6.- Bienvenida

Se detiene frente a la pequeña casa y me entusiasmo por lo bonita que es. Está muy cerca a casa principal, parece que no hay animales cerca y eso me tranquiliza.

—¡Bienvenida! —Me recibe una preciosa jovencita al bajarme de la camioneta, está acompañada de una mujer mayor—. Soy Haimi —Se presenta emocionada.

—Mucho gusto, Serenity Stewart.

—Ella es mi esposa, Nélida Peterson —presenta George a la mujer.

—Un placer —Me saluda—. Bienvenida al rancho Peterson. 

—Gracias.

Haimi abre la puerta de la casa y empieza a explicarme donde se encuentra todo, incluso el refrigerador está lleno y la casa es más amplia en persona. 

—Aunque aquí tiene todo lo necesario para comer, la cena la serviremos en la casa principal —aclara la señora Peterson—. Espero que nos acompañe todos los días.

—¡Mi abuela hace la mejor comida de todo Miles City! —exclama la chica.

—Entonces tendré que probarla sin falta —menciono, haciéndolas reír.

—Hoy te esperamos como a las 5 para cenar —confirma Haimi.

—No quiero molestar tan pronto —respondo apenada.

—No es molestia —asegura la mujer mayor—. Estaremos encantados de recibirla.

—Creo que ya está todo aquí —comenta el señor Peterson, limpiándose el sudor al dejar la maleta.

—Gracias.

—Ahora la dejamos para que se instale, por favor, si necesita algo, no dude en avisarnos —comenta amable, Nélida—. La esperamos para cenar en la casa, no lo olvide. 

Se van y miro a mi alrededor, no sé cuántos años hace que no hacía una locura como esta, pero tengo que agradecerle a Lupita que me hiciera salir de mi encierro, porque por primera vez en mucho tiempo, me siento animada y emocionada.

El clima es más caluroso de lo que imaginé, así que me voy directo a la ducha para darme un baño con agua fría. Me pongo un vestido amarillo con pequeñas flores azules, me seco el cabello para recogerlo en un moño y voy a la cocina para preparar algo de comer, ya que no quise probar bocado durante el vuelo. Hay una enorme jarra con limonada fresca, que por cierto está deliciosa, preparo un sándwich y me siento a admirar el hermoso paisaje por la ventana. 

Al terminar, recojo todo y acomodo mi ropa en el closet. Finalizo y en ese momento suena mi teléfono.

—Hola, mamá —La saludo. 

—Te he estado llamando a la casa y no me contestabas. 

—No estoy en casa —respondo.

—¿Tomás te invitó a salir?

—No, mamá —pongo los ojos en blanco—. Tomás está de viaje con su mujer y con mis hijos. 

—No es su mujer —replica—. No están casados. 

Adoro a mi madre, pero a veces siento que quiere más a Tomás que a mí.

—Entonces, ¿dónde estás?

—En un pueblo llamado Miles City —explico—. Lupita me regaló un viaje. 

—¿Qué? ¿Cómo se te ocurre irte sola de viaje?

—Mamá… Fue un regalo, no algo planeado. 

—No lo sé, pero esa amiga tuya es muy extraña. 

—Y cuéntame, ¿cómo estás? —pregunto, intentando distraerla. 

—Bien, recordando mucho a tu padre —suspira.

Mi padre falleció hace diez años, y para mi madre fue demasiado difícil, se quedó una temporada conmigo, pero decidió volver a su ciudad natal en México, ya que aquí todo le recordaba a él, además ahí están sus hermanas y se hacen compañía. 

Siempre intentaba visitarla seguido, aunque después de mi divorcio las cosas cambiaron, sobre todo cuando mis hijos se fueron a vivir con Tomás, fui a pasar una temporada con ella y no dejaba de repetirme el gran error que cometí al no perdonar a Tomás, mi madre piensa que al dejarlo, le dejé el camino libre a Adriana, lo que no sabe, es que ese camino se estaba formando mucho antes de que yo lo descubriera, omití eso cuando le anuncié nuestro divorcio y ahora estoy pagando las consecuencias.

—¿Cuándo regresas a Seattle?

—Aún no lo sé, mamá, quiero pasar una temporada aquí. 

—En realidad si necesitas un descanso, te han pasado muchas cosas últimamente. 

Mi cara debe ser un poema en este momento, no puedo creer que mi madre me esté diciendo esto. 

—Tal vez cuando regreses, las cosas cambien con Tomás y todo se solucione.

Era demasiado bueno para ser real, suspiro y en eso tocan la puerta. 

—Mamá, tengo que dejarte, cuídate mucho y te llamó después. 

—Espero que este tiempo te sirva para reflexionar.

—Yo también lo espero, adiós —cuelgo y me acerco a la puerta. 

—Hola —Me saluda, Haimi.

—Hola.

—No quiero molestar, pero mi abuela hizo un delicioso pastel de manzana, ¿te gustaría acompañarnos a comer?

—Claro, voy a ponerme los zapatos. 

Se fija en mis pies descalzos y sonríe. 

—Mi padre no me deja estar descalza por la casa. 

—¿Por qué? —pregunto con curiosidad.

—Dice que puedo enfermarme.  

—A mi me encanta, me relajo. 

—Yo también y lo hago cuando no está —confiesa divertida. 

Salimos de la casa y caminamos unos cuantos pasos para llegar a la casa principal, cuando abre la puerta, me quedó completamente anonadada. Es una casa enorme y tiene una decoración muy moderna, es preciosa. 

—Señora Stewart —Me saluda Nélida, al entrar a la cocina.

—Serenity, por favor —Le pido—. Huele delicioso.

—Hicimos algunos pasteles y pensamos que era buena idea que nos acompañara a comer. 

—Gracias por pensar en mí, con ese olor estoy segura que me van a encantar. 

Me sirve una rebanada, me entrega una taza con café y se sientan para acompañarme. 

—Me encanta está cocina, es enorme —murmuro y ellas sonríen. 

—Es mi lugar favorito de la casa —menciona Nélida.

—¿Su esposo no va a comer? 

—Sí, pero más tarde —responde—. Fue a entregar ganado. 

—¿Él se hace cargo del rancho? —pregunto. 

—No, mi papá lo hace, solo que está de viaje —explica la joven.

—Buenas tardes —Escuchamos que se abre la puerta de la cocina y entra un hombre. 

—Tío Douglas —Lo saluda Haimi—. ¿Dónde está Jasmine?

—En casa de los Marshall —En ese momento se da cuenta de mi presencia y se quita el sombrero—. Douglas Stock —Se presenta—. Una disculpa, no sabía que había invitados.

—Serenity Stewart —respondo. 

—Serenity está alquilando la casita —explica Haimi, emocionada. 

—Ah, que bien, bienvenida a Miles City.

—Gracias. 

—Yo soy el veterinario del pueblo, soy vecino de este rancho y el mejor amigo del vaquero engreído del dueño.

Nélida y Haimi sueltan una enorme carcajada. 

—¿Aún no lo conoce? —indaga, sentándose. 

—Todavía no regresa —explica Haimi—. Y mi papá no es engreído.

—Deja de hablar mal de mi hijo o no te daré pastel —amenaza Nélida con diversión. 

—Perdón —Se aclara la garganta—. El dueño de este rancho no es engreído, es algo presumido nada más. 

Nélida le retira el plato.

—Quiero decir, que es muy buena persona —corrige y le devuelven su rebanada de pastel.

—No le hagas caso —dice Nélida—. Así se llevan él y mi hijo. 

—¿Y qué trae a este humilde pueblo a una mujer tan guapa? —Me interroga mientras come. 

—Mi mejor amiga me regaló unas vacaciones. 

—¿Y estás segura que es tú mejor amiga y no tú peor enemiga? —bromea, haciéndome reír. 

—La pasarás muy bien aquí —asegura Haimi—. Ya lo verás. 

—Ella dice eso porque no quiere regresar lo del alquiler —menciona Douglas, divertido.

—¡Douglas! —Lo regaña Nélida—. Asustarás a Serenity.

Más que asustarme, me tiene muriendo de risa, resulta que Douglas es bastante agradable y me cayó muy bien, aunque me parece demasiado coqueto, pero eso parece parte de su personalidad.

—Bueno, yo me retiro, tengo que ir a recoger a mi pequeña —dice al terminar y se pone de pie—. Gracias Nélida por el postre.

—Nada que agradecer —responde ella amable—. Llévale una rebanada a Jasmine. 

Haimi le prepara un plato y se lo entrega. 

—Nos estaremos viendo, Serenity —comenta al despedirse. 

—Por supuesto —respondo y me guiña un ojo antes de salir. 

—Ese Douglas es tremendo —se ríe Nélida.

—Lo noté. 

—Siempre me ha llamado la atención lo alegre y bromista que es, a pesar de lo que ha sufrido. 

—Es padre soltero —explica Haimi—. Igual que mi papá.

—Aunque en circunstancias completamente diferentes —aclara Nélida.

—Eso sí, mi mamá falleció hace ocho años —menciona—. Y la mamá de Jasmine, se fue con otro hombre cuando ella nació, o sea hace siete años.

—Dijo que no podía hacerse cargo de la niña y la dejó, sin importarle que acababa de nacer —murmura Nélida con pesar.

Se me hace un nudo en la garganta, al escucharlas. 

—Siento mucho lo de tu mamá —expreso con sinceridad, mirándola.

—Gracias, aunque no tengo tantos recuerdos de ella, como quisiera. 

—¿Tú tienes hijos? —pregunta Nélida. 

—Sí, tengo mellizos. 

—¿De verdad? —indaga Haimi sorprendida con su carita iluminada. 

—Sí, tienen dieciocho años. Mi hija se llama Eilani y mi hijo Elán. 

—Me encantaría conocerlos. 

—Les caerías muy bien, estoy segura. 

—¿Y ellos no vendrán? —interroga. 

—Ahora están viviendo con su padre, entrarán a la universidad próximamente y querían pasar una temporada con él, antes de mudarse. 

—¿Por eso estás aquí? ¿Te sentías sola? —pregunta Haimi, haciendo un puchero. 

—¡Haimi! —Nélida llama su atención y sonrió tranquilizándola. 

—Para ser sincera, me ha costado mucho estar alejada de ellos —suspiro—. Hace dos días fue mi cumpleaños y mi mejor amiga me regaló este viaje, pensando en que pudiera distraerme y dedicarme un tiempo solo para mí.

—Hizo muy bien —afirma Haimi—. Aquí te sentirás mucho mejor.

—Gracias.

—Mi pequeña tiene razón, aquí no dejaremos que te sientas sola —confirma Nélida y siento una calidez en el pecho agradecida—. Es hora de preparar la cena —anuncia, poniéndose de pie. 

—¿Me permite ayudarla? —pregunto. 

—Por supuesto —afirma.

En eso escuchamos que tocan la puerta.

—¡Yo voy! —grita Haimi y corre a abrir.

DannyaRent

Hola mis bellas, aquí les dejo otro capítulo, no estoy segura si podré subir entre semana, pero lo intentaré. No olviden que empezamos en Enero con las actualizaciones diarias, mil gracias por el apoyo. Felices fiestas y mis mejores deseos en este próximo año. Las quiero un montón, un abrazo ♥️

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