—¿En dónde estuviste?
—Regresa a la cama —deje el saco en el respaldo del sofá.
—¡Contestame!
—Calmate y no grites —coloque los zapatos en su lugar y me retire la camisa.
—¡¿Cómo se llama la chica con la que estuviste?!
—No estuve con nadie.
—¡Quiero que te desnudes para comprobarlo! —estaba histérica.
—No exageres y mejor ve a dormir —antes de que pudiera quitarme el pantalón recibí una fuerte bofetada en mi mejilla derecha. Tense la mandíbula al sentir el ligero ardor en mi piel.
—¡Mas te vale que me lo digas!
—Escucha bien lo que voy a decirte porque será la última vez que lo haga —erguí el cuerpo para que notara lo pequeña que es a comparación de mi —. No eres la dueña de mi vida ni mucho menos de mi cuerpo, lo único que me une a ti es un bebé no nato que se estas creando en el interior de tus entrañas. Recuerda muy bien tu lugar porque asi como llegaste puedo sacarte a patadas de mi vida ¿entendiste? —la sujete del cuello con rabia —. No vuelvas a tentar al demonio que tienes frente a ti… no conoces de lo que soy capaz ¿queda claro? —asintió con la cabeza con temor —¡¿Queda claro?!
—Si Drako.
—Te daré todo lo que quieras y desees mientras mi hijo se encuentre en tu útero, después de que nazca no recibirás ni los buenos días de mi parte.
—No merezco que me trates asi —dijo entre lágrimas.
—Entonces comportate como la adulta que eres y resignate a recibir solo migajas de mi parte.
—¡Voy a abortar al bebé!
—No, no lo harás —me burle de ella en su cara —. Te conozco y sé muy bien que solo estás conmigo por conveniencia. Si tu cerebro aun te sirve, razona y deja de amenazarme con una criatura que te traerá más veneficios de lo que nunca hayas tenido en tu miserable vida —nunca han sido de mi agrado las discusiones en pareja es por ello por lo que desde hace mucho tiempo decidí disfrutar mi tiempo libre antes de condenarme a una vida llena de sufrimiento —. Te veo luego —tome la maleta.
—¿A dónde vas?
—A trabajar.
—¿Cuándo vuelves? —me persiguió por todo el pasillo hasta llegar al elevador.
—No lo se.
—Te amo.
—Aja —la ignore por completo, no me gustan las palabras de amor. El chofer me llevo hasta el aeropuerto. El equipo de azafatas ya se encontraba listas para el vuelo.
—¿Qué tal? —dijo Hayden al verme subir al avión.
—Mmh, del horror— colgué mi saco en un gacho.
—¿Qué sucedió ahora?
—Deniska está embarazada.
—¡¿Qué?! —el muy inconsciente se levantó de golpe del asiento.
—Lo que escuchaste, no tengo más que decir.
—¿Qué vas a hacer? —el tono con el que pronuncio esas palabras me preocupo más, parece como si el fuera el del problema —. Eres muy joven para ser padre.
—No jodas Hayden, ya tengo 29 años—fruncí el ceño con fastidio.
—Eso ya lo sé, pero a lo que me refiero es ¡que estás dispuesto a corresponder el amor que te tiene Denis?
—Me divorciare de ella en cuanto mi hijo nazca.
—A eso le llamo pensar y vivir como rico —sonrió con burla —. En fin, no quiero decir te lo dije, pero… te lo dije. Debiste cuidarte antes de coger con tu “esposa”
—En fin, el asunto es ese —prepare la aeronave para emprender el viaje en cuanto las azafatas cerraron la puerta minutos antes de elevarme por el cielo. Desde arriba observo el mundo como debe de ser… pequeño e indefenso. Encontré el lugar seguro para mi delicado niño interior que se oculta detrás de las sombras de la bestia en la que me he transformado… soy un monstruo, eso está claro, no niego mi naturaleza, aunque me hubiera gustado practicar otra filosofía distinta.
Me convertí en piloto aviador porque la fascinación que tengo por las aeronaves es demencial, en algún momento pensé en enlistarme a la marina de los Estados Unidos para convertirme en un piloto militar, descarté la idea porque a mí corta edad de 16 años ya tenía la mitad del cuerpo tatuado, algo que no es muy agradable para el ejército. La opción más viable era desfalcar las cuentas bancarias de mi padre, lo hice de esa manera para que entendiera que no me conformo con lo poco que pudo otorgarme o con las mendigas alternativas que me ofreció con la intención de que en un futuro me convirtiera en uno de los socios que se sientan en su mesa a discutir problemas de su compañía.
