Capítulo 7. Red de mentiras Antonella se encerró en la habitación dejando a Lorenzo en la sala, necesitaba hablar con Vittoria lo más pronto posible, solo ella podía arreglar todo aquel desastre que, sin querer, había causado. ¿Pero cómo podía saber que Sara era la esposa del doctor Álvarez? Mucho menos tenía idea de que estuviera en Estados Unidos. Como esperaba, su suegra se enojó cuando le dijo lo que había pasado, nunca la escuchó tan fúrica, y aún no le decía lo de la niña. —¿Qué? ¿Cómo que Sara tuvo una hija de Lorenzo? —le preguntó horrorizada. Su sangre y la de esa mujer jamás debió mezclarse, había creado toda una red de mentiras para alejarla de su hijo, y pensó que lo había logrado, pero la existencia de esa niña podía arruinarlo todo. —Su nombre es Zoe, está por cumplir cinco años y Sara le dijo que estaba dispuesta a realizarle la prueba de ADN para demostrarle que era suya. —¡No, eso jamás va a suceder! La hija de esa mujer no va a convertirse en la heredera de mi h
Capítulo 8. Daños a tercerosSara llevaba horas esperando que Santiago llegara a casa con su hija, no sabía a dónde la había llevado ni cuando regresaría. En cinco años de matrimonio, nunca se había enojado con ella, y aunque no lo podía culpar, porque tenía todo el derecho a estarlo, no debió involucrar a Zoe. Caminaba de un lado al otro en la sala cuando recibió un mensaje de texto de Lorenzo, le decía que necesitaba hablar con ella y le preguntaba si podía llamarla. El corazón le dio un vuelco y, temblando, le respondió que sí. Tal vez aquel no era el mejor momento, pero se moría de ganas por escuchar su voz una vez más, los pocos minutos que estuvo con él no fueron suficientes, quería correr a donde estaba y abrazaron. Solo pasaron unos segundos antes de que la pantalla de su teléfono móvil se iluminara con la llamada. Con el corazón latiendo en su garganta, contestó diciendo “hola” con un hilo en su voz, estaba nerviosa y emocionada a la vez. —Hola, perdona que te llame tan tar
Capítulo 9. Los resultados del ADNLa relación entre Santiago y Sara no fue la misma desde aquel día, hablaban solo cuando Zoe estaba presente y él dormía en el sofá cuando se quedaba en casa, no podía compartir la cama con Sara sin sentirse desdichado. Daría cualquier cosa por tener su amor, odiaba que existiera otro hombre al que ella deseara más que a él. Ese día, antes de irse al trabajo, le prometió a su hija que el fin de semana saldrían de paseo de nuevo como la última vez. La había llevado al parque, al cine y a comer helado. —Pero quiero que mami vaya con nosotros —le pidió haciendo un mohín. Estuvo preguntando mucho por ella ese día, porque nunca salían solos. —Sí, como quieras, princesa —pronunció con una sonrisa que no llegó a su mirada, le dolía sentirse a kilómetros de su esposa cuando hacía solo unas semanas atrás hicieron el amor como si nadie más importara. —Te quiero, papi —dijo Zoe abrazándolo. —Y yo a ti, mi pequeña luciérnaga. —La abrazó y la besó en el
Capítulo 10. Un engaño más Lo primero que sintió Lorenzo cuando leyó los resultados de la prueba de ADN fue decepción, pensaba que Zoe era su hija, no sabía cuánto deseaba que lo fuera hasta ese momento. No entendía porqué, pero era lo que sentía. Después se enojó con Sara por haberle mentido haciéndole pensar que su hija era suya, y si eso no era verdad, nada de lo que dijo lo fue. Lo hizo dudar de su esposa, de su madre, de sus amigos, de todos…, pero no cometería de nuevo ese error. Disgustado como estaba, la llamó y le dijo que era una mentirosa, que no quería saber nada más de ella sin darle ninguna oportunidad de hablar. —Prepara el equipaje, volveremos a New York —le ordenó a Antonella con gesto serio, no tenía nada qué hacer en Rochester, solo había perdido el tiempo. Tendría que seguir buscando a alguien que pudiera ofrecerle una cirugía que le devolviera la capacidad de caminar, no iba a rendirse, mucho menos ahora que esperaba un hijo. —Sí, amor. Ya mismo lo hago —dijo e
Capítulo 11. ¿Sueños o recuerdos?A pesar de sufrir amnesia, Lorenzo dirigía la sucursal de la empresa familiar en New York, el trabajo no era complicado y contaba con la asesoría de James, a quien le consultaba cualquier duda que tuviera. Era el hombre a cargo cuando se ausentaba y su único amigo, tenían tres años conociéndose y lo consideraba un hombre confiable y honesto. Ese día, había una junta importante en la oficina y Lorenzo fue el primero en llegar, debía revisar una última vez el infoerme de ganancias antes de presentarlo en la reunión, pero estaba distraído, su mente lo llevaba una y otra vez a Sara. ¿Por qué seguía pensando en ella? Tenía pruebas de que era una mentirosa, debía olvidarla y centrarse en su familia, en el bebé que su esposa llevaba en su vientre. Luego de la junta, le pidió a James que pasara por su oficina y le contó sobre Sara, necesitaba hablarlo con alguien o se volvería loco. Su amigo se mostró sorprendido y, por curiosidad, buscó el nombre de la supue
Capítulo 12. CulpaDesesperada, le mordió el labio logrando que dejara de besarla y gritó pidiendo ayuda. Bárbara, que estaba en la habitación de Zoe, escuchó a Sara y corrió a su habitación para saber qué pasaba. Ella no sabía que su hermano había llegado. Abrió la puerta y se dio cuenta de inmediato lo que sucedía, Santiago tenía a Sara inmovilizada de las manos, estaba subida sobre ella y le cubría la boca para amortiguar sus gritos. —¡Santiago! ¡Suéltala! —le dijo horrorizada, jamás imaginó que su hermano fuera capaz de hacer algo así. —No te metas, Barb, esto es entre mi mujer y yo —siseó sin liberarla, no actuaba como él mismo, o al menos no como el hombre que ella conocía.—Te he dicho que la sueltes —insistió subiéndose a la cama para quitárselo de encima a Sara, pero Santiago la empujó haciéndola caer en el suelo—. Por Dios, Santiago. ¿Qué pasa contigo? ¿No te das cuenta de lo que haces? Suelta a Sara ahora mismo —le gritó sorprendida y preocupada a la vez. Él nunca fue agre
Capítulo 13. Buscando la verdad Sara no cabía en sí de la emoción, Lorenzo lo había recordado, al menos eso había entendido al escucharle decir que no fue un sueño, sino un recuerdo. Para salir de dudas, se lo preguntó. —¿Quiere decir que… que lo has recordado? —balbuceó con torpeza, estaba tan nerviosa que apenas podía sostener el teléfono, le temblaban hasta las pestañas. Si Lorenzo estaba recordándola, era posible que recuperara la memoria. —No lo recordé, lo soñé. Pero se sintió tan real que parecía más que un sueño, por eso te llamé, porque necesitaba saber si lo era —respondió pensativo, había más que no le estaba diciendo y Sara no pudo aguantar la curiosidad. —¿Es la primera vez que te sucede? La línea se quedó en silencio durante un momento, Lorenzo no estaba seguro si debía contarle cuál fue su primer sueño con ella, porque tal vez no se trataba de un recuerdo, como este. —Sí, solo me ha pasado una vez —mintió sin atreverse a admitir que soñó que le hacía el amor. Cada
En un parpadear, todo cambiaLa tarde del sábado, Bárbara pasó por Zoe para llevarla con su hermano como habían acordado. La niña le preguntó a su mamá porque no iba con ellas y Sara respondió que estaba un poco enferma, que se quedaría en casa a descansar, pero que no se preocupara, que estaría bien.—Hazle caso a tu tía y no comas mucho helado o te dolerá la panza —le dijo antes de darle un abrazo y un sonoro beso en la mejilla. —Sí, mami. Te quiero —pronunció entre los brazos de Sara. —Yo más a ti, muñequita mía. —Le dio otro beso antes de dejarla ir y la niña corrió hasta donde estaba su tía. —Chao, mami. —Se despidió la pequeña agitando la manito desde la puerta del aparamento. —Chao, mi amor —respondió sonriéndole y agitando la mano también. Bárbara envolvió la mano de la niña y salieron del edificio usando las escaleras para bajar porque el ascensor llevaba varios días averiado. Santiago las esperaba al otro lado de la calle con las manos hundidas en los bolsillos y la m