REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 75. La mitad que me faltabaDespierto con la sensación de que apenas he dormido unos minutos, pero la luz tenue que se filtra por las cortinas me dice que ya casi es mediodía. Hay un extraño silencio en la habitación, un contraste abrumador con la intensidad de lo que pasó hace solo unas horas.Me giro lentamente en la cama, pero el lado de Christian está vacío. Aún está tibio, y eso significa que no se ha ido hace mucho. Cierro los ojos por un instante, tratando de procesar todo lo que ha pasado en los últimos días. Mi cuerpo está cansado, pero mi mente no deja de trabajar, dándome vueltas una y otra vez.Respiro hondo y me obligo a levantarme. Salgo de la habitación y lo encuentro en la sala, de pie junto a la ventana con una taza de café en la mano y el ceño ligeramente fruncido mientras revisa su teléfono. La luz le da un tono dorado a su piel, y por un momento me quedo observándolo en silencio. Hay algo en su postura, en la manera en que se mueve de un la
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 76. Una amenazaDos días más tarde tengo los informes perfectamente listos y miro de reojo a Christian mientras entra en la sala de juntas de Crown Capital. Sé que debe estar pensando por qué no le he dicho el motivo de la reunión, pero negocios son negocios.—¿Estás molesto porque no has podido espiarme? —le pregunto en un murmullo y me responde de la misma manera, acercándose a mi oído.—Por supuesto que estoy molesto, pero te lo voy a cobrar en nalgadas esta noche así que eso me hace muy feliz. Conclusión: ¡tú me pones bipolar, mujer! —suspira y yo me muerdo los labios para aguantar la risa porque las cosas que se le ocurren a este…Finalmente todos entran y se sientan en la sala de conferencias de Crown Capital, y yo voy dejando frente a ellos los documentos que Regina me encargó.—Caballeros, ese es el informe de sus ganancias del trimestre —dice ella, pero de las dos carpetas que tienen enfrente, Viggo se lanza directamente por la segunda y encuentra la
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 77. Una peligrosa verdadEl auto avanza a toda velocidad por las calles de la ciudad, pero siento que no nos estamos moviendo lo suficientemente rápido. Mis manos tiemblan sobre la pantalla de mi teléfono mientras marco una y otra vez, pero nadie contesta. El pitido monótono de la línea sin respuesta retumba en mi cabeza, haciendo que mi respiración se vuelva más errática.—No contesta… —murmuro con la garganta apretada y Christian, con los nudillos blancos sobre el volante, acelera más.—Trata otra vez.Lo hago. Y otra vez el mismo tono de llamada, seguido por el silencio que me hiela la sangre.—Dios… Ninguna de las dos contesta. —Cierro los ojos, sintiendo un nudo formarse en mi estómago—. ¿Y si les hicieron algo?—No pienses en eso —dice Christian con firmeza, sin apartar la vista de la vía—. Vamos a llegar en unos minutos.Pero cada minuto se siente eterno. Cada semáforo, cada curva en la carretera es una barrera entre la única persona que realmente me ma
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 78. No es justoMis pies no se mueven. Mi cuerpo entero se siente paralizado.Mildred me mira una última vez y cierra la puerta sin decir nada más; y yo me quedo ahí, sintiendo cómo todo se desmorona a mi alrededor.Los brazos de Christian me rodean y ni siquiera tengo que decirlo, no sé qué haría sin él en este momento, probablemente solo habría alcanzado para sentarme en la acera o algo así. Me sube al auto y maneja en silencio mientras yo miro por la ventana con expresión perdida. Mis manos están frías, mi mente todavía atrapada en la imagen de Alma llorando.—Ellas van a entender —dice Christian de pronto, y su voz es baja, pero está llena de una seguridad que de verdad quisiera tener—. Solo tienes que decirles la verdad.Suelto una risa amarga porque por más que trate de decir cómo es, no lo entendería.—¿La verdad? —Mi voz tiembla mientras trato de aguantar las lágrimas—. ¿Cómo le explico a una niña que su madre la abandonó porque creyó que era lo mejor?
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 79. Un rincón especialChristian tenía razón, hay decisiones que solo se toman con la cabeza fría, y digo “la cabeza” porque el corazón lo voy a tener caliente por mucho tiempo. Saco el teléfono y marco un número sin dudar.—Ruby —es mi único saludo y después de tantos años por supuesto que sabe reconocer el tono.“¿Qué pasa, Venenito?”—Necesito que me prestes tu bat3 —sentencio y lo único que se escucha al otro lado de la línea en un silencio inquietante.“¿Solo nosotras o también va Regina?”—Ella también —suspiro—. Las necesito a las dos.Y esa voz que casi siempre suena divertida, de pronto se convierte en una cosa oscura, peligrosa y difícil de describir, como si hablara desde el fondo de una caverna maldit@.“¿A quién vas a romperle la cara?”—Vanessa fue a buscar a mi hija —digo sin más explicaciones y sé que no las necesita.“Dame diez minutos. Llamo a Regina y te vemos donde me digas”, me asegura.—Te mandaré la dirección cuando la tenga —digo mientr
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 80. El peso de las decisionesEl puerto está envuelto en una penumbra inquietante, con las luces parpadeantes de los faros reflejándose en el agua negra como el petróleo. No hay ruidos humanos, solo el susurro del viento que se enreda entre las estructuras metálicas y el crujido ocasional de las embarcaciones amarradas.Vanessa tiembla en el suelo, su respiración se oye entrecortada y su piel está pálida pero no es por el miedo, al menos no todavía.Me mira con rabia y sé que tiene mucho que decir, así que es mejor que lo diga pronto, porque yo también tengo unas cuantas cosas atoradas en la garganta.—¡Estás desquiciada! —escupe mientras frota sus rodillas lastimadas y yo dejo escapar una risa baja y llena de sarcasmo.—Y aún así soy la única que parece cuerda de todos los que compartimos sangre —espeto—. Yo estoy reaccionando, pero los causantes siguen siendo ustedes.—¡Mi hermano se va a morir por tu culpa! —grita y me agacho a su lado.—Tu hermano se va a
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 81. Un nuevo destinoEscucho a Vanessa gritar, sollozar, maldecirme, desesperarse… pero ya no hay marcha atrás. Sigue moviéndose mientras Ruby deja que el gancho descienda lentamente sobre ella y finalmente, cuando está a menos de veinte centímetros de sus piernas, por fin lo suelta.El impacto es brutal. El crujido de los huesos rompiéndose resuena en la noche como cientos de disparos. Vanessa suelta un alarido desgarrador que se convierte en un grito sordo cuando su cuerpo colapsa. La sangre brota de sus piernas en un torrente oscuro, empapando el suelo de cemento y tiñéndolo de rojo en un círculo estrecho allí donde la piel ha reventado por la presión.Sus manos se aferran a su propio torso como si pudiera sostenerse a sí misma, su boca se abre pero eventualmente ese grito se queda sin sonido.—Listo, creo que esto ya está —digo después de un par de minutos cuando veo que está a punto de entrar en shock.Ruby eleva el gancho de nuevo y miro las piernas de V
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 82. Las palabras más dolorosasMi estómago se aprieta. Sé que Christian tiene gente vigilando a Alma pero el simple hecho de que llamen me eriza la piel.—¿Qué está pasando? —pregunta Christian con tono duro y al otro lado del teléfono sale una voz grave y concisa.“La niña”, responde Ranger, y mi corazón se detiene por un segundo. “Se salió de la escuela fuera de hora y está subida a un autobús”.Me levanto de golpe y no puedo evitar que el miedo se apodere de mí.—¿Qué…?—¿Dónde está ahora? —pregunta Christian que al parecer es el único capaz de mantener la calma.—Sentada dos asientos por delante de mí —responde el hombre con tranquilidad—. Estamos en el centro de la ciudad y… espera… espera, se está levantando, creo que está a punto de bajarse.Mi pecho se contrae y espero lo que parece una infinidad.—¿Dónde? —pregunto, sintiendo cómo la ansiedad me sube por la garganta.Hay un silencio tenso por unos segundos hasta que Ranger responde:“Listo, ya bajamos