Capítulo 1. Destino implacableSara no dejaba de sonreír ni de mirar el anillo de diamantes que adornaba su dedo. Se había comprometido con el hombre que amaba, el guapísimo multimillonario Lorenzo Moretti. Pero no era su fortuna lo que la había cautivado, cuando lo conoció, ella no tenía idea de que era el único heredero de una de las empresas siderúrgicas más grandes de Italia. Recordaba ese momento a la perfección, era su primer día como mesonera en un restaurant de Madrid, la habían despedido de su trabajo en el banco, donde se estuvo desempeñando durante dos años como cajera, y no tenía ninguna experiencia como mesera. Nerviosa, se acercó a la mesa y les preguntó a los dos caballeros que la ocupaban en qué podía servirles. Uno era muy guapo, de unos treinta y tantos, con unos impresionantes ojos grises que resaltaban en su piel porcelana, de cabello oscuro azabache con corte clásico y facciones varoniles definidas, Lorenzo. El otro era de tes morena, ojos oscuros y cabello rizado
Capítulo 2. Un regalo inesperadoSantiago llevó a Sara a un hotel y le dio unos calmantes para que durmiera un poco, había estado llorando sin parar desde que le confirmaron la noticia del fallecimiento de Lorenzo y no sabía qué más hacer para ayudarla, le rompía el corazón verla sufrir así. Cuando despertó, horas más tardes, intentó convencerla de que comiera algo, pero ella no quería nada, solo deseaba que todo fuera una pesadilla, que Lorenzo no hubiera muerto. Ese día, no se levantó de la cama, todo lo que hacía era llorar, consumiéndose en la tristeza y el dolor. En la mañana, llamó a Paolo y le preguntó dónde velarían el cuerpo de su prometido, quería despedirse de él antes de volver a Madrid.—Lamento mucho tener que decirte esto, Sara, pero los restos de Lorenzo fueron cremados, Vittoria y Federico lo decidieron y llevarán sus cenizas a su casa —le informó con pesar. Y Sara se ahogó en llanto. Los padres de Lorenzo no tenían corazón, no le dieron oportunidad de despedirse de é
Capítulo 3. DecisiónSara no podía creer lo que estaba viendo, Santiago, a quien conocía de casi toda la vida, a quien consideraba un hermano, le estaba proponiendo matrimonio de rodillas y con una sortija en la mano. ¿Se había vuelto loco? ¿cómo se le ocurrió semejante idea? Él merecía una mujer que la amara, alguien con quien pudiera formar su propia familia, no tenía que hacerse responsable por ella ni por su bebé.—Te amo, Sara. He estado enamorado de ti desde que tengo memoria, y nada me haría más feliz en el mundo que ser tu esposo, cuidar de ti y de tu hijo, que amaría como mío —expresó al ver la confusión en el rostro de Sara.—¿Qué? ¿tú…, tú estás…? —balbuceó atónita, aquella confesión la alteró más que la propuesta, pensaba que solo se lo decía porque le preocupaba y quería apoyarla, no porque tuviera sentimientos por ella.—Sí, Sara. Estoy enamorado de ti y ni el tiempo ni la distancia me ha hecho olvidarte —afirmó sujetando sus manos.—Santi, yo… —murmuró mordiéndose el lab
Capítulo 4. Doctor milagroCinco años después Sara estaba terminando el desayuno cuando su esposo entró a la cocina, iba llegando del hospital de una guardia de veinticuatro horas. Le dio un beso en la mejilla y le robó un trozo de tocino, ganándose un manotazo de su parte. Su relación había cambiado mucho en los últimos años, pasaron de ser un “matrimonio de papel” a uno real. Había llegado a quererlo como algo más que a un hermano, aunque en su corazón seguía perteneciendo a Lorenzo, él siempre tendría un lugar especial en su corazón, era el amor de su vida. Lo que sentía por Santiago diferente, él supo ganarse su cariño con su paciencia, su comprensión y con el amor tan profundo que demostraba por su pequeña Zoe, aún cuando no llevaba su sangre. Era pequeña, su consentida, la niña de papá… El día de su nacimiento, le prometió que siempre la cuidaría, la protegería y la amaría, que haría todo lo posible por ser un buen papá para ella, y lo había conseguido. Era un padre maravilloso