Avión: Londres torre (aquí) Drako Marchetti.
Torre: Drako Marchetti (aquí) Londres torre, prosiga.
Avión: Drako Marchetti, vertical veta, tres mil quinientos pies de altura, instrucciones para ingresar a tu tránsito.
Torre: Drako Marchetti, autorizado ingresar circuito de tránsito izquierdo a pista uno nueve, viento de los dos uno cero grados con cinco nudos, altímetro tres cero decimal uno dos, notifique en tramo con el viento.
Avión: Drako Marchetti, recibido.
—No me gusta Londres —Hayden se quejó con algo de dolor.
—A ti nada te gusta —golpee su hombro con fuerza.
—Dejame en paz.
—Relajate hombre.
—Voy a creerte solo porque sé que tienes esposa, pero estoy dudando de tu heterosexualidad.
—¿Deseas acaso que te demuestre que tan hombre soy?
—No mi hermano, no quiero perder mi virginidad con un marrano como tú.
—Ya quisieras —nos reímos antes de preparar el pesado metal para que aterrizara. Las llantas del avión chirriaron con el leve impacto en la pista de aterrizaje —. Un vuelo más.
—Excelencia en calidad —restregó sus mansos en mi espalda —. Te invito a comer antes de regresar.
—Con gusto.
—¿Puedo unirme a la diversión? —América es una azafata estadounidense que se ha mantenido dentro del equipo gracias a sus enormes contribuciones.
—Sabes que si —respondió Hayden antes de salir de la cabina.
—¿Tenemos una cita tú y yo? —coloco su mano sobre mi pecho.
—Por supuesto.
—Ok —movió las caderas al caminar. Disfrutamos de una linda convivencia, es común que después del vuelo tomemos un descanso antes de continuar con las labores. Londres es un país maravilloso lleno de cultura y elegancia, aunque cabe mencionar que prefiero los viajes a Alemania, Francia y Polonia —. Me retiro ¿me acompañas? —coloco sus manos sobre mi brazo.
—Con gusto —dije al levantarme de la mesa.
—Drako ¿es enserio? —Hayden susurro a mi oído.
—Tengo que divertirme.
—¿Y Deniska?
—Ella está en casa disfrutando de su embarazo —negó con la cabeza. El americano piensa que con sus absurdas reprimendas podrá hacerme cambiar de parecer. Lo que el desconoce es que fue la azafata quien me propuso pasarla bien.
Adoro los lujos y la extravagancia, es por ello por lo que a los lugares a los que asisto siempre exijo las mejores habitaciones derrochando los millones que poseo. El ahora y el presente es lo único que me preocupa, asegure mi futuro adquiriendo infinidad de propiedades a lo largo y ancho del mundo las cuales las tengo ocupadas con alquiler… la mentalidad de los nuevos ricos es gastar todo lo poco que han ganado comprando ropa de marcas demasiado conocidas, lo que ellos no saben es que los multimillonarios consumimos productos de calidad y mucho más costosos.
—Ya conoces los términos ¿no es asi? —me desabotone la camisa-
—Si —se quitó despacio el uniforme —. En completo silencio… no puedo tocarte más allá de tus piernas.
—Que obediente eres —después de ello la diversión comenzó y al final, como es costumbre los reproches llegaron.
—Gracias, aunque no entiendo porque lo prefieres asi.
—Para mí es lo mismo. No busco tu placer sino el mío.
—Que egoísta eres.
—Tomalo como más lo desees, tu opinión no es importante para mí.
—Desde ahora no podrás satisfacerte conmigo.
—¿Qué te hace pensar que eres importante? —sujete su rostro desde su barbilla —. Existen mujeres más hermosas que tú. No eres la única —simule un beso con mis labios.
—Tonto—pude sentir el odio con el que quería asesinarme —. Regresaras de rodillas rogándome una segunda oportunidad.
—Sigue soñando y te recomiendo que repitas lo que me dijiste en voz alta para que tu cerebro pueda entenderlo y asimilarlo.
—Si que eres todo un patán Drako.
—No pronuncies mi nombre sino es para disculparte —le guiñe un ojo antes de dejarla sola en la habitación.
