Cinco

 —Hola pequeña —Tolmer intentó besarme los labios, pero voltee el rostro—. Despacio, claro, iremos despacio…

¿Despacio? Yo no quería ir despacio, yo sabía que todo era una falsa. Evité mirarlo y enfoqué mi mirada en la ventana hasta que despegamos. ¿Acaso Tolmer sabría que era lesbiana? ¿Mi madre le había pagado para que dijera que era mi novio?

Ya. Estaba harta de pensar tanto, mi cabeza comenzaba a doler, así que decidí distraerme un poco con mi teléfono, me conecté a la red wifi y busqué en g****e “Zol”, me salió como error y lo corregía con “Sol” intenté con “Mi Zol” pero nuevamente nada que diera resultados.

Al parecer mi tatuaje no significaba nada.

 —Danna —escuché que dijo Tolmer— ¿Te gusta el Champag?

 Alcé la vista y vi al aeromozo trayendo su carrito con unas copas y botellas.

 —No lo sé, tú dime —dije con algo de sarcasmo—, ¿no tenemos seis años juntos

Tolmer frunció débilmente el ceño y le pidió al aeromozo que sirviera dos copas y me ofreció una.

  —Era tu favorito —dijo incrédulo—, ¿estas un poco a la defensiva o solo son ideas mías?

Vaya señor inteligente.

 —No lo sé, ¿lo estoy? —repliqué—, ¿me molestaba contigo o acaso en toda nuestra relación nunca discutimos?

 Tolmer iba a replicar cuando de repente mis padres entraron y tomaron asiento, no tuvo más remedio que bajar la guardia e insistió en que tomara la copa, pero yo me negué.

 —Casi nunca discutíamos —alzó una ceja—, de hecho, hoy cumplimos siete años de noviazgo, te perdono por no acordarte…

 Solté una carcajada irónica y mis padres parecían querer estrangularlo por su comentario tan descortés.

 —Es fue un chiste monumental —dije completamente seria—; pero me resulta difícil de creer todo lo que dices, se suponía que cuando comenzamos nuestra relación yo tenía… —eché un cálculo rápido— 16, eso quiere decir que tú eras muy mayor, no creo que la ley lo hubieran permitido, no creo ni siquiera que mis padres lo hubieran permitido.

Sabía que estaba sacando y exponiendo lo que sabía, pero no podía seguir aguantando su descaro.

 —Creo que fueron menos años, Tolmer —intervino mi madre—, ustedes se atraían de cierta manera, pero el día de tu cumpleaños 18 fue cuando formalizaron su noviazgo…

No iban a seguir manipulándome.

 —¡Ya dejen de mentirme! —grité—, se aprovechan de mi falta de memoria, era imposible que hubiera aceptado un compromiso con Tolmer cuando la muerte de Abril había sido tan reciente, ¿Que intentan ocultarme?, ¿Mis preferencias de género?, ¿Me gustaban las mujeres?

Todos se mantuvieron en silencio, solo observándome, hasta que mi mamá se atrevió a decir:

 —Nada de eso Danna, nosotros… —sin embargo mi papá la interrumpió diciendo:

 —Dejemos de mentirle —mi padre me miró pareciendo ya agotado—. Danna tu siempre te la pasabas con mujeres, eras demasiado ruda, ni siquiera jugaste con muñecas cuando eras bebé, tu amistad con esa mujer era enfermiza, decían que se amaban, andaban siempre tomadas de la mano, un comportamiento inaceptable. Perdónanos Danna, pero no queríamos que recordaras esa etapa de tu vida.

 —Ajá... —corroboró mi madre en evidente complot—, pero luego, meses antes del accidente, te relacionaste más con Tolmer, siempre lo veías en reuniones de socios a la que debíamos asistir y simplemente comenzaron a salir y un mes antes del accidente nos lo presentaste como tu novio… Nos sorprendió, pero luego lo aceptamos, lo preferíamos a él antes que a una mujer.

 —Vaya, gracias –susurró Tolmer con sarcasmo.

Me quedé procesando lo que me habían acabado de decir, saber que aceptaron una relación entre nosotros solo porque no querían que estuviera con una mujer. Eso sí se me hacía familiar, podía asimilarlo, lo creía.

