Capitulo 3.

—¿En dónde estuviste?

—Regresa a la cama —deje el saco en el respaldo del sofá.

—¡Contestame!

—Calmate y no grites —coloque los zapatos en su lugar y me retire la camisa.

—¡¿Cómo se llama la chica con la que estuviste?!

—No estuve con nadie.

—¡Quiero que te desnudes para comprobarlo! —estaba histérica.

—No exageres y mejor ve a dormir —antes de que pudiera quitarme el pantalón recibí una fuerte bofetada en mi mejilla derecha. Tense la mandíbula al sentir el ligero ardor en mi piel.

—¡Mas te vale que me lo digas!

—Escucha bien lo que voy a decirte porque será la última vez que lo haga —erguí el cuerpo para que notara lo pequeña que es a comparación de mi —. No eres la dueña de mi vida ni mucho menos de mi cuerpo, lo único que me une a ti es un bebé no nato que se estas creando en el interior de tus entrañas. Recuerda muy bien tu lugar porque asi como llegaste puedo sacarte a patadas de mi vida ¿entendiste? —la sujete del cuello con rabia —. No vuelvas a tentar al demonio que tienes frente a ti… no conoces de lo que soy capaz ¿queda claro? —asintió con la cabeza con temor —¡¿Queda claro?!

—Si Drako.

—Te daré todo lo que quieras y desees mientras mi hijo se encuentre en tu útero, después de que nazca no recibirás ni los buenos días de mi parte.

—No merezco que me trates asi —dijo entre lágrimas.

—Entonces comportate como la adulta que eres y resignate a recibir solo migajas de mi parte.

—¡Voy a abortar al bebé!

—No, no lo harás —me burle de ella en su cara —. Te conozco y sé muy bien que solo estás conmigo por conveniencia. Si tu cerebro aun te sirve, razona y deja de amenazarme con una criatura que te traerá más veneficios de lo que nunca hayas tenido en tu miserable vida —nunca han sido de mi agrado las discusiones en pareja es por ello por lo que desde hace mucho tiempo decidí disfrutar mi tiempo libre antes de condenarme a una vida llena de sufrimiento —. Te veo luego —tome la maleta.

—¿A dónde vas?

—A trabajar.

—¿Cuándo vuelves? —me persiguió por todo el pasillo hasta llegar al elevador.

—No lo se.

—Te amo.

—Aja —la ignore por completo, no me gustan las palabras de amor. El chofer me llevo hasta el aeropuerto. El equipo de azafatas ya se encontraba listas para el vuelo.

—¿Qué tal? —dijo Hayden al verme subir al avión.

—Mmh, del horror— colgué mi saco en un gacho.

—¿Qué sucedió ahora?

—Deniska está embarazada.

—¡¿Qué?! —el muy inconsciente se levantó de golpe del asiento.

—Lo que escuchaste, no tengo más que decir.

—¿Qué vas a hacer? —el tono con el que pronuncio esas palabras me preocupo más, parece como si el fuera el del problema —. Eres muy joven para ser padre.

—No jodas Hayden, ya tengo 29 años—fruncí el ceño con fastidio.

—Eso ya lo sé, pero a lo que me refiero es ¡que estás dispuesto a corresponder el amor que te tiene Denis?

—Me divorciare de ella en cuanto mi hijo nazca.

—A eso le llamo pensar y vivir como rico —sonrió con burla —. En fin, no quiero decir te lo dije, pero… te lo dije. Debiste cuidarte antes de coger con tu “esposa”

—En fin, el asunto es ese —prepare la aeronave para emprender el viaje en cuanto las azafatas cerraron la puerta minutos antes de elevarme por el cielo. Desde arriba observo el mundo como debe de ser… pequeño e indefenso. Encontré el lugar seguro para mi delicado niño interior que se oculta detrás de las sombras de la bestia en la que me he transformado… soy un monstruo, eso está claro, no niego mi naturaleza, aunque me hubiera gustado practicar otra filosofía distinta.

Me convertí en piloto aviador porque la fascinación que tengo por las aeronaves es demencial, en algún momento pensé en enlistarme a la marina de los Estados Unidos para convertirme en un piloto militar, descarté la idea porque a mí corta edad de 16 años ya tenía la mitad del cuerpo tatuado, algo que no es muy agradable para el ejército. La opción más viable era desfalcar las cuentas bancarias de mi padre, lo hice de esa manera para que entendiera que no me conformo con lo poco que pudo otorgarme o con las mendigas alternativas que me ofreció con la intención de que en un futuro me convirtiera en uno de los socios que se sientan en su mesa a discutir problemas de su compañía.

Avión: Londres torre (aquí) Drako Marchetti.

Torre: Drako Marchetti (aquí) Londres torre, prosiga.

Avión: Drako Marchetti, vertical veta, tres mil quinientos pies de altura, instrucciones para ingresar a tu tránsito.

Torre: Drako Marchetti, autorizado ingresar circuito de tránsito izquierdo a pista uno nueve, viento de los dos uno cero grados con cinco nudos, altímetro tres cero decimal uno dos, notifique en tramo con el viento.

Avión: Drako Marchetti, recibido.

—No me gusta Londres —Hayden se quejó con algo de dolor.

—A ti nada te gusta —golpee su hombro con fuerza.

—Dejame en paz.

—Relajate hombre.

—Voy a creerte solo porque sé que tienes esposa, pero estoy dudando de tu heterosexualidad.

—¿Deseas acaso que te demuestre que tan hombre soy?

—No mi hermano, no quiero perder mi virginidad con un marrano como tú.

—Ya quisieras —nos reímos antes de preparar el pesado metal para que aterrizara. Las llantas del avión chirriaron con el leve impacto en la pista de aterrizaje —. Un vuelo más.

—Excelencia en calidad —restregó sus mansos en mi espalda —. Te invito a comer antes de regresar.

—Con gusto.

—¿Puedo unirme a la diversión? —América es una azafata estadounidense que se ha mantenido dentro del equipo gracias a sus enormes contribuciones.

—Sabes que si —respondió Hayden antes de salir de la cabina.

—¿Tenemos una cita tú y yo? —coloco su mano sobre mi pecho.

—Por supuesto.

—Ok —movió las caderas al caminar. Disfrutamos de una linda convivencia, es común que después del vuelo tomemos un descanso antes de continuar con las labores. Londres es un país maravilloso lleno de cultura y elegancia, aunque cabe mencionar que prefiero los viajes a Alemania, Francia y Polonia —. Me retiro ¿me acompañas? —coloco sus manos sobre mi brazo.

—Con gusto —dije al levantarme de la mesa.

—Drako ¿es enserio? —Hayden susurro a mi oído.

—Tengo que divertirme.

—¿Y Deniska?

—Ella está en casa disfrutando de su embarazo —negó con la cabeza. El americano piensa que con sus absurdas reprimendas podrá hacerme cambiar de parecer. Lo que el desconoce es que fue la azafata quien me propuso pasarla bien.

Adoro los lujos y la extravagancia, es por ello por lo que a los lugares a los que asisto siempre exijo las mejores habitaciones derrochando los millones que poseo. El ahora y el presente es lo único que me preocupa, asegure mi futuro adquiriendo infinidad de propiedades a lo largo y ancho del mundo las cuales las tengo ocupadas con alquiler… la mentalidad de los nuevos ricos es gastar todo lo poco que han ganado comprando ropa de marcas demasiado conocidas, lo que ellos no saben es que los multimillonarios consumimos productos de calidad y mucho más costosos.

—Ya conoces los términos ¿no es asi? —me desabotone la camisa-

—Si —se quitó despacio el uniforme —. En completo silencio… no puedo tocarte más allá de tus piernas.

—Que obediente eres —después de ello la diversión comenzó y al final, como es costumbre los reproches llegaron.

—Gracias, aunque no entiendo porque lo prefieres asi.

—Para mí es lo mismo. No busco tu placer sino el mío.

—Que egoísta eres.

—Tomalo como más lo desees, tu opinión no es importante para mí.

—Desde ahora no podrás satisfacerte conmigo.

—¿Qué te hace pensar que eres importante? —sujete su rostro desde su barbilla —. Existen mujeres más hermosas que tú. No eres la única —simule un beso con mis labios.

—Tonto—pude sentir el odio con el que quería asesinarme —. Regresaras de rodillas rogándome una segunda oportunidad.

—Sigue soñando y te recomiendo que repitas lo que me dijiste en voz alta para que tu cerebro pueda entenderlo y asimilarlo.

—Si que eres todo un patán Drako.

—No pronuncies mi nombre sino es para disculparte —le guiñe un ojo antes de dejarla sola en la habitación.

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