Regrese al aeropuerto sin ganas de conversar con nadie. El vuelo a Estados Unidos fue más rápido de lo que imaginaba, a las pocas horas ya estaba aterrizando en territorio estadounidense. Preferí quedarme en uno de los penthouse que tengo en muy cerca del trabajo, no me apetece ir a mi casa sabiendo que Deniska está esperándome solo para iniciar un conflicto ficticio donde los dos terminamos jediéndonos el día y le resto de la existencia.Me levante de la cama pocos segundos después de que decidido me metiera a dormir, que ingenuo soy, no he descansado desde hace mucho tiempo de hecho no recuerdo la última vez que repose las ochos horas seguidas que se necesitan para reparar un adolorido cuerpo. Continue con la lectura que había dejado a medias antes de irme a Tokio. Bebi un trago de vodka, pero eso no calmo mi sed, tuve que ir a la cocina para consumir de golpe un litro de agua helada y lo peor de todo es que seguía como en el comienzo, deseoso de saborear algo que ni yo sé que es.<
Cuatro meses después.Solo falta un trimestre para que mi pequeño nazca. Esta mañana el ginecólogo me dio la noticia de que el bebé es un varón, no estaba tan equivocado cuando contrate al diseñador de interiores para que redecorara la habitación de mi hijo en tonalidades más neutras. La realidad es que el resultado fue bastante favorable. Deniska se ha mantenido al margen de su alimentación ya que los encargados de cuidarla lo obligan a comer por lo menos Las tres comidas al día, la muy loca ha intentado varias veces vomitar los alimentos. Con rabia hable con ella para que entrara en razón, su diminuto cerebro está programado con la absurda idea de que debe mantenerse delgada en el embarazo, es obvio que no va a suceder eso por la simple razón de que su cuerpo va a comenzar a hincharse por los enormes cambios hormonales por los que deberá pasar.—¡Callate! ¡No sabes nada, me siento gorda! —arrojo la taza del café en la puerta, el líquido se rego ensuciando todo el muro.—Aja —con tra
Último trimestre de embarazo.—Bienvenido a casa señor Marchetti —la ama de llaves me recibió en la entrada del penthouse.—¿Cómo va todo por aquí? —dejé el saco y la gorra de mi uniformé sobre el respaldo del sofá.—Su esposa no ha podido dormir en estos últimos días que usted estuvo de viaje, los síntomas del embarazo se han incrementado —dijo tristemente —. Hemos tratado de ayudarla, pero… me temo que no es posible.—Me encargare de ello.—Como usted ordene señor.—Mmh — regrese a mi hogar días antes del nacimiento de mi hijo, no podría ni siquiera pensar en dejarlo solo. Respiré profundo antes de entrar a la alcoba donde encontré a Deniska recostada alrededor de almohadas que la ayudan a mantener su abultado vientre cómodo —¿Cómo estás?—Mal —respondió sin abrir los ojos.—Estas a días de dar a luz, es normal.—Lo se. Ven a tranquilizar a tu hijo, está pateándome — señalo el lugar en donde tome asiento para colocar mi mano sobre su barriguita —. Le encanta escucharte.—Hola campeó
—Deposita el dinero en la cuenta del cirujano plástico para que pueda realizarme la abdominoplastia —bebió un sorbo de te caliente.—No.—¿Por qué no?—Ya no es mi responsabilidad.—Claro que sí, soy tu esposa —dijo molesta —. Por si no te has dado cuenta mi vientre quedo flácido y con una enorme cicatriz.—No exageres, solo son diez centímetros —lleve a mi hijo a la ventana para que sintiera el calor del sol.—¡Por culpa de ese mocoso arruine mi cuerpo!—Eso lo hubieras pensado antes de tratar de encadenarme embarazándote— sonreí con burla —. Ninguna mujer puede retenerme. Tu no sabe cuántas veces pague en clínicas privadas para que les colocaran métodos anticonceptivos a mis amantes.—Tu ni siquiera te preocupaste por mí.—Decidiste dejar de tomar las pastillas en el momento menos indicado. Debiste de conocerme mejor antes de suponer que era un ángel caído de cielo que podías chantajear con algo tan delicado como lo es un bebé.—Nos casamos, somos marido y mujer es normal que los hi
