—Lo siento, Evan —Me disculpo aclarándome la garganta y alejándome rápidamente—. Debes pensar que estoy loca, entre el gallo y los coyotes —digo avergonzada.Él está pasando por un mal momento con su hija, me acaba de contar la triste historia de cómo murió su esposa y yo reacciono pensando en besarlo, como si fuera una chiquilla con las hormonas revueltas, sin contar que su hija está a tan solo unos pasos de nosotros.—En realidad, no podía pensar, mientras te tenía entre mis brazos —confiesa y lo miro sorprendida—. Lo mejor es que te deje descansar—Se aclara la garganta—, mañana regreso para hablar con Haimi.Asiento, ya que no sé qué decir ante mi bochornosa reacción.—Buenas noches, Serenity.—Buenas noches, Evan.Lo observo mientras se aleja y muevo la cabeza negando, después de todo creo que Lupita tiene razón, tal vez necesito sexo con urgencia o este hombre pagará las consecuencias de mi abstinencia.Me tranquilizo un poco y entro de nuevo a la casa. Vuelvo a la cama y me acom
Pasé la mayor parte de la mañana hablando con Lupita, colgamos bastante tarde y eso fue, porque yo le dije que tenía que prepararme para la fiesta. Dice que me desconoce por completo y yo también lo hago, jamás he sido una mujer que se deje llevar por lo que siente, muchos años me quedé callada ante la falta de atención de Tomás, y ahora, parezco una mujer desesperada, con ese pobre hombre que debe estar pensando que soy una atrevida. Entro a la ducha y al salir, empiezo a prepararme, dejo mi cabello suelto con ondas ligeras, me maquillo muy natural y me pongo un vestido rojo, con pequeñas flores blancas, que combino con unas sandalias muy cómodas. Estoy a punto de mandarle un mensaje a Olivia, para pedirle el favor de que envíe a alguien por mí, ya que seguramente todos en el rancho se habrán ido, cuando tocan la puerta. Abro y me sorprendo al encontrarme con Evan, está guapísimo con una camisa roja y un pantalón azul, trae su sombrero y sus botas. Está afeitado completament
Al terminar la canción y después de una gran ovación a los vaqueros, las niñas nos llevan a la pista a bailar, disfrutamos unas horas de baile y más comida, no tengo idea de como voy a dormir esta noche con tanta azúcar que comí. —Notaste que a pesar de la manera en que nos observaron en el supermercado, todavía vinieron a la fiesta —menciona Olivia, cuando vamos a sentarnos sin dejar de mirar a su alrededor. —Sí, lo noté, tal vez no te observaban a ti, si no a mí. —No lo creo, pero así es la gente, juzga y después te habla como si nada pasara. —Es incómodo, ¿no crees? —farfullo. —Cuando le das importancia, ahora no hay nada más importante en mi vida que mi familia y no presto atención a las habladurías. —Haces bien. —Y espero que tú también lo hagas, porque todo el día estuviste cerca de Evan, y eso mi querida Serenity, resonará en el pueblo, te lo aseguro. —Hasta ahora no he hecho nada —replico.—Porque no has querido, Evan te devora con la mirada en cada oportunidad que tie
La suavidad de sus labios me hace estremecer, paso mis manos por su cuello para acercarlo más y le doy acceso completo a mi boca, de inmediato me invade con su lengua. Sus manos abren mi bata con prisa y se aleja un poco para observarme detenidamente, sus ojos brillan con intensidad y antes de que pueda pensar en algo, me toma por los glúteos haciendo que pase mis piernas por su cintura para llevarme a la cama. Al llegar, me deja con cuidado y empieza a quitarse la ropa. —Nunca me imaginé que estarías casi desnuda debajo de esa bata —susurra con la voz enronquecida. Termina de quitarse la ropa y verlo completamente desnudo casi me provoca un orgasmo. Se acerca a la cama y me quita la bata por completo, me siento un poco cohibida y al intentar cubrirme, me toma las manos negando con la cabeza. —Eres preciosa, desde el primer día que te vi, no puedo dejar de pensar en ti, me moría por recorrer cada parte de tu piel —murmura logrando que mi respiración se agite mucho más. Me inclino
