REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 89. Una sorpresa especial.No tengo que decir nada más, puedo ver el asco y la rabia en los ojos de Elsa, el miedo en los de Tom, y no tengo muchas dudas sobre cómo terminarán las cosas entre ellos.Christian me envuelve en un abrazo apretado y yo me derrito contra su cuerpo porque está bien sentirme bien cuando estoy cuando el hombre que amo, aunque el maldito mundo se desmorone alrededor.—¿Ya tomaste una decisión sobre lo que quieres hacer con él? —me pregunta y yo lo miro tranquila.La verdad es que lo último que quiero es ligar mi nombre a todo el proceso legal que sería meter a Tom a la cárcel, y no creo que sea necesario. No podría estar más… impotente a partir de ahora.—Christian —pregunto con un suspiro—. ¿Podrías hacer desaparecer la denuncia que pusimos en la comisaría?Él me observa por un momento, midiendo mis palabras, pero asiente rápidamente.—Lo que tú quieras —responde—. ¿Pero estás segura de que no quieres meter a ese tipo a la cárcel?Resp
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 90. Las personas que amamosPor un momento, no sé qué decir. Me quedo paralizada, con el corazón latiéndome fuerte en el pecho, porque no entiendo qué está pasando.No hay ninguna razón lógica para que Alma y Mildred estén aquí, no entiendo cómo esto puede ser una sorpresa de Christian o…Me tenso instintivamente cuando veo a Mildred dar un paso hacia mí. Su expresión es seria, preocupada, y sujeta con fuerza la mano de Alma, que parece nerviosa y hasta un poco asustada.—Supongo que te debo una disculpa enorme —dice Mildred con la voz más suave de lo que imaginaba, y yo despego los labios, pero nada sale—. La forma en que reaccioné —continúa—. No sabía que me estaban mintiendo. No sabía la verdad. Lo lamento mucho… y aun así creo que serás capaz de comprender que estaba tratando de proteger a mi hija.Mis ojos se llenan de lágrimas antes de que pueda evitarlo.—Lo sé —intento hablar aunque me cuesta. No esperaba esto. No esperaba nada de esto—. Quizás debí de
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 91. El resto de una vida de venganzaLa cena transcurre llena de risas y bromas mientras le preguntamos a Mildred por su nuevo pretendiente. Sé que en los últimos años ha estado tan pendiente de su enfermedad y de Alma que no ha tenido tiempo para nada más. Sé lo que es vivir así, y cuando nos miramos por un instante, sabemos que ninguna de las dos tiene que seguir sola de nuevo.—Esquiar… ¡no sé esquiar! —se espanta Mildred y yo le aseguro que le enseñaré mañana a primera hora.La comida es de un restaurante cercano, pero al final Christian se lleva todo el crédito por haberla pedido, como si fuera un chef de cinco estrellas. La casa huele a comida caliente y a vino, y la sensación de hogar me golpea de una forma que no esperaba.Después de comer, Alma se despide con un bostezo y se va a su habitación. Cae en la cama como un tronco y Mildred y yo nos quedamos mirándola desde la puerta del pasillo.—¿Puedes creer que había un tiempo en que se le podía cargar i
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 92. Las tías de AlmaRegresamos a la cabaña cuando el sol comienza a teñir el cielo de tonos naranjas y rosados. La nieve refleja la luz matutina con un brillo casi cegador, y el aire frío nos golpea en la cara cuando entramos. Mis botas crujen contra la alfombra al cruzar la puerta y, antes de que pueda quitarme el abrigo, Alma nos está esperando con los brazos cruzados y una expresión de falsa severidad en el rostro.—¿Dónde estaban? —pregunta con voz firme, aunque sus ojos solo reflejan diversión.Me muerdo el labio para no reírme y miro a Christian de reojo. Él carraspea, fingiendo seriedad.—En… un paseo nocturno —responde rascándose la nuca.Alma entrecierra los ojos con suspicacia y asiente lentamente.—Ajá. ¡Pues están castigados!—¡¿Qué?! —exclamo, llevándome una mano al pecho como si me hubiera ofendido.—Así es. ¡¿Qué ejemplo es ese para una niña de doce años?! —exclama con dramatismo y Christian se ahoga de risa. ¡Si es que son tal para cual!—. ¡No
