REINA DEL MAR. CAPÍTULO 43. Una noticia inesperadaVeo cómo el barco se aleja y sé que Bonnie Finnigan no regresará viva de ese viaje. Su cuerpo no será encontrado jamás, y es lo menos que se merece la infeliz después de todo lo que le hizo a Regina.Sin embargo y aunque este capítulo de nuestras vidas en particular parece terminado, no puedo evitar que el regusto amargo del vómito me suba desde la garganta y me inclino por el borde del muelle para sacar todo lo que tengo en mi estómago.Ren gira rápidamente y me sostiene del brazo, preocupado.—Ey, ¿estás bien? —pregunta sosteniéndome el cabello y yo respiro hondo y lento, porque las náuseas se apoderan de mí sin que pueda evitarlo.—No —digo, limpiándome la boca con el dorso de la mano.—Es normal. No todos los días la adrenalina sube de esta forma ni…—¡No! —repito y lo miro a los ojos—. Algo me pasa. No soy sensible, kenshi. No soy de las que lloran ni vomitan por una escena así. He hecho cosas mucho peores que esta, créeme.Él me
REINA DEL MAR. CAPÍTULO 44. Fuegos en la nocheLa doctora me mira con esa misma cara profesional que puso cuando me confirmó que estaba embarazada. Pasadas la emoción y e espanto inicial, hay algunas cuestiones que resolver con urgencia y esta es una de ellas.—¿Lista? —pregunta, y me doy cuenta de que tengo las manos tan apretadas que me duelen los nudillos.Asiento y trato de relajarme mientras me inyecta anestesia local y hace el pequeño corte sobre mi brazo para retirar el implante. Ya no puedo llevarlo, obviamente, así que hay que quitarlo. El procedimiento dura menos de diez minutos. Un leve pinchazo, un tirón, y listo. Me da una puntada, me cubre la pequeña herida con una venda y me ofrecen agua.Me da un poco de gracia porque estoy tan pálida que pareciera que necesito recuperación. ¿Quién lo diría? Ruby la peligrosa, a punto de desmayarse por semejante noticia.Cuando salgo del consultorio Ren me espera fuera, apoyado en la pared, con las manos en los bolsillos y una sonrisa
REINA DEL MAR. CAPÍTULO 45. Una espinita en el costado.Debe ser la sorpresa o las hormonas, pero definitivamente algo no me deja reaccionar de la mejor manera.—¡No voy a abandonar mi empresa, Ren! —le digo con firmeza y él me encara.—No te estoy pidiendo eso. Solo que no te lances contra los Hall como si nada. Que no te pongas en la línea de fuego. ¡Por una vez! ¡Por nosotros!Lo odio por ser tan razonable, por tener esa voz que suena tan calmada cuando todo se está incendiando alrededorAprieto los puños y me quedo callada unos segundos, pero finalmente cedo, porque el remanente del pitido de la explosión en mis oídos me recuerda al corazón de mi bebé y tampoco quiero ponerlo en peligro. ¡Diablos, estoy embarazada! ¡Todavía me parece demasiado irreal!—Está bien —murmuro—. No haré nada… todavía.—Gracias. Deja que yo me encargue de los Hall, por favor. Te aseguro que no volverán a molestarte a partir de ahora —declara con voz firme y no tengo más remedio que confiar en él. Así son
REINA DEL MAR. CAPITULO 46. Una cita en públicoEl abuelo Kaizen arquea una ceja, curioso y se pone los lentes para ver la foto de la ecografía.—Feliz cumpleaños, abuelo —susurro.Él toma la imagen entre sus dedos y su expresión cambia en un segundo. Pasa del desconcierto al asombro, y luego a una emoción que se desborda como un río crecido.—¿Es...? ¡¿Esto es en serio?! —exclama y Ren y yo asentimos, riéndonos.—Un Toshiro en camino —dice Ren con una sonrisa gigante.—Tu primer bisnieto —confirmo yo y el abuelo se levanta palmeando y haciendo escándalo porque sabemos que no hay cumpleaños mejor que este para él.Finalmente camina hacia mí y me abraza fuerte, como si quisiera protegerme del mundo entero.—Gracias, Ruby. Este... este es el mejor regalo que un hombre como yo puede recibir. ¡Por fin el siguiente heredero de los Toshiro!Sus palabras me calientan el pecho y me hacen arder los ojos. Respiro profundo para no llorar, porque el sentimentalismo no es lo mío pero las hormonas
