BREBAJE AZUL Y DESPEDIDAS.

Adrián.

Mis ojos contemplaban el líquido azul contenido en el recipiente de cristal. Recordando las explicaciones de Yahadet, quité la tapa del pequeño frasco y me lo tomé sin respirar hasta la última gota, dejando de un lado el temor del efecto que aquel brebaje podía producirme. Si era la muerte, entonces ya era tarde, pero debía arriesgarme; lo que había vivido los últimos días fue muy real. Pude sentir cómo el líquido recorrió mi cuerpo, penetró en mis venas, primero frío y luego tibio; noté cómo los rabihats de mi cuerpo se iban volviendo azul como los vi en ellos; giré para colocarme de espalda frente al espejo; detallé los de mi espalda y vi que también se tiñeron de azul.

Hice todo tal y como me lo indicaron los centinelas, di instrucciones en la casa y dejé todo arreglado para mi partida, aunque Violeta y Pablo mostraron cara de no estar de acuerdo por lo rápido de mi estadía. El tiempo apremiaba. Me recosté un momento, sentí cómo mis músculos se relajaban y se me despe
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