CAPÍTULO XVI

Todos sus compañeros querían ir a celebrar. Como sucedía en ese tipo de organizaciones, ciertas informaciones no eran por completo confidenciales. Ya todos sabían que Fira había ido en persecución de un sospechoso, también que había entrado en combate con un vampiro por lo menos cien kilos más pesado que ella y con una buena cabeza y media de altura de diferencia. No sabían qué estaba haciendo y no importaba, lo que sí lo hacía era el hecho de que él estaba en un contenedor médico para recuperación de heridas graves mientras ella estaba allí, de pie en el vestíbulo de la clínica de la base, vistiendo un delgado pijama médico que con mucha amabilidad le habían prestado.

Adolorida hasta la médula, pero de pie.

Eso era bueno, condenada y malditamente bueno.

―¿Qué pizzería está abierta a

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