REINA DEL MAR. CAPÍTULO 47. El dolor más profundoLa amenaza queda flotando en el aire como una nube negra, y veo que Brad se cruza de brazos, disfrutando cada segundo.Hacía mucho tiempo que no lo veía, creí que estaba perdido en esa multitud que se dedica a lamerle el trasero a los Hall, pero al parecer el niño tiene voz propia… o algo así.—Entonces supongo que no investigaste bien —murmuro mirando a Kaori—. ¿No te dijo que tiene la mandíbula torcida y habla ceceando porque se la rompí con un bat3 hace doce años?Kaori se acerca con una inclinación burlona.—Doce años son muchos para guardar rencor, maldit@ zorra y eso es todo lo que importa —declara mientras se levanta de la silla.—Entonces déjame entenderlo: ¿trajiste a Brad aquí para que haga el trabajo sucio por ti, pero no te vas a quedar a verlo?—¿Yo? ¿Para qué me quedaría? —pregunta encogiéndose de hombros con un gesto de indiferencia—. No te quedas viendo cada mosca que matas. Sería una pérdida de tiempo —asegura dándose
REINA DEL MAR. CAPÍTULO 48. RespuestasNo digo una sola palabra.No cuando el abuelo llega con flores y dulces que no quiero.No cuando Ren me acaricia la mano como si fuera a romperme si aprieta muy fuerte.No cuando Regina y Vero se sientan a mi lado a llorar en silencio.Nada.Me hundo en el colchón del hospital como si pudiera desaparecer. Como si pudiera retroceder el tiempo.Pero el dolor sigue ahí, aplastándome el pecho, cortándome la respiración cada vez que parpadeo y me doy cuenta de que todo pasó de verdad.El mundo entero sigue girando y yo estoy atrapada, como una marioneta rota.Ren a veces cree que estoy durmiendo, así que no mide su rabia ni la altura de su voz mientras les grita a sus hombres.—¡¿Cómo que nada?! ¡Tiene que haber algo! ¿Me estás diciendo que todas las maldit@s grabaciones de seguridad de toda una manzana se perdieron a la misma vez?Se oye furioso y frustrado, debe estar desesperado por cortar algo más que dedos. También puedo ver eso en el rostro del
REINA DEL MAR. CAPÍTULO 49. Una negociación Camino directo hacia él, y mis hombres cierran filas detrás de mí.—¿Sabes? —digo, sacando una pequeña pieza de metal chamuscado de mi bolsillo, que Isaías me entregó en el muelle—. Estos cacharros son muy interesantes. El del puerto... y el del restaurante. El mismo diseño, el mismo autor… el mismo cabrón tratando de matarme.Se le escapa una mueca nerviosa, apenas perceptible, y niega.—¡Ya te dije que yo no tuve nada que ver con la explosión en el puerto! —se defiende.—Y yo jamás dije que me lo creyera —replico—. Brad fue quien detonó el dispositivo, pero ese infeliz de mierd@ besa el suelo por donde pisas así que solo tengo una explicación para esto: —sentencio caminando de un lado a otro con aparente calma—. Todo lo que pasó, fue obra tuya.—¡Te dije!—¡Pero luego pienso que no puedes ser tan estúpido! ¡¿Mandarme a matar?! ¡¿Aliarte con la japonesa para terminar el trabajo?!Tucker se ríe, con esa risa seca y falsa que siempre he odia
Capítulo 1. La esposa perfectaAcaricio mi vientre con una sonrisa, sé que mi embarazo todavía no se me nota mucho porque apenas tengo cuatro meses, pero estoy tan feliz que solo puedo pensar en eso. No es el primero, y cuando recuerdo que Devon y yo hemos perdido dos embarazos anteriores el miedo me asfixia, pero tengo todas mis esperanzas puestas en que todo saldrá bien con este bebé.Bajo a la cocina y la inundo con el olor del café recién hecho. Dejo el desayuno listo, la mesa impecable, el portafolio ejecutivo de mi esposo está preparado y Bonnie, mi suegra, ya está sentada frente a su taza de té con leche, hojeando la sección financiera del periódico como si entendiera algo.Mi esposo entra al comedor con su traje perfectamente ajustado y ese aire de seguridad del que me enamoré. Me envuelve en un abrazo y acaricia mi vientre saludando al bebé, y luego parece recordar algo del trabajo.—Amor, ¿el informe de TradeLink? ¿Crees que deberíamos movernos rápido? —pregunta mientras aju