He evitado a Deniska todo el mes, no les prestó atención a sus palabras cada vez que intenta fastidiarme la vida con sus reclamos absurdos. La muy inconsciente no ha preguntado por su hijo ni por nada que tenga que ver con él, soy yo el que me he encargado de todas las necesidades de mi pequeño, no me quejo de ello porque es mi responsabilidad como padre, pero es ella la que debe sentir un apego más grande hacia Luka.—Está a cargo de la seguridad de mi hijo —le dije a la niñera.—Si señor, no se preocupe.—Ven acá Luka —bese sus mejillas y acaricie sus manitas —. Papá tiene que ir a trabajar, estaré de regreso lo antes posible. Comprare algo para ti en la India. Te amo campeón.—¡¿Te largas?! —la loca histérica entro empujando a la ama de llaves.—Manténganme informado de todo —les dije a las dos mujeres.—Como ordene señor Marchetti.—¡Te estoy hablando! —Deniska caminaba detrás de mi mientras yo me movía en el pasillo buscando mi maleta —¡Drako!—¡Cierra la jodida boca! ¡Me molesta
Deje la maleta en el aeropuerto, ni siquiera me importo avisarle de la situación a Hayden lo único que hice fue correr a mi auto y encenderlo para salir en dirección de la clínica a toda velocidad. Estuve a escasos centímetros de chocar cuando me pasé el alto de un semáforo. Las llantas del Bugatti rechinaron al impactarse con la acera de la banqueta.—¿Luka Marchetti? —le dije a la recepcionista.—Habitación 102 de terapia intensiva —se puso de pie —. Sígame por favor.—Ok —en la sala de espera encontré a la niñera quien lloraba junto a la ama de llaves. Ambas mujeres se levantaron del asiento para saludarme.—Señor —dijo la ama de llaves.—¿Cómo esta? —dije preocupado.—Muy grave —respondió la niñera —. Posiblemente no sobreviva esta noche.—Joder —incline la cabeza y pellizque el puente de mi nariz —¿Dónde está la perra de Deniska?—Después de que la detuvieron la trasladaron a un hospital psiquiátrico. Le detectaron depresión crónica posparto.—¡Maldita sea! —impacte mi puño en un
Regrese al penthouse con un peso menos que cargar sobre mis hombros. El alivio no llegaría al instante sino tiempo después, justo cuando me acostumbre a vivir con el dolor de haber perdido a mi primer hijo. Corte mi cabello o por lo menos todo lo que me había crecido en todo este tiempo. afeite el bigote y la barba. Limpie mi cuerpo a conciencia debajo de la regadera permitiendo que el jabón resbalara sobre mi adolorida piel.—¡¿Dónde está ese idiota?! —escuche la voz de Robert. Enseguida enrolle una toalla alrededor de mi cintura.—Cálmese profesor, el señor Marchetti está bañándose. Enseguida lo atenderá —dijo la ama de llaves.—¡Perro infeliz! ¡Quiero verlo cuanto antes! ¡¿En dónde dices que esta?!—¿Qué quieres? —con los brazos cruzados me reuní con él en la sala.—¿Qué carajos estás pensando? ¿Acaso quieres perder tu trabajo?—No sé a qué te refieres.—¡Hipócrita! —arrojo su bastón a la alfombra —. Esta mañana llame a la aerolínea y me dijeron que no te has presentado a trabajar
Las puestas del garaje de la casa de Roberts se elevaron para permitirme entrar y estacionar la moto. Apague el motor y deje mi casco sobre la mesa de herramientas. Del interior de cocina un olor a hamburguesas se deslizaba por cada rincón de la propiedad, también pude identificar las especies con las que sazono las papas fritas.—Siéntate a comer —coloco un plato sobre la mesa del comedor con dos hamburguesas repletas de papas —¿Qué tal el viaje?—Bien —le di a primera mordida.>—¿Soy yo o estas más musculoso que antes?—Estoy haciendo más ejercicio.—¿Consumes proteína?—Y creatina —mastique dos papitas.—Estas habiendo un buen trabajo. Tus músculos se ven perfectamente bien formados a través de la camisa que traes puesta —tomo asiento frente a mi —. Divina juventud.—Ya no soy tan joven, acabo de cumplir 30 años.—El mismo día en que falleció Luka.—Mmh —tome mi mochila y le entregue dos fajos de dinero —. Esta es tu parte.—¿Seguirás haciendo tratos con el pe