! — Rebecca observa a su amiga mientras bebe de su copa de vino. Su tono fuerte y sus palabras captan la atención de todos los presentes. — ¿qué quieres decir con banca rota?Jenna bebe el contenido de su copa en una sola toma, si fuese en otro momento, pediría a Becca moderar su tono, pero ahora, poco le importan el tono que use su amigo, todo lo que quiere es que ese día se termine y que cuando despierte mañana, le digan que todo fue una mala broma.— Pero es absurdo, — agrega. — ¿Cómo es posible que algo así pase y ni un solo medio esté hablando sobre ello?Puede que, actualmente, LUXURY sea la casa de modas más importante del país, y que con su nombre lapidaron el de otras compañías, pero Becca puede apostar que cualquier medio caería como buitre sobre la noticia de una compañía, y más de una como GLAM, después de todo, por cuarenta años, fue la casa de moda más importante de Alemania.— Dylan pagó lo suficiente como para mantener la noticia fuera de
Jenna se queda en silencio ante las últimas palabras expresadas por JB. Decir que no entendía a lo que este se refiere o que ella no tenía conocimiento de los sentimientos de este era ser jodida y absolutamente mentirosa y descarada. Ella siempre ha sentido gran aprecio por JB, a un punto tal, que en más de una oportunidad se sintió como la oportunista que se valía de lo que este sentía para refugiar su propio dolor, tal vez por ello, en algunas ocasiones le pidió a Dylan que hablase con él y le prohibiera ir a la casa, no porque este le estorbara, sino porque ella misma no se sentía con el valor de pedirle que se alejara, no quería lastimar sus sentimientos más de lo que ya lo estaba haciendo. — Tú, no sabes lo que dices. — es su respuesta. Colocándose de pie, busca alejarse de JB, su enojo inicial por GLANZ se pierde en la culpa. Lo que no esperaba, era el fuerte agarre de JB en su muñeca, agarre que, siendo lo suficientemente firme, no busca de lastimarla u obligarla a escucharle,
— Señorita Kruspe. — escucha que le llaman una vez que está fuera de la oficina. Al volverse en dirección de donde viene la voz, sonríe al ver que es Orly, la asistente personal de su pare. Acercándose a ella, le da un fuerte abrazo. Tras la muerte de su madre, Orly fue la única que pudo llenar un poco esa ausencia, en los cinco años que estuvo fuera, ella fue de las personas que más extrañó. ***— ¿A esto llamas un diseño elegante? — Jocelyn habla con tono despectivo mientras deja la carpeta de muestra sobre el escritorio. Esta era la cuarta vez que pedía que rediseñaran la línea de invierno, y simplemente, lo incompetentes del área de diseño seguían sin poder darle un trabajo que le pareciera de calidad. — ¿Realmente crees que nuestros clientes pagarían por algo así? — Señora Jocelyn, los diseños están inspirados en las tendencias actuales, si nos deja explicarle el concepto… — ¡¿Tendencias actuales?! — interrumpe con total molestia. No puede creer que ese idiota se atreva a decir
Jenna observó el imponente edificio de oficinas frente a ella. Bajando la ventana del auto dejó salir el humo de su cigarrillo al tiempo que se recostaba cómodamente del asiento del conductor. Su mente perdida en las mil ideas que rondan su cabeza, hasta que estás parecen calmarse finalmente y darle un momento de paz. El vibrar de su celular la sacó de su momento de tranquilidad, tomando el pequeño y jodidamente molesto aparato observó el nombre del remitente, “Sr. Riedel”. Dando una nueva calada al cigarrillo, deja salir una sonrisa burlona después de un momento, Jenna pensó en lo irónica que era la vida, en teoría Dylan Riedel es su esposo, o por lo menos, eso es lo que indica el certificado de matrimonio que recibió hace tres años, pero en todo ese tiempo, no compartieron el lecho nupcial ni una sola vez. Aun cuando viven juntos, cada uno ocupa su propio espacio en la enorme mansión a la que ella ilusamente insistió en querer llamar hogar. ¿Dónde estás? — el tono con el que Dylan p
En el área de festejos, el ambiente era totalmente agradable; la suave música era el acompañante perfecto para las pláticas que se estaban sosteniendo. El espacio destinado para la pasarela es transitado una y otra vez por las modelos que visten las piezas seleccionadas para la subasta. Mientras, en la parte de atrás, todo era una locura: las modelos iban de un lado a otro maquillándose y dando los últimos ajustes a los trajes antes de salir a escena. En medio de todo aquel torbellino de personas, Jenna dejó salir una maldición por lo bajo cuando la punta de la aguja se clavó en su dedo al momento de terminar de corregir el ruedo de su vestido, vestidos principales para la muestra. — ¡Jenna! — Exclama una voz conocida detrás de ella. — ¿Dónde está Jenna? — Aquí — responde mientras se coloca de pie y le indica a la modelo lo que debe hacer con respecto a su peinado. — ¿Puedes bajar la voz? — Pide mientras se pone de pie. — No garantizo que los de seguridad no intenten sacarte si forma