AzuraDespués de haber huido como una tonta hace dos noches, intenté regresar al sitio donde nos habíamos encontrado la primera vez, sin embargo y para mi gran decepción, él no apareció. La presión de mi hermana se está haciendo cada vez mayor, además, los días para terminar el hechizo se nos agotan.El príncipe y la princesa cumplen los dieciocho años en tan solo cinco días más. Si para entonces no he conseguido su sangre, todo habrá sido en vano.Por esa razón he decidido infiltrarme en el castillo para hablar con él. Sé que lo que estoy haciendo es muy arriesgado, pero es mi carta desesperada, de otro modo Marcella se enterará de la supuesta cuestión de los Mates y, por un motivo ajeno a mi conocimiento, tengo el presentimiento de que es mejor que no lo sepa nunca.Me deslizo con la gracia de la noche, entre las sombras del castillo real. Cada paso que doy está marcado por la urgencia de mi corazón, que late al ritmo de un tiempo que se desvanece rápidamente. La presión por cumplir
KaladdariusNo me esperé que Azura fuera la que me buscase, sin embargo, no puedo quejarme en lo absoluto, de hecho, mi corazón estaba sufriendo por su aparente rechazo.Ahora la tengo entre mis brazos y es ella quien ha dado el primer paso. Nuestros labios se funden en un beso apasionado, el sabor metálico de la sangre que brota de la herida que me ha hecho solo hace que mi excitación por ella aumente.—¡Auch! —susurro con una sonrisa—, parece que te gusta lo rudo.—No tienes idea, príncipe —asegura.Vuelvo a sonreír, cargo su cuerpo y lo apego a la pared mientras que nuestras respiraciones se vuelven más agitadas, pero a la vez, más acompasadas. Azura está dispuesta a aceptarme como su mate y yo, sin duda marcaré a esta hembra esta noche.Siento que el espacio que nos separa es ridículamente amplio, a pesar de que la tengo aprisionada contra mi cuerpo, aun así, su vestido me estorba, mi lobo interior ruge de deseo y solo quiere reclamar lo que le pertenece.Azura rodea mi cuello con
Azura¿Qué fue lo que hice?¡Dios mío! ¿Qué hice?Los recuerdos de la intensa noche que pasé con Kaladdarius dan vueltas en mi cabeza, no paran de reproducirse y producirme nuevamente las sensaciones en mi piel. La forma tan increíble y sensual en la que él me hizo suya es algo que no voy a poder sacar tan fácilmente de mi mente.Había conseguido lo que necesitaba, pero ¿a qué costo? ¿Realmente me he unido a este lobo como su Mate? ¿O él ha caído en el hechizo de mi camuflaje para que piense que soy uno de ellos?Lo que sentí mientras recorría cada centímetro de mi piel, la forma en la que me poseyó como si fuéramos uno solo y la marca que ha dejado en mi cuello me estremecen, realmente estoy preocupada por lo que pueda suceder, no sé si he cometido un grave error al dejar que todo eso pasase entre nosotros.Kaladdarius no quería dejarme ir, pero al fin consigo alejarme lo suficiente del castillo como para extraer las gotas de sangre que obtuve al morder sus labios.—Consíguela de cua
KaladdariusHe pasado cinco días en agonía esperando volver a verla, por un motivo desconocido, Azura no ha vuelto al castillo, ni siquiera me ha enviado algún mensaje, nada que me indique el motivo de su silencio, sin embargo, estoy seguro de que ella aparecerá esta noche.Pienso en ella y en lo que hicimos esa noche en la oscuridad de mi habitación secreta y mi cuerpo se estremece, mientas que mi lobo aúlla por su regreso. A penas ha salido la luz del sol de la mañana, el tiempo se me estira como si fuese eterno esperando la gran noche.—Hermanito, ¿por qué andas tan pensativo? Eso es inusual en ti —bromea Belladaria.Resoplo y me hago a un lado en el balcón donde me encuentro observando el amanecer.—Feliz cumpleaños —le digo con una media sonrisa.—Feliz cumpleaños para ti también —responde dándome un ligero codazo amistoso.—¿Crees que las cosas cambien para nosotros después de esta noche? —pregunto sin apartar la vista del horizonte.—¿Por qué habrían de cambiar? Yo no me siento
