— Entonces, ¿Dónde estuviste todo este tiempo?
Al escucharla pregunta del contrario, Jenna acomodó un mechón de su cabello y respiró profundamente.
— Curándome el alma, — responde con simpleza. — creo que no sabía que tan rota y herida estaba hasta que me alejé de tu hermano y de todo este ambiente de falsedad.
Escuchando aquello, JB no pudo evitar una punzada de dolor. Él siempre estuvo al tanto de todas las infidelidades que su hermano cometía no solo con Jocelyn, sino con cualquiera que estuviera dispuesta a pasar una noche en su cama. Por ello siempre procuraba estar en casa, quería estar presente cuando la excusa llegara, una reunión de último minuto, un viaje de negocios o simplemente “no me esperes a dormir”, siempre con un plan para que Jenna tuviera una razón para sonreír.
Si alguien le pregunta en qué momento exacto comenzaron sus sentimientos por su ahora ex cuñada, la verdad es que no sabría qué decir. Tal vez fue cuando la vio a los 6 años, sus padres los habían obligado a ir a una reunión de negocios, lo único bueno, es que era algo casual, por lo cual todos los niños estaban jugando al escondite. Esa fue la primera vez que sus ojos se posaron en Jenna, su cuerpo un poco más alto que el de él estaba enfundando en un vestido de flores azules con holanes, su cabello trenzado y sus mejillas sonrojadas por el calor y el esfuerzo al estar corriendo tras los demás niños de la fiesta.
— ¿JB? — llama al verlo distraído.
— Perdón, ¿qué decías?
La risa de Jenna llenó el espacio, una risa que se sintió como la más hermosa de las melodías en los oídos de JB.
— No cambias, siempre distraído y en tu mundo. — comenta mientras se apoya en el pilar frente al banco que ocupa el contrario. — Siempre tuve la duda si eras así con todo el mundo, pero luego te observé, ¡y solo lo haces conmigo! — recrimina con diversión. — ¿tan aburrida soy?
JB negó al tiempo que se colocaba de pie.
— No es cierto, me distraigo con diferentes cosas, y para mí nunca serás aburrida.
La segunda vez que sus ojos se fijaron en Jenna, fue cuando estaba en los preparativos de su baile de debutantes. La niña de las mejillas sonrojadas seguía presente, pero ahora no llevaba un vestido de flores. Los jeans rotos en la rodilla y las botas de comando estaban acompañadas por una camisa con el emblema de HEYLLEN y una chaqueta de cuero. Ese día no logró entender lo que pasaba con él, había asistido a la fiesta con Ángela, su novia de ese entonces, y otra futura debutante, pero no pudo despegarse de Jenna en ningún momento, pero no todo lo maravillo dura, pues durante la cena, su padre y el socio de este, anunciaron a todos los presentes el compromiso de Jenna con su hermano Dylan.
Jenna estaba por reclamarle que una vez más se había perdido en sus pensamientos, pero estas intenciones murieron en el momento que escuchó el escándalo que se formó en el salón principal.
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Justo como Dylan temía, Jocelyn había causado un revuelo dentro de la fiesta. La muy idiota armó un escándalo y acusó a los organizadores y a Jenna de plagio, justo en el momento que notó el vestido de sirena, mismo que había llamado su atención y que llevaba una de las modelos principales del desfile.
— Te exijo que te quites ese vestido ¡ahora! — gritó arremetiendo contra la modelo.
— Señora Riedel, por favor calma. — intentó mediar la modelo, pero Jocelyn simplemente no escuchaba razones.
— ¿Calma? — suelta con burla. — Pides que me calme mientras tú desfilas un modelo que no es más que un plagio, descara de uno de nuestros vestidos insignia.
— Para ser alguien que ha vivido toda su vida entre diseñadores y casas de modas, acabas de dejar muy clara tu ignorancia en el tema.
La voz de Jenna silenció las murmuraciones de todos los presentes. Ingresando en el salón, se acercó a la zona donde se concentraba el show barato que estaba dando su prima.
— Este vestido no es más que un plagio descarado y de mal gusto de una de nuestras piezas.
— ¡Pieza que es de mi creación! — sentencia alzando su voz por encima de la de su prima. — Al igual que la colección a la que pertenece.
Girando su vista a su ex-esposo, Jenna le da una mirada fría y de desdén, una que no le había dado nunca antes, y aquello, por alguna razón, le gustó, Dylan sintió placer de ver que aquella niña callada y sumisa se había convertido en una mujer firme.
— Si piensas asistir con tu esposa a futuras galas y eventos, deberías educarla.
Tras aquellas palabras, Jenna se giró para retirarse del lugar, pero la voz de Jocelyn la detuvo.
— Lo compro. — dice en referencia al vestido.
