7.- Un gran susto

    

    —¡Logan! —La escuchamos gritar emocionada. 

    —Es su mejor amigo —explica Nélida—. Y tenía unos meses de viaje. 

    —Lo sé, viajé con él desde Seattle. 

    —¡Qué coincidencia!

    —Hola, Nélida —entra a saludar y le da un enorme abrazo. 

    —¿Cómo estás, hijo? ¿Qué tal te fue?

    —Estoy bien y no la pasé mal, pero extrañaba demasiado a la familia y al rancho —responde—. Hola, Serenity —sonríe al verme.

    —Hola, Logan.

    —¿Qué tal el pequeño Lucca? —interroga Haimi. 

    —Es muy guapo, se parece a mí —comenta orgulloso—. ¿Y Evan?

    —Está de viaje en la ciudad —contesta Nélida. 

    —¿Cuándo regresa? —indaga el chico.

    —No lo sabemos, estaba un poco liado con algunos permisos de exportación —explica Haimi. 

    —Nélida, ¿le da permiso a Haimi para ir al rancho conmigo?

    —Claro, pero no quiero que regrese tarde. 

    —No se preocupe, prometo traerla temprano. 

    —Llévale a Olivia un pastel —Prepara uno, se lo entrega y se van muy contentos—. Presiento que estos chicos se quedarán juntos —menciona al quedarnos solas.

    —Logan me parece muy buen muchacho. 

    —Lo es, yo sería feliz al imaginarlos como pareja, aunque Evan no creo. 

    —¿Por qué? ¿No le gusta Logan?

    —Sí, incluso se lleva muy bien con Liam, el padre de Logan, pero, digamos que es un papá muy celoso, y por supuesto, no quiere que su princesa crezca, no se ha dado cuenta que eso ya sucedió hace tiempo. 

    —¿Qué edad tiene Haimi? 

    —Tiene quince, pero desde que su madre falleció, Evan se ha dedicado a ella por completo —suspira—. Ni siquiera ha intentado rehacer su vida, según él no lo necesita.     

    —Lo entiendo —suspiro.

    —¿Tú tampoco quieres volver a enamorarte?

    —No lo sé, no es algo que esté en mis planes —Me encojo de hombros—. En mi caso, nuestra separación fue a causa de una infidelidad —explico, ya que por alguna razón Nélida me inspira confianza—. Nos divorciamos hace tres años, cuando lo descubrí. 

    —Que triste, hija —murmura—. ¿Y no te pidió perdón?

    —Sí, lo hizo, pero la herida que dejó en mi corazón era difícil de sanar para empezar de nuevo. 

    

    Toma mi mano presionándola. 

    

    —Te conozco muy poco, pero puedo sentir que eres una buena persona y me alegra que te valores lo suficiente para no perdonar una traición, que estoy completamente segura no te merecías, aunque en realidad nadie  merece que la engañen —ratifica—. Soy de las mujeres que piensa que una traición es difícil de perdonar, porque si de verdad amas, no lastimas, buscas siempre el bienestar de tu pareja por sobre todas las cosas. 

    

    —Es lo que siempre he pensado y no podría cambiar de opinión —confirmo—. Ahora no puedo quejarme, llevamos una buena relación, por nuestros hijos, pero nada más. 

    —Eso habla de lo madura que eres, pero te diré lo mismo que le repito a mi Evan —Me observa detenidamente—. Eres muy joven y la soledad es muy triste. Los hijos tarde o temprano volarán del nido y es cuando te darás cuenta que de verdad necesitabas a alguien que esté a tu lado. 

    —Eso es cierto, a veces la soledad me abruma demasiado y añoro a mis hijos. 

    —Entonces hiciste bien en venir, aquí no te sentirás sola en ningún momento, ya lo verás. 

    

    Sonrío agradecida.

    

    —Ahora pongamos manos a la obra o nadie cenará hoy en este rancho —bromea.

    

    Empezamos a preparar la cena y ayudo en lo que puedo, Nélida es una gran cocinera y estoy encantada de aprender de ella. 

    

    Unas horas más tarde, ya tenemos todo listo y preparamos la mesa. Estamos por terminar, cuando regresan Haimi y George. 

    

    —Necesito que regrese Evan —resopla George, quitándose el sombrero—. Tenemos pedidos demasiado grandes y solo él organiza todo eso. 

    —Saluda primero, viejo —Lo recrimina su mujer.

    —Lo siento —Se disculpa, al verme—. Señorita Stewart —saluda. 

    —Serenity —Lo corrijo y asiente. 

    —Abuela, la familia Marshall tendrá una fiesta en algunas semanas —informa Haimi, entrando a la cocina. 

    —¿Y eso? 

    —Ann quiere celebrar que Logan regresó.

    —Bueno, celebraremos entonces —asegura—. La llamaré para saber si necesita algo. 

    —Será una fiesta enorme —aplaude Haimi con entusiasmo. 

    —Como todas las fiestas que ellos organizan —confirma George.

    

    Empezamos a cenar y realmente me siento muy cómoda, la familia Peterson es muy amable y me hacen sentir en familia. 

    Me hablan de las fiestas que organiza la familia Marshall, a las que al parecer asiste todo en el pueblo ya que son increíbles y por supuesto me dicen que no me la puedo perder.

    

    —Permítame, yo recojo —Le pido a Nélida al terminar, quien de inmediato niega—. Por favor —insisto. 

    —Eres nuestra invitada. 

    —A esta invitada le gusta ayudar —respondo. 

    —Entonces ven todos los días —bromea. 

    

    Termino de recoger los platos y me despido, ya que es un poco tarde. 

    

    —Mañana te esperamos para desayunar —dice Nélida. 

    —No quiero molestar.

    —Déjate de tonterías, mujer —Me recrimina—. Te esperamos a las 6. 

    —Me parece que me saltaré el desayuno —menciono divertida y se ríe. 

    —Tienes razón, estás de vacaciones y yo te quiero hacer madrugar —mueve la cabeza como si estuviera recriminándose—. Entonces te esperamos para comer.

    —Eso está mejor—Me despido y regreso a la casa. 

    

    Mientras camino observo a mi alrededor, se siente mucha tranquilidad en este lugar, a excepción del ruido que hacen algunos animales, los cuales me ponen un poco nerviosa y apresuro el paso, apenas llego a la casa y entro como si alguien me estuviera persiguiendo. 

    

    Me quito los zapatos y me dejo caer en la cama, estoy agotada. Unos minutos después, me levanto de un salto, entro al baño para limpiarme la cara y usar mis cremas de noche, dejo mi cabello suelto y me pongo el pijama. 

    

    En ese momento escucho mi teléfono y contesto de prisa. 

    

    —Hola, hijo, ¿todo bien?

    —Hola, ma’ —saluda—. Sí, todo bien, ¿qué tal tu vuelo?

    —Tranquilo y más corto de lo que imaginé —Me recuesto en la cama—. Ya estoy por dormir.  

    —¿Por qué? —indaga— Aún es temprano.

    —Estoy un poco agotada, ¿tu hermana está bien?

    —Sí, está en el jacuzzi imaginando que se convertirá en sirena en algún momento —Se burla. 

    —¡Elán! —Lo recrimino y puedo escucharlo reír. 

    —Mamá —Se queda en silencio unos segundos—. ¿Has hablado con mi padre?

    —Me marcó el día de mi cumpleaños, ¿por qué lo preguntas?

    —Lo he notado algo extraño, incluso siento que está bebiendo demasiado. 

    —Tal vez solo es por el viaje, está disfrutando las vacaciones.

    —Puede ser —suspira, pero su voz suena preocupada. 

    —¿No sabes si discutió con Adriana? —pregunto—. Puede ser eso. 

    —No lo creo, ellos discuten todos los días, así que no me parece que ese sea el motivo.

    

    Su respuesta me toma por sorpresa, ya que pensaba que tenían una buena relación. 

    

    —¿Le has preguntado? —indago. 

    —Sí, pero dice que está bien. 

    —Dale un poco de tiempo, tal vez solo se está relajando del trabajo. 

    —Tienes razón —confirma—. Bueno ma’, no quiero molestarte. 

    —No lo haces, hijo. 

    —Quiero que disfrutes tus vacaciones. 

    —Para ser mi primer día, me ha ido muy bien. 

    —Me alegra escuchar eso —afirma.

    —Los dueños del rancho son muy amables. 

    —Me da gusto —suspira—. Aunque es muy difícil que alguien se porte mal contigo, siempre te ganas a todo el mundo por tu carácter tan amigable.

    —Dices eso porque eres mi hijo.

    —Lo digo porque es cierto —confirma—. Ahora te dejo descansar.

    —Gracias, hijo, saluda a tu hermana de mi parte. 

    —Lo haré, si sale del jacuzzi en el transcurso de la noche. 

    —En lugar de burlarte, deberías usarlo tú también, a ver si eso te relaja un poco. 

    —Yo prefiero ir a la piscina, ahí se disfrutan más las vistas —menciona coqueto. 

    —Compórtate Elán. 

    —Lo hago, ma’, sabes que estoy bromeando —asegura—. Te llamo después, te quiero. 

    —Yo también, hijo, adiós. 

    

    Dejo mi teléfono cargando, apago la luz y vuelvo a acomodarme. 

    

    La cama es cómoda, pero por alguna razón me siento inquieta y no logro encontrar mi lugar por más que lo intento.

    

    Cierro los ojos y es imposible conciliar el sueño, tengo calor y estoy sofocada, siento que en cualquier momento se me acabara el aire. 

    

    Me pongo de pie para abrir la ventana de la habitación y respiro profundo al sentir el aire fresco en mi cara por lo que me siento un poco mejor. Me quito el pijama quedando en ropa interior y vuelvo a la cama. Después de eso, por suerte, no tardo en quedarme dormida. 

    

    Un ruido extraño me despierta, abro los ojos y miro al techo, lo que me hace recordar que no estoy en mi casa, de pronto siento que algo salta sobre mis piernas, me inclino un poco para encender la lámpara que está en la mesa de noche, y al revisar, me doy cuenta que hay un animal paseando por la cama.

    

    Pego un salto y grito asustada, el animal también se asusta con mis gritos y aletea por toda la habitación, mientras yo corro despavorida dando vueltas de un lado a otro asustándolo a tal grado, que no encuentra por donde salirse. No sé quién está más asustado de los dos. 

    

    —¿Qué está pasando aquí? —grita un hombre, al abrir la puerta repentinamente logrando que me detenga al lado de la cama para mirarlo. 

DannyaRent

Hola chicas, espero que estén pasando una semana excelente. Les dejo otro capítulo, espero que lo disfruten, nos vemos la próxima semana para empezar con las actualizaciones diarias. Un abrazo enorme, gracias por tanto ❤️

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