Escuchar la voz de Nicholas me erizo todo el cuerpo, todos los que estaban jugando conmigo se levantaron de sus lugares, para colocarse a mi lado, para nadie había pasado desapercibido el tono de esa voz y todo lo que este hombre me hacía sentir, y no me refería a buenas sensaciones, no le tenía miedo, pero tampoco quería estar cerca de él.

—¿Qué haces aquí? —pregunté mirándolo sería.

—Vine por ti—dijo como si nada, pero estaba loco si pensaba que yo cedería.

Joss lo miro con cara de asesinarlo, pero su madre fue mucho más inteligente y nos invitó a pasar al despacho, allí resolvería los problemas, sin necesidad de tener audiencia.

Cuando entramos, solo estábamos los tres.

—Creo que la presencia de tu abogado está demás.

—No. No está demás, además no es mi abogado, es mi esposo, así que donde esté yo, se queda el, sino te gusta, no es mi asunto, no se ha que viniste, pero te recomiendo que hables rápido, no estoy para tonterías. —digo sin una pisca de sentimiento.

Era cierto que había