Al escuchar aquello, Jenna se giró y encaró a su prima, sabe que no puede evitar que las piezas sean vendidas, después de todo es una gala de beneficio, pero el saber que Jocelyn pudiera quedarse con esa o con cualquiera de sus piezas, le hace hervir la sangre.
— No está a la venta.
— ¿De verdad?
Las murmuraciones comenzaron una vez más, pero ninguna de las mujeres le estaba prestando atención.
— No lo veo marcado como comprado. — son las venenosas palabras de la mayor, si fuera así, ¿no debería estar fuera de pasarela? — girando hacia el público que había reunido, Jocelyn se fijó en la Sra. Wang, la organizadora de la gala. — Quiero el vestido.
Ninguna de aquellas mujeres disimulaba el desagrado que sienten hacia Jocelyn, pero lo que menos quería ninguna de ellas, era terminar involucrada en una rencilla familiar, menos aún, cuando desde su punto de vista, esta era por un hombre.
— Dije que no está en venta. — Dice Jenna, ya a poco de perder sus estribos. No pensaba permitir por ningún motivo que esa despreciable mujer se quedase con el vestido.
— Diez mil dorales.
— ¡No está en…
Pero Jenna no alcanzó a decir nada más. La pantalla de control notificó la compra de una nueva pieza, grande fue su sorpresa al ver que era el vestido en disputa, pero esta se volvió mayor cuando vio el precio bajo el cual había sido comprado el vestido.
— Medio…medio millón.
Jenna entró en departamento y arrojó su cartera por algún lugar, caminando hasta el sofá de tres plazas, se dejó caer en este dando un profundo suspiro. Desde un principio sabía que volver terminaría siendo un dolor de cabeza, lo que no esperaba es que su tormento comenzara tan rápido.El sonido del teléfono ocupo el espacio de la sala y llama su atención, fijando su mirada en el molesto aparato, decide dejar que el contestador sea quien la atienda.“¿Dónde te metiste? Rebecca me avisó de lo que pasó en la fiesta”.La voz de su hermana se escucha desde el contestador, y un nuevo suspiro sale de ella, esperaba poder dormir esa noche tranquila y lidiar con la histeria de su hermana cuando saliera el sol, al parecer fue demasiado pedir que su mejor amiga se quedara en silencio. Levantándose del sofá camina hasta su habitación, solo quiere dormir y terminar el jodido día.< Jenna paseó su mirada por todas las personas presente dentro del recinto, si bien es cierto que todos los que están
Jocelyn arrugó el diario tan pronto como terminó de leer la nota de sociales en la cual se ve involucrada por segundo día consecutivo y dejó salir una maldición por lo bajo. Hace ya tres años que está casada con Dylan y la prensa aún se refiere a ella por su apellido de soltera, en cambio, a su idiota prima, si la menciona como la “ex señora Riedel”.— ¿Qué puede tenerte de ese humor tan temprano? — es la pregunta de Dylan al entrar en la sala.Fijando su mirada en la figura de su esposo, Jocelyn ve como este solo lleva un chándal negro y zapatillas deportivas, la ausencia de camisa, deja ver su marcada figura. La toalla en sus hombros que usa para secar el sudor deja claro que acaba de terminar su rutina de ejercicios mañaneros. Aunque aún siente el desagrado por el molesto reportaje, un gran placer se instala en ella al saber que aquel hombre que es capaz de despertar los más bajos instintos de cualquier mujer, es totalmente suyo, y mejor aún, se lo quitó a su prima sin que esta lle
— ¿Perdón?JB no sabe a qué vienen esas palabras, pero conociendo a Jenna, sea cual sea la razón, es claro que la contraria está totalmente molesta.—Primero Dylan, luego tu padre y ahora tú, — dice con un tono defensivo. — ¿en qué momento ingresé mi dirección en el portal de interés turístico alemán?Saber que su padre y hermano estuvieron allí altera a JB, nada de lo que esos dos pudieran hacer o decir a Jenna tenía que ser bueno, no lo fue en el pasado, y sabe que tampoco lo será ahora. Su rostro mostró el claro desagrado que siente, sin decir nada a la chica, simplemente se gira y se encamina a su auto, colocándolo en marcha, toma rumbo a la casa de su hermano.Jenna no sabe qué decir, es cierto que el saber que su dirección parece ser de dominio público entre los Riedel no le causa gracia, pero tampoco quería sonar tan grosera como para que JB se marchara de aquella forma. Negando un poco, cierra la puerta y no le da mayor importancia, lo mejor será que termine de desempacar.**