—Bienvenidos —Nos saluda Liam, recibiéndonos en la entrada. —Disculpa que no te llamara, pero he tenido un día de locos —dice Liv cuando se acerca a saludarme—. Aunque, si no hubieses venido, estaría yendo por ti ahora mismo. —Casi que no la convenzo —expresa Haimi. —¿Y eso? —indaga Liv, mirándome con cara de pregunta. —Estoy un poco cansada —Me justifico. —Pues me alegro mucho que Haimi te convenciera de venir —afirma—. Pasen por favor, estamos en la parte de atrás. Avanzamos junto con ellos y tienen un lugar acondicionado para un reflector, como aún quedan algunos puestos, los niños siguen jugando y comiendo. Saludamos y nos sentamos a conversar. —¿Y Leydi? —Le pregunto a Liv. —Se fueron temprano, su esposo tenía algunas reuniones importantes mañana y no querían llegar muy tarde. —Me cayó muy bien tu amiga. —Es una loquilla, pero la adoro, siempre ha estado conmigo en las buenas y no tan buenas. Eso me hace recordar a Lupita, que por alguna razón siento que no está del t
Encuentro el conjunto de seda en color blanco que empacó Lupita, es un short muy corto y la blusa de tirantes con un escote pronunciado, no es gran cosa, pero cuando tengo la mirada de Evan sobre mí, me siento la mujer más sexi del planeta y quiero disfrutarlo al máximo. Estoy por entrar al baño para cambiarme, cuando mi teléfono timbra y veo que es una videollamada de Elán. —Hola, amor, ¿cómo estás? —Le pregunto, al verlo. —Ma’, decidimos irnos mañana mismo a Portland —dice de pronto. —¿Por qué? ¿Pasa algo? —indago, preocupada—. Está mañana me dijo tu hermana que se irían el fin de semana.—Lo sé, pero me llamaron de la universidad y tengo que presentarme para algunas reuniones esta misma semana —explica. —¿Cómo sigue tu padre?—No sé qué responder a eso, sinceramente no lo veo bien —suspira—. Sé que no es tu responsabilidad, pero cuando regreses, ¿podrías hablar con él? Tal vez eso le ayude.—No se trata de responsabilidades, hijo, Tomás siempre será parte de mi vida y obviamen
El delicioso aroma a café me hace abrir los ojos, ver a Evan, en ropa interior, un poco despeinado, a los pies de la cama con dos tazas en las manos, ilumina mi mañana, el día no podría empezar mejor. —Buenos días —Me saluda, acercándose para darme un pequeño beso en los labios y entregarme la taza. —Buenos días —respondo, somnolienta—. ¿Qué hora es? Siento que nos acabamos de dormir, además sigue oscuro allá afuera. —Son las 4 —contesta. —¿Por qué te levantas tan temprano? —Mi madre despierta a las 5 de la mañana todos los días y estoy seguro que me esperará para desayunar —explica—. Creéme que para mí no es problema que se enteren de que pasé la noche contigo, pero me parece que no te dejarán en paz después de eso y no quiero que te sientas presionada. —Por ahora dejémoslo así —pido, dando un sorbo a mi café—. No quisiera que nadie se enterara todavía. —Eso haremos, por el momento —advierte—. Solo evita socializar mucho con Douglas y con el Sheriff —menciona, divertido—.
Evan se baja con prisa y me abre la puerta. —Me parece que deberías ir tú —Le digo, señalando mis pies descalzos, ya que me quité el otro zapato. Me toma en los brazos y me baja en la puerta, empieza a tocar y Douglas abre. Se sorprende un poco al vernos juntos. —¿Cómo estás? —Le pregunta Evan. —No fue nada grave —responde acomodándose el sombrero, tiene algunos golpes en la cara—. Tu primera visita en mi casa y encuentras todo revuelto —dice avergonzado, mirándome. —Lo importante es que estés bien ¿y Jasmine? —interrogo. —Por fortuna no se dio cuenta de nada y está mañana la llevé a casa de los Marshall, Olivia llevará a las niñas a nadar. —¿No estabas saliendo con la maestra de Jasmine? —cuestiona Evan. —Estamos saliendo, pero esta mujer fue una que conocí hace mucho tiempo, ayer que regresamos de ver la película, la encontré esperándome afuera, quería dinero y le dije que no tenía —explica—. Pensé que había entendido y que se iría, pero no, a las pocas horas escuché ruidos y