Zoe fue la niña más feliz del mundo cuando supo que su mamá estaba esperando un bebé, al fin, su deseo de cumpleaños se hacía realidad: tener un hermanito o una hermanita. Todos los días hablaba del tema, decía lo que harían juntos, que lo ensañaría a nadar, a columpiarse, a manejar bici, a patinar… A todos los que veía, le hablaba del bebé. Estaba muy emocionada y contenta, quería que comenzaran a decorar la habitación, que por supuesto, estaría junto a la de ella.El día que Sara tuvo la cita de su segunda ecografía, llevó a Zoe para que estuviera presente, en la primera, había ido sola con Lorenzo, quería asegurarse de que todo estuviera bien antes de darle la noticia. Cuando se lo dijo, estaba cumpliendo doce semanas y, ese día, había iniciado la semana dieciséis. La emoción de Zoe era incomparable, estuvo esperando ese momento más que la noche de Navidad. Desde que llegaron a la clínica, no dejaba de preguntar cuándo iba a ver al bebé, comenzaba a enloquecer a Sara y solo habían
En solo tres días, Lorenzo se realizó todos los análisis requeridos para la cirugía y estaba listo para pasar por el quirófano. No quería esperar más, estuvo deseando una oportunidad así desde que supo de su parálisis. Todo ese tiempo pensando que su condición era permanente y resultó que lo habían estado engañando. Cuando creía que lo había descubierto todo, surgía una nueva verdad que reafirmaba la maldad por la estuvo rodeado durante años. Pero la justicia había llegado hasta cada uno de los que le hicieron daño y, de alguna manera, estaban pagando por lo que hicieron.—Nos vemos pronto, amore mio —pronunció Sara despidiéndose de Lorenzo antes de que lo llevaran al quirófano.—Te amo, principessa —enunció él acariciándole la mano—. Si algo sale mal, dile a…—¡Shhh! —lo silenció con el dedo—. Todo saldrá bien, se lo dirás tú cuando vuelvas a casa. —Le dio un beso en los labios y se apartó para que el camillero se lo llevara.Sara suspiró hondo y se sentó en el sillón junto a la cama
Dos meses después Lorenzo se había ido a Milán por la muerte de Federico, tenía que hacerse cargo de los arreglos del funeral y el entierro porque era su único familiar. Grandes empresarios y amigos acudieron al sepelio, todos le daban las condolencias a Lorenzo y él solo se limitaba a asentir, no sentía su muerte como una pérdida, él nunca lo trató como un padre ni lo quiso como un hijo, pero ninguna de esas personas lo sabía.Luego del entierro, el abogado de Federico se comunicó con Lorenzo para informarle de la lectura del testamento. Estaba listo para irse cuando recibió la llamada, pensaba que no tenía nada más pendiente relacionado al hombre que lo adoptó, pero el abogado insistió en que debía estar presente. Solo fue por curiosidad, porque no esperaba nada de él, para su sorpresa, Federico Moretti lo había hecho heredero de toda su fortuna y de sus bienes. Junto con el testamento, dejó una carta donde le pedía perdón por todo el mal que le había causado, incluso, admitió que
Desde la propuesta, Sara comenzó con los preparativos de su boda con Lorenzo, esperarían a que el bebé naciera para celebrarla, pero quería que todo fuera perfecto, como siempre lo había soñado. A la vez, se ocupaba de la habitación del bebé y de tener todo listo para su llegada. Faltaba muy poco para que naciera, su cesárea estaba programada para realizarse en una semana y todos estaban muy ansiosos por la llegada del bebé, sobre todo Zoe, que preguntaba todos los días ¿cuánto falta, mami? Estaba loca por conocer al fin a su hermanito, se involucró en todos los detalles de la decoración de la habitación y hacía muchas preguntas sobre los cuidados del bebé porque se había declarado su niñera oficial.Lorenzo se encontraba en New York por trabajo, pero planeaba regresar ese mismo día porque no quería estar lejos de casa con el nacimiento de su hijo tan cerca. Estaba saliendo de una reunión cuando recibió una llamada de Sara, había iniciado labores de parto y la estaban trasladando al h