— ¿Qué quieres decir con bancarrota?Jenna no puede creer lo que su padre le está diciendo, en su cabeza no cabe la idea de que la empresa familiar esté al borde del cierre.— Quiere decir exactamente lo que estás entendiendo.Dejando la carpeta de documentos sobre el escritorio de la oficina, el padre de Jenna toma asiento y la observa fijamente, aquella decepción en los ojos de su hija es una tristeza aún más pesada que la perspectiva de perderlo todo.—Pero… ¿Por qué no me avisaste que esto está pasando?, pudiste llamarme y hubiese vuelto de inmediato.Jenna da vueltas por el pequeño espacio y aquello solo hace crecer la exasperación. No sabe que le estresa más en ese momento, el espacio asfixiante de 3x6, el sonido incesante de las máquinas de corte y costura o el saber que su padre estaba por perderlo todo y ella estaba en total desconocimiento de este hecho.— ¿Y qué querías que te dijera? - es la pregunta de su padre. — “Jenna tienes que volver y dejar la exitosa carrera que es
— ¡Tienes que estar jodiendome! — Rebecca observa a su amiga mientras bebe de su copa de vino. Su tono fuerte y sus palabras captan la atención de todos los presentes. — ¿qué quieres decir con banca rota?Jenna bebe el contenido de su copa en una sola toma, si fuese en otro momento, pediría a Becca moderar su tono, pero ahora, poco le importan el tono que use su amigo, todo lo que quiere es que ese día se termine y que cuando despierte mañana, le digan que todo fue una mala broma.— Pero es absurdo, — agrega. — ¿Cómo es posible que algo así pase y ni un solo medio esté hablando sobre ello?Puede que, actualmente, LUXURY sea la casa de modas más importante del país, y que con su nombre lapidaron el de otras compañías, pero Becca puede apostar que cualquier medio caería como buitre sobre la noticia de una compañía, y más de una como GLAM, después de todo, por cuarenta años, fue la casa de moda más importante de Alemania.— Dylan pagó lo suficiente como para mantener la noticia fuera de
Jenna se queda en silencio ante las últimas palabras expresadas por JB. Decir que no entendía a lo que este se refiere o que ella no tenía conocimiento de los sentimientos de este era ser jodida y absolutamente mentirosa y descarada. Ella siempre ha sentido gran aprecio por JB, a un punto tal, que en más de una oportunidad se sintió como la oportunista que se valía de lo que este sentía para refugiar su propio dolor, tal vez por ello, en algunas ocasiones le pidió a Dylan que hablase con él y le prohibiera ir a la casa, no porque este le estorbara, sino porque ella misma no se sentía con el valor de pedirle que se alejara, no quería lastimar sus sentimientos más de lo que ya lo estaba haciendo. — Tú, no sabes lo que dices. — es su respuesta. Colocándose de pie, busca alejarse de JB, su enojo inicial por GLANZ se pierde en la culpa. Lo que no esperaba, era el fuerte agarre de JB en su muñeca, agarre que, siendo lo suficientemente firme, no busca de lastimarla u obligarla a escucharle,
— Señorita Kruspe. — escucha que le llaman una vez que está fuera de la oficina. Al volverse en dirección de donde viene la voz, sonríe al ver que es Orly, la asistente personal de su pare. Acercándose a ella, le da un fuerte abrazo. Tras la muerte de su madre, Orly fue la única que pudo llenar un poco esa ausencia, en los cinco años que estuvo fuera, ella fue de las personas que más extrañó. ***— ¿A esto llamas un diseño elegante? — Jocelyn habla con tono despectivo mientras deja la carpeta de muestra sobre el escritorio. Esta era la cuarta vez que pedía que rediseñaran la línea de invierno, y simplemente, lo incompetentes del área de diseño seguían sin poder darle un trabajo que le pareciera de calidad. — ¿Realmente crees que nuestros clientes pagarían por algo así? — Señora Jocelyn, los diseños están inspirados en las tendencias actuales, si nos deja explicarle el concepto… — ¡¿Tendencias actuales?! — interrumpe con total molestia. No puede creer que ese idiota se atreva a decir
Jenna observó el imponente edificio de oficinas frente a ella. Bajando la ventana del auto dejó salir el humo de su cigarrillo al tiempo que se recostaba cómodamente del asiento del conductor. Su mente perdida en las mil ideas que rondan su cabeza, hasta que estás parecen calmarse finalmente y darle un momento de paz. El vibrar de su celular la sacó de su momento de tranquilidad, tomando el pequeño y jodidamente molesto aparato observó el nombre del remitente, “Sr. Riedel”. Dando una nueva calada al cigarrillo, deja salir una sonrisa burlona después de un momento, Jenna pensó en lo irónica que era la vida, en teoría Dylan Riedel es su esposo, o por lo menos, eso es lo que indica el certificado de matrimonio que recibió hace tres años, pero en todo ese tiempo, no compartieron el lecho nupcial ni una sola vez. Aun cuando viven juntos, cada uno ocupa su propio espacio en la enorme mansión a la que ella ilusamente insistió en querer llamar hogar. ¿Dónde estás? — el tono con el que Dylan p