Cap. 49: Siempre a mi lado.

Anthony la miró con un destello de sorpresa y gratitud en los ojos. Antes de que pudiera responder, ella, pensativa, añadió:

—Por cierto… ¿por qué no llevaste a Rachel y a los niños al apartamento?

Él suspiró, y su expresión se suavizó mientras recordaba la razón.

—Ese lugar es sagrado, María Elena —respondió sinceramente, sus ojos reflejando una mezcla de nostalgia y cariño—. Ese apartamento es el sitio donde compartimos tantas cosas. No era el adecuado para mi otra vida, para ellos. Quería conservarlo tal y como fue para nosotros.

María Elena sintió que el corazón le daba un vuelco, acelerándose con cada palabra. Le sonrió con calidez, el brillo en sus ojos revelando el impulso que esas confesiones despertaban en ella.

—Dices que no me pondrás las cosas fáciles —murmuró con una sonrisa—, pero cuando me dices estas cosas, me dan ganas de comerte a besos.

Anthony sonrió y se acercó un poco más, mientras la tensión entre ambos se transformaba en algo íntimo y profundo. María Elena cerr
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