Capítulo 5. Descubriendo el engaño No, no podía ser Lorenzo, él había muerto hacía cinco años, tenía que ser un error. Pensaba Sara, incrédula. Pero dos personas no podían parecerse tanto, a menos que fueran gemelos, y Lorenzo era hijo único. Ese hombre era idéntico a él, tenía el mismo lunar en la mejilla y una cicatriz en la ceja de cuando tuvo un accidente esquiando.—¿Lo… Lorenzo? —pronunció con un nudo en su garganta y el corazón dándole fuertes tumbos en el pecho. El hombre observó con detenimiento a la hermosa mujer que tenía delante, sin tener idea de quién era. Ella lo miraba como si viera a un fantasma, con los ojos perplejos y el rostro pálido. ¿Quién era y de dónde lo conocía? —Sí, soy Lorenzo Moretti. ¿Y usted es…? —inquirió sin quitarle los ojos de encima, algo en ella parecía familiar, aunque no la recordaba de nada. —No… no puede ser. Tú… tú… —balbuceó sintiendo el mundo dando vueltas a su alrededor un segundo antes de colapsar en el suelo, perdiendo el conocimien
Capítulo 6. Pruebas A Sara solo le bastó ver la expresión de Santiago para saber que había reconocido a Lorenzo, su mirada era de sorpresa e incredulidad. Y no era para menos, al igual que ella, él pensaba que estaba muerto. —¿Es… es Lorenzo? —preguntó inquieto, llevaba barba y estaba en una silla de ruedas, pero era igual a él. —Sí —respondió Sara con un hilo en su voz, no había pensado en Santiago cuando decidió ir tras Lorenzo, no pensó en nada ni en nadie, solo le importaba hablar con él. —¿Cómo es posible? Él murió, su amigo te lo dijo —pronunció pasándose una mano por el cabello, nervioso. ¿Qué sucedería con ellos ahora? ¿lo dejaría para volver con él? Porque, aunque Sara era su esposa y lo quería, sabía que Lorenzo era el amor de su vida y que no lo había dejado de amar en todos esos años. —Mintió, Lorenzo sobrevivió al accidente, pero perdió la memoria y no me recuerda —le contó conteniendo las ganas de llorar, sus emociones estaban a flor de piel. Mientras ellos mantenía
Capítulo 7. Red de mentiras Antonella se encerró en la habitación dejando a Lorenzo en la sala, necesitaba hablar con Vittoria lo más pronto posible, solo ella podía arreglar todo aquel desastre que, sin querer, había causado. ¿Pero cómo podía saber que Sara era la esposa del doctor Álvarez? Mucho menos tenía idea de que estuviera en Estados Unidos. Como esperaba, su suegra se enojó cuando le dijo lo que había pasado, nunca la escuchó tan fúrica, y aún no le decía lo de la niña. —¿Qué? ¿Cómo que Sara tuvo una hija de Lorenzo? —le preguntó horrorizada. Su sangre y la de esa mujer jamás debió mezclarse, había creado toda una red de mentiras para alejarla de su hijo, y pensó que lo había logrado, pero la existencia de esa niña podía arruinarlo todo. —Su nombre es Zoe, está por cumplir cinco años y Sara le dijo que estaba dispuesta a realizarle la prueba de ADN para demostrarle que era suya. —¡No, eso jamás va a suceder! La hija de esa mujer no va a convertirse en la heredera de mi h
Capítulo 8. Daños a tercerosSara llevaba horas esperando que Santiago llegara a casa con su hija, no sabía a dónde la había llevado ni cuando regresaría. En cinco años de matrimonio, nunca se había enojado con ella, y aunque no lo podía culpar, porque tenía todo el derecho a estarlo, no debió involucrar a Zoe. Caminaba de un lado al otro en la sala cuando recibió un mensaje de texto de Lorenzo, le decía que necesitaba hablar con ella y le preguntaba si podía llamarla. El corazón le dio un vuelco y, temblando, le respondió que sí. Tal vez aquel no era el mejor momento, pero se moría de ganas por escuchar su voz una vez más, los pocos minutos que estuvo con él no fueron suficientes, quería correr a donde estaba y abrazaron. Solo pasaron unos segundos antes de que la pantalla de su teléfono móvil se iluminara con la llamada. Con el corazón latiendo en su garganta, contestó diciendo “hola” con un hilo en su voz, estaba nerviosa y emocionada a la vez. —Hola, perdona que te llame tan tar