AzuraLas manos no paran de temblarme mientras mi hermana y yo vamos en el carruaje que nos lleva hasta el castillo lunar donde la solemne fiesta ya ha comenzado.Nadie sabe que somos hermanas gemelas, así que, Azura y yo, ocultas bajo vestidos idénticos, compartimos una mirada llena de complicidad. Somos dos almas entrelazadas en un secreto que ni siquiera la luna llena puede revelar. Azella, ese es nuestro nombre ante el mundo, una fusión de identidades que debemos mantener a toda costa. La soledad ha sido nuestra compañera constante, un precio a pagar para poder lograr nuestra venganza.En la penumbra del carruaje, Marcella, mi hermana gemela, se transformó de nuevo. Para los ojos curiosos que me vieron subir al carruaje, yo iba sola, pero cuando cerramos las puertas, mi hermana, que iba en mi mano convertida en una araña negra, volvió a su forma humana.A lo largo de los años, nos habíamos vuelto expertas en mantener nuestro secreto, tejiendo una red de mentiras que nos había perm
KaladdariusElla resplandece con un brillo tan único y excepcional, incluso más que el más bello de los diamantes de la joyería del palacio. Sin pensarlo ni un segundo los cambiaría a todos por ella. Por una sonrisa de esos labios carmesí o por una mirada abanicada con sus pestañas.Azura es mi mundo entero, la razón por la que vivo ahora. Le tomo entre mis brazos, sin importarme que todo el mundo nos esté viendo; después de todo, este es mi cumpleaños, así que sé bien que soy el protagonista esta noche.—¿Bailamos? —ofrezco mi mano, ella la observa con detenimiento y entonces me sonríe con dulzura y las mejillas rosadas.—Sí —susurra.Entrelazo nuestras manos y la llevo hasta la mitad de la pista bajo la mirada atenta de varios lobos del palacio. Rhea y Sorin, sobre todo, no apartan los ojos de la chica que me acompaña.Pareciera que la música misma se hubiese detenido para observarnos. Levanto la mirada hacia el trono, donde mi padre y mi madre miran con atención.En los ojos del re
AzuraEs la primera vez que veo tan de cerca a la hermana gemela de Kaladdarius. La chica es realmente hermosa, sin duda le hace honor a su nombre y se parece bastante a su madre y a su hermano. Sin embargo, ella no posee la misma mirada cálida y de devoción que me da él.En cambio, Belladaria me observa de forma inquisitiva, como si su instinto le dijera que no puede confiar en mí.—¿Por qué no esperas igual que los demás? —recrimina Kaladdarius colocándose ligeramente delante de mí de manera protectora.—Soy tu hermana, no tengo por qué —se excusa encogiendo los hombros. Enseguida avanza hasta mí y extiende su mano para estrechar la mía.Trato de controlar los espasmos de mi cuerpo para que no se dé cuenta de que estoy temblando. Todo esto me está sobrepasando a límites que no creí que fuesen posibles.Le doy mi mano y ella la aprieta con un poco más de fuerza de la necesaria, no obstante, intento fingir que no me ha dolido.—Mucho gusto, tú debes ser la famosa Belladaria, es un hon
AzuraMis piernas tiemblan ante la imponente presencia de Lucian. Sabía que el rey se daría cuenta de que no soy quien digo ser. Miro a todos lados buscando el apoyo de mi hermana, pero con su tamaño actual ni siquiera soy capaz de ver dónde está.Mi corazón martillea sin descanso dentro de mi pecho, como si quisiera huir de la realidad que se cierne sobre mi cabeza como un agujero negro dispuesto a tragarme.—Yo… yo… —balbuceo sin saber realmente qué decir. Siento los miles de ojos de los invitados puestos sobre mí e inevitablemente escucho los murmullos que dicen cosas espantosas.Toda mi vida me preparé para este momento, para estar aquí y cumplir la venganza, pero ahora no puedo. Todo lo que quiero es huir de aquí y evitar una muerte segura. Observo a Kaladdarius, quien me ve con ojos anhelantes… no puedo lastimarlo a él, no me importa lo que haya hecho su padre, no puedo.—Azura, no escuches a mi padre.—¡Kaladdarius! —reprende la reina levantándose del trono.Salgo corriendo a t