 Eso quería decir que posiblemente el tatuaje de mi espalda era de un amante secreto, uno con el que tuve una relación pasada, y probablemente por eso Tolmer no había visto el tatuaje, apenas teníamos meses juntos, a lo mejor ni siquiera habíamos estado íntimamente. ¿Qué pasaba si ese tatuaje en realidad me lo había hecho por Abril?, ¿Podía ser ella la persona que me había acompañado a hacerme ese tatuaje?

 —¿Podrás llegar a perdonarnos por tantas mentiras? —preguntó mi padre.

—Solo si —dije luego de unos segundos— no me mienten más…

   Nos cambiamos en el jet a minutos del aterrizaje, los ánimos habían cambiado un poco ahora estábamos más relajados. Mi madre me maquilló incluso quiso recogerme el cabello pero insistí en dejármelo suelto, no quería que viera el tatuaje y buscara respuestas que evidentemente ni yo sabía. Me atreví a ayudar a Tolmer a peinarse, después de todo, él era mi novio y estuvo conmigo desde que desperté en el hospital, no pretendía forzar un enamoramiento hacia él, pero tampoco se lo haría imposible, extrañamente tenía el presentimiento de que no era primera vez que lo pensaba.

 Viajamos en una limusina que nos esperaba a las afueras del aeropuerto, Tolmer intentó sacarme conversación toda la noche, me habló de su negocio, de los problemas, de las inversiones, hasta de su madre, lo escuchaba solo porque me parecía interesante que fuera tan abierto y el tono de su voz era realmente tranquilizante, puede que ahora comenzaba a ver algunas cosas que me gustaban o puede que simplemente me estaba acostumbrando a él.

 El club era algo espectacular, luces y telas hermosas adornando el lugar, el protocolo nos guió a una mesa, en el escenario podía ver un acto de unos niños gimnastas, estaba realmente aburrida, lo único bueno posiblemente eran los postres y bebidas, pero luego una mujer comenzó a cantar ópera, me perturbaba el sonido de su voz así que aproveché la oportunidad para ir al baño, Tolmer se ofreció a acompañarme, pero insistí en ir sola, tal vez tardaría media hora o lo necesario hasta que esa mujer dejara de cantar.

Realmente, odiaba la opera.

 Me retoqué el maquillaje, me acomodé el brazier e incluso me metí papel higiénico dentro del mismo para ver cómo luciría con más senos, todo solo para matar el tiempo y el aburrimiento, solo quería irme de aquí, pero como ya llevaba casi media hora, debía regresar. Cuando me dirigía por los pasillos un hombre chocó conmigo, creí que había sido un accidente y lo dejé pasar, sin embargo sentí el agarre fuerte de su mano en mi muñeca.

Fruncí el ceño y me voltee hacia él, sus ojos grises estaban fijos en los míos, sentí los vellos de mis brazos erizarse, su mirada era profunda e intensa, su cabello completamente blando perfectamente peinado hacia arriba en un corte moderno, mi cabeza estaba alzada, él era muy alto, puede que incluso más que Tolmer.   

  —Ariel —susurró pareciendo perplejo y levemente tembloroso.

¿Uh?

 —Perdón, ¿te conozco? —fruncí el ceño soltándome de su agarre y dando unos débiles pasos hacia atrás.

 —¿Todo en orden, amor? —Tolmer apareció a mis espaldas y me tomó de la cintura retando al hombre con la mirada como todo un perro marcando su territorio antes de guiarme hacia la mesa.

 Tolmer prácticamente me arrastró, pero no quería perder de vista a ese sujeto quien no se había movido y no parecía capaz de reaccionar, ambos viéndonos sin comprender, o en mi caso, sin recordarlo.

¿Acaso me conocía? ¿o era solo un hombre intentando ligar conmigo? Detuve mis pies obligando a Tolmer a dejar de arrastrarme.

 —Espera, creo… creo que conozco a ese sujeto —murmuré.

 No esperé a que Tolmer me dijera algo ni me interesó su mirada de novio celoso, simplemente me solté de su agarre y caminé hacia el sitio donde había visto al atractivo hombre de pelo blanco, pero ahí no estaba, se había ido.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo