EPÍLOGO.
3 AÑO DESPUÉS.
Había estado trabajando un tiempo siendo ayudante del doctor Jacob Brete, actualmente mi prometido desde hacía un año, y luego me volvieron a contratar como psiquiatra en el CECMO, era extraño haber sido psiquiatra, luego paciente y nuevamente psiquiatra en el mismo lugar, pero me alegraba estar bien otra vez.
Me sentía relativamente normal, porque nadie era perfecto, mucho menos yo.
Salí del baño limpiando mi boca con un pañuelo, había vomitado todo mi almuerzo, todavía me acostumbraba a esto, pero todavía no se notaba mi barriga, siempre creí que era estéril, es decir, jamás me protegí cuando estaba con Zecus y jamás salí embarazada, sin embargo ahora tenía varia semanas de embarazo, no le había dicho nada a Jacob, después de t
PROLOGOAbrí los ojos cuando sentí que comenzaron a agárrame por los brazos y mis piernas, forcejee por instinto, había muchas personas aglomeradas a mi alrededor pero no lograba enfocarme en ninguna, me intentaban inmovilizar aguantándome a la cama, evitando que me levantara, ¿Qué estaba pasando?-¡Tranquila Danna!, estas a salvo –escuché que alguien gritó pero entre todo el caos lo menos que me dio fue tranquilidad, ¿quien era Danna?, ¿Cómo podía estar a salvo si ellos no dejaban de forcejear conmigo?Escuchaba un ligero sonido lejano como de una maquina cardiaca pero no pude ni siquiera preguntar porque uno de los sujetos me inyecto algo en el brazo dolorosamente ocasionando que mi cabeza diera vueltas, mi visión se tornó borrosa y caí en las sombras.Abrí los ojos casi con timidez, enfrentá
Estaba consiente pero esta vez no quería abrir los ojos, tenía miedo de saber lo que me encontraría, no lograba enfocar mis pensamientos a recuerdos profundos de cómo o qué hacía en un hospital, lo único que podía recordar era a los sujetos malos que al parecer eran doctores, la señora y aquel muchacho, todo lo demás estaba revuelto en mi mente.Gemí al sentir un pinchazo en mi brazo, y por inercia abrí los ojos encontrándome con el doctor Roques, él también parecía un poco sorprendido de que estuviera consiente, rápidamente mantuvo la compostura y me brindó una especie de ligera sonrisa cuando terminó de extraer mi sangre y sacó la aguja de la jeringa de mi brazo.-Hola, ¿Cómo te sientes? –preguntó, mis ojos miraron mi nariz donde la mascarilla me inducía oxígeno, el doctor se d
-Es el mejor dibujo que hubiera visto Zecus –dije-, me encanta esa película.Estaba sosteniendo el dibujo de Victor, detallando los detalles de sus ojos y de su vestimenta, podía sentir la alegría, de verdad estaba emocionada.-Lo hice para ti, Doctora Sirena –escuché en la oscuridad.Cuando alcé la mirada del dibujo para ver a Zecus, todo se esfumó, y abrí los ojos sobresaltada encontrándome con la habitación de paredes casi blancas. Esa voz se repetía y se repetía en mi cabeza, diciendo esas palabras, se sentía tan real, estaba segura que había sido un recuerdo, podía volver a recordar de lo que se trataba mi vida, tal vez Zecus era un paciente del hospital, después de todo yo era médico, puede que estaba haciendo mi especialidad en pediatría, por eso me dio aquel dibujo, era un niño, por eso
Esa búsqueda por saber quién era me tenía ansiosa, en mi habitación revisé cada cuaderno o rayón de las hojas, cada espacio importante e incluso mi propia computadora, pero había muchísimos libros y documentos, no había música más que la de muestra propia de la computadora y nada de imágenes, como si yo fuera una aburrida estudiante que solo le interesaba la medicina, hasta la papelera de reciclaje estaba vacía, eso era tan extraño, como si alguien lo hubiera borrado.Decidí despejar un poco mi mente y me desvestí para colocarme uno de los traje de baño que tenía guardado, quería probar la piscina. Salí al baño del pasillo donde descubrí que había un espejo de cuerpo completo y me miré tal vez un poco más de lo necesario acostumbrándome a la imagen de mí, los rasguños y
Seguidora, yo era su seguidora fiel y además me había llamado Danna Banana. Al parecer había prometido seguirla en su locura de satanismo, no éramos conocidas que apenas se saludaban, éramos mejores amigas, nos unía un fuerte lazo de lealtad donde yo le tenía aprecio y ella a mí... ¿O tal vez novias? No... ¿o tal vez sí?Lancé la laptop a un lado y bajé las escaleras a toda velocidad encontrándome, necesitaba hablar con July, ella estaba pasando la aspiradora por la sala, así que descortésmente le desconecté el cable, July se volteó y me miró confundida, o puede que algo atemorizada la entendía yo debía de parecer una desquiciada en este momento.—¡Quiero que me digas quién era realmente esa chica! —exigí—, ella me mencionó en su carta de suicidio, ¡T&uac
—Hola pequeña —Tolmer intentó besarme los labios, pero voltee el rostro—. Despacio, claro, iremos despacio…¿Despacio? Yo no quería ir despacio, yo sabía que todo era una falsa. Evité mirarlo y enfoqué mi mirada en la ventana hasta que despegamos. ¿Acaso Tolmer sabría que era lesbiana? ¿Mi madre le había pagado para que dijera que era mi novio?Ya. Estaba harta de pensar tanto, mi cabeza comenzaba a doler, así que decidí distraerme un poco con mi teléfono, me conecté a la red wifi y busqué en google “Zol”, me salió como error y lo corregía con “Sol” intenté con “Mi Zol” pero nuevamente nada que diera resultados.Al parecer mi tatuaje no significaba nada.—Danna —escuché que dijo Tolmer— ¿Te gusta el Champag?
¿Lo había conocido antes? Puede que él estuviera confundiéndome con Ariel y yo simplemente me vi atraída por su físico, aunque Tolmer también era atractivo y no creaba ese efecto en mí, odiaba no lograr entender qué ocurría, pero estaba segura de que era algo importante.Cuando culminó el evento no bajé la guardia y miraba alrededor intentando encontrar a ese sujeto de cabello blanco y ojos grises, pero no logré volver a verlo. Nos quedamos en un hotel para pasar la noche, se suponía que nos iríamos muy temprano en la mañana, mi padre había alquilado habitaciones separadas para Tolmer y yo, pero Tolmer insistía en querer quedarse conmigo, pero evidentemente no lo dejé diciéndole que no me presionara, así que me besó y con gesto malhumorado se encerró en su habitación. Mi cuerpo se
—¿A dónde va señorita Danna? —preguntó July desde la sala donde ella veía la televisión cómodamente.Me detuve en la puerta intentando parecer casual con mi enorme mochila a mis espaldas.—A la casa de Tolmer, está afuera esperándome –mentí y me sorprendí por la manera en que la mentira había salido rápido de mis labios, puede que todo lo hubiera aprendido de mi familia, éramos mentirosos profesionales.July afirmó con la cabeza y me dijo que no llegara muy tarde como una buena nana, sonreí levemente y salí de la casa.Perdón July, pero debo conseguir respuestas. Caminé hasta la calle y luego seguí caminando sin saber exactamente donde quedaba la calle principal, solo tenía conocimiento de la ruta que mi madre hacia cuando me llevaba al psic&oacut