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 93. Una nueva vida familiarLos días comienzan a tomar un ritmo diferente. La presencia de Alma en nuestras vidas es un cambio enorme, pero no en el sentido caótico que habría imaginado. Todo se siente... correcto, como si siempre hubiera sido así.Mildred y yo establecemos una rutina. Me manda mensajes para recordarme horarios de la escuela, los partidos y las entregas de proyectos importantes. Al principio, la idea de involucrarme tanto me aterraba, siempre parecía que había mil cosas que podían salir mal, y supongo que el miedo a no ser suficiente seguía acechándome en la sombra. Pero como contrapeso tengo a Mildred que no se cansa de repetirme que la vida de los padres siempre es un caos y casi todo sale un poco torcido, pro al final sale.Y no puedo negar que cuando Alma me llama un martes cualquiera para pedirme ayuda con un proyecto, algo dentro de mí se afloja.“Vero, ¿puedes ayudarme con algo de la escuela?” Su voz resuena por el altavoz mientras obse
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 94. Reina del odioHa pasado un año.Doce meses de aprender a vivir sin odio, sin rencor, sin ese deseo de venganza que alguna vez fue mi motor. Doce meses de ver a Christian cada mañana y sentirme segura, amada, completa.Pero hoy tiene esa mirada particular, esa que significa que está tramando algo.—¿Qué pasa? —le pregunto mientras nos acomodamos en la terraza del departamento, y lo veo sonreír porque somos un par de libros abiertos para el otro.Christian deja su taza de café sobre la mesa y me mira con seriedad. Alcanza mi mano, acaricia mis dedos y tira de mi cuerpo hasta que quedo sentada sobre él.—Quiero casarme contigo ya —murmura mientras su nariz roza mi cuello despacio.No me sorprende. No del todo. Pero igual siento cómo mi corazón da un brinco dentro de mi pecho.—¿Así de pronto?—No es pronto, llevamos un año comprometidos y no me estoy haciendo más joven, mujer.—¿Disculpa? —replico tratando de aguantar la risa y él hace un puchero de esos que
Capítulo 1. La esposa perfectaAcaricio mi vientre con una sonrisa, sé que mi embarazo todavía no se me nota mucho porque apenas tengo cuatro meses, pero estoy tan feliz que solo puedo pensar en eso. No es el primero, y cuando recuerdo que Devon y yo hemos perdido dos embarazos anteriores el miedo me asfixia, pero tengo todas mis esperanzas puestas en que todo saldrá bien con este bebé.Bajo a la cocina y la inundo con el olor del café recién hecho. Dejo el desayuno listo, la mesa impecable, el portafolio ejecutivo de mi esposo está preparado y Bonnie, mi suegra, ya está sentada frente a su taza de té con leche, hojeando la sección financiera del periódico como si entendiera algo.Mi esposo entra al comedor con su traje perfectamente ajustado y ese aire de seguridad del que me enamoré. Me envuelve en un abrazo y acaricia mi vientre saludando al bebé, y luego parece recordar algo del trabajo.—Amor, ¿el informe de TradeLink? ¿Crees que deberíamos movernos rápido? —pregunta mientras aju
CAPÍTULO 2. Una verdad desgarradoraEl dolor es lo primero que siento cuando abro los ojos. No es físico, aunque mi cuerpo esté cansado y entumecido. Es un dolor profundo en mi pecho, como si algo hubiera sido arrancado de mí. Y lo fue. Lo sé incluso antes de escuchar una palabra.—Regina... —La voz de Verónica llega suave, como si estuviera tratando de no romperme más de lo que ya estoy. Cuando mis ojos se enfocan la veo ahí, sentada junto a mi cama, con Ruby a su lado.—No... —murmuro con un susurro ahogado, pero no hace falta que diga más. Ellas lo saben, y yo lo sé. Ruby aprieta mi mano, y Verónica me acaricia el cabello con los ojos llenos de lágrimas—. No puede ser… esto no puede estar pasando…—Estamos aquí contigo, cariño —dice Ruby.—El bebé... —susurro y la palabra se queda flotando en el aire como un eco vacío hasta que Vero niega con la cabeza.—Lo siento tanto, Regina…Las lágrimas vienen sin previo aviso, un torrente que no puedo detener. No me importa quién me ve o cómo