AZAHARA. —¿Has tocado su nariz? A veces pienso que no respira… —Tranquila… Lo he comprobado, lo hace lento, pero lo hace… y no es para menos, aún está débil… haré más té y lo pondré en sus heridas. —Iré por leña… —Ten cuidado. Hakim quería abrir los ojos, pero le estaba costando demasiado, incluso cuando comenzó a agitarse, le dolieron mucho las costillas. Él podía escuchar las voces. Ambas femeninas, había un olor característico a madera muy cerca de él y a plantas hervidas. Se volvió a dormir, no sabía cuánto tiempo estaba en la intemperie, pero cuando sus ojos volvieron a abrirse pudo ver la cabaña, con techos altos, y algo de vapor que salía, de no sabía dónde. Intentó levantarse, su cuerpo lo instó a toser, y la mujer que estaba en la cocina de aquella cabaña húmeda, fue rápidamente a su sitio colocándole un pañuelo en la boca. —Despacio, majestad… —susurró y Hakim apretó sus dientes cuando todo el cuerpo fue un tintineo de dolor. Tomó bocanadas de aire, e intento control
UN LUGAR SEGURO POR AHORA. Hakim luchaba contra la oscuridad que lo envolvía, su mente se debatía entre la realidad y la confusión de su situación. “¡Hakim… por favor… no me dejes…!” … El grito de Rania lo agitó en demasía, y su cuerpo se movió todo el tiempo. —Rania… —su voz susurró mientras Azahara secó su frente, y retiraba un vendaje de su pecho. La debilidad y el dolor se apoderaban de su cuerpo, y conforme se sumía en un sueño profundo, fragmentos de recuerdos comenzaron a surgir en su mente. Se vio a sí mismo, quince años atrás. Azahara estaba a su lado, radiante y llena de vida. La imagen cambió bruscamente, y Hakim se vio a sí mismo enfrentando la pérdida de Azahara, y de su hijo. La noticia de la muerte de Azahara resonó en los pasillos del palacio, y luego le informaron que ella ya había sido trasladada para preparar el cuerpo. En Omán hacían un ritual, nunca más veían el cuerpo después de haber fallecido, sino que este era envuelto en vendas y aceites esenciales y lo
PLAN. Hakim procesó las palabras de Mahir mientras su mente se sumergía en un torbellino de emociones. La idea de unirse a los rebeldes era arriesgada, pero entendía que era la única opción para enfrentar la amenaza de Samir y recuperar el control del palacio. Sin embargo, la mención de Rania en ese contexto lo dejó perplejo. —¿Rania? —preguntó Hakim, frunciendo el ceño—. ¿Cómo puede ayudarnos en esto? Mahir miró al rey, no quería decirlo abiertamente, pero solo faltaba tres dedos de frente para saberlo. —Todos saben que desde que eligió a la señora Rania como su esposa, su hijo Samir… Hakim apretó los dientes, y una fuerte ira lo gobernó. Nunca imaginó batallar contra su propio hijo por el poder, y menos por una mujer en medio de ellos. Sin embargo, Mahir tenía razón. El interés de Samir por Rania se había visualizado desde el primer momento, por ello su enfado las veces que la vio hablando con él. —En el último tiempo confirmé que la señora Rania solo podría está de un lado… —
ESTÁ MUERTO DE CUALQUIER FORMA. —Señora Rania, el príncipe la espera… —Rania asintió de forma lenta, y observó como la criada se retiró de su habitación. Ya se había distanciado de Zulema, luego de hablar estaban tomando todas las precauciones necesarias, aunque la madre de Hakim siempre iba a la habitación de su hijo y trataba de tranquilizarla. La verdad es que Zulema era una mujer muy inteligente, y el que Rania tuviera su apoyo absoluto, le daba un poco de aire. Laya, por su parte, era una tumba silente que solo se había dispuesto a cuidar de Omar, mientras ella, trataba de esconder sus lágrimas, la angustia, y sobre todo el dolor cada noche que cerraba los ojos. Habían pasado dos semanas, dos eternas semanas, y las noticias nunca eran esperanzadoras. Se levantó de la silla, sabía lo que tenía que soportar en esa cena, porque además de la tensión que le generaba Samir, ahora le sumaba la gran inestabilidad de Adilá. Literalmente era una lucha diaria. Pero no se removía por el
Sal de compras… La cena continuó en medio de un silencio incómodo, interrumpido ocasionalmente por el tintineo de cubiertos y copas. Rania luchaba por mantener la compostura, ella quería irse lo más pronto posible y desatar el nudo en su garganta, pero estaba aquí para enfrentar a este hombre horrible. Ni siquiera podía imaginar un día que se estuviera casando de nuevo con este hombre, no cuando la lastimó tanto, y no cuando había entregado a su amor a un solo hombre. Hakim era su único hombre para siempre, y ahora mismo no sabía cómo, pero no permitiría que él la tocará de forma íntima. En su corazón ardía una llama de resistencia, una determinación silenciosa que prometía no dejarse vencer fácilmente. Iba a luchar hasta su última instancia. Después de la impactante revelación sobre la muerte de Mahir, Rania se sumió en un mar de pensamientos. No podía evitar cuestionar la veracidad de las palabras de Samir, pero sabía que cuestionarlo en ese momento solo empeoraría las cosas. Ma
No, no, no…Rania salió de la oficina de Samir con una sensación agridulce. Había conseguido la oportunidad que necesitaba, pero también sabía que estaba adentrándose en aguas peligrosas. A medida que se dirigía a su habitación, su mente trabajaba a toda velocidad. La nota que recibió de la en el grupo de criadas le había dejado con más preguntas que respuestas, pero cualquier cosa era mejor que quedarse con Samir.A la mañana siguiente, Rania se despertó con una determinación en sus ojos. Tomó a Omar en sus brazos, y sus ojos se nublaron cuando su bebé le ofreció su primera sonrisa.—Eres igual a tu padre… demasiado hermoso… —acarició sus mejillas mientras Omar hizo unos sonidos.Ya tenía más de dos meses, y cada vez se veía más bonito.—Buenos días, mi señora… —Laya entró a la habitación con el biberón, y lo frotó en sus manos—. Este chico está muy sonriente hoy…—está hermoso…Laya asintió y miró su atuendo.—¿Va a salir? —Rania no le contó nada, prefería ir por las ramas sin alert
Se lo diré…El ambiente en la mesa se volvió tenso cuando Rania notó la presencia inesperada de Yassira. Sus ojos se encontraron por un breve momento, y en ese instante, un torrente de emociones y recuerdos la invadió.La impotencia, la rabia, muchas cosas de las que estaban sucediendo se debían a ella, ahora solo quería lanzarse encima de la mesa, y arrancarle el cabello. Porque, a decir verdad, era la verdadera culpable de sus desgracias.Sin embargo, Rania no permitió que esa sorpresa la desestabilizara y se enderezó, recogió la joya caída y retomó su compostura.—Samir, ¿qué significa esto? —preguntó, intentando mantener la calma, pero, aun así, su pecho subía y abajaba con fuerza.Samir se aclaró la garganta.—Una cena familiar con mi madre…Rania apretó los dientes, sintiendo que algo estaba mal. La mirada de Yassira le decía más de lo que Samir estaba dispuesto a admitir.—¿Cómo? Yassira ha sido culpada de intentar asesinar a mi hijo… ¿Cómo es posible?Samir se restregó los ojo
Alivio inmediato… Zulema cerró la puerta tras de sí, dejando a Rania sumida en sus pensamientos. La habitación estaba llena de vapor por el baño, pero la mente de Rania estaba más nublada que nunca. Se secó rápidamente, se vistió con una bata y salió del baño hacia la habitación donde la esperaba Zulema. La expresión en el rostro de Zulema reflejaba una mezcla de curiosidad y preocupación. Rania se sentó en la cama y miró fijamente a la mujer, que a pesar de todo los que estaba pasando se veía como una roca, y ella deseó tener el mismo temple. —Antes de empezar, quiero que entienda que lo que te voy a contarle debe permanecer en secreto… Nadie debe saberlo, así las cosas, mejoren o no… —Rania buscó la mirada de Zulema, asegurándose de que la mujer entendiera la gravedad de sus palabras. Zulema asintió solemnemente, indicando su compromiso de guardar el secreto, y ella respiró hondo y comenzó a relatar la verdad que había mantenido oculta durante tanto tiempo. —Mi criada… Laya… no