Capítulo 1. Destino implacableSara no dejaba de sonreír ni de mirar el anillo de diamantes que adornaba su dedo. Se había comprometido con el hombre que amaba, el guapísimo multimillonario Lorenzo Moretti. Pero no era su fortuna lo que la había cautivado, cuando lo conoció, ella no tenía idea de que era el único heredero de una de las empresas siderúrgicas más grandes de Italia. Recordaba ese momento a la perfección, era su primer día como mesonera en un restaurant de Madrid, la habían despedido de su trabajo en el banco, donde se estuvo desempeñando durante dos años como cajera, y no tenía ninguna experiencia como mesera. Nerviosa, se acercó a la mesa y les preguntó a los dos caballeros que la ocupaban en qué podía servirles. Uno era muy guapo, de unos treinta y tantos, con unos impresionantes ojos grises que resaltaban en su piel porcelana, de cabello oscuro azabache con corte clásico y facciones varoniles definidas, Lorenzo. El otro era de tes morena, ojos oscuros y cabello rizado
Capítulo 2. Un regalo inesperadoSantiago llevó a Sara a un hotel y le dio unos calmantes para que durmiera un poco, había estado llorando sin parar desde que le confirmaron la noticia del fallecimiento de Lorenzo y no sabía qué más hacer para ayudarla, le rompía el corazón verla sufrir así. Cuando despertó, horas más tardes, intentó convencerla de que comiera algo, pero ella no quería nada, solo deseaba que todo fuera una pesadilla, que Lorenzo no hubiera muerto. Ese día, no se levantó de la cama, todo lo que hacía era llorar, consumiéndose en la tristeza y el dolor. En la mañana, llamó a Paolo y le preguntó dónde velarían el cuerpo de su prometido, quería despedirse de él antes de volver a Madrid.—Lamento mucho tener que decirte esto, Sara, pero los restos de Lorenzo fueron cremados, Vittoria y Federico lo decidieron y llevarán sus cenizas a su casa —le informó con pesar. Y Sara se ahogó en llanto. Los padres de Lorenzo no tenían corazón, no le dieron oportunidad de despedirse de é
Capítulo 3. DecisiónSara no podía creer lo que estaba viendo, Santiago, a quien conocía de casi toda la vida, a quien consideraba un hermano, le estaba proponiendo matrimonio de rodillas y con una sortija en la mano. ¿Se había vuelto loco? ¿cómo se le ocurrió semejante idea? Él merecía una mujer que la amara, alguien con quien pudiera formar su propia familia, no tenía que hacerse responsable por ella ni por su bebé.—Te amo, Sara. He estado enamorado de ti desde que tengo memoria, y nada me haría más feliz en el mundo que ser tu esposo, cuidar de ti y de tu hijo, que amaría como mío —expresó al ver la confusión en el rostro de Sara.—¿Qué? ¿tú…, tú estás…? —balbuceó atónita, aquella confesión la alteró más que la propuesta, pensaba que solo se lo decía porque le preocupaba y quería apoyarla, no porque tuviera sentimientos por ella.—Sí, Sara. Estoy enamorado de ti y ni el tiempo ni la distancia me ha hecho olvidarte —afirmó sujetando sus manos.—Santi, yo… —murmuró mordiéndose el lab
Capítulo 4. Doctor milagroCinco años después Sara estaba terminando el desayuno cuando su esposo entró a la cocina, iba llegando del hospital de una guardia de veinticuatro horas. Le dio un beso en la mejilla y le robó un trozo de tocino, ganándose un manotazo de su parte. Su relación había cambiado mucho en los últimos años, pasaron de ser un “matrimonio de papel” a uno real. Había llegado a quererlo como algo más que a un hermano, aunque en su corazón seguía perteneciendo a Lorenzo, él siempre tendría un lugar especial en su corazón, era el amor de su vida. Lo que sentía por Santiago diferente, él supo ganarse su cariño con su paciencia, su comprensión y con el amor tan profundo que demostraba por su pequeña Zoe, aún cuando no llevaba su sangre. Era pequeña, su consentida, la niña de papá… El día de su nacimiento, le prometió que siempre la cuidaría, la protegería y la amaría, que haría todo lo posible por ser un buen papá para ella, y lo había conseguido. Era un padre maravilloso